José María Mena Rentería |
Los
problemas generados por la violencia criminal en el más pequeño de los
municipios de La Laguna de
Coahuila en la columna Telón de José María
Mena Rentería.
Circundado
por los municipios de Torreón, Francisco I. Madero, San Pedro de Las Colonias y
el de Viesca, el más pequeño, territorialmente, de los de La Laguna de
Coahuila, es también el mayor problema a nivel región. Sobre todo en términos
de inseguridad, pues ahí, a la orden del día están robos de todo calibre
sufridos por la comunidad, carente, desde hace meses de agentes policíacos.
Lo
acontecido puede dar al traste con la labor y trabajo de las fuerzas armadas y
la policía federal, cuyos miembros se han esforzado por salvaguardar la
integridad física y bienes de los laguneros coahuilenses que enfrentan
acciones reñidas con las buenas
costumbres acometidas por los que al margen de la ley rivalizan con “el
perico”, maleante del siglo pasado que después de la comisión de sus fechorías
en el vecino estado de Zacatecas, solía neutralizar la acción de la justicia
refugiándose en el “puerto” que desde entonces lleva por denominación la de su
apodo.
Cada
época es diferente. La actual, en el citado municipio se distingue porque nada
ni nadie se detiene si de los “traviesos” se trata, que lo mismo toman por la
fuerza lo que no les pertenece que incendian vehículos como si de prender fuego
a una fogata se tratase. Tal es la versión de lugareños aproximados a la
carretera que lleva a la capital del estado. Lo más álgido es que no falta
quién involucre en tales acciones a ex representantes de la ley en el presente
inodados con los “traviesos”.
Nada
falta, incluso los comentarios reiterados por parte de ciudadanos de todas las
condiciones sociales en el sentido de que en el más pequeño de los municipios
de La Laguna de Coahuila advertible es un atraso marcado en todos los órdenes
de la vida de la comunidad, debido, se asegura, a que su ámbito oficial ha
estado secuestrado por “políticos” dedicados una y otra vez, sin fallar, a
llevar agua a su molino mientras ignorada permanece la ciudadanía.
El
resultado, bajo la forma de caos, está a la vista. Sin embargo, los
“secuestradores” del ámbito oficial siguen campantes decididos a no “vivir en
el error”. ¿Hasta cuándo? Nadie puede decirlo y menos, una comunidad, a pesar
de los pesares…ignorada.
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