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17 de noviembre de 2010

Lo histórico y lo cíclico


HORA CERO

Por Roberto OROZCO MELO

Desde que hubo sexenios políticos en México, todo mexicano joven se interesó en la política y mantiene el legítimo anhelo de llegar a ser una de las 17 personas que en cada siglo podrían gobernar al país.
El primer paso hacia esta evolución democrática se dio con la instauración del Partido Nacional Revolucionario, el cual encauzó en paz los impulsos bélicos de los grupos caudillistas empeñados en la lucha sangrienta por el poder que iniciara el magnicidio de don Venustiano Carranza por el general Álvaro Obregón, quien luego caería bajo el cumplimiento de una ley guerrera: "el que a hierro mata a hierro muere".
Esto sucedió poco antes de las complejas transiciones gubernamentales de 1930 a 1932 en que Pascual Ortiz Rubio entregó el poder al general Abelardo L. Rodríguez; éste gobernó de 1932 a 1934 y cedió los trastos a favor del general Lázaro Cárdenas, quien gobernó completo el primer exitoso sexenio de 1934 a 1940. Tanto don Lázaro Cárdenas como don Abelardo Rodríguez habían coincidido en que aquellos cuatro años de ejercicio legal presidencial eran insuficientes para realizar un programa progresista de gobierno. Seis u ocho años quizá serían justos, pero calcularon que el pueblo iba a recibir bien a un buen gobierno de seis años.
Al licenciado Miguel Alemán Valdés lo tocaría estrenar los programas sexenales de gobierno y ser el primer mandatario civil, no militar, de la República desde Francisco I. Madero y Venustiano Carranza. Alemán auspició como presidente una ristra de seis abogados consecutivos en el palacio nacional: Miguel Alemán, Adolfo López Mateos, Gustavo Díaz Ordaz, Luis Echeverría Álvarez, José López Portillo y Miguel de la Madrid. Éste cedió los trastos al economista Carlos Salinas de Gortari y éste a su colega y alumno Ernesto Zedillo Ponce de León, con quienes la reacción panista entró a vivir a Los Pinos. Quizá el más inteligente de los ex mandatarios fue don Adolfo Ruiz Cortines, quien era sólo un modesto contador privado.
Los presidentes originados en el sector conservador, Vicente Fox y Felipe Calderón, no trascendieron hasta ahora sino por los problemas que han creado.
En este año 2010 el país conmemora el bicentenario de la República y el centenario de la Revolución. Si damos por buena la especie de que cada centuria produce un cambio trascendente en y para la Nación, las dos conmemoraciones parecen augurar buenas noticias en materia política. ¿Y cuáles podrán ser éstas? Que finalmente veamos y sintamos el poder del "sufragio efectivo" sin abrir las puertas a la reelección inmediata de los funcionarios de elección popular; que los partidos políticos dejen de ser y hacer buenos negocios y luchen por una buena selección de candidatos a la presidencia del país bajo la premisa de no resolver la elección con los criterios centralistas y personalistas que han animado, hasta ahora, el concurso de las candidaturas nacionales.
Ya se habla de que el PRI tendrá un buen candidato presidencial en el joven gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto: así mismo se dice que ello sucederá previo relevo en la presidencia nacional del Partido Revolucionario Institucional con la nominación, para presidir el Comité Ejecutivo Nacional del gobernador de Coahuila, de nuestro actual y diligente gobernador, Humberto Moreira Valdés.
Buenas selecciones son éstas y están bien planeados los tiempos y movimientos de la política nacional hasta donde se puede ver. Cíclica o no, esta posibilidad abrirá nuevos caminos a dos representantes de esta juventud que irán a cristalizar sus aspiraciones de servir a México y a su deseado federalismo.

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