La decadencia del centro
de Torreón y la incuria de los ciudadanos pone
en riesgo nuestro patrimonio inmobiliario, señala el compañero Jesús M. Moreno Mejía en un reciente artículo que se
publica en varios medios escritos y electrónicos de la región entre otros www.hoyacontecerdelalaguna.blogspot.com
, que comparto con mis seguidores de facebook y de
mi revista online, sé que la disfrutarán.
“La historia de un
pueblo es una sucesión de miserias, de crímenes y locuras”.
Anatole France
El Centro Histórico de Torreón se
encuentra actualmente en franco deterioro, pues varios de sus edificios
emblemáticos corren el peligro de venderse y desaparecer, tal como ha ocurrido
con otros viejos inmuebles de ese sector.
Mientras tanto, algunos de ellos se han transformado
en verdaderos esperpentos, al colocar anuncios que cubren su fachada en base a
una absurda modernidad que nadie entiende, como ha ocurrido con el edificio que
otrora fuera el elegante Hotel Salvador, inaugurado en 1904.
Este majestuoso edificio, ubicado en la
esquina de avenida Hidalgo y calle Zaragoza, es considerado un monumento
nacional por ser parte de la historia de Torreón. Hoy en día, el interior de
sus pisos superiores se encuentra en completo abandono, en tanto que algunos
establecimientos comerciales ocupan la planta baja, cuya fachada ha sido
cubierta con sendos anuncios que no debieron ser autorizados por las autoridades municipales.
Esta denuncia pública no es nueva, pues
de ello se han ocupado también la prensa local y el cronista oficial de la ciudad,
sin encontrar una respuesta efectiva de la autoridad, que prefiere enfocar sus
baterías en sus propios proyectos, tales como la instalación de un inútil
teleférico, dizque en aras de que Torreón se convierta en un atractivo
turístico.
Recordemos brevemente que el edificio
del Hotel Salvador fue construido a inicios del siglo XX por instrucciones del
coronel Carlos González Montes de Oca, quien fuera el segundo Presidente
Municipal de Torreón en 1894, cuando nuestra ciudad todavía era considerada una
villa.
El estilo arquitectónico del Hotel
Salvador corresponde al conocido como Chateau de la llamada “Bella Época”
francesa, previa a la Primera Guerra Mundial. El edificio en sí y los servicios
que prestaba hace 100 años eran de primer nivel, e incluso hay testimonios de
visitantes extranjeros que consideraban ese establecimiento de la misma
categoría de los principales hoteles europeos y estadounidenses.
Se tiene conocimiento pleno de que en
ese hotel se hospedaron personajes de la vida nacional, entre ellos el primer
Presidente Constitucionalista, Venustiano Carranza; el Gral. Álvaro Obregón, y
hasta el legendario Doroteo Arango, mejor conocido como Pancho Villa, así como
personajes internacionales de alta alcurnia, entre ellos el magnate del
algodón, Rafael Arocena, quien ordenó la construcción de otro edificio
emblemático en Torreón, al que se le conoce hoy como el Edificio Arocena (mismo
que data de 1920).
El Dr. Sergio Corona Páez, cronista
oficial de Torreón, refiere que durante muchos años funcionó en su planta baja
la tienda departamental “El Puerto de Liverpool”, en la que se vendía ropa y
novedades de primera calidad, y en 1925 funcionó en ese lugar el primer café
cantante que hubo en esta ciudad.
Sin embargo, en la actualidad en los
bajos del edificio se encuentran algunos comercios que rompen los criterios de
unidad que el inmueble debería tener, por ser patrimonio cultural de Torreón,
afeando su fachada con enormes anuncios comerciales, al igual que otros viejos
inmuebles del Centro Histórico.
Se sabe que dicho edificio fue adquirido
por el comerciante de bienes inmuebles y de otros giros, Hassan Manssur, quien
incluso pretendió reactivarlo de nueva cuenta como hotel, pero sin éxito pues
no disponía de servicio de cochera para quienes ahí se alojaran.
Se tiene el temor de que el edificio
fuera a ser derrumbado para venderse a quién se interesara en instalarse en ese
céntrico lugar, no obstante estar registrado como sitio histórico inalterable.
En otras ciudades de la República las
autoridades se encargan de mantener y de cuidar su patrimonio histórico, y en
primer término están los edificios antiguos, que por sus características llegan
a ser vistas como auténticas joyas arquitectónicas, sobre todo si tienen 100
años o más.
En Torreón no hay una normatividad
vigente que establezca qué edificios deben ser objeto de cuidado y
mantenimiento, e incluso hace un par de años el director de Obras Públicas del
municipio, Gerardo Berlanga, declaró a un diario de esta ciudad que no se
cuenta siquiera con un catálogo autorizado de edificios históricos.
Añadió que el único documento de control
de esos inmuebles data de más de 20 años, estimando que alrededor de un 20 % ya
han sido derrumbados, por lo que se hace necesario levantar un nuevo catálogo,
actualizado, coordinadamente con representantes del Instituto Nacional de
Antropología e Historia (INHA), que son los únicos autorizados para determinar
cuáles deben ser considerados edificios históricos.
Entre los que han desaparecido a la
fecha están algunos que fueron verdaderas joyas arquitectónicas de nuestra
ciudad, y que todavía era posible admirar en la segunda mitad del siglo pasado,
como la casa de estilo morisco que se encontraba localizada en calzada Colón y
avenida Abasolo, conocida como “La Alhambra”, propiedad de Fernando Rodríguez
Rincón.
El arquitecto José Quiñones, director
del Centro Histórico de Torreón, aseguró se han perdido veinticuatro inmuebles
con valor histórico, confirmando que existe una ley federal que obliga a los
propietarios de ese tipo de edificios a mantenerlos conservados.
Total, la situación no está resuelta del
todo y por consecuencia hay necesidad de que se pongan a trabajar los
integrantes del Consejo del Centro Histórico, pero para ello se requiere que
los apoyen de manera efectiva autoridades municipales y estatales, y no como sólo
acostumbran hacerlo, o sea con declaraciones optimistas que simplemente quedan
en nada.
¡Hasta
la próxima!
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