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30 de abril de 2015

El privilegio de criticar


Federico  Berrueto
Pruneda
El coahuilense Federico Berrueto Pruneda es junto con Liévano Sáenz el principal responsable del Gabinete de Comunicación Estratégica considerada como la empresa encuestadora más importante del país, Berrueto es además uno de los comentaristas más lúcidos cuya columna Juego de Espejos se publica en los medios impresos del Grupo Milenio. La presente entrega titulada El privilegio de criticar es la más reciente de sus columnas y me fue enviada por un amigo común para que la compartiera con los lectores del blog.

Gobernar, legislar, administrar o el activismo partidario padecen un preocupante desprestigio. Son menos los que se salvan y no importa afinidad ideológica o lugar de desempeño.

El ejercicio del poder es una actividad a la que muchos aspiran por consideraciones nobles y no tan nobles. En México existe una confusión básica entre administración y política, causa de muchas de las insuficiencias del gobierno. La falta de profesionalismo en el servicio público hace que se incurra en prepotencia, discrecionalidad y ostentación. En el fondo hay un desdén para el ciudadano y a la sociedad.
Gobernar, legislar, administrar o el activismo partidario padecen un preocupante desprestigio. Son menos los que se salvan y no importa afinidad partidaria o lugar de desempeño. Todos parece que se entreveran  dos procesos: una sociedad indignada y con mayores argumentos de auditoria como es el móvil del vecino difundiendo gráficamente la comisión de un delito de un funcionario desviando recursos públicos y un inocultable relajamiento de la disciplina.
Con el descuido generalizado de las formas y de las conductas de los políticos es natural que se cometan errores y se incurra en fallas, algunas de fondo otras de mera estética. Lo mismo en la situación patrimonial, actividad social o en eventos privados. Lo que provoca que la venganza pública se imponga al riguroso escrutinio. Unos mal y otros igual; se impone el prejuicio y se dictan sentencias sumarias de condena sin mediar razón ni medir consecuencia.
Javier Gándara Magaña, acusado de pagar con
recursos públicos la renta de un avión suyo.
Jorge Ramos es un buen ejemplo. Ramos es un mexicano muy exitoso, objeto de singular reconocimiento, a quien incluyen en un padrón de cien personalidades y celebridades con más influencia en EU. En el ungimiento aprovecha para exigir la renuncia de un dictador y de un presidente democráticamente electo. Resuelve arrogarse heroicidad inexistente bajo la impunidad que ofrece su situación y circunstancia, sin medir consecuencia para el país y para quienes lo habitan. Sin duda Jorge ganó mucho, el país perdió, al denunciante le faltó grandeza, su reclamo se vuelve arrebato con feo tufo golpista.
Sin duda, en estos tiempos criticar es un cómodo privilegio. Lo es por la libertad que existe y también porque los críticos a diferencia de los criticados no gozamos de críticos que no sean disparates en la red, con frecuencia anónimos. Pocas veces hay escrutinio del crítico, mérito de Ciro Gómez Leyva y compañía en su programa radiofónico matutino y en su espacio periodístico; su auditorio y lectores revelan  que calidad no está reñida con aceptación.
En realidad hay una suerte de impunidad en los medios. En el peor de los casos  el crítico encara alguna demanda civil, casi siempre no existe restricción o límite alguno. Es bueno, aunque es malo. Es bueno porque la libertad de expresión y la crítica  al poder son fundamentales para que una sociedad mejore y prospere; es malo  porque si prevalece la irresponsabilidad, superficialidad o falta de rigor, tal libertad se envilece.
Así, no es problema que Reforma o El Universal dediquen su primera plana para exhibir  el gravísimo delito de que los candidatos a gobernador del estado más grande del país utilicen aeronaves. Los medios participan de la contienda por el voto y queda en su política editorial o en sus estándares de ética o calidad, cómo asumir la causa a la que sirven. Por ello fue importante que Ciro informara cómo le llegó la información del uso de la aeronave del candidato del PAN, relevante no porque lo fuera, sino porque el mismo partido utilizó a Reforma para una denuncia semejante.
El privilegio de criticar llama a un mayor rigor y cuidado. Pero también transparencia. El anónimo sano y obligado de mantener la reserva de las fuentes no debe ser carta abierta a la filtración políticamente intencionada, de otra suerte el medio se vuelve parte, lo que no es pecado, siempre y cuando se diga. El periodismo militante también tiene su lugar en el espectro libertario, pero no es ético asumir imparcialidad sin serlo y no transparentar el origen y sentido de la información de impacto. Sí, es necesario, útil e indispensable el periodismo de investigación, pero no es lo que con frecuencia ahora ocurre, incluso en temas de delicada importancia. Lo que si existe es una disputa de intereses en la que los medios y sus profesionales se vuelven parte y, en ocasiones, instrumento.
Sin embargo el problema no está tanto en lo que se dice, sino en lo que se omite. Por esta razón los anarcos en la red no pueden ganar por asalto la información y la reflexión, desplazando al periodismo profesional, sino lo contrario, el periodismo de calidad debe tomar espacio en la red como lo hacen con acierto un amplio espectro de opciones, singularmente SDP Noticias, La Silla Rota, Animal Político, Sin Embargo, El Universal, Reforma y muchas otras.
El privilegio de criticar debe acompañarse de mayor responsabilidad y seriedad. No solo es cuestión ética o estética, sino de interés propio y compartido, del periodista y de los medios.
fberrueto@gmail.com   Twitter: @Berrueto

27 de abril de 2015

Excesos y vacíos

Luís Rubio
Para Luís Rubio el fenómeno de la indignación social que se vive en México y que tiene su mayor escenario en las redes sociales y en internet no es libre pues se trata de la consecuencia  de una estrategia concertada. Señala el editorialista de El Norte de Monterrey y El Siglo de Torreón que todo mundo tiene absoluto derecho a expresarse libremente, “ …Pero una definición tan amplia de la libertad no es igualmente libre, valga la redundancia, cuando las redes sociales se utilizan como estrategia concertada, como un instrumento de ataque, difamación y odio ilimitado. No propongo límite alguno a la libertad, pero tampoco es posible pretender que una acción concertada es producto de decisiones libres de individuos actuando por sí mismos.”, coincido totalmente con el razonamiento de Rubio principalmente en lo que se refiere a la intención de usar internet como un instrumento de ataque, difamación y odio ilimitado que a nadie beneficia, traerá en cambio numerosos perjuicios a la vida institucional del país.

¿Cómo se ha desarrollado el fenómeno de indignación social en los últimos meses?
La denuncia de supuestos actos de corrupción se ha convertido en un deporte nacional. No hay día en que las redes sociales dejen pasar fotografías de un funcionario subiéndose a un helicóptero gubernamental o que la esposa de un político sea fotografiada entrando a una tienda en Los Ángeles. El fenómeno atraviesa el espectro político, pero la mirada está fijamente puesta en el gobierno federal. Las fallas de la izquierda aparecen como menores en la lógica de los denunciantes. ¿Se trata de un exceso o meramente de un acto patriótico y, por lo tanto, democrático?
 ¿Qué rol juega el concepto de libertad ante estas circunstancias?
Establezco mi perspectiva de entrada: por un lado, todo mundo tiene absoluto derecho a expresarse libremente: la libertad está por encima de cualquier discusión. Por otro lado, es evidente que en el país existe una enorme propensión al abuso, la corrupción y el exceso. La libertad es un instrumento extraordinario en manos de una ciudadanía comprometida para exhibir y combatir el abuso, el exceso y la corrupción y nadie puede objetar ese principio fundamental.
Angélica Rivera
Pero una definición tan amplia de la libertad no es igualmente libre, valga la redundancia, cuando las redes sociales se utilizan como estrategia concertada, como un instrumento de ataque, difamación y odio ilimitado. No propongo límite alguno a la libertad, pero tampoco es posible pretender que una acción concertada es producto de decisiones libres de individuos actuando por sí mismos.
¿Cuándo es susceptible a la crítica la vida privada?
¿Tiene derecho una persona –funcionario o familiar- a ir de compras a donde le venga en gana? ¿Ese hecho constituye, por sí mismo, un acto de corrupción? Desde luego, no es lo mismo el uso de medios o activos propiedad del gobierno para fines personales o privados, que la libertad de cada individuo de hacer lo que le plazca con su patrimonio y su vida. Si la esposa del presidente quiere ir de compras con su propio dinero, ¿desde cuándo es ese un asunto que nos concierna al resto de los mexicanos?
En el pervertido circo político-mediático que vivimos se han amalgamado dos asuntos que no son iguales: en primer lugar se encuentra la libertad de cada persona, desde el presidente y su familia y allegados -funcionarios o no-, hasta el más modesto de los mexicanos, a hacer lo que sea su preferencia con su vida y dinero. Pretender que unos cuantos opinadores o “twiteros” tienen el monopolio de la verdad y el derecho a decidir, sin responsabilidad alguna, qué es legítimo y qué no, no es solo arbitrario sino potencialmente letal. Ninguna sociedad puede sobrevivir si no se respeta la vida privada de sus gobernantes.
¿Cómo conciliar ese respeto a la vida privada con el combate a la corrupción?
Lo anterior no implica que sea igualmente legítimo el uso de recursos públicos para fines personales. En los casos en que la ley sanciona un determinado comportamiento, ésta debe aplicase sin miramiento, pues la alternativa sería aceptar y reconocer un rasero distinto para los políticos respecto a los comunes mortales. Pero, de igual manera, donde la ley no tipifica una situación de potencial corrupción o cuando se trata de un caso de la vida privada de un funcionario o su familia, no es suficiente la pretensión, por sí misma, de que se trata de un delito: eso lo debe decidir un juez. En las últimas semanas y meses se han confundido los dos asuntos a un grado tal que se amenaza la viabilidad política del país como sociedad organizada.
Las denuncias e indignación continúan creciendo y subiendo de tono, ¿qué es importante tener en cuenta?
Enrique Peña Nieto
El problema es que esto último no es producto de la casualidad. Mucho de lo que acontece en el país de manera cotidiana responde mucho más a las querellas y causas de personas y grupos dedicados a la denuncia como instrumento político. Al mismo tiempo, mucho de esto ha ocurrido y, de hecho, ha sido posible, porque el gobierno ha dejado un inmenso vacío: es el gobierno el que ha creado el caldo de cultivo para la desconfianza que abruma al país. Cuando en una sociedad caracterizada por instituciones débiles el gobierno se descuida, rápido se convierte en la fuente de todo mal y corrupción.
A falta de acción gubernamental, uno tiene que remitirse a lo que existe, y eso es un vacío que ha sido llenado por grupos, intereses y actores, algunos organizados y otros no, muchos de ellos con agendas obvias. En ausencia del gobierno, la agenda la determina el colectivo público que, en un país con instituciones tan disfuncionales y manipulables, entraña el riesgo de descarrilarse. Que es precisamente lo que ha estado ocurriendo.
¿En qué ha fallado o qué ha faltado en la estrategia del gobierno?
La defensa gubernamental, expresada en una entrevista en El País en diciembre pasado, es francamente patética: “no vamos a sustituir las reformas por actos teatrales con gran impacto, no nos interesa crear ciclos mediáticos de éxito de 72 horas. Vamos a tener paciencia en este ciclo nuevo de reformas. No vamos a ceder aunque la plaza pública pida sangre y espectáculo ni a saciar el gusto de los articulistas. Serán las instituciones las que nos saquen de la crisis, no las bravuconadas”. El país no reclama bravuconadas sino liderazgo, claridad de miras y certidumbre. Tampoco se trata de actos teatrales sino de, simplemente, alguien a cargo, eso que comúnmente se llama “gobernar”.
“Arde Troya” habría dicho Homero, pero el gobierno actual parece indiferente. Un país como EUA podrá navegar “de muertito”, pero México no goza de ese privilegio porque la certidumbre depende enteramente del gobernante en turno. En tanto el presidente no asuma ese liderazgo, el país continuará a la deriva y el costo, como ocurrió en la llamada “docena trágica”, lo acabará pagando el país y el gobierno actual. A nadie le conviene tal desenlace. 

25 de abril de 2015

Multas excesivas, violan derechos humanos

Jorge Alonso Guerra
Macías
Los temas que el abogado Jorge Alonso Guerra Macías comenta en las reuniones  con sus amigos de café se reflejan en la columna Todoterreno que los viernes publica Milenio Diario. La que les ofrecemos es la más reciente y se refiere a las violaciones a derechos humanos en que incurre el Ayuntamiento de Torreón al aplicar multas sobre quienes no atienden disposiciones administrativas.

Las faltas administrativas no son delitos. El artículo 21 Constitucional establece que “si el infractor de los reglamentos gubernativos (ACTUAL REGLAMENTO DE MOVILIDAD URBANA) y de policía fuere jornalero, obrero o trabajador, no podrá ser sancionado con multa mayor del importe de su jornal o salario de un día”.
El nuevo reglamento de movilidad urbana que recientemente acaba de entrar en vigor, viola flagrantemente nuestra Carta Magna al estar aplicando cuantiosas multas (hasta de 120 salarios mínimos) a las personas que cometan alguna falta administrativa prohibida en dicho reglamento. El artículo 146 del reglamento contempla un recurso de inconformidad, “estableciendo un período de 5 días hábiles para demostrar su calidad de jornaleros, obreros, jubilados o pensionados, ante el titular de la Tesorería Municipal”. Es decir, primero pagas la multa y después te inconformas ante Tesorería. Dicho trámite se lleva entre dos a tres semanas o más, mismo que se realiza en horas hábiles, tiempo que el quejoso está laborando y solicitar permiso, le representa días sin trabajar. La valoración de la multa, y la condición de obrero, jornalero o trabajador, le corresponde al juez calificador, el cual debe tener la capacidad para determinar la situación económica del infractor. Aunado a que el artículo 1º Constitucional OBLIGA a las autoridades a promover, respetar, proteger y garantizar los derechos humanos.
Pero tal parece que en Tribunales de Justicia Municipal de Torreón sucede todo lo contrario, pues “laboran” jueces calificadores como López Fierro, que lejos de velar por los derechos humanos los ignora, lesionando gravemente a obreros y jornaleros (personas con las que más se ensañan) imponiendo excesivas multas, aunado a no aplicarlas en la inmediatez, haciendo esperar largas horas a los detenidos, argumentando que está comiendo, no obstante tener minutos de haber entrado en turno. Por esta razón y muchas anomalías más en Tribunales Municipales, la Comisión de Derechos Humanos debería designar mínimo los fines de semana, personal que velen por los derechos sustantivos de los detenidos, y que se apliquen multas conforme a la Constitución y no con ánimo recaudatorio que prevalece actualmente. 

23 de abril de 2015

Cincuenta años del fracaso de El Che en El Congo

En 1965 y una vez triunfante la Revolución Cubana Ernesto Guevara Lynch inició el primero de varios intentos abortados de “exportar la revolución”. El ex médico argentino fue enviado por Fidel Castro a El Congo y llegó al puerto de Kigoma el 24 de abril de 1965 y pocos meses después, el 21 de noviembre de 1965 debió huir de la hoy República Democrática de El Congo, tres días antes de que Mobuto tomara el poder. Otra de las misiones fracasadas de Guevara por “exportar la revolución” tuvo lugar en Bolivia, donde esbirros del régimen lo asesinaron luego de emboscarlo en 1967.

Baraka, RD Congo. “Aquí lo que falta no son armas (…) sobran hombres armados y faltan soldados”, escribió Ernesto “Che” Guevara a Fidel Castro en octubre de 1965, unas semanas antes de dar por fracasada su aventura en África, de donde partió el 21 de noviembre,  a tres días de que Mobuto tomara el poder.
Sin tapujos, el médico argentino que se convirtió en guerrillero para apoyar la revolución cubana reconoció el fracaso de su intento abortado de exportar la “guerra revolucionaria” a la hoy República Democrática del Congo.
Ernesto Guevara Lynch desembarcó al oriente de lo que es hoy la República Democrática del Congo al frente de una docena de cubanos negros el 24 de abril de 1965. El grupo expedicionario cruzó el lago Tanganica de este a oeste a partir del puerto de Kigoma, en Tanzania, y atracó en Kimbamba.
“Esta es la historia de un fracaso” señala el argentino al abrir su Diario del Congo, el fracaso de una misión abortada que se inició un día como hoy de hace cincuenta años.
La zona se encontraba en poder de los rebeldes Simba (“león” en swahili), uno de los líderes era Laufrent- Désiré Kabila, padre del actual presidente del Congo Josehp Kabila.
Guevara había sido enviado a la misión por Fidel Castro, pero él mismo tenía la obsesión de hacer del ex Congo belga, país inmenso que ocupa el corazón de África, una plataforma contra el “imperialismo yanqui” y el “neocolonialismo” en el continente negro.
Desde su independencia, el Congo no había cumplido todavía cinco años y solo tenía una sucesión de guerras civiles.
La independencia de la antigua colonia belga se preparó en apenas seis meses y a partir del 30 de junio de 1960 se inició una catástrofe, en cuestión de días se amotinó el ejército; Catanga, una provincia del tamaño de España, que concentraba las principales riquezas del país, se separó y Bélgica intervino militarmente para intentar restaurar el orden.
Entonces el primer ministro Patrice Lumumba pidió ayuda a los Estados Unidos, pero multiplicó las torpezas y acabó rompiendo su buena imagen ante los estadounidenses durante una infortunada visita a Washington.
Luego, en lo que pretendió ser un juego estratégico, se aproximó a la Unión Soviética y se convirtió en enemigo del imperio norteamericano. Durante esta parte de la guerra fría el Congo era demasiado importante como para que Washington les permitiera inclinarse hacia el campo soviético.
El uranio de la bomba atómica que se lanzó sobre Hiroshima fue extraído de la colonia belga, y el cobalto, imprescindible para las industrias armamentistas, solamente se encontraba – prácticamente – en la unión Soviética y en El Congo.
El hombre de Washington en el naciente Estado era el general Joseph-Désiré Mobuto, que se encontraba al frente de las fuerzas armadas.
En enero de 1961 fue asesinado Patrice Lumumba y aún en nuestros días es tema del debate la implicación de los Estados Unidos.
Cuando Guevara y sus hombres desembarcaron en Kibamba, Catanga ya había regresado al regazo de El Congo, que vivía todavía horas de agitación.
Maoistas y lumumbistas se asociaban en la rebelión de los Simbas, movimiento que estalló en 1964 y llegó a controlar un tercio del país y para abril de 1965 solo le quedaban dos pequeñas zonas en el centro del país.
Ante esto, no tardó en manifestarse el desencanto del Che quien se convenció de que el fervor revolucionario de los rebeldes no brillaba por su intensidad. Los hombres practicaban ritos mágicos que suponían que los volvían invulnerables y que nada tenían que ver con el materialismo dialéctico. Los campos se encontraban poblados por mujeres mientras que los menores bebían y bailaban; de los tocadiscos salía una música estruendosa que invadía la selva.  
Guerrilleros, principalmente cubanos y congoleses, encabezados por Ernesto Che Guevara cruzaban en noviembre de 1965 el lago Tanganica hacia Tanzania
Por seguridad el guerrillero argentino – cubano no había revelado a los dirigentes de la revolución que formaría parte del destacamento enviado por Cuba, una vez en El Congo avisó a Kabila, con quien había hablado unos meses antes en Brazzaville durante una gira africana, para que viniera a verlo.
Por ese entonces Kabila se hallaba en El Cairo, después en Tanzania. El Che lo espero 75 días, lo que le causó desasosiego que se refleja en su diario.
En dos palabras describe la situación: “caos desorganizado”.
Describe más adelante: “el principal defecto de los congoleños es que no saben disparar”.
Finalmente, Kabila llega el 7 de julio, para marcharse luego de una estancia de cuatro días.
No obstante los refuerzos cubanos –el cuerpo expedicionario llegó a disponer de un centenar de hombres-  y de algunos éxitos militares lo que siguió fue un descenso a los infiernos para el hombre que soñaba con “cubanizar a los angoleños”.
Los africanos se negaban a cavar trincheras razonando que los agujeros en la tierra son para los muertos, y salían a la carrera en cuanto se producía un enfrentamiento serio.
El final se aproximaba, las posiciones de la guerrilla caían una tras otra, ante la ofensiva del ejército y los bombardeos aéreos de pilotos mercenarios occidentales.
Guevara y sus hombres abandonaron el país el 21 de noviembre de ese 1965, el 24 del mismo mes Mobuto tomó el poder.
Guevara murió en Bolivia en 1967 en otra aventura concluida en fracaso. Lo emboscaron y asesinaron.
Kabila esperaba su hora, apoyado por Ruanda echó a Mobuto de Kinshasa en 1997.

Fuente: La Nación / Mundo:

Consulte también:


22 de abril de 2015

Ángeles malvados

Alma Delia Murillo
Muy interesantes las reflexiones y comentarios de Alma Delia Murillo y Lilia Margarita Rivera Mantilla a propósito del copiloto alemán Andreas Lubitz, de los hermanos Raúl y Carlos Salinas de Gortari, del poeta suicida Cesare Pavese y de tantos depredadores como hay, de los que somos víctimas potenciales. Alma Delia colabora en el portal www.sinembargo.mx

VENDRA LA MUERTE, Alma Delia Murillo

y tendrá tus ojos
-esta muerte que nos acompaña
de la mañana a la noche, insomne,
sorda, como un viejo remordimiento
o un vicio absurdo-. Tus ojos
serán una vana palabra,
un grito acallado, un silencio.

Andreas Lubitz
Es así como dice el deslumbrante poema de Cesare Pavese, ese con el que pasó a la historia, pues aunque su obra poética completa es de una fuerza y una belleza devastadoras, es por esos inagotables versos que en el mundo entero conocemos su nombre y lo recordamos. Es, precisamente por esos versos, que se volvió inmortal.
He pensado en las palabras de Pavese, el poeta suicida, porque entre las muchas y pasmosas razones que se han ido aclarando sobre la decisión deliberada, –también suicida– y letal del copiloto alemán Andreas Lubitz de impactar el avión de Germanwings con 149 personas a bordo contra los Alpes franceses, hay una que nos mira directo a los ojos e insiste, imprudente, en que volvamos a preguntarnos de qué carajos estamos hechos los seres humanos: que probablemente lo hizo porque, según refirió una ex novia, Andreas le dijo que alguna vez haría algo tan grande que cambiaría el sistema y grabaría su nombre para siempre en la historia. Y lo consiguió.
Su escalofriante logro hizo volar en pedazos su vida y la de 149 personas, porque, aclaremos una sutileza determinante, decir que estrelló un avión es un eufemismo: Andreas Lubitz estrelló a ciento cuarenta y nueve seres humanos contra esa imponente cadena de montañas.
Habrán leído, y si no se los platico brevemente, sobre el Complejo de Eróstrato, llamado así por un pastor griego del mismo nombre que alrededor del año 350 antes de Cristo, incendió el templo de Artemisa en Éfeso con la única intención de trascender y de ser recordado después de su muerte.  Cuenta la historia (esa gran mentirosa) que el pastor confesó bajo tortura su culpabilidad y su sorprendente móvil, y que se ordenó, bajo pena de muerte, que nadie registrara su nombre para que no lograra su cometido. Pero Eróstrato también lo consiguió.
Cesare Pavese
Extraño fenómeno es este de la necesidad imperiosa, ciega y casi de una delicada torpeza, que tenemos los seres humanos de inventar cuantas reglas, leyes, artificios y artefactos sean necesarios para no colocarnos como responsables en el centro de las tragedias más atroces. Y para no mirarnos cabalmente porque mirar hacia adentro de la condición humana provoca mucho miedo, es una experiencia pavorosa.
Andreas Lubitz tenía una depresión clínica y un trastorno de ansiedad con ataques de pánico recurrentes, lo que quiere decir que su alma estaba fracturada a tal grado que para él la idea de la muerte representaba un alivio. Es doloroso y desgastante hasta lo indecible vivir atrapado en un trastorno emocional, en una psicopatía que desgarra por dentro a quien la padece; luego morir es liberador. Sin duda.
Pero Lubitz no lo ocultó: consultó a especialistas, notificó a la escuela de vuelo de Lufthansa y a sus seres más cercanos de su condición, de su enfermedad.
Los padecimientos del alma son tan reales que duelen tanto como una pierna fracturada, una próstata inflamada, una apendicitis o una angina de pecho pero no se ven, no se palpan. Y seguimos siendo tan elementales que pensamos que lo no vemos no existe. Cuán vulnerables nos hace creer que en el mundo sólo está aquello que nuestros ojos perciben, “la fuerza del vampiro radica en que todos niegan su existencia” vuelvo una y otra vez a esa frase profunda y desbordante de contenido de Bram Stoker.
Las emociones humanas, esas de las que sabemos tan poco, han demostrado, incontables veces, ser el arma de destrucción masiva más potente de todas.
El funcionamiento del alma es más sofisticado que el de los mecanismos de cierre de las cabinas de pilotaje, pero es en donde, con ejemplar eficiencia y convicción, se están enfocando los expertos de las aeronaves para evitar que esto vuelva a ocurrir.  Casi dan ganas de soltar una tristísima sonrisa, tierna y conmovida ante nuestra simpleza, ante nuestro razonamiento llano.
¿Cuánto sabemos de aviones?
¿Cuánto sabemos de la psique, del alma humana?
Todos moriremos. Algún día y en alguna circunstancia específica que ojalá sea venturosa pero si sólo tenemos la certeza de una vida, de esta única oportunidad metida en esta única psique y en este único cuerpo, ¿por qué no nos alarmamos ante la probabilidad de morir en medio de esta escandalosa ignorancia sobre nuestro funcionamiento interior?

Comentario de Lilia Margarita Rivera Mantilla

"La diferencia entre una persona normal y un psicópata es la capacidad de amar a los demás. La maldad solo puede amarse a sí misma."
De la novela Angel Malvado, Taylor Caldwell

Lilia Margarita Rivera
Mantilla
¡Ya matamos a Manuela! Así gritaban los niños Raúl y Carlos Salinas de Gortari aquel diciembre de 1951, cuando le dieron muerte a la jovencita Manuela, a quien "fusilaron" con un rifle mientras la muchacha barría el patio o jardín donde ellos se encontraban jugando con otro amiguito invitado. "¡Yo la maté de un balazo, soy un héroe!", gritaba el niño Carlos Salinas de Gortari apenas próximo a cumplir los cuatro años en abril de 1952. No se supo qué clase de tratamiento psicológico se les habrá dado a los niños Raúl y Carlos Salinas de Gortari para que entendieran lo que habían hecho; pero por los resultados, ellos siguieron con su vida normal, haciendo de cuenta que aquella joven vida truncada no tenía por qué afectar la de ellos; con montones de Manuelas como había y hay en México, seres anodinos que da igual si existen o no, tan desechables como para acabar con ellos jugando al fusilamiento.
Y Carlos Salinas de Gortari se convirtió en Presidente de México en 1988. Poco más de seis años después, tuvo que abandonar el país en medio de una crisis moral y económica que casi hunde al país, de la cual aún no nos hemos recuperado, y, que al parecer, estamos próximos a vivir una vez más.
Raúl Salinas de Gortari
Yo no creo que Andreas Lubitz haya sido una pobre alma atormentada víctima de la depresión. No soy psiquiatra, pero coincido con aquellos que piensan que la maldad existe en la humanidad porque sí. La gente no se explica cómo la compañía aérea ignoraba los trastornos que padecía Lubitz, cómo lo dejaban pilotear un avión con la depresión invadiéndolo. ¿Y si no fue así?
Leí que un psiquiatra español lo calificaba como un narcisista maligno. Y algunas características de los psicópatas los definen como individuos socialmente adaptables por pura conveniencia, poseen habilidad para el disimulo y el engaño, capaces de reaccionar de la manera más inesperada e impulsiva bajo presión.
Carlos Salinas de Gortari
Ya se que la descripción anterior la estarán encontrando en muchos personajes conocidos por todos: políticos, militares, empresarios, gente dentro de las diferentes iglesias, artistas; pero lo peligroso es que no imaginamos cuántos Andreas Lubitz giren a nuestro alrededor. "La fuerza del vampiro radica en que todos niegan su existencia", así escribió Bram Stoker. Pero es que ni siquiera sabemos cómo es el vampiro, cómo es su aspecto, cómo es su conducta.
Empecé mi comentario con la historia de los niños Salinas de Gortari. Hace poco vi un video en donde Anabel Hernández presenta y habla de su libro México en llamas, esto fue en diciembre de 2012, recién estrenado Peña Nieto como Presidente. Pero ella se concentra en la figura de Felipe Calderón Hinojosa, a quien llama destructivo, miserable e insensible, aparte de que lo califica de incendiario del país por haberlo dejado en llamas, todo por llevar a cabo su obsesivo proyecto de declararle la guerra al narcotráfico, algo que sabía nunca iba a conseguir.
Ante la reacción fría, tardía y también insensible de Enrique Peña Nieto por lo sucedido en Ayotzinapa, Javier Sicilia lo llamó inmisericorde, un ser sin misericordia, alguien que no puede sentir piedad en su corazón por el sufrimiento de los demás.
Y me angustio al pensar en cuántos Andreas Lubitz nos rodean, crueles, sin piedad por el sufrimiento ajeno, dispuestos a acabar con todo aquello animado e inanimado que les estorbe para la protección de sus intereses.
Ya hemos visto qué tan fácil es convertirse en víctima de uno de estos depredadores.

Noticia sobre los niños Salinas de Gortari

Mexicanos borregos e ignorantes

Alma Delia Murillo
Leer la columna Mutilados de Alma Delia Murillo que se publica en www.sinembargo,mx y ver el video en youtube titulado Mexicanos borregos e ignorantes: alumnos de la Ibero, provocó el comentario que comparto de Lilia Margarita Rivera Mantilla. Si este tipo de jóvenes son el producto de nuestras universidades privadas, el futuro que se avizora para el país es muy negro y remoto que se pueda enderezar el rumbo. Para comprender bien el comentario, es necesario leer primero el texto de Alma Delia y ver el video de youtube en las siguientes ligas:


Al ver el video: Mexicanos borregos e ignorantes: alumnos de la IBERO, en quienes primero pienso es en los padres de los muchachos. Yo también fui estudiante y tengo dos hijos profesionistas egresados de escuelas oficiales, a excepción de la primaria, la cual cursaron en una escuela particular del tipo confesional. Entonces, conozco cómo pensaban mis padres y como siguen pensando muchísimos padres de estudiantes en la actualidad.
Si los padres carecen de bastante cultura general -aunque su nivel económico sea alto- enviarán a sus hijos a escuelas en donde puedan darles una barnizada de cultura, en donde puedan relacionarse con amistades económicamente convenientes y en donde les inculquen buenos valores. Yo pienso que tu escala de valores -como conducto de tus hijos- será transmitida a éstos de forma congruente, en automático.
Lilia Margarita Rivera
Mantilla
Tanto los padres como sus hijos estudiantes creen que al asistir a una escuela privada, con buenas instalaciones, con colegiaturas caras, con muchas actividades incluso fuera del programa oficial educativo, contribuirá a que, como en una especie de ósmosis, los alumnos aprendan y aprehendan todos los conocimientos que, supuestamente, en esos lugares les serán impartidos.
Sin embargo, al escuchar a los muchachos universitarios de la Ibero, me doy cuenta que no se pueden comparar con la mosca sabia, el personaje de Leopoldo Alas, Clarín, la cual vivía en la biblioteca del científico Eufrasio Macrocéfalo. Pero este insecto era un devorador de libros, políglota, conocedor de los clásicos griegos -Homero- al igual que podía recitar a Shakaspeare. Conocía casi toda la geografía del mundo sin jamás haberla visto, ya que nunca salía de la biblioteca de Eufrasio Macrocéfalo.
Los estudiantes que aparecen en el video ni siquiera pueden nombrar la ciudad capital de tres estados de la República Mexicana; aceptan que no están acostumbrados a leer -con lo que tienen que leer para cumplir con sus compromisos académicos es más que suficiente-, y esto los prepara para no formar parte del rebaño de los iletrados que no tienen la fortuna de asistir a una universidad de paga, y cuentan, además,  con los recursos intelectuales suficientes para exigir ser gobernados por políticos a su altura.
Suena a lugar común, pero la educación empieza en casa. Los valores, la ideología familiar se enseñan en el propio hogar. Ya se buscará una escuela acorde con todo esto. Cultura no es pasarte un día entero pateando museos, comprar libros caros para llenar los estantes en la casa (y que las encuadernaciones vayan de acuerdo a la decoración). Cultura, para empezar, es conocer tus orígenes, tu historia, tu gente, tu realidad; eso te llevará a querer conocer la historia de los otros -la pasada y la actual- para comprender mejor a todos tus semejantes.
¿A qué me dedico? Soy una simple y sencilla ama de casa. ¿Que si me gusta leer? Sí.
¿Un libro que me haya gustado mucho? Drácula, de Bram Stoker. Llegué a pensar que estaba yo muy mal de la mente porque ese libro lo he leído, mínimo, tres veces. Pero esta anécdota me devolvió la tranquilidad: Contaba Gabriel García Márquez que un día estando en Cuba, Fidel Castro, quien padecía insomnio, le pidió le recomendara algo para leer. García Márquez le entregó un ejemplar de Drácula. A la mañana siguiente, el escritor le preguntó a Castro qué le había parecido el libro; éste respondió: Ah, cabrón. Lo leí todo.

21 de abril de 2015

Gómez Palacio 8 - 5 Torreón


Originario de Matamoros de la Laguna Fidencio Treviño Maldonado es un colaborador habitual de la revista Siglo Nuevo que cada dos semanas se encarta en la edición sabatina de El Siglo de Torreón. Fidencio para una mayor difusión de sus textos, nos los hace llegar para que los publiquemos en el blog lo que hacemos con gusto, pues los consideramos de interés. El artículo que les comparto se refiere a un fenómeno que desgraciadamente ya se hizo frecuente: los hombres que golpean a sus mujeres cada vez que pierde sus encuentros el Santos Laguna.

Este no es el marcador final de algún tipo de juego entre los dos pueblos más grandes de La Laguna, como lo son Gómez Palacio, Durango y Torreón, Coahuila, son las únicas cifras de las denuncias interpuestas por esposas o familias enteras que son apaleadas la tarde noche o un día después de que el equipo de futbol Santos Laguna pierde. La cantina más grande a cielo abierto tiene permiso para vender la bebida espumosa a horas indispuestas al precio que quiera y a las personas que puedan comprar, inclusive se vende a cientos o miles de menores de edad y todos felices. El problema es cuando el equipo local pierde y ante la inoperancia e ineptitud de los jugadores, son las esposas y hasta los hijos e hijas quienes pagan culpas ajenas; golpes, maltrato e injurias, nada de dinero para el gasto y enojo general por ese motivo.
Cabe mencionar que en este ab surdo, perverso y canallesco marcador del “deporte del hombre”, como lo llamó un delirante cronista, no cuentan las laguneras de Lerdo, San Pedro, Francisco I. Madero y Matamoros, quienes también son golpeadas o quemadas y no es raro que reciban patadas y botellazos por parte de los semihombres en los que aún subyace un instinto antropoide al igual que su impotencia.
Es común que en nuestra triunfante subcultura, muy alegre, voluntariosa, costumbrista, tradicional, hasta tribal y siempre oportunista –que sin embargo está plagada malas copias, derrotas y complejos- existan desde laguneras sumisas que no presentan denuncia porque les va peor o tienen miedo que el ‘viejo’ se les vaya, hasta las que ni siquiera lloran, ya sea por costumbre o porque creen merecer ese castigo pues el ‘jefe de la casa’ puede hacer eso y más.
En este país la misoginia permanece, es constante y se da en todos los estratos sociales, trabajos, sindicatos, empresas y cualquier lugar y eventos en que la mujer esté presente. En nuestra idiosincrasia arraigada a la figura del macho, la mujer sigue siendo la que nació para servir al hombre y los mismos medios de comunicación en sus novelitas rosas y programas ñoños, promueven el estereotipo que debe tener en el país la mujer triunfadora, donde el apoteosis de la hembra está en la vanidad, el glamour y no en su carácter, en su honor, mucho menos en su inteligencia, como debería de ser.
Los feminicidios se siguen dando en La Laguna y en todo el país, y ni siquiera hay cifras exactas de las mujeres muertas o desaparecidas y menos investigaciones por parte del brazo con poliomielitis de la justicia. Detrás de cada mujer, niño, niña o familia golpeada hay un semihombre violento y aprovechado que también sabe que la justicia, al menos en este país, desde hace mucho tiempo se quitó la venda de los ojos para ver los ceros de un cheque o el grosos del fajo de los billetes que le ponen enfrente para soltar la espada.
Los hombres con carácter cobarde y resentido descargan sus culpas internas en brutales ataques a los más vulnerables. La gran mayoría de las mujeres golpeadas, apaleadas y hasta violadas, no denuncian por muchos motivos y cuando esto llega a pasar, es la misma esposa y familiares quienes van a pagar la multa del golpeador, quien cuando abandone la cárcel es probable que lleve puesta la playera de su equipo perdedor y en la espalda el logotipo de una de las marcas de la bebida que irónicamente patrocina el “deporte de hombre”.
Para desgracia en el mundo y en particular en nuestro país hay poco que celebrar sobre las mujeres; aún son lapidadas, la misma iglesia les niega que celebren misas, en el sur del país aún las niñas son vendidas, incluso cambiadas por animales o botellas de mezcal, la trata se hace a merced de la justicia.
Aquí hay dos opciones, o el macho golpeador cambia de equipo o este gana todos sus partidos.
Email: kinotre@hotmail.com

19 de abril de 2015

René Delgado, escritor desde el periodismo

SOBRE EL AUTOR. El escritor René Delgado se conside
ra un escritor de novelas desde el coto privado del periodis
mo, de donde ha aprendido el oficio de narrar. (cortesía)
René Delgado Ballesteros es uno de los comentaristas políticos que más disfruto, habitualmente lo sigo en la página editorial de El Siglo de Torreón donde todos los sábados le publican su columna Sobreaviso, es por lo anterior que resultó para mi muy grato saber que ha incursionado desde hace tiempo en el oficio de escritor y que tiene una obra previa con el título de Rescate. Actualmente promueve Autopsia de un secuestro, la que escribió a ratos, en el tiempo que se lo permitió su labor en el periódico Reforma.

El narrador René Delgado, autor de "Autopsia de un secuestro", puede incluirse sin desentonar en el coro de la literatura mexicana, pero sólo es capaz de hacerlo desde su coto privado, la silla de periodista.
"No me concibo como un escritor, esta obra la escribí entre los espacios que se abrieron en el ritmo de la redacción y después del cierre del periódico; es una novela hija de la madrugada", asegura en entrevista.
Con su barba canosa bien recortada y vestido con un elegante traje azul con corbata a rayas, Delgado delata su condición de Ejecutivo del diario Reforma, donde se desempeña como director editorial, pero al hablar relega las formas y se refiere con pasión al que Gabriel García Márquez llamó el mejor oficio del mundo.
"Mi interés es ver lo que ocurre en el país o en otros lugares como periodista, esta novela nació en el peor lugar para escribir, la redacción del periódico, con ruido y lejos de un ambiente ideal que ni siquiera me planteo crear", señala.
De esa manera, alejado de la atmósfera propicia y con una paciencia de hormiga, Delgado escribió a cucharaditas desde el primer día de 2008 hasta el último de 2014 y armó una historia policiaca que quien la empiece a leer, casi seguro no la soltará hasta conocer la suerte del personaje Juan Lavín.
Lavín es un periodista con un alto cargo en un diario que se enreda en una relación sentimental con Teresa, una modelo salvadoreña que ama la lectura, es capaz de discutir con autoridad sobre política y posee una gran personalidad, pero tiene una amistad con un vendedor de drogas y eso la lleva a la muerte.
Durante 251 páginas, el autor utiliza un lenguaje limpio sin adjetivos ruidosos y es capaz de meterse al lector en la bolsa con una historia de amor con claroscuros, como las de la vida real.
"Es difícil que una novela no tenga elementos biográficos; en Lavín encuentras algo de mi personalidad, pero la mayor parte es fantasía", confiesa.
Cuando conversa, el escritor mira a los ojos y eso le aleja de una imagen inicial de tipo severo. Enfatiza con gestos, sobre todo de su mano derecha, y responde sin apuros como si también a sus palabras las hiciera pasar por su lupa de editor.