Federico Ramos Salas |
En
su columna Ganar, Ganar que
semanalmente se publica en Milenio Diario Laguna el artista plástico Federico Ramos Salas toca el tema de que en cualquier sociedad que seriamente busque
el progreso de sus ciudadanos se tiene que fomentar la práctica de tres valores
fundamentales: Promover el pensamiento científico, establecer un sistema de
oportunidades para todos y reconocer como legítima la creación de riqueza.
En
cualquier sociedad actual que seriamente busque el progreso de sus ciudadanos e
intente por todos los medios lograr ese objetivo, estos tendrían, junto con sus
autoridades, que propiciar la práctica de tres valores fundamentales: Promover
el pensamiento científico, establecer un sistema de igualdad de oportunidades
para todos y, muy importantemente, reconocer como legitima la creación de
riqueza, esto es, otorgar a todos por igual certidumbre jurídica respecto de
sus actos o actividades.
El
problema de México es que ninguna de estas tres premisas del desarrollo se da de
manera palpable, generando desequilibrios, tanto en la manera como se reparte
el ingreso Nacional, como en la distribución de los beneficios sociales.
En
estudio reciente llevados a cabo por el Instituto Mexicano para la
Competitividad se observa que los mexicanos no reclamamos mucho al respecto,
empezando porque lo que consideramos “científico” son asuntos como astrología,
o sea, la relación del ser humano y su destino en relación a la posición de los
astros, homeopatía o parasicología, dejando fuera a ciencias como la economíao
la geología y la química. La resultante es que el Gobierno no promueve el
desarrollo del pensamiento científico entre niños y jóvenes y dedica poca o
nula inversión a fomentar la creación de laboratoriosdedicados a la investigación
y al desarrollo de tecnologías.
Tampoco reflexionamos mucho en el “sistema” de
repartición de beneficios sociales que tenemos, tal vez porque creemos
erróneamente que posturas como:”aquí me toco vivir” o “pobre pero contento” o
porque asociamos la labor que hace el Gobierno como una actividad para los
pobres, lo que redunda en que la bolsa de enormes recursos destinada para esos
rubros de apoyo social escasamente llegan a su destino y en un 70% se quedan en
los bolsillos de la burocracia, pago a proveedores que venden artículos
inflados en su precio, o simplemente se van al barril sin fondo que representan
los altos sueldos y canonjías de que goza la alta burocracia. A los mexicanos
poco nos preocupa la falta de Estado de Derecho sobre todo apuntalada en la
creencia generalizada de que quien crea riqueza con su trabajo o capital es un
explotador, cuando los países que promueven la creación de riqueza en lugar de
solo la repartirla, avanzan más rápido en darle a su población los niveles de
bienestar que nosotros no alcanzamos a ver.
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