José María Mena Rentería |
José María Mena Rentería se aborda en su colaboración mensual para El Periódico
de Saltillo el riesgo que enfrentamos en La Laguna de
una catástrofe ambiental en lo que se refiere al uso y disponibilidad de agua
potable, y en lo que las causas son numerosas, pero principalmente se puede
hablar de incapacidad de los funcionarios e inacción de la CNA que provoca el descontrol del
acuífero.
Enlace: http://www.elperiodicodesaltillo.com/2013%20agosto/borde.html
En
40 años, de 1951 a 1991, en 125 metros bajó el acuífero principal de la región
lagunera, según cuantificación de agrónomos y activistas locales como Héctor
Astorga.
El
vaticinio para el caso es catastrófico, pues después de dos décadas y hasta la
fecha, ese abatimiento va vigente ya que sobre explotado se mantiene el recurso
agua del subsuelo, utilizada para irrigación de cultivos forrajeros y para
requerimientos de un hato ganadero situado en una cuenca lechera ubicada en el
semidesierto.
Entre
la superficie y el nivel del acuífero, hay una capa seca de 400 metros que se
ha generado conforme baja el nivel del acuífero regional, sostenía el autor del
Plan Meva, Agua para La Laguna, Mario Enrique Vásquez Ávila (f).
En
un 70 por ciento, en términos de volumen, según datos de fuentes como las
mencionadas, el acuífero lagunero ha venido a menos sin que en ningún momento
la Comisión Nacional del Agua, (CNA), haya intervenido para frenar la sobre
extracción.
El
tema, reiteradamente abordado desde todos los ángulos, es tratado, omitiéndose
-en lo oficial- que en el agro comarcano más de un 80 por ciento del volumen
extraído aplicado es a uso agropecuario, mientras limitación o escasez
enfrentan más de 2 millones de sus habitantes.
Alta
incidencia, en dicha situación, registran los municipios de La Laguna
Matamoros, Francisco I. Madero y San Pedro de las Colonias. Caso especial, en
lo urbano y rural, conforma el municipio de Viesca.
Otro
reflejo: Al ritmo de 3 a 5 metros, anualmente, baja el nivel del acuífero
lagunero, según reconocen voceros de la CNA, es decir que 200 metros, dada esa
estimación, son de “capa seca”, es decir, lo perdido en términos de
disponibilidad del líquido elemento, que de mantenerse propiciará menor volumen
de aforo en los pozos profundos y por ende, mayor concentración de sales
arsenicales en el agua alumbrada del subsuelo.
El
caso del municipio de Francisco I. Madero puede ejemplificarlo: Perforaciones de
pozo profundo allí practicadas hasta 500 metros han arrojado aforos escasos y
salobres, inútiles hasta para uso animal.
“Ojos verdes”
Autoridades
como las de los gobiernos de Coahuila y Durango, al igual que las de los
diferentes municipios laguneros, afirman haber realizado “soluciones políticas”
e inversiones, en supuesta solución al problema del hidro arsenicismo.
La
tendencia oficial ha consistido en ver los “ojos verdes” a la ciudadanía en
torno a un problema latente desde mediados del siglo pasado. En un intento así
han colocado anuncios espectaculares plagados de frases triunfalistas basadas
en instalación de filtros para eliminación de arsénico mientras la problemática
persiste.
Se
incumple con la Ley al tiempo en que inerme queda una población de laguneros de
más de 2 millones de habitantes que han dejado de beber agua proveniente de las
redes de distribución de los sistemas municipales de agua y alcantarillado
porque no es potable y por conformar su ingesta riesgos impredecibles para la
salud.
Inoperancia
Lejos
de ser eficientes, autoridades como las de Matamoros de La Laguna ejemplo han
sido de inoperancia en términos de propiciar abasto de agua a la población del
municipio. La carencia obedece al caos propiciado por “espontáneos” cercanos al
alcalde en turno, uno tras otro investidos con el cargo de gerente del SIMAS.
Malos
manejos han prevalecido durante décadas en dicha dependencia a grado tal, que
30 millones de pesos, en promedio, adeuda la para municipal a la CFE por
concepto de consumo de energía eléctrica. En igualdad de condiciones permanecen
en el edificio de la Presidencia Municipal, porque dinero no hay para cubrir lo
a la fecha adeudado.
Por
otra parte, el Simas “opera” 4 pozos de bombeo profundo situados en la ladera
sur oriente de la Sierra de Las Noas, situados en promedio, a 25 kilómetros de
distancia de esta población, en el presente, insuficientes para cumplir con el
cometido de que haya agua en la cabecera municipal.
Asunto
poco importante para autoridades pasadas y presentes dado que desde 2009, a un
costo de 5 millones de pesos, para practicar un pozo profundo, quedaron
incluidos y etiquetados en el empréstito por 53 millones de pesos otorgado al
municipio por Banobras a finales de ese año. Sin embargo, nada se hizo, pues el
dinero “desapareció”.
De
falta total de agua saben y padecen los matamorenses. Basta preguntar al
respecto a vecinos de sectores como Mariano Matamoros, Ampliación Carolinas,
áreas del sur del sector centro, o bien, radicados a lo largo de las calles
Pabellón y Comonfort.
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