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René Delgado Ballesteros |
Como
preocupantes y patéticas describe René Delgado Ballesteros en su columna Sobreaviso las estampas ofrecidas por el poder político y habla de como “Los
secretarios de Estado obligados a rendir cuentas sobre la descomposición de la
economía, los términos de la negociación de las leyes reglamentarias de la
reforma educativa y el desgobierno en el corredor Michoacán-Guerrero-Oaxaca resbalan su responsabilidad y ceden el escenario a los
legisladores que, por mensajería, reciben el guión del parlamento. En fuga por
el asedio magisterial, senadores y diputados miran con ojos de pistola al jefe
del gobierno capitalino, Miguel Ángel Mancera, por no echar mano del tolete para educar a los maestros y
éste, sin saber qué hacer, ofrece dialogar sobre una materia ajena a su
incumbencia, mientras sus ayudantes exhuman los cuerpos de los muchachos del
caso Heaven.”
Delgado
Ballesteros
es colaborador de El Universal, los medios impresos de Grupo Reforma y del periódico regional El Siglo de
Torreón.
Enlace: http://www.elsiglodetorreon.com.mx/noticia/905938.mover-a-mexico-o-colapsarlo.html
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Enrique Peña Nieto |
Lejos
de recuperar su espacio y ratificar "la soberanía plena del poder
constitucional y democrático, bajo el imperio de la ley" -como dijo el
presidente Enrique Peña en su primer mensaje a la nación-, el Estado retrocede.
Puede
y puede mucho el retroceso porque no deriva tanto de la fuerza de quienes
resisten participar a través de los canales institucionales, como de los errores,
el desbocamiento y las tentaciones gubernamentales. El momento mexicano a punto
está de convertirse en un fugaz instante.
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Francisco Arroyo Vieyra |
Una
cosa es "mover lo que se tenga que mover" para romper mitos y
paradigmas a fin de transformar al país, otra muy distinta moverse sin saber
cómo ni a dónde. Sin hoja de ruta ni itinerario, es muy difícil llegar a donde
se quiere. De seguir así, el movimiento puede culminar en un colapso.
Las
estampas del quehacer político y legislativo de esta semana son patéticas.
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Miguel Ángel Osorio Chong |
Los
secretarios de Estado obligados a rendir cuentas sobre la descomposición de la
economía, los términos de la negociación de las leyes reglamentarias de la
reforma educativa y el desgobierno en el corredor Michoacán-Guerrero-Oaxaca
resbalan su responsabilidad y ceden el escenario a los legisladores que, por
mensajería, reciben el guión del parlamento. En fuga por el asedio magisterial,
senadores y diputados miran con ojos de pistola al jefe del Gobierno
capitalino, Miguel Ángel Mancera, por no echar mano del tolete para educar a
los maestros y éste, sin saber qué hacer, ofrece dialogar sobre una materia
ajena a su incumbencia, mientras sus ayudantes exhuman los cuerpos de los
muchachos del caso Heaven.
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Miguel Ángel Mancera |
Hay
más. En el salón de banquetes habilitado como Palacio Legislativo, el líder
cameral, Francisco Arroyo, se congratula de contar con una cucharita para
golpear un vaso y, así, llamar a debate a sus compañeros tránsfugas. A su vez,
como si nada ocurriera, otros hombres del Presidente entonan ensalmos para
asegurar que, aprobada la reforma energética, llegarán inversiones a raudales,
mejores precios en luz y combustibles, más trabajo, fantástico ambiente y,
desde luego, prosperidad garantizada. Ensalmos reforzados por la porra
tricolor: "el priismo apoya total y absolutamente la iniciativa de reforma
energética presentada por el Presidente Enrique Peña Nieto, al pueblo de
México: patriótica, indispensable, vanguardista". Tráiganse las matracas y
si hay mariachis que se arranquen.
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Cuauhtémoc Cárdenas Solorzano |
En
gira permanente, Andrés Manuel López Obrador pide que nadie lo distraiga con
tonterías como la educación o las telecomunicaciones ya que él está viendo cómo
salvar al país de nuevo, mientras Jesús Zambrano ahora duda del beneficio de
aliarse con la derecha. Todo mientras Raúl Salinas de Gortari recibe, como
condecoración al enriquecimiento lícito pero inexplicable, la devolución de sus
magníficas propiedades. Desde lejos, Rafael Caro Quintero agita la mano: ahí se
ven, parece decir al despedirse de la cárcel y los agentes de la DEA.
En
el colmo del absurdo, el país ya cuenta con un Instituto Nacional para la
Evaluación de la Educación sin maestros qué evaluar, con un renovado Instituto
Federal de Acceso a la Información convertido en un elefante cojo y se apresta
a integrar un Instituto Federal de Telecomunicaciones y una Comisión Federal de
Competencia Económica distintos a los prometidos.
Sólo
las huestes encabezadas por Gustavo Madero están de plácemes: se han hecho de
la manija para abrir y cerrar la puerta al gobierno, al priismo y al
perredismo, siendo que el calderonismo les heredó por destino el hundimiento.
Vaya semana, hubo hasta milagros.
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Carlos Salinas de Gortari |
¿En
qué momento el peñismo perdió la iniciativa, el ritmo y el paso político en
aquello que, antes, durante y después de recibir la estafeta del gobierno,
constituyó una serie continua de aciertos? ¿Cuándo comenzó a cometer en
errores, a caer en tentaciones e incurrir en precipitaciones?
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Andrés Manuel López Obrador |
La
falta de decisión para impedir las trapacerías electorales de los gobernadores
y evitar que, en la denuncia de aquéllas, la oposición panista se levantara de
la lona y condicionara su permanencia en el Pacto al impulso de la reforma
político-electoral le quitó la iniciativa. De la debilidad hizo fortaleza el
panismo encabezado por Gustavo Madero que, mientras ponía condiciones al
gobierno, convirtió al perredismo en el compañero ideal de viaje durante las
elecciones. Con el Jesús en la boca, ahora están Los Chuchos: en meses, pasaron
del segundo al tercer lugar político-electoral. Menuda hazaña.
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Raúl Salinas de Gortari |
Ahí
perdió el gobierno la iniciativa política y, luego, cometió un error:
precipitó, desde junio, el debate sobre la reforma energética sin presentar su
proyecto y, en respuesta, la derecha panista sacó la suya que contempla las
concesiones. Si la porción de la izquierda perredista inserta en el Pacto no
jala con el gobierno, éste pedirá apoyo al panismo que dirá: vamos encantados,
pero no con contratos de utilidad compartida sino con concesiones. No terminaba
el gobierno de asegurar las reformas en educación y telecomunicaciones, cuando
se abrió un frente innecesario con la reforma en energía.
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Rafael Caro Quintero |
En
el terreno de las tentaciones, el gobierno se vio tocado por la idea de
asegurar el control de los órganos relacionados con el acceso a la información,
las telecomunicaciones y la competencia, en vez de fortalecer al Estado. Falta
por ver el espectáculo que esa tentación terminará por desatar si no se
rectifica a tiempo.
El
tramo recorrido de mayo a la fecha por el gobierno perfilaba el horizonte donde
ahora se encuentra: entrampado, frente al peligro de convertir el movimiento en
un colapso, el momento mexicano en un fugaz instante.
No
cabe el asombro. La audacia de abrir desde el primer momento las reformas
estructurales a emprender exigía caminar de prisa, pero con pies de plomo y con
lealtad a la idea de fortalecer al Estado, sin caer en tentaciones.
Privilegiando no el control y el beneficio de las reformas, sino asegurando el
replanteamiento y el fortalecimiento del Estado; reconociendo que, en el fondo,
el asunto era de sobrevivencia para la clase política amenazada por el desafío
criminal, el malestar social, la desaceleración económica y el abrazo de los
poderes fácticos que, al cobijarla, la asfixiaba.
Hoy,
a ocho días del primer Informe de Gobierno, la circunstancia exige rectificar
ahí donde los errores, las precipitaciones y las tentaciones están agitando al
país en el punto de partida, sin moverlo ni hacerlo avanzar en la dirección
anunciada. Cabe, pero urge la rectificación.
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