Originario de Matamoros de la Laguna Fidencio Treviño Maldonado es un colaborador habitual de la
revista Siglo Nuevo que
cada dos semanas se encarta en la edición sabatina de El Siglo de
Torreón. Fidencio para una mayor difusión de sus
textos, nos los hace llegar para que los publiquemos en el blog lo que hacemos
con gusto, pues los consideramos de interés. El artículo que les comparto se
refiere a un fenómeno que desgraciadamente ya se hizo frecuente: los hombres
que golpean a sus mujeres cada vez que pierde sus encuentros el Santos Laguna.
Este no es el
marcador final de algún tipo de juego entre los dos pueblos más grandes de La
Laguna, como lo son Gómez Palacio, Durango y Torreón, Coahuila, son las únicas
cifras de las denuncias interpuestas por esposas o familias enteras que son
apaleadas la tarde noche o un día después de que el equipo de futbol Santos
Laguna pierde. La cantina más grande a cielo abierto tiene permiso para vender
la bebida espumosa a horas indispuestas al precio que quiera y a las personas
que puedan comprar, inclusive se vende a cientos o miles de menores de edad y
todos felices. El problema es cuando el equipo local pierde y ante la
inoperancia e ineptitud de los jugadores, son las esposas y hasta los hijos e
hijas quienes pagan culpas ajenas; golpes, maltrato e injurias, nada de dinero
para el gasto y enojo general por ese motivo.
Cabe mencionar
que en este ab surdo, perverso y canallesco marcador del “deporte del hombre”,
como lo llamó un delirante cronista, no cuentan las laguneras de Lerdo, San
Pedro, Francisco I. Madero y Matamoros, quienes también son golpeadas o
quemadas y no es raro que reciban patadas y botellazos por parte de los
semihombres en los que aún subyace un instinto antropoide al igual que su
impotencia.
Es común que en
nuestra triunfante subcultura, muy alegre, voluntariosa, costumbrista,
tradicional, hasta tribal y siempre oportunista –que sin embargo está plagada
malas copias, derrotas y complejos- existan desde laguneras sumisas que no
presentan denuncia porque les va peor o tienen miedo que el ‘viejo’ se les
vaya, hasta las que ni siquiera lloran, ya sea por costumbre o porque creen
merecer ese castigo pues el ‘jefe de la casa’ puede hacer eso y más.
En este país la
misoginia permanece, es constante y se da en todos los estratos sociales,
trabajos, sindicatos, empresas y cualquier lugar y eventos en que la mujer esté
presente. En nuestra idiosincrasia arraigada a la figura del macho, la mujer
sigue siendo la que nació para servir al hombre y los mismos medios de
comunicación en sus novelitas rosas y programas ñoños, promueven el estereotipo
que debe tener en el país la mujer triunfadora, donde el apoteosis de la hembra
está en la vanidad, el glamour y no en su carácter, en su honor, mucho menos en
su inteligencia, como debería de ser.
Los feminicidios
se siguen dando en La Laguna y en todo el país, y ni siquiera hay cifras
exactas de las mujeres muertas o desaparecidas y menos investigaciones por parte
del brazo con poliomielitis de la justicia. Detrás de cada mujer, niño, niña o
familia golpeada hay un semihombre violento y aprovechado que también sabe que
la justicia, al menos en este país, desde hace mucho tiempo se quitó la venda
de los ojos para ver los ceros de un cheque o el grosos del fajo de los
billetes que le ponen enfrente para soltar la espada.
Los hombres con carácter
cobarde y resentido descargan sus culpas internas en brutales ataques a los más
vulnerables. La gran mayoría de las mujeres golpeadas, apaleadas y hasta violadas,
no denuncian por muchos motivos y cuando esto llega a pasar, es la misma esposa
y familiares quienes van a pagar la multa del golpeador, quien cuando abandone
la cárcel es probable que lleve puesta la playera de su equipo perdedor y en la
espalda el logotipo de una de las marcas de la bebida que irónicamente
patrocina el “deporte de hombre”.
Para desgracia
en el mundo y en particular en nuestro país hay poco que celebrar sobre las
mujeres; aún son lapidadas, la misma iglesia les niega que celebren misas, en
el sur del país aún las niñas son vendidas, incluso cambiadas por animales o
botellas de mezcal, la trata se hace a merced de la justicia.
Aquí hay dos opciones,
o el macho golpeador cambia de equipo o este gana todos sus partidos.
Email:
kinotre@hotmail.com
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