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16 de abril de 2013

El pajarito poderoso

Roberta Garza

No obstante el desastre económico dejado en Venezuela por el régimen de Hugo Chávez, independientemente del proceso electoral realizado el pasado domingo, lo cierto es que votó un considerable porcentaje de la población y lo mismo allá que acá los procesos electorales los gana quien tenga mayor número de votos, así sea uno solo. Del tema se ocupa la regiomontana Roberta Garza en su semanal colaboración para los diarios de Grupo Milenio.

Por Maduro votaron 7,505,338 venezolanos. Por Capriles, 7,270,403. El perdedor no ha reconocido el resultado adverso y demanda un recuento voto por voto, casilla por casilla que, aun en caso de concedérsele (Maduro anunció que, por él, adelante), no sé si le servirá de algo: el aparato del Estado movilizó sus amplios recursos humanos, económicos y policiales en una arrolladora campaña, quizá legal pero sin duda ilegítima, para mover el voto a favor del candidato oficial.
No que sea asunto menor quién se convierta en presidente pero el detalle que quiero señalar aquí es que, a pesar del pajarito místico, del cáncer y de los terremotos enviados por el imperio, de los anaqueles vacíos, de los cortes de luz, de la escasez de medicamentos, de una infraestructura en ruinas, del dispendio de la riqueza petrolera de la nación con fines electorales —sí, sabemos que en Venezuela se ha acotado la pobreza y el analfabetismo, pero igual ha sucedido en otros países de la región donde, además, han construido mecanismos productivos sustentables a costos considerablemente menores y sin empeñar la viabilidad de una economía tan estática y estatista que tiene sus reservas de oro en China porque le debe hasta los chones, y cuya moneda vale cerca de tres veces menos en el mercado negro lo que vale oficialmente en los bancos—, del discurso enconoso, religioso y polarizante, del autoritarismo, de la tremenda inseguridad, de la prevalente opacidad —según Transparencia Internacional, ocupa el escalafón 165 de los 174 que hay en el mundo—, corrupción e ineptitud oficiales y de los infinitos complós, paranoias y acusaciones sin pruebas, cerca de la mitad del país votó, con entusiasmo y enjundia, por la continuidad de ese régimen.
Las mágicas y milagrosas bienaventuranzas chavistas las cantó también Dolores Padierna cuando dijo querer justo eso para México, con AMLO en la Presidencia, en su visita a Caracas hace un par de semanas. Nada que, abierta o encubiertamente, no hayan dicho muchos otros afines al tabasqueño. Por eso le damos el premio al humor summa cum laude a Maduro, ayer, cuando reconoció su triunfo frente al Palacio de Miraflores afirmando que una elección cerrada no tenía por qué ser indicativa de inestabilidad, citando como ejemplo a la izquierda de López Obrador que en la elección de 2006, en México, “respetó los resultados” lográndose la paz y la concordia en el sexenio de Calderón.
¿Será esto, en verdad, la democracia?
Twitter: @robertayque

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