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24 de abril de 2013

Laguna: nuevo impulso

Gerardo
Hernández González

Ante la situación de abandono en que nos tienen el gobierno federal y los estatales de Coahuila y Durango desde hace bastantes años existe el anhelo de los laguneros de crear el Estado de La Laguna, como un medio para lograr que las decisiones que nos afecten se tomen precisamente en la región y no en Saltillo, Durango o el Distrito Federal. Del tema que recurrentemente aparece y desaparece se ocupa en su columna Capitolio el compañero Gerardo Hernández González, quién además de ser director del bisemanario Espacio 4 colabora en varios medios electrónicos e impresos, entre otros Milenio Diario Laguna, así como en los periódicos de Grupo Zócalo.


El proyecto del estado de La Laguna no solo ha adquirido un impulso renovado, sino que ahora suma a actores con influencia y acceso directo a los más altos círculos del poder. Otra novedad consiste en que los grupos en favor del estado treinta y dos gestionan y obtienen apoyo dentro y fuera de Coahuila y de Durango. Lo mismo en el Senado y en la Cámara de Diputados que en legislaturas locales. En la parte jurídica, promueven la reglamentación del artículo 73 constitucional que faculta al Congreso “para admitir nuevos estados a la Unión Federal”.
La primera iniciativa para instaurar la entidad lagunera —con trece municipios de Durango y seis de Coahuila— la presentó el diputado Teodoro Altamirano Robles, de la fracción parlamentaria del Partido Auténtico de la Revolución Mexicana (PARM), el 23 de noviembre de 1990. Era el segundo año de la presidencia de Carlos Salinas, quien impulsó el programa Nueva Laguna, y el tercero del gobierno de Eliseo Mendoza. En esos momentos, la región estaba todavía lejos de la crisis de inseguridad, desempleo y falta de inversión que afronta desde el sexenio de Humberto Moreira.
Altamirano expuso en la tribuna legislativa, como primer antecedente: “Los habitantes de la Comarca Lagunera se han dirigido al Congreso de la Unión, por conducto de esta fracción parlamentaria, para solicitar la erección de la entidad federativa número 33, con la denominación del estado libre y soberano de La Laguna. Para ello, esgrimen razonamientos jurídicos, económicos y políticos, mismos que, a nuestro juicio, son esenciales y suficientes para la creación de la nueva entidad federativa”.
El diputado resumió los argumentos de su iniciativa en seis incisos, el penúltimo de los cuales destacaba: “e) La potencialidad económica y política la podemos probar mediante los informes que el Congreso de la Unión solicite a las secretarías de Gobernación, de Hacienda y Crédito Público, de Programación y Presupuesto, mismas que a través de las dependencias de población, el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática, las delegaciones recaudadoras de Hacienda y de los presupuestos de egresos, podrán constatar los requisitos de población, capacitación económica, social y política para la creación del estado de referencia”.
Junto con Altamirano, la iniciativa la presentaron los diputados Óscar Mauro Ramírez Ayala, Alberto Pérez Fontecha, Juan Jaime Hernández, Vicente Luis Coca Álvarez, Marco Antonio Castellanos, Alberto Bernal González, Humberto Esqueda Negrete y Manuel Estévez Nenninger. El PARM, cuyos candidatos presidenciales fueron los mismos que el PRI postuló entre 1958 y 1982 (después apoyó a Cuauhtémoc Cárdenas, al coahuilense Álvaro Pérez Treviño y por último a Porfirio Muñoz Ledo), desapareció en 2000.
La siguiente iniciativa para erigir el estado de La Laguna la presentó el diputado panista Carlos Bracho González, en la sesión del 8 de marzo de 2007, cuando Felipe Calderón no cumplía todavía cuatro meses en la presidencia. Ninguna de las propuestas prosperó. Sin embargo, hoy existe un nuevo ánimo regional para formarlo —con seis municipios de Coahuila y catorce de Durango sumarían ya veinte— y la determinación de lograrlo con el apoyo de grupos empresariales y políticos que no habían participado en el proyecto.

El mutis de los diputados

“Es la hora de las definiciones”, dice Carlos Augusto Bracho González, autor de la iniciativa para fundar el estado de La Laguna que él mismo presentó en el Congreso, como diputado, el 8 de marzo de 2007. Seis años después, el tema se ha socializado en un contexto de violencia y emigración de laguneros por falta de oportunidades que genera malestar. “Esto no es una puntada”, es algo serio y asequible. Máxime ahora que se multiplican los grupos de apoyo; incluso de empresarios con influencia nacional que antes no participaban, advierte.
La demanda de instituir el estado treinta y dos, con una veintena de municipios de Coahuila (seis) y Durango (catorce) “no es ningún reclamo o enfado”, aclara, aunque “en muchos sí persiste el sentimiento de que a La Laguna se le ha absorbido mucho y se le ha devuelto poco en muchos años. El trato ha sido injusto porque ha producido bastante y no ha recibido la reciprocidad que merece”.
Antes de sentarnos a platicar, empresarios expresan su apoyo al promotor del estado de La Laguna, deploran el deterioro de la región, lamentan la emigración de jóvenes y la intención que muchos tienen de hacerlo por la inseguridad y la falta de empleo. También critican la deuda del estado, la impunidad para quienes la contrataron y el desempeño de las autoridades locales.
Ya en la charla, Bracho, que ha alternado la política con la actividad empresarial, conjetura que el comportamiento hacia a la Comarca puede responder a que ni Torreón ni Gómez Palacio son capitales. Sin embargo, “somos una región fuerte”. Bracho atribuye la falta de apoyo del Congreso al estado de La Laguna a que la mayoría de los diputados obedecen a sus patrones y no a los ciudadanos. ¿Quiénes mandan realmente a los legisladores? Él mismo los menciona: “gobernadores, alcaldes, sindicatos, senadores, funcionarios federales”.
La “situación se da sobre todo entre los (diputados) plurinominales que surgen de una lista donde alguien los puso; otros que se la jugaron en su partido y obtuvieron esa posición. Normalmente hay muchos diputados que obedecen a intereses, no de los ciudadanos, sino de grupos de telecomunicaciones, refresqueros, agrícolas y de cualquier ámbito político o económico. Están ahí, precisamente, para rechazar o bloquear determinadas leyes”.
El ex diputado por el PAN confía en que la nueva oleada por el estado de La Laguna corone una lucha iniciada hace décadas y que devuelva a la Comarca su forma original. Destaca el papel de los jóvenes y de personas mayores en el proyecto. “¿Cuál es el miedo? Estamos ya en un momento en el que podemos expresar con más libertad nuestras ideas. Además, como lo comentan los empresarios que nos encontramos: ‘Oye, ¿es permitido (el nuevo estado)?’. O sea, dudaron. Claro que es permitido. La Constitución lo avala”.
Por otra parte, llama a los grandes empresarios a recuperar el espíritu de los fundadores de La Laguna y a sumar relaciones y esfuerzos para lograr el nuevo estado —“no serán los únicos, pero el papel de ellos es más definitorio”—. Dice que el futuro del país está en el desarrollo de las regiones, como sucede en Europa, y que el proyecto del estado treinta y dos debe incorporarse a la agenda de los candidatos a alcaldes de Coahuila y de Durango, que por primera vez celebrarán elecciones juntos el 7 de julio.

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