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29 de septiembre de 2013

Las nasas del Nazas

Arcelia Ayup Silveti.
En su columna De raíces y horizontes que le publican varios medios coahuilenses, entre otros Milenio Diario Laguna y El Periódico de Saltillo la periodista y escritora Arcelia Ayup Silveti habla de las nasas, un singular artilugio que los aborígenes laguneros así como las de otras culturas que habitaban en riberas y costas utilizaban para pescar. Esa singular trampa que se utilizaba cuando nuestro río corría libremente, sin presas que detuvieran sus aguas impetuosas, fue la que le dio nombre al padre Nazas.

Me maravilla el ingenio de la nasa de pesca. Se trata de un artefacto elaborado de ramas en forma de cilindro invertido. Es una de las artes de pesca más antiguas y tradicionales, de algunas culturas de riberas y costas. Cuando nuestro río lo era de facto, se pescaba con nasas. Metían en su interior una presa de cebo o un gusano y cuando el pescado tragaba aquel botín, era devorado a la vez por la nasa.
La conformación de ésta tiene como estructura base un esqueleto de madera con mayor volumen en la parte inferior.
Disminuye el extremo superior hasta tener un mínimo tamaño sólo para unir las terminaciones de ramas, las cuales son unidas por alambres. Las cestas que usaban en el Nazas poseen una singular forma abombada. Tienen una pequeña ventana por la cual se ve nadar a la presa de forma natural.
La forma cilíndrica en la parte interna finaliza en forma de picos, lo que impide que el pez salga.
Nuestros antepasados después de un tiempo considerado regresaban por sus nasas cargadas de pescados, introducían la mano por la ventana y lo sacaban uno a uno.
Era una pesca pasiva la cual he podido imaginar cuando el Río Nazas se ha cargado de agua en 1991, 1992, 2008 y 2010. Me gusta ver el cauce lleno. Imagino la vida del Nazas antes de la construcción de las presas. Esas aguas históricas de nuestros antiguos nómadas, que vieron nuestros paisanos y decenas de inmigrantes sólo vuelven de prestado por un tiempo.
Nos dicen que el agua tiene memoria, y con fuerza retoman su viejo camino, con la sabiduría propia de la naturaleza.
A los niños les sorprende ver agua en el semidesierto en el cual han vivido. Muchos laguneros acudimos a ver el Río Nazas como fue hace más de siete décadas. Sólo ver el agua nos transmite tranquilidad.
La Región Lagunera se pone de fiesta, vamos a cualquier punto de su paso, llevamos a nuestros hijos para enseñarles por donde pasaba uno de los dos ríos endorreicos de México, es decir, que no desemboca en el mar.
Les enseñamos también cómo eran las nasas del Nazas y porqué el río lleva ese nombre.
biznagaas@hotmail.com

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