Roberta Garza. |
De nueva cuenta el gobierno nos ofrece
a los mexicanos que tendremos que aprender a administrar la abundancia ante los
prometedores resultados que se obtendrán una vez que se concluyan las reformas
emprendidas por el régimen de Enrique Peña Nieto por
lo que Roberta Garza nos dice desde la sección Acentos del periódico Milenio Diario Laguna del
martes 15 de octubre: “Asumamos, pues, que nada cuesta, hasta el infinito y más
allá: que pasarán las reformas, que hacienda tendrá recaudaciones récord a
partir del siguiente año fiscal, que las inversiones petroleras serán
inmediatas y abundantes y que el panorama internacional tendrá perspectivas de
crecimiento no vistas desde los años 90. El asunto es que, una vez que nos
veamos todos sentados en una montaña de dinero como la de Rico Mac Pato, ¿qué?”.
Tal
parece que con lo de las reformas fiscal y energética haremos de las nubes
terciopelo: lo del vocho y el changarro se va a quedar en cosita de nada. Esto,
asumiendo que la presente administración siga anotando tantos de cara a sus
adversarios políticos que oscilan entre la ineptitud y la caricatura o, a
veces, ambas. Asumamos, pues, que nada cuesta, hasta el infinito y más allá:
que pasarán las reformas, que hacienda tendrá recaudaciones récord a partir del
siguiente año fiscal, que las inversiones petroleras serán inmediatas y
abundantes y que el panorama internacional tendrá perspectivas de crecimiento
no vistas desde los años 90. El asunto es que, una vez que nos veamos todos
sentados en una montaña de dinero como la de Rico Mac Pato, ¿qué?
Porque
una cosa es recaudar y otra generar condiciones sostenibles de prosperidad y
riqueza: México destina anualmente cerca de 5% del PIB a educación, promedio
que no está muy lejos del de países ricos y con sistemas escolares más que
decorosos como Estados Unidos o Alemania, y que supera a similares como Chile o
Colombia. El problema es que en nuestro caso cerca de 95% de este presupuesto
se va a… salarios y prestaciones. La inversión en infraestructura —como,
digamos, ventanas o pizarrones— o en capital humano —por ejemplo, capacitación
en uso de tecnología o herramientas pedagógicas— es prácticamente nula.
Este
patrón se repite en todos nuestros quehaceres a lo largo y ancho del territorio
nacional: ya vimos el reciente estudio de la OCDE indicando que los mexicanos
trabajamos más horas que todos los países miembros, pero, a la vez, que somos
los menos productivos. Y es que el desarrollo no solo es asunto de cantidades,
sino de calidades; falta preguntar, con los antecedentes que nos cargamos, ¿qué
va a hacer la presente administración con nuestros próximamente abundantes
impuestos para que dejemos el eterno membrete de país en vías de? ¿Va a
construirnos carreteras que no se llenen de baches al primer aguacero? ¿Va a
brindarnos seguridad en las zonas hoy copadas por la delincuencia organizada?
¿Va a eliminar los apagones? ¿Va a ampliar y mejorar la deplorable cobertura de
salud pública? ¿Va a desmantelar los grupos de interés parásitos y corruptos?
¿O le va a seguir pagando sin recibo a Antorcha Campesina, a la CNTE, al
responsable de la suavicrema y a los asnos de la SEP-Conaliteg que entregaron
libros de texto con más de cien errores ortográficos?
Ah,
qué tiempos aquellos, dirán los bienpensantes; después de todo, mucho de lo
anterior es achacable al gobierno de Calderón, el espurio, el asesino de la
narcoguerra. Con la pena, pero los de la Academia Mexicana de la Lengua tendrán
a bien corregir, además de los libros cortesía de Fernando González, antes
director de la Subsecretaría de Educación Básica gracias a su parentesco
político con Elba Esther Gordillo, los cerca de 300 errores contenidos en las
placas e identificadores de los monumentos y obras de arte que abundan en el
histórico edificio de la Secretaría de Educación, algunos de los cuales fueron
grabados en épocas de jauja cuando, por el descubrimiento de yacimientos petroleros,
por aperturas comerciales o por impulsos al desarrollo industrial, México
estuvo al borde de convertirse en una riquísima potencia mundial.
Más
o menos como cada década desde los albores de nuestra historia.
Twitter: @robertayque
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