Carlos Castañón Cuadros |
En la columna Cosa
Pública que aparece en Milenio
Diario Laguna el analista Carlos
Castañón Cuadros habla de los puentes peatonales y de
como los gobiernos lejos de construir las ciudades para las personas las hacen
funcionales para los vehículos, sin importar que quienes carecen de un vehículo
enfrenten grandes problemas para transitar o para tener acceso a los edificios.
Bien
dicen que lo más cercano es lo más invisible. Eso mismo sucede con los peatones
en la ciudad. Lejos de construir nuestras ciudades para las personas, hemos
hecho grandes y costosas vías para los autos. De esa manera, la lógica urbana
está en función de los vehículos, no de la personas que transitan la ciudad. En
el país es la tendencia, y de ahí, para los tomadores de decisiones públicas,
los peatones no existen en su geografía mental. Por eso las vías son
funcionales para los automovilistas, no para las personas que transitan a pie o
en bicicleta. Olvídense de quien se atreve a salir en silla de ruedas.
Para
dimensionar las desproporciones, retomo varias cifras que aporta Rodrigo Díaz,
un experto en movilidad urbana que ha escrito con razón sobre la deshumanización
de la calle: “3 de cada 4 viajes urbanos se hacen parcial o íntegramente a pie,
más del 75 por ciento de los recursos que México destina a transporte se
utilizan para la construcción de infraestructura orientada al uso del automóvil
particular, medio utilizado en tan sólo el 25 por ciento de los viajes
urbanos”.
El
peatón que es mayoría, padece la tiranía de una minoría que conduce auto. Es la
visión dominante, por eso los periódicos están poblados de quejas por el mal
estado del pavimento. Por eso los medios insisten en exigir más vialidades y
más puentes vehiculares. Por eso lo normal es defender a los autos y condenar a
los peatones. Ellos que jodan por no tener auto. Voy a un ejemplo. Se habla de
los puentes peatonales como una “inversión desperdiciada”, pero en cambio, nada
se dice sobre la principal función de esos puentes: exhibir publicidad.
¿Tendrían el mismo atractivo si se prohibiera sin excepción los anuncios
comerciales? Contrario a lo que parece, los puentes peatonales no están diseñados
para que transiten de forma segura los ciudadanos, sino para que los autos
sigan su tránsito.
Adelanto
algunos hallazgos de un estudio que preparo en relación a la muertes asociadas
al transporte. En once años, entre el 2000 y 2011, el 3 por ciento de las
muertes fueron de ciclistas atropellados. El 4 por ciento motociclistas. El 33
por ciento de automovilistas y el 61 por ciento de peatones. De los dos últimos
existe una clara correlación entre muertes de automovilistas y peatones.
La
pregunta es muy seria ¿Qué clase de ciudad queremos, una que proteja la vida de
las personas, o una que la dominen los autos? Con tristeza veo la mediocridad
de los políticos que celebraron esta semana, la asignación de 422 millones de
pesos del fondo de la zona metropolitana de La Laguna para carreteras,
bulevares, entronques… y más carreteras. Nada, sí, nada para hacer de nuestras
ciudades espacios más seguros e incluyentes para las personas.
Por
ningún lado, la “mejora” de la movilidad metropolitana procura amplias banquetas,
cruces peatonales seguros (no puentes para anuncios), ciclovías, programas de
cultura vial, y sobre todo, cuidado de la vida. Acaso, lo más relevante de esas
obras proyectadas pudiera ser un BRT o metrobús, pero es sólo un estudio
interminable que anunciaron desde hace años y ahora lo vuelven a retomar.
Regreso al punto: lo que importa son los autos, no la vida de las personas.
Para eso, ¡que los peatones se jodan!
Twitter/uncuadros
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