En
la sección Acentos de Milenio Diario se
publica los lunes la columna Doble Fondo de Juan Pablo Becerra Acosta, quien a propósito de los fenómenos
meteorológicos Ingrid y
Manuel
que devastaron al país
señala: “Y claro, también se sabía y se sabe que la mayoría de las personas que
suelen resultar damnificadas son pobres: hasta siete de cada diez afectados por
los diversos desastres (72%) vivían en municipios con grados de marginación ‘alto’
y ‘muy alto’”.
En
octubre de 2005, después de alguno de los episodios climáticos que de cuando en
cuando azotan y devastan a México —como ha ocurrido ahora con Manuel e Ingrid—,
me puse a reportear los datos duros sobre el México desastroso: las cifras
oficiales que representaban un detallado atlas de riesgos del país. Es verdad
que hay fenómenos meteorológicos que son muy destructivos y ante los cuales
poco se puede hacer para evitar su capacidad devastadora, pero también me quedó
claro entonces que había un enorme grado de corrupción y de negligencia en esas
tragedias de parte de quienes gobiernan municipios, estados, y la nación
entera.
Pero,
primero revisemos esas coordenadas que hallé a la sazón…
1.
De acuerdo con datos del gobierno federal, más de 70 millones de mexicanos
—seis o siete de cada diez ciudadanos— habitan en zonas consideradas de “alto
riesgo” o “vulnerabilidad” ante los destrozos que suelen ocasionar los llamados
“fenómenos naturales”, como huracanes, lluvias continuas, inundaciones por
desbordamiento de ríos, lagos y lagunas; sequías, heladas, incendios
forestales, y sismos. 2. En el país hay 738 municipios vulnerables a los
efectos que causan ciclones, lluvias e inundaciones, los cuales, por su
extensión, abarcan 41% del territorio nacional. 3. Hay 555 municipios
vulnerables a las heladas, 32% del territorio nacional. 4. Hay 195 municipios
vulnerables a las sequías, 28% del territorio. 5. Hay 995 municipios
vulnerables a los sismos, 30% del territorio. Y 6. Hay 524 municipios
vulnerables a los incendios forestales, 37% del territorio.
Todo
eso se sabía entonces, todo eso se sabe hoy. Pero eso no es todo: A) Doce
millones de personas residen en 70 ciudades (de 21 estados) ubicadas en las
trayectorias que año tras año suelen tener ciclones y huracanes. B) Treinta
millones viven en más de 22 mil localidades de 638 municipios (en 24 estados)
que son susceptibles de sufrir inundaciones por el exceso de lluvias. C) Quince
millones (¡quince millones!) viven al lado de márgenes de ríos, en lugares
donde anteriormente había cauces de ríos, laderas de montes y montañas, así
como barrancas. D) Treinta y seis millones viven en 151 ciudades asentadas
sobre zonas sísmicas. Y E) Cinco millones en tres mil 500 localidades ubicadas
en zonas de deslaves.
Todo
eso se sabía hace ocho años. Todo eso, con cifras actualizadas por el
crecimiento poblacional, que supongo que hoy son peores, se sabía antes de
Manuel en Ingrid. ¿Y? ¿Usted ha escuchado que pueblos enteros sean reubicados?
Y el peor de los datos oficiales que encontré en 2005 fue que, pesar de toda la
información anterior, cada año 125 mil personas adicionales se asientan… en
zonas de “muy alto riesgo”. Es decir, 342 personas al día, en promedio. ¿Con
permiso de quién? ¿Llevados por quién?
Y
claro, también se sabía y se sabe que la mayoría de las personas que suelen
resultar damnificadas son pobres: hasta siete de cada diez afectados por los
diversos desastres (72%) vivían en municipios con grados de marginación “alto”
y “muy alto”.
¿Quién
permitió durante décadas y décadas (¿y quién lo sigue permitiendo?) que
millones de mexicanos se asentaran (se asienten) en zonas de riesgo? En este
país de la corrupción y la negligencia, claro, no hay responsables. Mucho menos
culpables…
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