CAPITOLIO
Por: Gerardo HERNÁNDEZ GONZÁLEZ
El gobernador Humberto Moreira y el periodista Pedro Ferriz tuvieron un altercado verbal hace tres años, el cual, por lo visto, ya quedó zanjado. El conductor de la primera emisión de Imagen Informativa entrevistó ayer en Saltillo al mandatario, todavía en el marco de su quinto informe. La charla, no exenta de pullas, discurrió ágil y cordial. Sin embargo, hay lectores, televidentes y radioescuchas, según el medio, que prefieren la confrontación, la denuncia y el debate ardoroso a la urbanidad, la diplomacia, la ortodoxia.
Y si falta lo primero, reaccionan. Están en su derecho, siempre y cuando lo hagan con respeto a las leyes y a las personas. Si la réplica es inteligente, razonada o no ya es cosa de quien la emite. Ferriz entrevistó el 15 de octubre al gobernador de Nuevo León, Rodrigo Medina, después de su primer informe, pero a los regiomontanos les disgustó el trato, para ellos indulgente, que le brindó a un mandatario al que la mayoría —no del estado, sino del país— toma por inepto, escurridizo y con un pie en el patíbulo político. Para evitar digresiones, de este caso me ocuparé en otra columna.
La entrevista Ferriz-Moreira, de poco más de media hora, abordó todos los temas. Los de mayor calado, al menos: estado de la administración a cinco años de iniciada, índices de empleo e inversión, salud, narcotráfico (con alusiones específicas a la presencia de un cartel) e inseguridad pública, SNTE y Elba Esther Gordillo y las sucesiones en el PRI y en el estado. En ninguno se profundizó, por razones de tiempo, pero las ideas generales fueron expuestas y quedan para el análisis.
Este tipo de encuentros en los estados son positivos pues, al igual que el poder, en México las corporaciones mediáticas también se encuentran centralizadas. A diferencia, por ejemplo, de Estados Unidos, con diarios y mass media de primera línea en New York, Los Ángeles, Boston, Chicago, Miami, a cual más influyente. Y periódicos en la capital, no se diga (“The Washington Post”) capaces de precipitar la caída de un presidente (Richard Nixon).
En términos deportivos, los políticos de los estados juegan casi siempre de locales, en cancha propia, excepto los más prominentes que lo hacen también en el Azteca. Varias veces fui testigo, en la Ciudad de México, de cómo al gobernador Flores Tapia lo entrevistaban para provocarlo. Sabían los reporteros que era explosivo y le arrimaban pólvora y cerillos. Varias veces leí crónicas de cosas que no sucedieron y columnas mentirosas. Era a principios de los ochenta, cuando la venganza lopezportillista contra el mandatario coahuilense estaba por consumarse. Quizá se hubiera evitado si aquel malhadado mitin frente a Palacio de Gobierno no toma otro derrotero.
Vista como competencia de ajedrez, Moreira y Ferriz quedaron tablas. El periodista —en guerra declarada contra Fidel Herrera, mandatario de Veracruz— preguntó lo que consideró pertinente y el gobernador respondió lo que juzgó conveniente. Se trata de uno de los noticiarios de mayor audiencia en el país, de modo que cada radioescucha tendrá su propia opinión y algunos tal vez la externen. Para saberlo, habrá que sintonizar a Ferriz de nuevo esta mañana. (Martes: Críticas al columnista) .
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