Jesús Máximo Moreno Mejía. |
Es
más fácil creer en Dios incluso para un ateo, que creer en la
sinceridad del Presidente Enrique
Peña Nieto
al pedir disculpas a los mexicanos por el “error” de la Casa Blanca adquirida por Angélica Rivera y el daño que causó a la investidura
presidencial, considera Jesús
M. Moreno Mejía
en el más reciente de sus artículos. Periodista de la vieja guardia, Moreno Mejía participa en varios medios escritos y
electrónicos, además de ser destacado colaborador de www.hoyacontecerdelalaguna.blogspot.com .
El hombre está condenado a ser libre… pero es
responsable de todo lo que hace.
Jean Paul Sartre
Es difícil
opinar de religión y de política, pues no todos tenemos la misma manera de
pensar, y es muy respetable lo que cada quien crea o deje de creer, pero estimo
que la mayoría de los mexicanos primero admitirían creer en Dios, incluyendo a
los ateos, que darle crédito al perdón solicitado a los mexicanos por el
presidente Enrique Peña Nieto “por el error cometido en torno a la Casa
Blanca”.
El filósofo y
literato francés, Jean Paul Sartre, representante del existencialismo ateo,
afirmó: “El hombre está condenado a ser libre, porque una vez que está en el
mundo es responsable de lo que hace”, y ciertamente, todos somos libres
de escoger libremente entre hacer el bien o actuar de mala manera (por el libre
albedrío que poseemos), pero también estamos obligados a ser responsables de
nuestros actos.
¿Podemos creer
en el perdón que nos pide un político? Sobre todo cuando se ve acorralado ante
tanto error que ha cometido en perjuicio de la ciudadanía.¡Ni siquiera se lo
creyeron los que le aplaudieron a EPN en su mensaje transmitido por la radio y
TV!.
Acabo de leer en
la internet un “post o meme” ad hoc a lo hoy aquí tratado, y a pesar de ser una
broma (parecida al perdón de EPN) ejemplifica que no es posible admitir el
perdón solicitado por el presidente: Un agente de tránsito detiene a un conductor
que ha cometido una infracción de tránsito y este le pide exhiba sus documentos,
a lo que el individuo señala que no tiene licencia de manejo, ni tarjeta de
circulación, ni factura ni placas de su vehículo, pero que pide perdón por la
falta cometida y, así como lo hizo Peña Nieto, considerar que con ello es
suficiente para poder retirarse.
Solicitar perdón
por el “error” de mentir en torno a la
operación de compra de la Casa Blanca,no lo exonera del sinnúmero de fallas
cometidas a lo largo de cuatro años como Presidente y tampoco elimina la
posibilidad de tener otro bien inmueble similar, adquirido de igual manera en
otro lugar, pues ya lo tiene en el Estado
de México.
Tambiéndeben
considerarse “errores” (léase horrores) de EPN, la desaparición de 43
estudiantes normalistas de Ayotzinapa; los muertos de Tlatlaya, Tanhuato,
Apatzingán, Nochistlán, etc.,que se encuentran sin resultados en cuanto a la investigación
judicial e impartición de justicia, a pesar de los años transcurridos; las
fallidas y cacareadas Reformas Estructurales (Energética, Hacendaria,
Financiera, Laboral, Educativa, Transparencia, Competencia Económica), así como
un extenso etcétera de otras pifias.
Incluso, se le
atribuyen al Ejecutivo la pérdida reciente de siete gubernaturas que esperaba
ganar su partido (PRI), pues tuvo que haber dado el visto bueno, o recomendar,
a los candidatos perdedores, pero lógico es que él no admite ser el culpable,
sino Manlio Fabio Beltrones, presidente del Revolucionario Institucional, quien
renunció para dejar el campo libre a un tecnócrata, Enrique Ochoa Reza, quien
llegó a negar, hace algunos años, pertenecer al partido tricolor.
Se considera en
los corrillos partidistas que en México pedir perdón es cosa de tontos o de políticos
débiles, y por lo tanto hay quienes comentan que fue un error que EPN haya recurridoa
esa solicitud de manera pública. ¿Significa que el presidente merece ese tipo
de calificativos, no obstante haber recibido una fuerte ovación cuando pidió
perdón?
En realidad, los
políticos aplaudidores no son tontos y celebran todo lo que diga el poderoso, aun
no estando de acuerdo. La chamba está de por medio. También pidieron perdón los
presidentes José López Portillo y Felipe Calderón; el primero por no sacar a
los pobres de la miseria, y el segundo a los padres de los desaparecidos durante su sexenio, cuyo número ha ido en
aumento.
Pero lo
extraordinario ocurre cuando un alto representante del clero, el obispo de la
Diócesis de Torreón, José Guadalupe Galván Galindo, quien afirma que al pedir
perdón el Presidente de la República a la ciudadanía significa “un gesto de
humildad”.
Esto último lo
estoy leyendo en un periódico de mi ciudad y me deja con un palmo en las
narices: “Es un acto muy meritorio por parte del presidente y un buen testimonio
para todos los mexicanos… Muchos tenemos que pedir perdón y no lo hacemos, por
eso es de reconocer esta acción”. ¿Esta acción estará justificando
otros “errores” de EPN?
Sin entrar en
materia religiosa, sino de mera interpretación: El que perdona, olvida.
Sin embargo, priva la idea en la sociedad que perdonar no implica olvidar el
hecho, y esto es precisamente lo que hace una gran mayoría de mexicanos, no
olvidar un sinnúmero de agravios del gobierno de Peña Nieto en contra de la
sociedad.
Arrinconado por
el “mal
humor social”, según califica el Presidente las protestas e
inconformidades manifiestas de la ciudadanía, decidió pedir perdón públicamente
por el “error” cometido al “comprar” la Casa Blanca durante su
mandato, pero asegurando no incurrir en algo ilegal. ¡Absurdo! Pues primero le
pidió a su esposa, Angélica Rivera, que el inmueble fue adquirido por ella con
recursos otorgados por la empresa Televisa, a la cual prestó sus servicios por
varios años.
Desde que fue
descubierta la propiedad en referencia a favor de Angélica y Peña Nieto, fue
montado un escenario que resulta increíble concebir, incluyendo el nombrar a
Virgilio Andrade, amigo del Presidente, titular de la Secretaría de la Función
Pública, quien exculpó a EPN de una maniobra para adquirir la Casa Blanca, y
quien ahora renuncia con un “aquí no pasó nada” o un simple “Borrón
y cuenta nueva”.
Pero bueno, lo
importante es no permanecer callado y continuar reclamando o protestando por
todo aquello que la autoridaddecide unilateralmente por nosotros y en contra de
nuestros intereses. ¿O usted qué opina?
¡Hasta la
próxima!
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