Verónica Maza Bustamante |
Verónica Maza Bustamante, una muy
activa promotora de la sana sexualidad que colabora en las publicaciones de Grupo Milenio dedica su entrega de éste día al erotismo en el matrimonio, algo a lo que se oponen
cotidianamente numerosas circunstancias.
Las
parejas valientes y con determinación, que mantienen la conexión erótica, son
parejas que la valora.
México • La psicóloga especialista en terapia de
pareja Esther Perel cuenta en su libro Inteligencia erótica la historia de
Stephanie y Warren, una pareja con un niño de cinco años y una niña de dos.
Ella es madre 24 horas, siete días de la semana. Él trabaja; tiene pocos
amigos. Nunca salen ellos dos solos, pero suelen organizar actividades
diferentes, divertidas, los fines de semana, ya sea con sus hijos o con la
familia de alguno de ellos. Ambos afirman sentirse felices siendo padres, y creen
que sus pequeños son lo mejor que les pudo pasar; sin embargo, les hace falta
algo: sus encuentros eróticos son tan esporádicos, que pueden pasar meses sin
que se acaricien siquiera.
Cuando finalmente los chicos se duermen, ella
está demasiado cansada para acercarse a su marido, quien suele pedirle que
hagan el amor. Stephanie a veces cede, por no defraudarlo, pero no lo disfruta
porque está agotada y haciendo algo que en realidad no desea realizar. Warren
se siente frustrado casi siempre porque tiene la necesidad del encuentro físico
con su esposa, pero se da cuenta de que ella lo hace sólo por complacerlo. “Se
culpan mutuamente por su desdicha sexual y ambos creen que la responsabilidad
de mejorar reside en el otro”, señala Perel.
La psicoterapeuta afirma que, si pensamos en el
erotismo no como sexo per se, sino como una energía vibrante y creativa, es
fácil ver que el pulso erótico de Stephanie está vivo y en buen estado. Sin
embargo, no gira en torno a su esposo sino a sus hijos. El erotismo femenino es
impreciso: no está localizado en los genitales, sino que está distribuido por
todo el cuerpo, la mente y los sentidos… La relación madre e hijo experimenta
muchísimas experiencias sensuales: caricias, besos, mordidas, arrullos, risas,
la búsqueda de cumplir fantasías infantiles, de hacer cosas nuevas. Eso no
quiere decir, por supuesto, que las madres busquen placer sexual en los niños.
Estamos hablando de energías, de potencia sensual, sensorial. En el caso de
ella, la gasta con sus hijos y nada le queda para su pareja.
Como bien dice Esther, nuestra cultura equipara
la devoción maternal a la falta de egoísmo: abnegación, negación y sacrificio
propio. Las madres suelen renunciar a su libertad y a su independencia (ambas,
bases fundamentales del deseo), dejando de ser ellas mismas. Por eso, la clave
radica en separar su Yo erótico de su Yo maternal.
En este caso, la especialista comenzó a hablar
con su paciente sobre la idea que tenía de la sexualidad, del placer, de sus
primeras experiencias, de la forma de ser de su madre en relación al erotismo.
Esto sirvió para analizarla pero también para volver a introducir el tema del
sexo en su campo psíquico. Ayudó a quitar mitos, a que entendiera que había
dejado el deseo en manos de Warren desde que se casaron.
Luego, ella misma decidió irse a un retiro
durante un fin de semana, dejando a su esposo con los niños. Era la primera vez
que lo hacía; fue un gran paso, porque para abrirse al placer compartido hay
que expandir el dominio del placer personal. Para ello era necesario alejarse
un poco de sus hijos.
El reencuentro con su compañero inició cuando, a
petición de la psicóloga, comenzaron a programar citas como de novios: con
alguna actividad fuera de la casa, cena, conversación y, al final, un encuentro
erótico, tratando de hacer cosas diferentes en cada salida. Esas horas previas
al cachondeo le brindaron a Stephanie un espacio de transición entre ser madre
de tiempo completo y ser amante.
A Warren le sirvió para volver a ver a su esposa
como una mujer, no solo como una mamá. Como expresa Leo, otro paciente de
Perel, tras los embarazos algunos hombres sienten que pierden a sus amantes, a
sus compañeras, y ganan una madre para sus hijos. El cuerpo femenino cambia y
no todas buscan, necesitan, pueden o quieren recuperar la figura anterior; los
senos, que eran para provocar placer, se vuelven fuente de alimento. Si ellos
asistieron al parto, puede ser que resignifiquen la vulva y la vagina de sus
parejas. Estas situaciones hacen que algunos hombres se vuelvan más cuidadosos
con sus mujeres, dejen de ser apasionados, crean que ya no es posible
simplemente poseerlas como antes.
Esther Perel remata: “Las parejas valientes y con
determinación, que mantienen la conexión erótica, son ante todo parejas que la
valoran. Cuando sienten que el deseo entra en crisis se vuelven aplicados, y
realizan intencionados y concienzudos esfuerzos para resucitarlo. Saben que no
son los hijos los que extinguen la llama del deseo; son los adultos quienes
fracasan en mantener encendida la chispa”.
***
EL BUZÓN DE VERÓTIKA
Quiero colocarme un implante subdérmico después
de haber tenido a mi segundo hijo. Hace tiempo leí sobre este método
anticonceptivo. ¿Me podrías actualizar? Mi marido y yo pensamos que no
tendremos más hijos, pero no es una decisión definitiva.
Susy
Susy de la vida:
Recientemente se presentó en México una versión mejorada
del implante subdérmico anticonceptivo hormonal que proporciona acción hasta
por tres años. Forma parte de los anticonceptivos clasificados como métodos
reversibles de larga duración, junto con algunos dispositivos intrauterinos.
La implantación del que mencionas la realiza el
médico en la cara interna del antebrazo con un aplicador estéril desechable.
Funciona por medio de un mecanismo que inhibe la ovulación y provoca cambios en
la mucosa cervical, lo cual dificulta el paso de los espermatozoides. La acción
anticonceptiva del implante es reversible y ofrece un pronto retorno a un ciclo
menstrual normal después de su extracción. Para ubicarlo una vez colocado, se
puede realizar una radiografía bidimensional para verificar su presencia, ya
que no permite el paso de los Rayos X.
El implante subdérmico forma parte del Cuadro
Básico Interinstitucional de Medicamentos, y después de portarlo por tres años
puedes solicitar su remoción, ya sea para insertarte uno nuevo, emplear otro
método anticonceptivo o buscar un embarazo. Sin embargo, en cualquier momento
antes de agotar la duración total de la protección anticonceptiva es posible
que te lo quiten.
Este método se recomienda a mujeres en edad
reproductiva que desean anticoncepción continua y espaciar sus futuros
embarazos, a las que no toleran los efectos colaterales de los anticonceptivos
orales, a quienes les resulta difícil recordar la toma de la pastilla
diariamente, un parche semanal o un anillo mensual, las que tienen
contraindicaciones para el uso del dispositivo intrauterino, aquellas que han
completado su descendencia, pero no desean esterilización permanente, quienes
padecen enfermedades crónicas en la que su salud pudiese verse afectada por un
embarazo. Entonces, en tu caso estaría indicado.
Aunque no es tu caso, te cuento que el implante
se puede insertar en el postparto inmediato y no afectan la lactancia, a
diferencia, por ejemplo, de la píldora anticonceptiva.
Lo ideal es que te lo
inserten entre los días uno y siete de tu ciclo menstrual, aunque es importante
que antes del implante, tu ginecólogo te haga un chequeo médico para que defina
si es adecuado para ti. Tras colocarlo es importante mantener el área de la
inserción seca durante unos tres días, para que sane rápidamente, porque te
queda una pequeñísima lesión. Por un par de semanas no podrás cargar cosas
pesadas.
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