Jesús M. Moreno Mejía
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Si
en otras cuestiones no hay consenso, si existe en lo que se refiere a Eduardo Olmos
Castro a quien la mayoría
de los habitantes de Torreón califica como el peor alcalde que hemos tenido en la historia
de nuestra ciudad. El texto es de Jesús Máximo Moreno Mejía y lo tomamos de www.elperiodicodesaltillo.com
Ignoramos
el resultado de la elección del domingo 7 de este mes de junio, pues en los
momentos de redactar este artículo todavía estaban en juego la campaña de los
candidatos de los partidos políticos, pero obvio es que tendrá que haber un
ganador.
Ahora
bien, si hace cuatro años concluía la administración de un presidente municipal
(José Ángel Pérez) que fue considerado como el peor que hemos tenido, hoy
existe la convicción popular de que el actual (Eduardo Olmos) resultó todavía
más malo, por lo que ya se califica como “El peor de los peores”.
Cierto
es que el principio del actual cuatrienio, el Alcalde recibió un decidido apoyo
económico del gobierno del estado, motivo por el cual se pensó que al final
llegaba una autoridad municipal que vendría a darle un decidido impulso a
Torreón.
Sin
embargo, como decía antes la gente del campo, fue sólo una “llamarada de
petate”, pues al poco tiempo no se vieron las mejoras que al principio de la
administración municipal, e incluso se vio que las arcas municipales estaban
cada día más exiguas y no alcanzaba para ofrecer un buen servicio a la
comunidad.
La
empresa concesionaria de la recolección de basura (PASA) estuvo a punto de
suspender el servicio en varias ocasiones, en virtud de los adeudos que se
daban con mucha frecuencia, cuyos montos eran millonarios y cada vez mayores,
pues se renovó un contrato de servicio que todo mundo esperaba se diera por
terminado.
Pero
no sólo fue el renglón de la limpieza pública, pues también se notó un mal
servicio de alumbrado, causado por la falta de dinero para la adquisición de
luminarias y accesorios para mantener el encendido público de todos los
sectores de la ciudad.
Parques
y Jardines ha ido desmereciendo lo que en un principio había logrado, por
ejemplo el mantenimiento del césped del camellón del bulevar Constitución,
dotado incluso de una estrecha ciclopista, de equipo de riego que ya ha
desaparecido en varios sectores, y un sistema de semaforización que la más de
las veces falla.
El
agua potable y el drenaje se administra a través de la empresa paraestatal
denominada SIMAS, la que está llena de funcionarios y de empleados, que poco o
nada hacen por mejorar el abastecimiento del líquido vital pues son
innumerables las colonias proletarias sin agua.
Siempre
se ha buscado un pretexto para justificar la ineficiencia e ineficacia de la
paraestatal, así como nunca se ha podido justificar el que exista tanto
funcionario con muy buenos sueldos. El servicio que prestan no demuestra ser
idóneo para lo que tienen encomendado, e incluso se afirma que es de allí donde
salen directrices para el Alcalde (¿no debería ser al revés?).
El
tema de la seguridad pública es un renglón para muchísimos comentarios (sobre
todo por la presencia incontrolable del llamado crimen organizado), pero nos
concretaremos a comentar lo relativo al robo en casa habitación, de escuelas y
accesorios públicos, de vehículos, etcétera, los que prácticamente han ido al
alza y sólo se dice en algunos meses que ha bajado, cuando desciende de manera
insignificante, pero sin dejar de ser un problema constante.
Adjunto
al tema de seguridad está el de control vial, a cargo de agentes de tránsito,
quienes se supone deberían enseñar a los peatones y conductores a respetar el
reglamento correspondiente, pero en realidad su misión es llevar el mayor
número de infracciones, con o sin justificación; esto es, se le considera una
máquina recaudadora en lugar de ser de control y educación vial.
Y
podríamos seguir enumerando una serie de deficiencias que la ciudadanía ha
notado y exige a Olmos, como responsable de conducir una buena administración,
misma que ha ido de mal en peor.
Incluso
hubo algunos renglones que simplemente se manejaron en cero, como es la
difusión a la cultura, pues no hubo apoyo alguno para la publicación de libros
que dieran mayor claridad e impulso a Torreón, no obstante que hubo proyectos
que se dijo en un principio que se apoyarían, pero nunca se cumplieron.
La
Dirección del Archivo Municipal planeó desde el inicio de la actual
administración, la publicación de cinco libros escritos por gente de reconocido
prestigio cultural, tales como José León Robles de la Torre, Luis Maeda
Villalobos, Rodolfo Esparza Cárdenas, titular de esa dependencia, así como el
que esto escribe, abordando en todos los casos temas de interés general para un
mayor acervo cultural de Torreón.
El
proyecto iba y venía, pero cuando ya parecía ser un hecho se decía que no había
presupuesto para la publicación, y la situación se repitió durante cuatro años
de la peor administración municipal.
Ah…
pero sí hubo presupuesto para presentación de grupos y de artistas populares
con finalidades de tipo político, en cumplimiento de aquel viejo refrán de que
“al pueblo hay que darle circo para tenerlo contento”.
La
muy cantada obra pública “de alcance extraordinario a nivel estatal”, según los
gobernantes, o sea la creación de la Plaza Mayor y un monumental y moderno
edificio que albergara la Presidencia Municipal, no pudo concretarse en los
plazos señalados, pues cada vez eran diferidos y que todavía no ha sido posible
terminar.
Ahora
serán las nuevas autoridades municipales las que estrenen ese edificio, pero la
ciudadanía ignora a qué precio, pues su costo será obviamente a cuenta del
erario y a pagar quién sabe en cuantos años, y lo que es más que lógico: con
nuestros impuestos.
El
entramado financiero que tenemos encima a nivel estatal, el cual se estima en
más de treinta y dos mil millones de pesos, aparte del municipal, cuyas sumas
están en números rojos y por consiguiente no se han traducido en beneficio de
la comunidad, tendrá que pagarse durante muchas generaciones, extendiéndose no
sólo a nuestros nietos, sino bisnietos y, seguramente, choznos también.
Hasta
la próxima...
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