Jesús Máximo Moreno Mejia |
En los días previos al 1
de julio en que se realizó la madre de todas las elecciones el compañero Jesús M.
Moreno Mejía
me envió el presente artículo, en el que se cuestiona la supervivencia de los
pequeños partidos políticos. Ni Chuy, ni ninguno de nosotros previó lo que
estaríamos viviendo a partir del 2 de julio, cuando nos enteramos que hubo una
elección sin precedente, en la que el triunfador resultó ampliamente legitimado
al lograr más de 30 millones de votos a su favor y convertir en organizaciones
marginales al Partido
Revolucionario Institucional y
Partido de Acción Nacional, además de condenar a la desaparición
al no lograr el 3 % de la votación a otros como Encuentro Social y
Nueva Alianza.
“El rumor es el preludio de
las pequeñas revoluciones…”
Dimitri Merejkovsky
Los
rumores de un reacomodo en la partidocracia que padece el país son cada vez más
fuertes e insistentes: los pequeños partidos políticos sobrevivirán, o se
hundirán, después de las elecciones del 1 de julio.
Incluso,
algunos integrantes de los llamados “partidos morralla” han empezando a moverse
como las cucarachas cuando prevén peligro, y para ello decidieron cambiar de identidad
política, al grado tal de renunciar a una candidatura a sabiendas de que les iría
mejor desde otra plataforma.
La
metamorfosis ha sido paulatina en todos los partidos políticos (mayores y menores),
producto de innumerables luchas intestinas, en las que obviamente están de por
medio los intereses de uno y otros, pues ni la institucionalidad ni los
principios rectores son tomados en cuenta.
Así
vemos que un partido identificado como de derecha se vuelve de izquierda, o al
menos acepta coaligarse con otro de diferente color político, como ocurrió con
el conservador Partido Encuentro Social (PES), que en sus inicios fue
identificado con el sello de derecha o centro derecha.
Acontecen
recientemente dos hechos políticos inéditos: Juan Carlos Natale López, candidato
a senador por el Partido Verde Ecologista de México (PVEM), en Puebla, decide
abandonar su postulación para afiliarse al Movimiento Regeneración Nacional
(Morena); mientras que en Tabasco el aspirante a gobernador del PVEM, Óscar
Catón Cetina, anuncia públicamente que votará por el candidato presidencial de
Morena, Andrés Manuel López Obrador, lo que le vale ser desconocido por el
Verde.
Existen
otros partidos pequeños que están colgados de la brocha para bien o para mal,
como sucedería con Movimiento Ciudadano, de Dante Delgado, que forma parte de
“Por México al Frente” de Ricardo Anaya, el que posiblemente se consolide como fuerza
política. Pero igual le sucedería al Partido del Trabajo (PT), que va en
coalición con Morena, de Andrés Manuel López Obrador, como “Juntos haremos
historia”.
Y
en el caso de los partidos “grandes”: Revolucionario Institucional (PRI);
Acción Nacional (PAN), y de la Revolución Democrática (PRD), también habrán de
efectuarse cambios significativos.
En
el PAN, se asegura, las pugnas internas serán más cruentas por el rompimiento
causado por la candidatura de Ricardo Anaya y la renuncia de Margarita Zavala,
que derivó luego en la postura de Ernesto Cordero, como presidente del Senado, apoyando
y cobijando todas las propuestas del PRI.
Se
comenta la existencia de varios grupos y personajes de Acción Nacional que
propondrían una recomposición de ese partido político, implicando ello una cruenta
guerra intestina, pero también estaría el buscar el control de la dirigencia
nacional, entre ellos Rafael Moreno Valle, ex gobernador de Puebla, quien ya
recorre varios estados buscando el apoyo de los panistas.
La
lucha hacia el interior del Revolucionario Institucional pinta para ser fuerte,
aunque tal vez eso ocurra hasta después del 1 de diciembre, o sea cuando
Enrique Peña Nieto deje el poder en manos del triunfador de la elección del domingo
1 de julio.
Hay
varios nombres que estarían en esta pugna priísta, cuya lógica sería recomponer
el partido, e incluso hasta desaparecer al PRI para dar paso a una nueva fuerza
política. Uno de los personajes que intentaría un nuevo liderazgo de dicho
partido (nuevo o rehecho), sería Miguel Ángel Osorio Chong, ex Secretario de
Gobernación y futuro senador plurinominal.
Finalmente,
faltaría saber que sucederá con el hoy dividido Partido de la Revolución
Democrática, hundido y desfondado, gracias a AMLO, quien aglutinó a varios
grupos de izquierda de ese y otros partidos, y que ahora Morena se perfila como
el instituto político mejor consolidado.
Falta
ver con claridad que habrá de ocurrir con la partidocracia que hoy padecemos y
que tendremos para rato, pero con diferentes matices.
¡Hasta la
próxima!
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