SOBRE EL AUTOR. El escritor René Delgado se conside ra un escritor de novelas desde el coto privado del periodis mo, de donde ha aprendido el oficio de narrar. (cortesía) |
René Delgado Ballesteros es uno de los comentaristas políticos que más disfruto,
habitualmente lo sigo en la página editorial de El Siglo de Torreón donde todos los sábados le publican su columna Sobreaviso, es por lo anterior que resultó para
mi muy grato saber que ha incursionado desde hace tiempo en el oficio de
escritor y que tiene una obra previa con el título de Rescate. Actualmente promueve Autopsia de un
secuestro,
la que escribió a ratos, en el tiempo que se lo permitió su labor en el
periódico Reforma.
El narrador René Delgado, autor de
"Autopsia de un secuestro", puede incluirse sin desentonar en el coro
de la literatura mexicana, pero sólo es capaz de hacerlo desde su coto privado,
la silla de periodista.
"No me concibo como un escritor,
esta obra la escribí entre los espacios que se abrieron en el ritmo de la
redacción y después del cierre del periódico; es una novela hija de la
madrugada", asegura en entrevista.
Con su barba canosa bien recortada y
vestido con un elegante traje azul con corbata a rayas, Delgado delata su
condición de Ejecutivo del diario Reforma, donde se desempeña como director
editorial, pero al hablar relega las formas y se refiere con pasión al que
Gabriel García Márquez llamó el mejor oficio del mundo.
"Mi interés es ver lo que ocurre en
el país o en otros lugares como periodista, esta novela nació en el peor lugar
para escribir, la redacción del periódico, con ruido y lejos de un ambiente
ideal que ni siquiera me planteo crear", señala.
De esa manera, alejado de la atmósfera
propicia y con una paciencia de hormiga, Delgado escribió a cucharaditas desde
el primer día de 2008 hasta el último de 2014 y armó una historia policiaca que
quien la empiece a leer, casi seguro no la soltará hasta conocer la suerte del
personaje Juan Lavín.
Lavín es un periodista con un alto cargo
en un diario que se enreda en una relación sentimental con Teresa, una modelo
salvadoreña que ama la lectura, es capaz de discutir con autoridad sobre
política y posee una gran personalidad, pero tiene una amistad con un vendedor
de drogas y eso la lleva a la muerte.
Durante 251 páginas, el autor utiliza un
lenguaje limpio sin adjetivos ruidosos y es capaz de meterse al lector en la
bolsa con una historia de amor con claroscuros, como las de la vida real.
"Es difícil que una novela no tenga
elementos biográficos; en Lavín encuentras algo de mi personalidad, pero la
mayor parte es fantasía", confiesa.
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