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22 de marzo de 2015

¿Quién sigue?

Uno de los más lúcidos comentaristas del acontecer de México es René Delgado Ballesteros quien realiza ejercicio periodístico desde su espacio en el Diario Reforma, en lo personal estoy de acuerdo con sus criterios los que semanalmente aparecen en la columna Sobreaviso que publican varios cotidianos del país, entre otros El Siglo de Torreón. Dónde si no coincido con él es en torno al affaire entre Carmen Aristegui y MVS Noticias cuyo fondo muchos han atribuido a un intento del régimen priísta de censurar y acallar al periodismo crítico. Delgado asegura que no se trata del primer caso y que en menos de un año son ya cuatro, iniciados con lo ocurrido a Pedro Ferriz de Con, a Ciro Gómez Leyva y al programa de televisión Tercer Grado. La principal razón por la que no veo mucha verdad en esto se debe a que los mencionados son periodistas sumamente mediáticos, que no se encuentran limitados a una sola tribuna y que pueden hacer escuchar su voz desde distintos medios, solamente en el caso de Carmen Aristegui además de Noticias MVS dispone de su propia empresa Aristegui Noticias, publica diariamente en CNN en español además de su web page en donde tiene más de tres millones de seguidores sin mencionar a todos los que con ella se solidarizan en redes sociales como twitter y facebook. Podría darse el caso de que efectivamente el gobierno de Enrique Peña Nieto haya presionado a MVS para librarse de un espacio informativo incómodo, pero si lo hizo el tiro le salió por la culata y en el recuento de los daños es el que más pierde. la periodista pierde una tribuna y los ingresos que le representaba la empresa radiofónica, pero no se le calla pues es muy mediática y tiene otras tribunas, MVS quizá haya perdido a su colaboradora que le aseguraba más rating, pero esto será temporal; en cambio el régimen enfrenta el mayor de los desprestigios que nunca ha padecido, así como el hartazgo y desconfianza que el propio Peña Nieto reconoce, además de que le queda claro que la época del férreo control de los medios se fue para no volver y que en la actualidad ante los avances de la modernidad los gobernantes y los poderosos ya no pueden mantener nada oculto pues es importante la operatividad de la supercarretera de la información en la Internet.  

Abordar la salida del aire de Carmen Aristegui no es sencillo. No es el primer caso que se registra en el sexenio, es el cuarto -Ciro Gómez Leyva, Pedro Ferriz y el programa Tercer Grado-. En los anteriores, se tendió el velo de un acuerdo civilizado entre las partes o de una legítima decisión de los programadores, ahora se tiende el manto de "un asunto entre particulares". En todos ellos, el gobierno se lava sin jabón las manos.
Más allá de filias y fobias con los conductores y los concesionarios así como de los errores en que unos y otros incurrieron, el resultado de esas operaciones lastima dos derechos fundamentales: el de libertad de expresión y el de acceso a la información. Lastimadura que aleja todavía más el anhelo democrático, perfila un cuadro ominoso para la prensa y enrarece aún más la atmósfera política.
El saldo peor no puede ser. La compleja y difícil situación por la que atraviesa el jefe del Ejecutivo agrava su circunstancia y se comienza a generar una terrible percepción: la segunda alternancia en el poder presidencial puede terminar peor que la primera.
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La historia es más larga. La llegada del panismo a la residencia presidencial de Los Pinos generó en más de un concesionario de radio o televisión ajustes en los programas de información y opinión que incluían sus respectivas barras. Ajustes que, de algún modo y con base en sus correspondientes intereses, replanteaban la relación de esos concesionarios con el nuevo poder presidencial o, bien, respondían a la relación que ese poder perfilaba y entabló con los grandes concesionarios de medios.
Algunos concesionarios endurecieron la postura frente al poder albiazul, otros la ablandaron y algunos más la mantuvieron por distintas razones y motivos. Hubo, pues, un reacomodo de las fichas en el tablero de los medios electrónicos que, en la percepción de radioescuchas y televidentes, enriquecía la pluralidad en el dial radiofónico o en la pantalla del televisor.
Esa fue la primera impresión.
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La recuperación del poder presidencial por parte del priismo acarreó un nuevo movimiento en las fichas de los medios electrónicos de comunicación y, ahí, los concesionarios se encontraron con los dedos en la puerta.
Requerían ajustar otra vez su relación con el poder, pero con una doble condición: evitar que la maniobra se interpretara como un atentado a la libertad de expresión conseguida y mucho menos que se cargara a la cuenta del poder presidencial con el cual pretendían y pretenden congraciarse. Se adoptaron fundamentalmente tres vías: magnificar, perversa o artificialmente, los errores o deslices de los conductores-directores de los noticiarios radiofónicos; forzar acuerdos civilizados con ellos o, sencillamente, atribuir al agotamiento de un ciclo la salida del aire del programa en cuestión, en este caso Tercer Grado.
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De un modo o de otro, los conductores o participantes de los programas -líderes de opinión- salieron del foro donde se expresaban. Dos hechos, sin embargo, echaron abajo el disfraz de la supuesta tersura o legítima operación.
Por un lado, la obcecada práctica -típica del conjunto de la clase política, no sólo del priismo- de atribuir los problemas a quien los reporta y, en esa lógica, resolverlos cortándole la cabeza o la lengua al mensajero. No los resuelven, desde luego, pero creen que si no se sabe de los problemas, éstos no existen.
En esa práctica ha incurrido -y asombra con ello- el actual gobierno: no resuelve los problemas, los confina al olvido y, en eso, mucho ayuda salir de los heraldos negros. A ese paso, se concluirá que con sólo pintar de otro color la fachada de las casas de Las Lomas o la de Malinalco, nadie más volverá a fijarse en ellas.
Por otro lado y en su respectivo nicho, los conductores de los programas que han salido del aire legitimaron su liderazgo y generaron simpatía en su audiencia y, ahí sí, ni modo de pedirle a los escuchas y televidentes someterse a un tratamiento de pérdida de la memoria o, bien, renunciar voluntariamente a ser informados por quienes les generan credibilidad. Credibilidad de la cual carece el gobierno.
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Puede uno coincidir o no ideológica y políticamente con los conductores que han dejado el foro donde se desempeñaban, pero no eludir una realidad: en cada caso la libertad de expresión y el acceso a la información han sido lastimados.
Según las filias y las fobias, puede festejarse o lamentarse la salida de Carmen, Ciro, Pedro o de Tercer Grado, pero la consecuencia es la misma: en vez de avanzar, se retrocede en el ejercicio de libertades y derechos.
En ese punto y por más que lo pretenda, el gobierno no puede lavarse las manos. Una autoridad interesada en garantizar libertades y derechos no puede salir con el cuento de que se trata de acuerdos o desacuerdos entre particulares. Si ese gobierno tiene auténtica vocación democrática, pondría a disposición de las partes sus buenos oficios para, sin violentar los derechos individuales, garantizar los derechos constitucionales.
Asimismo, en la compleja situación en la que se encuentra y a fin de distender la atmósfera social y política, esa autoridad tomaría decisiones frente a problemas en los que tiene pleno control de las variables y, en el caso particular, devolvería a su dueño las casas que lo colocan en un conflicto de interés.
Ese gobierno hablaría firme y de frente, en vez de sonreír ante el acallamiento de quienes cuestionan su actuación.
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Lo ocurrido con Carmen, pero también con Ciro, Pedro y Tercer Grado son signos de una tentación autoritaria disfrazada que, lejos de resolver los problemas de fondo, los agrava.
Si el nuevo "asunto entre particulares" que esta semana lastimó a un sector de radioescuchas marca la nueva política de comunicación a desplegarse después de la salida, otra salida, del excoordinador de Comunicación Social de la Presidencia de la República, David López, y anticipa la tarea ordenada, ampliada y confiada al portavoz Eduardo Sánchez, más y nuevos problemas se agregan.
Apena pensar que se están sembrando vientos... silencio no habrá al cosechar tempestades. Acallar a la crítica no resuelve, agrava los problemas. ¿Quién sigue?
sobreaviso12@gmail.com

Hoy Acontecer de la Laguna: ¡La Última y nos vamos!

Hoy Acontecer de la Laguna: ¡La Última y nos vamos!

14 de marzo de 2015

Violencia Social

En nuestros casi 200 años de vida independiente los mexicanos nunca hemos realizado nada para cambiar el estado de cosas en el país. Por definición y según la Constitución Política somos una nación republicana, democrática, representativa y popular donde los más (ciudadanos) tenemos la facultad de determinar cómo se hagan las cosas y los menos (gobierno) están obligados a acatar el mandato de aquellos. En los hechos somos un país saqueado y sometido, primero durante los varios siglos que nos dominaron los españoles a partir de 1521, después por nuestros gobiernos en los que hemos tenido un par de intentos monárquicos y varios regímenes totalitarios o tiránicos con predominio de burguesías y oligarquías. En los hechos nunca hemos realizado nada para acabar con las anomalías aunque voces como la de Alejandro González Iñárritu declaren: “Los gobiernos ya no son parte de la corrupción, el Estado es la corrupción”; y esto lo apoyen analistas como nuestro colaborador Fernando Ramírez López.

Para Judith mi hermana, un rayo
 de luz que hoy vive en la eternidad

“No es Dios ni son sus feligreses los responsables del desorden y las miserias actuales. Son en cambio, los discursos y las acciones de algunos de sus representantes los culpables de perpetuar el poder insano, la pobreza extrema, la desigualdad, la falta de oportunidades. Poder, en el contexto actual, suma políticos y ministros religiosos, dualidad siniestra y presente por doquier.”
Arnoldo Kraus. Mal y deidades: unas notas
En relativamente corto tiempo, es decir en menos de un siglo las contradicciones económicas, religiosas, políticas y sociales han entrado en la expresión de la guerra que no acude sin invitación, sino que a través de acciones directas reclama a un gobierno incapaz respuestas a la grave situación que se vive en México.
El principio fueron los maestros, los que iniciaron el actual clima de inestabilidad, contradictoriamente fueron viejos aliados del sistema político corporativo del país y hoy decididamente enfrentan al poder en pleno; de tal forma que a la protesta violenta se han unido obreros, desempleados, asalariados y campesinos en una lucha que hoy sabemos es mortal contra las instituciones de gobierno.
La historia, esa añeja categoría que relata sucesos y acontecimientos, irrumpe en la escena del diario acontecer y como un coro indetenible de voces, aparece en medio de ellas el galardonado cineasta Alejandro González Iñárritu declarando lo siguiente a los medios mundiales de información: Puedo volar a donde quiera, pero no puedo cortar mis raíces aún cuando hoy parece que la corrupción ha alcanzado los niveles más elementales de la vida. Antes se secuestraba a los ricos, ahora también al tipo que vende verduras o bebidas en la calle. Los gobiernos ya no son parte de la corrupción, el Estado es la corrupción.
Así, hoy la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) declara en México que la misión central de esta generación es construir una política de Estado con amplio apoyo social y político para enfrentar hambre, desnutrición y pobreza, observando con acritud que “la cruzada nacional contra el hambre” ha sido un intento fracasado, por dar respuestas reales a un problema que ya no admite demora: dar de comer a los marginados.
Concluimos en esta parte de la exposición, que vergonzosamente la concentración de la riqueza en México no ha disminuido, sino que se ha incrementado, incluso más que en el resto de occidente, que también registra dicha tendencia, de tal forma que las cifras arrojadas en el reciente foro de Davos señalan que casi la mitad de la riqueza mundial está en manos de solo el uno por ciento de la población y en nuestro país según información de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores apenas el 0.18 por ciento de los habitantes concentra la mitad de la riqueza nacional.
Por otra parte, mientras en cifras óptimas el PIB crece a un ritmo promedio de 2.8 por ciento anual, la riqueza total de los multimillonarios mexicanos crecerá un 44 por ciento entre 2014 y 2017, a razón de un 8.8 por ciento anual, luego entonces estas cifras tienen en sí mismas el infierno terrenal.
Deducimos que los tanta veces mencionados beneficios por las reformas estructurales han quedado prendidas de alfileres en el limbo; con un gobierno cuyos escenarios por la volatilidad del peso frente al dólar y la caída de los precios del petróleo se han complicado.
De ahí que la entronización de la dualidad hambruna y teología de la liberación, más la interrogante ¿existe algún contacto entre sociedad y divinidad? nos responde que el esquema de relación tierra – inmortalidad se ha desmoronado, como la milenaria ciudad de Hatra, que no obstante ser considerada patrimonio de la humanidad por la UNESCO es hoy el tercer sitio destruido por los radicales en el norte de Irak desde finales de febrero.
Los yihadistas han arrasado con grandes buldozer monumentos arqueológicos como el templo, el palacio y la muralla interna de esa ciudad.
La sed de destrucción y de cobro por habitante de Bagdad, Buenos Aires, Nairobi, España, Brasil y Venezuela, además de este país parece de pronto hermanarlos, ante la sutil falsedad de la gran burguesía política y económica del orbe, siendo difícil de entender por lo complicado de su denuncia, lo que denominó mexicanización como equivalente al terror de la guerra en el mundo.
Se escucha un ¡ya basta de engaños e improperios! por eso Nicolás Eberstadt escribió en This World en 1986 estas palabras: La discusión (cualquiera) de la crisis del adeudo en Latinoamérica suscita la pregunta de ¿cómo se gastaron estos fondos? mal seguramente porque hoy vivimos las consecuencias de una pobreza indetenible.
De esta forma entendemos que las economías de poder no han tenido ningún tipo de comprensión para las grandes mayorías marginadas del continente. En 1776 Adam Smith predijo que América Latina eventualmente terminaría en pobreza y tiranía, porque el experimento latinoamericano estriba en reconstruir un orden antiguo, el del Sacro Imperio Romano, un punto de vista mercantilista de la riqueza como el oro y la plata, una economía basada principalmente en una aristocracia de tierras y la unidad de Iglesia y Estado.
De esto se desprende que los teólogos de la liberación vean en la violencia social una lucha de los oprimidos contra los opresores. El cristianismo primitivo se ha transformado por la corriente mencionada, con sacerdotes como Ernesto Cardenal y obispos como Raúl Vera, por lo que ellos tienen la certeza de que se ha postergado la generación de satisfactores alimentarios dejando a un lado las necesidades de sobrevivencia por la venta de un lejano cielo que ofrece bienaventuranza para los desdichados.
El gran cambio mundial ya está operando, por lo que no es difícil imaginar la aparición en las grandes mansiones de mendigos, prostitutas, ladrones y criminales; que tomarán por asalto la conducción de la sociedad.
Es por lo que ante la pregunta del ¿qué podemos hacer? Guillermo del Toro responde lacónicamente: vivimos un momento en que la mayoría de las estructuras que supuestamente nos sostienen, nos demuelen y no instrumentan respuestas contra la violencia social, han proseguido con la estrategia de la explotación a los desdeñados del planeta.
Celular: 871 163 3813   

10 de marzo de 2015

Una compleja mutación social

No. No creo que Enrique Peña Nieto haya cambiado su visión acerca de la situación de México y empiece a admitir la crítica y la protesta pública como un esfuerzo colectivo de millones de mexicanos hacia la configuración  de mejores condiciones de vida y de convivencia, como lo supone en su buena fe e ingenuidad Fernando Ramírez López. Me inclino más bien a pensar que se trata de un cambio de estrategia para tratar de recuperar los niveles de popularidad logrados por el régimen hasta antes de que en septiembre ocurrieran los sucesos de Tlataya y Ayotzinapa, no solo porque en ese sentido me guía mi escepticismo sino porque así lo señalan los hechos y la certeza de que el PRI sigue siendo el PRI integrado por una pandilla de rufianes que ven por su propios intereses y no por los de la ciudadanía que los colocó en los cargos de elección.
Para un forjador de realidades, que me enseñó un seis de marzo de 1974, que los juegos de abalorios son finitos e infinitos.
“El presidente Enrique Peña Nieto reconoció que en México hay una sensación de incredulidad y desconfianza por lo que su gobierno debe centrarse en restablecer el orden para aplicar las reformas… ofreció una lucha más eficaz contra la corrupción y acabar con el estigma de que los políticos mexicanos sean vistos como ladrones.”
Entrevista concedida al Financial Times
En la multiplicidad de aristas que tiene el complejo modelo social mexicano, es evidente que ante la persistencia de las luchas populares, suene como mensaje esperanzador que el Presidente de la República reconozca en su visita al Reino Unido que las cosas hasta ahora no le han salido bien; ojalá y esta declaración esté fraguada en la admisión y en la reflexión personal como Jefe de Estado; que es necesaria la vuelta al cambio de timón.
Por medio de sus sencillas pero valientes palabras queremos entender que Peña Nieto ya admite la crítica y la protesta pública, no como una forma de desestabilización, sino como el esfuerzo colectivo de millones de mexicanos hacia la configuración de mejores condiciones de vida y de convivencia, de otra forma si miente estará construyendo el fin de su historia, es decir entenderíamos tal como lo expresa Ludwig Wittgenstein, que ha llegado a los límites de su lenguaje.
Sabemos que las mutaciones no son lineales, sino plenas de sinuosidades donde se articulan aspiraciones y necesidades.
La historia, como legendaria acompañante del universo, registra, describe y relata; por lo que en todos, absolutamente en todos los casos, existe un rasero que ubica siempre a la razón en un lugar distinto a la sinrazón, así como al egoísmo y a la impunidad.
El universo y el mundo, así como las definiciones continentales y México como tal tiene su propio archivo de agravios y desagravios.
Las plumas y las voces valientes son exiguas, pero el sustento de sus aspiraciones a través de la denuncia, podría expresar que en casi todos los casos son poesía que canta y sufre por forjar a un ser humano que viva libre para construir su propia obra y pensamiento.
De entrada, el universo tiene una cantidad de miles de millones de años y frente a sí mismo el infinito como referencia, de ahí que ese sencillo y gran concepto surge de la perenne y transitoria existencia humana en la dialéctica cosmogónica.
No obstante el soberbio instinto de dominación y acumulación de bienes, son la charada que nos juega el destino permanentemente, nos deja creer en nuestra inmortalidad para luego dar cuenta casi burlesca de la breve levedad del ser, al decir de Milan Kundera.
México, no el período sexenal 2012 – 2018, ni su aparato gubernamental, ni la segunda fortuna más grande del mundo que ostenta el mexicano Carlos Slim Helú, ni la negra historia del crimen organizado y la delincuencia, nos apartarán del destino de privilegio que sabemos tenemos merecido.
Este país desde antes de la conquista en 1521 ya existía y prevaleció a la violación de la madre indígena para darle vida hoy, a una sociedad distinta.
Sus espacios desde esa fecha han traído consigo el virreinato, la monarquía y un presidencialismo que se obstina en seguir funcionando con un rostro de corrupción y enfado, pero también cabe decir que han existido hombres de la estatura de Hidalgo y de Juárez, que advirtieron en su sacrificio un señalado lumen de cambio para ser mejores.
La mutación social es cambio, por eso somos un pueblo que en su momento admitió a Tláloc, lo mismo que a deidades católicas y al surgimiento de diversos movimientos evangélicos, musulmanes y budistas entre otros muchos, por lo que en cuanto al sentimiento espiritual, vale más infinitamente más nuestra fe colectiva en un destino superior, más allá de teologías de la confusión, que son anti natura y opuestas a los valores de la mexicanidad; es decir en cuanto a conceptualización religiosa somos un gobelino multicolor, que contiene la sensibilidad del hoy y del mañana, tanto así que acepta la diversidad sexual e incluso al aborto, más allá de credibilidades absolutas.
En lo social, económico y político estamos en un punto álgido por la desigual distribución del poder y del ingreso, es el grito de los pobres contra los acumuladores del gran capital; grito de guerra que suena a desestabilización y que se confunde con la permisividad gubernamental del tráfico de armas, infantes, prostitutas, recomendaciones e influencias, para luego desestimarlos con su captura, ya que son las cabezas visibles de la perversidad del Estado y me refiero específicamente al asesinato de los Arellano, a la detención de la Tuta o a la liberación de Caro Quintero.
Esta lista infinita terminará con un gran vuelco social y un profundo cambio en nuestras entrañas, usted lo sabe señor presidente y si no lo sabe entonces le preguntamos ¿quién gobierna a este país? de ahí el enojo, la ira y la protesta de un modelo de acumulación de capital, que ha favorecido al menos a una mínima parte de la sociedad actual, dejando de lado a las grandes mayorías, a los condenados de la tierra como lo expresara en su momento Franz Fanon.
Así puesto a contraluz categorías como cultura, sociedad, economía, religión y adláteres, podemos dar cuenta de que la permisividad de los aparatos de poder, han conceptualizado a un Estado lejano, muy lejano de nuestra realidad y nuestras aspiraciones.
Contamos con organismos del sector central inoperantes debido a la falta de compromiso con sus objetivos, una ralea de organismos como el INE y la CNDH, además de organismos con líderes sindicales que ya ni siquiera a esta generación pertenecen, padeciendo su vetusta y servil mentalidad como es el caso de Gamboa Pascoe o Romero Deschamp’s, ya no digamos de los poderes legislativo y judicial corrompidos en los ámbitos federal y estatal ¿y el municipio? ahí en esa célula es donde se recrudecen todos los males sociales.
Si Peña Nieto como lo ha declarado desea restablecer el orden, le sugerimos que empiece regresando los bienes propios, de su familia y colaboradores que legítimamente no les pertenecen, que ponga en su lugar los abusos extremosos del ejército y la armada, porque no queremos un gobierno de baratija, sino aspiramos a un México pletórico de luz que al decir de José Vasconcelos nos pertenece.
Email: licfernandora@hotmail.com   Celular: 871 163 3813         

Enfermeras, enfermeros y la breve historia del tiempo

Como la de médico o profesor (hablo de los auténticos, a los que también se puede llamar maestros), la de enfermera o enfermero es una profesión que requiere de abnegación y vocación de servicio, además de un infinito amor por nuestros semejantes. Lilia Margarita Rivera Mantilla se refiere en el presente artículo a esa actividad que bien llevada se convierte en auténtico apostolado.
A la memoria de Eduardo Garza Valdés

Comencé a celebrar el día 6 de enero comiendo rosca, tomando sidra o chocolate, hasta después de 1974. Claro que desde niña supe que en un día como ése, fue cuando los tres reyes magos, siguiendo la estrella de Belén, llegaron por fin hasta el establo en donde estaban refugiados José y María, con el niño Jesús recién nacido, para ofrecerle oro, incienso y mirra. A la mayoría de los niños laguneros, los reyes magos no nos traían regalos, porque ya lo habría hecho el 25 de diciembre el mismísimo niño Jesús o Santoclós; tampoco se acostumbraba partir la rosca para encontrar el muñequito, y pagar después con los tamales del día de la Candelaria.
Sin embargo, en mi casa sí había cierto tipo de festejo el 6 de enero. Se celebraba el Día de la Enfermera. Mi mamá, antes de casarse, trabajó en el sector salud, se sentía orgullosa de ser enfermera titulada. Entonces, algunas de sus antiguas compañeras de trabajo iban a la casa en donde se les agasajaba con una comida. Esa reunión me hacía sentir que, realmente, ya estábamos inmersos en el año nuevo que recientemente había comenzado. El Día de la Enfermera marcaba un nuevo ciclo para mí.
Mi mamá nunca dejó de ser enfermera. Ya no llevaba su uniforme inmaculadamente blanco con la capa oscura encima, tampoco usaba la cofia en la cabeza, como si portara una corona, con la que se veía tan soberbia y atractiva en las fotografías que había de ella en la casa, ésas cuando andaban en las campañas de vacunación. Al fin mujer, el procurar la salud de los demás lo trasladó como un reflejo a su propio hogar, al cuidado de sus hijos, esposo y de todos aquellos que la necesitaran.
Cuando veía su caja metálica para hervir aquellas aterradoras jeringas de vidrio, el olor del alcohol, la botellita con la penicilina, la cual era extraída con la punta de la aguja que igual se clavaría en alguna de nuestras nalgas, causándonos mucho dolor para tener como recompensa la salud renovada; entonces, imaginaba que mi casa era como una clínica  sacada de La Ciudadela, la novela de A.J. Cronin, pero allí no habría algún doctor dictando órdenes, solo mi mamá era la dueña absoluta de ese espacio.
Estos recuerdos me llegan en montón, no se pueden detener cuando veo las protestas de las enfermeras y enfermeros del sector salud de México, indignados porque a su profesión, para la cual se han preparado académicamente durante años, el gobierno ha decidido bajarla a la categoría de un oficio de menor escolaridad y responsabilidad, una actividad artesanal, algo casi como hobby por lo fácil que es llevar a cabo; tan fácil que tampoco merece mejor salario.
Pero todo esto tiene una explicación histórica. El ser enfermera, nutrióloga o trabajadora social significa que se desempeñan tareas propias del género femenino, rutinas que ya son inherentes a la feminidad, se dan por sentadas, salen de manera natural, no se requieren estudios para desempeñar estas labores que siempre se han realizado sin esperar nada a cambio.
La mujer permanece en casa, soltera o casada, y se espera que atienda a los enfermos que hubiera dentro de su familia casi por puro instinto o por las costumbres ancestrales transmitidas; de la misma manera, sabrá cómo nutrir a los que la rodean, provoca rechazo la mujer que se atreve a decir que le disgusta cocinar, entonces tiene que aprender lo elemental para que, sobre todo, sus hijos y esposo puedan alimentarse sanamente. Además, la mujer es el enlace entre el mundo exterior y el de su propio hogar.
Ella será intermediaria entre la educación, ideas y valores inculcados en casa y entre la educación académica impartida en las escuelas y la iglesia. La mujer aprobará o rechazará las amistades que hagan sus propios hijos; aunque le disgustaran, se esforzará por tolerar aquellas que sean convenientes para los intereses de su esposo. Si fuera necesario, se le pedirá su cooperación para aliviar necesidades en su comunidad o para el mejoramiento del entorno en el cual le haya tocado vivir. Esto sin esperar una remuneración a cambio; se da por un hecho que a la mujer le encanta la vida social, entonces, ¿por qué pagarle por una actividad que ella desarrolla con tanto gusto y facilidad?
Cuando mi mamá trabajaba como enfermera en el sector salud, recibía un salario. Hacía trabajos extras como cuidar o atender enfermos en sus respectivas casas, y sus ingresos aumentaban. Al casarse y tener hijos, siguió realizando todas estas tareas, día y noche, recibiendo solamente el agradecimiento sincero de su familia.
Cuando a Stephen Hawking le diagnosticaron esclerosis lateral amiotrófica, los médicos le dieron solamente dos años de vida. A pesar de esa sentencia demoledora, Jane Wilde decidió casarse con él. Esto ocurrió en 1965, hace casi cincuenta años, Hawking sigue vivo, acaba de cumplir 74 años. A Jane casi le cuesta la pérdida de la razón y hasta la pérdida de la vida (pensó en el suicidio) el haberse convertido en su cuidadora primaria, en su enfermera de 24 horas. Stephen Hawking alcanzó fama mundial con su libro Breve Historia del Tiempo, pero pocos sabrán quién fue su primera esposa y madre de sus tres hijos. La vasalla que se sacrifica por su rey. Perder la identidad en muy breve tiempo.
Ahora también hay enfermeros. He conocido hombres que pudieron haber estudiado medicina, pero eligieron la enfermería. Y en los hospitales, aunque el número de ellos es menor al de sus compañeras, se muestran solícitos, eficientes y con la destreza que les da su fuerza física para el mejor manejo del enfermo. Me pregunto si ellos serán poseedores de una mente muy venusina; es decir, dentro de su corazón tendrán sentimientos como aquellos que se cree que son propios de la naturaleza femenina.
Mercedes Juan López, es mujer. Pero es la Secretaria de Salud asignada por Enrique Peña Nieto. Es médico cirujano, tiene estudios de especialidad y posgrado, cae dentro del nivel que siempre han ocupado los médicos hombres. Porque quienes tienen un título como médicos cirujanos, se sitúan en una especie de pequeño Olimpo, donde los vulnerados por el dolor y la enfermedad los verán como a pequeños dioses, y las enfermeras y enfermeros siempre serán vistos como sus subalternos prestos a servirles para aligerar sus importantes tareas.
Será por eso que la Secretaria de Salud, Mercedes Juan, ve con naturalidad que el sacrificado trabajo de enfermeras y enfermeros sea visto como un oficio de menor importancia, aunque si no fuera por los cuidados, por la seriedad y eficiencia con que deben atender a los enfermos, el ejercicio de la profesión de los mismos médicos desmerecería mucho al no contar con la colaboración de estos también profesionales de la salud.
El 29 de enero del 2015, apenas pasadas las siete de la mañana, una pipa de gas que suministraría el combustible en el Hospital Materno Infantil de Cuajimalpa, en la Ciudad de México, tuvo una fuga en la manguera surtidora,  provocando una explosión que causó el desplome del hospital. Afortunadamente no perecieron muchas personas, la mayoría de los internados eran bebés y sus madres. Si se pudieron salvar muchas vidas, seguramente fue gracias al espíritu de entrega, servicio y sacrificio al que estaban acostumbrados dos enfermeras y un camillero: Ana Lilia Ledesma Gutiérrez, Mónica Orta Ramírez y Jorge Luis Tinoco Muñoz.
Ellos pudieron haber salvado sus propias vidas, pero no quisieron alejarse del lugar, dejando allí a los pequeños indefensos. Muchos ya lo tienen como un reflejo el olvidarse de sus propias necesidades por atender las de aquellos tendidos en una cama, necesitados del calor de una mano que los toque y los conforte en su propia sensación de indefensión, de tristeza, desesperanza y muchas veces de abandono.
No acostumbro celebrar la entrada de un nuevo año gregoriano el día primero de enero. Para mí el inicio del año corre a partir del 6 de enero. Mis hijos ya no esperan la llegada de los Reyes Magos, ahora la partida de rosca ya se celebra más en el norte del país, pero la edad me obligó a retirarme de los carbohidratos simples y ya no la como; sin embargo, siempre recuerdo que el 6 de enero se celebra el Día de la Enfermera; imagino a mi mamá vestida de blanco, con su cofia a manera de corona en la cabeza y su capa oscura dándole más porte y dignidad, recorriendo las calles y barriadas de Torreón junto a sus otras compañeras; las recuerdo sonrientes y alegres en las pocas fotografías que aún quedan por allí, como si la propia Higía las fuera conduciendo.
Lilia Margarita Rivera Mantilla,
México, Distrito Federal, febrero de 2015

8 de marzo de 2015

Charla con Lydia Cacho: el sexo después de los 40

No es frecuente poder leer en un solo texto a dos mujeres como Lydia Cacho y Verónica Maza Bustamante que trabajan con tanto conocimiento el tema de la sexualidad, el que abordan desde distintos ángulos y puntos de vista. Por lo poco usual del hecho comparto a los seguidores del blog la sección El Sexódromo, publicada ayer en Milenio Diario Laguna. A las dos excelentes comunicadoras las sigo siempre, desde que las descubrí por primera ocasión en sus diferentes espacios periodísticos, creo que no hay mejor pretexto para hacerlo que la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, surgida de un suceso trágico derivado de la lucha de las féminas por lograr un mejor trato, tanto de los varones como de los gobiernos de los que durante tanto tiempo siguen siendo excluidas.  

Lydia Cacho cerró, por el momento, un ciclo como periodista. Después de investigar, denunciar casos y escribir sobre aspectos relacionados con el lado oscuro de la sexualidad, de crímenes sexuales, decidió investigar sobre un tema que le resulta cercano por su edad: el amor y el erotismo tras llegar a la cuarta década de vida, publicando hace tres meses su libro Sexo y amor en tiempos de crisis.
Siguiendo el mismo riguroso esquema de trabajo que en todas sus investigaciones, se dio a la tarea de desentrañar las problemáticas a las que se enfrentan hombres y mujeres, sus cambios hormonales, sus crisis sentimentales, personales y de pareja. De sacar a la luz mitos, tabúes, información incorrecta, ofreciendo datos precisos para vivir esa fase con alegría, no con pesar.
Lydia y yo sostuvimos una conversación telefónica. Aquí se las comparto.

Cuando vi la portada de Sexo y amor en tiempos de crisis pensé que era una investigación para adultos mayores de 40 años, pero tras leerlo pienso que es para hombres y mujeres de todas las edades. Saber, como joven, qué pasará con tu ser, con tu cuerpo, llegada a cierta etapa de la vida, me parece muy útil.
Cuando se hace un trabajo periodístico o un libro, debes buscar que la gente se apropie de éste. He hecho varias presentaciones desde que salió en noviembre; se me han acercado mujeres jóvenes (es lo más común), pero también hombres de 25, 26 años, que ya lo leyeron. Un reportero de esa edad me dijo que compró uno para regalárselo a su papá porque comprendió, tras leerlo, que eso es lo que le pasa a sus 50 años. “Ahora sé que a mí no me va a suceder lo mismo, porque entró en una crisis emocional terrible debido a que no sabía qué estaba viviendo. La familia tampoco, y todos lo estábamos juzgando”, me dijo.
Porqué de la menopausia se habla un poco, pero de la andropausia no lo hace nadie.
Entrevisté médicos en el Seguro Social de Cancún que negaron la existencia de la andropausia. ¡Imagínate! Pobres de los hombres que llegan con estos urólogos. Mi idea es ponerlo sobre la mesa como una discusión indispensable. Cuando hablamos de sexismo también debemos referirnos a la discriminación hacia los hombres.
¿En qué momento o por qué situación decidiste escribir sobre la sexualidad después de los 40 años?
Es un libro que se fue gestando a lo largo de muchos años, desde que empecé a trabajar ya casi 20 años en el tema del VIH/sida, de diversidad sexual, de género, de cómo las parejas no aprenden a cuidarse mutuamente. En la medida en que iba presentando mis ejemplares anteriores, sobre todo los de pornografía infantil y el de trata de mujeres, en las conferencias surgían preguntas interesantes: ¿por qué la gente no solo no está hablando de este lado oscuro de la sexualidad, del maltrato, de la violencia, sino tampoco de la sexualidad en general?
Fui recopilando todas estas preguntas y llegó un momento en que cerré el ciclo que había abierto hace años; quise investigar sobre el lado no criminalizado de la sexualidad sino analizar desde otro lugar las relaciones interpersonales, cómo construimos nuestra idea de convivencia, de amor, de lealtad.
Lo que detonó mi elección de hablar sobre lo que sucede en una edad madura fue mi propia edad. Yo en un mes cumplo 52 años. De pronto me di cuenta que me siento más a gusto que nunca con mi cuerpo, con quién soy, pero me topé con muchas personas llegando a mi edad, o desde los 45 años, súper asustadas. Como periodista, me llamó la atención. Tú sabes de esto.
Sé de ambos asuntos. Cumplo 44 años y, conforme pasan los años, me siento cada vez más feliz conmigo misma.
Más a gusto en tu persona, en tu cuerpo, en el conocimiento adquirido. Una se siente más madura. Creo que nos pasa a las mujeres que nos dedicamos a investigar sobre estos temas, que vamos comprendiendo las cosas conforme las conocemos. Yo me siento más segura ahora que a los 27 años, cuando quería comerme el mundo.
¿Qué asuntos fueron los que te resultaron más difíciles de investigar porque había poca información?
Lo más difícil fue lograr encontrar en México médicos hombres que pudieran dar una explicación adecuada sobre el tema de la andropausia. Encontré algunos, pero eran excepción. En cambio, en España encontré una buena investigación en clínicas, hospitales públicos sobre el tema. Ahí hay una debilidad tremenda en nuestro país. En el uso de las hormonas para ellos.
Otra cosa que me costó mucho trabajo fue conseguir que los hombres hablaran sobre sus emociones. Entrar en la profundidad de las dos preguntas fundamentales: ¿qué significa para ti la virilidad?, y ¿en qué momento supiste que te estabas convirtiendo en hombre? Me conmovió muchísimo la experiencia de las entrevistas. Hablé con empresarios, intelectuales, empleados, todos esclavos de la cultura del machismo. Fue complejo entrar en su mundo, que se abrieran.
Lo cual resulta importante y necesario, como también tratar estos temas con un lenguaje sencillo, hasta divertido, sin perder el rigor periodístico. No a todos les gusta leer las investigaciones médicas o sexológicas, porque se aburren o no comprenden la terminología.
A mí me gusta mucho leer sobre ciencia, porque me aleja de los temas de política, de violencia. Por eso agradezco infinitamente a las y los divulgadores que saben que no soy experta. Cuando recurro a ellos, no me tratan como una tonta, pero sí me explican mis dudas a detalle.
Como en libros anteriores, en Sexo y amor en tiempos de crisis busco mezclar el reportaje con la crónica y las entrevistas, escribir con un lenguaje accesible, evitar datos pesados. Fue complicado buscar símiles, metáforas para explicar cómo funciona el sistema hormonal, intentar hacer ejemplos divertidos, porque está claro que en México, el lector promedio no tiene la costumbre de leer divulgación científica.
Como a ti, me llama la atención que en México, y en muchos lugares del mundo, a la gente le da miedo hablar del lado oscuro de la sexualidad, de ese al que tanto te has acercado. Pero también del disfrutable, del placer. Se vendan los ojos frente a lo malo, pero también a lo bueno, negándose las maravillas del erotismo, del amor, de la comprensión de la sexualidad.
Tenemos una muy mala educación sentimental, para empezar, y eso arroja, a lo largo de la vida de los seres humanos, consecuencias terribles, porque vamos acumulando miedos, violencia, malas interpretaciones y, efectivamente, los habitantes del mundo entero tenemos poca capacidad para superarlo. Quise enfocarme en México porque, como seguro te pasa a ti también, cuando te pones a buscar estadísticas mexicanas recientes sobre estos temas te das cuenta de que solo hay datos de Estados Unidos traducidos al español. Y yo buscaba lo local. Como he leído en tus columnas sobre educación sexual, los padres, las madres, las escuelas, el gobierno siguen creyendo que ésta es únicamente una enseñanza anatómica o biológica. Creen que la prevención de las violencias tiene que ver con el uso del condón solamente, por ejemplo. Entonces, me parece que vale la pena sentarse a discutir sobre estos temas.   
¿Cómo fue tu educación sexual?
Mi mamá era psicóloga, sexóloga y feminista. Trabajó mucho tiempo con adolescentes. En mi casa se hablaba abiertamente de estos temas, vinculando siempre la sexualidad con el erotismo, con la apropiación del cuerpo, y eso me parecía normal, así que me resultaba extrañísimo que mis amigas y mis amigos de la secundaria dijeran cualquier cantidad de barbaridades falsas sobre el tema.
Tú y yo somos de esas generaciones a las que les tocó el descubrimiento del sida. Comenzamos a emplear preservativo por miedo. Los chavos de ahora ya no tienen ese referente y han relajado sus precauciones en asuntos sexuales. Qué bueno que ya no teman, pero qué malo que tampoco se informen correctamente.
En la época en que trabajé con el Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer y me fui a África, a Senegal, para poder hacer un estudio de lo que pasaba, qué hacían las mujeres para prevenir el VIH, comprendí que en todo el mundo la prevención del sida iba de la mano del miedo. Entonces, las personas tienen una educación llena de tabúes, de temores pero, a la vez, una sexualidad latente, viva a lo largo de su existencia. Si les enseñas con miedo, no se van a apropiar de su cuerpo, de su salud. No desde el lado positivo.
A mí me toca hablar con estudiantes. En mis conferencias hablo desde el lugar en el que pueden tener herramientas de poder para evitar la violencia. En la medida en que amen su cuerpo, se reconozcan en él, lo cuiden, y hagan lo mismo con el de otra persona, tendrán una buena vida sexual. 


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Bell@s con vello
La aparición del vello corporal se relaciona con el incremento en el nivel de andrógenos y estrógenos. El cambio en los folículos es relativamente abrupto durante la pubertad y la adolescencia, pero no deja de crecer en forma gradual por varios años hasta quedar en su punto final. En algunos varones llega a ser muy espeso, cubriendo la espalda, la nuca, las nalgas, los pies y, en el caso de ellas, una parte de los muslos, el abdomen bajo, los senos y pezones, los dedos, los brazos. En otr@s es apenas una pelusilla casi indistinguible.
Las características del vello púbico son diferentes entre cada ser humano. En algunos es más grueso y denso, mientras que en otros se encuentra más esparcido y es más fino. El color varía considerablemente respecto al del cabello, por lo que termina siendo un mito aquello de que como se tiene en la cabeza o en las cejas estará el de los genitales.
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NúmEROS
En 2011, las cifras en México de mujeres de 15 años y más que habían enfrentado episodios de violencia durante la relación con su actual o última pareja, fue la siguiente:
43.1%  Violencia emocional
24.4% Violencia económica
14% Violencia   física
7.3% Violencia sexual
Fuente: Mujeres y hombres en México 2013, Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
elsexodromo@hotmail.com
@draverotika
FB: La Doctora Verótika

6 de marzo de 2015

Reportero, malgré tout...

Roberto Orozco Melo escribió durante varios años la columna Hora Cero que se reproducía en diversos medios nacionales y coahuilenses, como Zócalo y El Siglo de Torreón. En noviembre del 2005 escribió el presente texto en el que se refería a dos destacados periodistas coahuilenses: Humberto Guadalupe Gaona Silva y Juan Francisco Elizalde Escobedo quienes en los años 50 competían para ganar la “cabeza” de ocho columnas en el ya desaparecido periódico saltillense El Heraldo del Norte. Mi recuerdo y admiración para los tres, que se constituyeron para mí en modelo profesional.
       
Me avisa Gerardo Hernández, por teléfono: “Murió Humberto Gaona” y el corazón se me encoge. Pienso en voz alta: Humberto, carajo, ¿qué le pasaría? “Cáncer” me dice Gerardo. Cáncer, repito en voz baja. Y se atropella en la memoria el poema de Miguel Hernández dedicado a Ramón Sijé: “Un hachazo invisible y homicida, un empujón brutal te ha derribado” Cuelgo el teléfono y me desplomo en el tiempo. ¿Cuándo lo conocí? ¿Por qué no lo frecuenté más?
Evoco la historia: eran tiempos heroicos en un periodismo pleno de carencias: la talacha se aprendía en la redacción; la biblia de los reporteros era el libro “Periodismo Trascendente” de Salvador Borrego, cuya ideología pro nazi descubrimos en posteriores días. El “Heraldo del Norte” uno de dos cotidianos que se publicaba en Saltillo, había sido mi primera casa de trabajo: ingresé a ella en 1947 como corresponsal en Parras. Ya en Saltillo, en 1949 tuve dos quehaceres a un tiempo: corrector de pruebas y reportero, en los que permanecí hasta 1951; después hubo un cambio y llegó a administrar el periódico don Manuel López Güitrón, de grata memoria. En 1955 fui ascendido a director editorial. En esos días reforzaron la planta de reporteros dos periodistas: Humberto Gaona Silva y Juan Elizalde Escobedo.
Juan Elizalde Escobedo
Para estimular el trabajo informativo instauramos un premio consistente en 50 pesos para los reporteros que lograran el mayor número de cabezas de ocho columnas cada semana. En el primer sábado, después de su contratación, Juan y Humberto obtuvieron tres cabezas principales cada uno, así que dividimos el estímulo entre ambos; de ahí en adelante Gaona monopolizaría las ocho columnas, hasta que la Dirección decidió acumulárselo al sueldo. Elizalde había disminuido la intensidad de su rendimiento como reportero, porque sus estudios de abogacía le demandaban tiempo y atención. Muchos años después fallecería Juanillo Elizalde en plena madurez y anteayer en la mañana me avisan lo de Humberto Gaona Silva en Ramos Arizpe, su tierra natal. Saltillo. Ambas pérdidas, distante una de otra, son muy sensibles y lamentables para los veteranos del gremio periodístico. Ellos fueron periodistas de vocación, además de buenos compañeros, y lo evidenciaron.
Una de las primeras ocho columnas de Gaona fue producto de una larga investigación: el insólito embargo y remate de los activos de “La Forestal FCL” por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público para cobrar un adeudo millonario de impuestos federales no liquidados, algo nunca visto hasta entonces. Los funcionarios del organismo estaban empeñados en negar la deuda y el remate y para ello movieron todo género de influencias: querían evitar que se le diera publicidad al hecho, pero nos negamos y dimos cuenta prolija del escandaloso suceso cada uno de los días que duró la secuela del remate. Varias semanas después el propio Humberto estuvo a punto de perder una pierna en un accidente de trabajo.
La Policía municipal avisó de un incendio en el Sur de Saltillo, “por si queríamos reportearlo”. Claro, sí queríamos, pero en aquel momento no teníamos disponible al reportero de la fuente, ni había vehículo para trasladarlo. Humberto se ofreció a suplir al ausente y pidió al comandante de Policía que pasara por él. Diez minutos más tarde sonaba la sirena por la calle Xicoténcatl. Desesperado esperaba Humberto en la esquina de la calle Aldama. Al tener “la julia” a la vista les hizo la seña que se detuvieran, pero el vehículo apenas disminuyó su velocidad en el momento en que Humberto intentaba su abordaje; no lo pudo consumar, resbaló y cayó al piso, fracturándose una pierna. No obstante, Humberto, insistió en ir hasta el sitio de los hechos, constató y cubrió la información y aún se empeñó en dictarla desde la misma Cruz Roja donde lo estaban enyesando.
Incapacitado, Gaona continuó atendiendo sus fuentes y órdenes de trabajo por teléfono, desde la casa morada de sus padres en Ramos Arizpe. Cada día enviábamos a alguien del periódico por su material. Luego se reincorporó al trabajo normal, pero unos meses después se marchó a la Ciudad de México para trabajar en Excélsior, donde mostraría su calidad de reportero en varias fuentes, incluida la Presidencia de la República.
Uno de sus orgullos era haber entrevistado al dictador español Francisco Franco. En el Gobierno del ingeniero Eulalio Gutiérrez, Gaona Silva fue director de Comunicación Social y al concluir el sexenio en 1975, fue subdirector y director editorial del periódico Noticias, de Torreón. Pero Humberto, inquieto por naturaleza, no hizo huesos viejos en este cotidiano. Durante su vida periodística en la capital de la República viajó a varias partes del mundo, realizó trabajos especiales para Excélsior y reporteó sucesos de trascendencia internacional y nacional. Escribió tres libros: S.O.S., México sin maquillaje y Reportero, título que acredita su propia vocación. En los últimos diez años Gaona tendió al ostracismo. En cierto modo se le agrió el genio. Recibía a sus amigos y colegas en su casa, pues era un excelente anfitrión. A veces amanecía gruñón y en otras se mostraba exultante en el cultivo de la nostalgia. Entre él y yo, cuántas citas dejamos incumplidas. Nos dábamos o nos pedíamos disculpas y proyectábamos un nuevo encuentro que tampoco tenía lugar. A veces sólo un telefonazo. En otras un simple saludo por voz de un amigo mutuo. Bullían en su cabeza los proyectos editoriales.
Como suele suceder Gaona pudo dejar escritas algunas nuevas notas sobre sus empeños. La última vez que nos vimos, hace más de un año, conversamos en un café toda la mañana. Indagó sobre diversos temas de la política y el periodismo, inquirió detalles, capturó pistas en el aire y las anotó en papeles sueltos. Fue reportero siempre, hasta el final y eso fue, malgré tout… Quizá ahora, mientras usted lector lee estos párrafos, Humberto Gaona Silva esté ocupado en entrevistar a Dios.