Denise Maerker. |
Ni
un peso más en impuestos si no se pone un alto al despilfarro y al abuso del
dinero público del que somos testigos impotentes día con día. Pagar impuestos
es una obligación irrenunciable. De acuerdo. Dicho esto, no estoy dispuesta a
pagar ni un peso más de impuestos si antes no se pone un límite a la cultura
del dispendio que priva entre nuestros gobernantes y funcionarios.
Humberto Moreira Valdés. |
¿Pero
nos pueden pedir legítimamente más dinero sin un programa draconiano de
austeridad? Yo creo que no. Por eso y antes de que nos anuncien, de a cómo es
el golpe, habría que enviarles un mensaje claro y contundente. Ni un peso más…
si no se le pone fin a la opacidad con que los gobernadores manejan el dinero
público.
No
puede el gobernador de Guanajuato comprar mil hectáreas a billetazo limpio sin
decirnos de que partida lo sacó y reservarse la información durante 5 años. Ni
un peso más si el gobernador de Quintana Roo insiste en la celebración de sus
fiestas faraónicas de cumpleaños en cada municipio, si la fiesta de XV años de
su hija es fastuosa y no la paga de su bolsillo, si viaja por el mundo en avión
privado pagado con el dinero de los contribuyentes de su estado.
Armando Reynoso Femat. |
Si
la gobernadora de Yucatán paga sus fiestas del Jet Set con cargo a los
impuestos yucatecos. Ni un peso más si antes no transparentan y controlan la
forma en que los diputados se gastan y se reparten el dinero.
Basta
de acuerdos de la junta de coordinación política en la que se asignan millones
a las bancadas. No más turismo legislativo.
Basta
de privilegios: que todos los legisladores sean derechohabientes del ISSSTE o
del IMSS y si quieren otros seguros médicos que se los paguen con su dinero.
Basta de la complicidad entre políticos que los lleva a llamar traidor al que
se comporta con honestidad. Ni un peso más si la Presidencia y el Ejecutivo no
reducen su gasto corriente.
No
se puede pedir más cuando en Los Pinos se sobregiran año con año respecto a lo
presupuestado. Ni un peso más… si no desaparecen las secretarías inútiles.
Y
que se transparenten las millonarias partidas previstas para el festejo del
bicentenario.
Eruviel Ávila. |
Y
para eso hoy se necesita no un compromiso, sino una demostración de austeridad
sin precedentes, un auténtico cambio en la cultura de las élites gobernantes
respecto del dinero público, de lo contrario, la evasión y el no pago, quedaran
plenamente validados y justificados.
Bofetada
a los mexicanos
El
texto que antecede no es reciente, pero resulta muy a propósito ante la
intención del gobierno federal de imponer la “Reforma Hacendaria” y con ella la
nuevos gravámenes que harán más difícil la vida de los causantes cautivos, la
mayoría de la clase media sobre la que gravita la recaudación fiscal.
Se
comprende que para el cumplimiento de sus obligaciones la administración pública
requiere de la participación de todos los ciudadanos con el pago de impuestos,
pero los ciudadanos tenemos el derecho de incumplir leyes injustas y es el caso
de los nuevos impuestos, cuando el uso del erario no se hace con la debida
justificación y transparencia.
Como
botón de muestra basta referirse al sostenimiento de los 500 diputados
federales y que hemos soportado estoicamente durante años. Un somero análisis
de las prebendas de quienes integran la llamada Cámara Baja hasta que grado es
agobiante esa carga y que representa poco más de nueve mil millones de pesos
anuales, que autorizan los mismos diputados como parte de sus facultades.
Otro
poder, el judicial, a nadie da cuenta de sus excesos pues la transparencia es
para ellos asunto de los demás y utilizan su fueron como tapadera, para evitar
la rendición de cuentas.
Pero
sigamos con los diputados que tienen un sueldo mensual o dieta de 105 mil 370
pesos mensuales, a los que una vez restados los impuestos les quedan netos 77,
745.00 pesos. Pero ese gravamen no lo pagan los legisladores, sino la cámara, a
costa del mismo presupuesto legislativo.
Ivonne Ortega. |
Otros
beneficios: Reciben gratis un seguro de gastos médicos mayores para ellos, sus
padres, su cónyuge y sus hijos y el pago de gastos médicos que abarcan
dentista, optometrista y lentes gratis.
Además,
gastos funerarios para la misma parentela, que representa un mes de dieta.
Cupones de avión con la tarifa más alta para cambiar por cuatro boletos
mensuales, tres si están en receso.
Ayuda
terrestre de hasta diez mil pesos mensuales a los que viven en un radio menor a
300 kilómetros, ¡los del Distrito Federal incluidos!, y una tarjeta IAVE para
cada uno de los 500 legisladores.
A
esto hay que añadir aguinaldo, vacaciones, ayuda para gasolina, pago de celular
y asistentes. En algunos casos coche y chofer, y todavía falta el bono de
retiro por 1.6 millones de pesos que ya se autorizaron los Senadores que los
beneficia a todos, sean del partido que sean.
Esta
relación de beneficios constituye una bofetada para los mexicanos, sobre todo
en momentos de crisis económica y lo paradójico es que se esconden como
servicio a la Patria.
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