Manuel Padilla Muñoz |
En
su mensual colaboración para El Periódico de Saltillo el reportero lagunero Manuel Padilla Muñoz califica como una noche negra la del pasado 7 de julio, fecha en
la que se realizó el proceso electoral en el que los partidos confeti
definieron los resultados que favorecieron a Miguel Riquelme Solís candidato del gobernador Rubén Moreira Valdez, de tal manera que no se concretó lo
que ya se había concertado: entregar al PAN los gobiernos de Saltillo, Monclova y Torreón, para presumir de demócratas. En el caso de Torreón los que definieron fueron los
partidos de la chiquillada con lo que se nos condenó a cuatro años más de lo
mismo.
Enlace:
http://www.elperiodicodesaltillo.com/2013%20agosto/mas.html
Miguel Riquelme Solís |
La
noche del 7 de julio fue negra, la esperanza de miles de ciudadanos de un
cambio profundo en el gobierno municipal se desvaneció en Torreón y ahora
estamos sentenciados a tener más de lo mismo: una ciudad devastada, destruida
en todos sus servicios públicos, tener que soportar más pandillas como “los
olmecas” que saquearon al erario público y una nueva camada de millonarios, los
actuales funcionarios públicos del municipio.
El
candidatito del gobernador y del PRI, Miguel Ángel Riquelme, obtuvo una
“victoria pírrica”, ayudado por ex panistas que traicionaron a su partido. En
una “elección” inédita, por vez primera en los 102 años de existencia del
municipio de Torreón, el candidato del PRI ganó por los votos que le
proporcionaron los partidos de “la chiquillada”, los bien llamados “partidos
bonsái”, que para eso fueron creados y nos cuestan a los coahuilenses muchos
millones de pesos anualmente que van a parar a los bolsillos de las familias
dueñas de esos partidos. Porque, a decir verdad, de partido a partido, los
llamados partidos grandes, el PRI y el PAN, (si) hubiesen competido solos, sin
alianzas ni coaliciones, en estos momentos, Jesús de León Tello fuera alcalde
electo de Torreón. Pero no, en esta elección de estado, los partiditos fueron
el fiel de la balanza para que, con sus votos a favor del candidato del PRI
presuma éste de una ventaja de muy poco más de 4 mil votos respecto a su más
cercano oponente, Jesús de León Tello, del PAN.
Desde
fines del año pasado sabíamos de una muy anunciada concertacesión mediante la
cual el gobernador cedía los gobiernos municipales de Saltillo, Monclova y
Torreón para quedar bien con su presidente Enrique Peña Nieto y poder presumir
de demócrata. En los dos primeros municipios se cumplió el acuerdo con un
amplio margen de ventaja para los panistas. A fuerza de ser sinceros, en
Torreón también, solamente que la sorpresa fue la baja votación para el
candidato panista y la “ayudadita” de los partidos de la “chiquillada” al
candidatito del gobernador.
Rubén Moreira Valdez |
En
nuestra colaboración del mes de junio, en estas mismas páginas, sosteníamos que
era ésta una elección de estado. Y así fue. El gobernador Rubén Moreira nunca
sacó las manos del proceso y mandó a todos sus funcionarios públicos estatales
y municipales a promover, mediante sus programas sociales, a su candidatito
Miguel Riquelme. Además de la llamada “infraestructura del PRI. Pero, ¿qué es
en sí, la “infraestructura del PRI”? Es el grupo de funcionarios públicos
estatales y municipales obligados bajo amenaza de perder sus empleos si pierde
el candidato del PRI, es decir, del gobernador, así como los llamados
“promotores” del voto en todas las colonias populares, donde prevalece la
pobreza y el hambre y los mal llamados “líderes sociales”, cuya labor es
aprovechar el hambre de sus vecinos manteniéndolos con despensas y tarjetas,
haciéndoles creer que es por la magnanimidad de los políticos gobernantes y que
si no votan por ellos pierden ese “beneficio social”, y el día de le elección
como “borregos” los llevan a las urnas. Pero todos esos “promotores” cobran en
las nóminas gubernamentales y además les “bajan” miles de pesos a funcionarios y
candidatos. Son una plaga que traiciona a su ciudad.
Más
que evidente que en esta elección hubo voto de castigo para el PRI, pues en la
pasada elección donde fue “electo” Eduardo Olmos Castro, el PRI obtuvo poco más
de 132 mil votos y ahora el tricolor solamente alcanzó muy apenas los 105 mil
votos, es decir, 27 mil votos menos. Y eso que utilizó toda la fuerza y el
dinero de los coahuilenses, millones y millones de pesos. El PAN, en cambio,
subió más de 20 mil votos. Cientos de panistas aseguran que Jorge Zermeño los
hubiera superado pero, como no existe el “hubiera”, que se joda Torreón al
tener más de lo mismo.
Desde
otra óptica, votó el 55 por ciento de un padrón electoral de 449 mil votantes,
es decir, votaron 246,950 y no lo hicieron 202,050, el 45 de abstencionismo. Si
Miguel Riquelme y sus aliados obtuvieron unos 110 mil votos, significa que, en
proporción con el universo electoral es alcalde de Torreón de la mayoría de la
minoría pues en una democracia real gana el que obtiene la mayoría del total del
padrón más uno, es decir, mínimo debería obtener 224,501 votos para ser un
alcalde legítimo. ¿Verdad que nos hace falta la segunda vuelta?
Jesús de León Tello |
Sacapuntas
El
ex regidor Gustavo Rodríguez, líder de la colonia Zaragoza Sur, pregona a todo
el que quiere escucharlo que Miguel Riquelme ya no quiere para nada al profesor
Mario Cepeda Ramírez. Y todo porque el alcalde electo ya se dio cuenta que
Mario Cepeda perdió todas las casillas ubicadas en las colonias que, según él,
controla. Ni con que sus seguidores no paguen el servicio de agua, que son
miles y así quebraron al Simas, votaron por Riquelme, cuando su hijo Mario
Cepeda Jr. era el contralor y era el mandamás en la para- municipal.
Que
en cambio, en Zaragoza Sur se ganaron todas las casillas. Y es que ahí todo lo
controla Gustavo Rodríguez y su esposa Rosa que siempre han estado en la nómina
municipal y aterrorizan a los habitantes miserables de esa colonia a votar por
los candidatos priistas. De nueva cuenta Gustavo y toda su familia medrarán de
la nómina municipal y seguirán enriqueciéndose con los programas sociales que
deberían ser para los que verdaderamente los necesitan. Ni modo.
En
los Tribunales municipales, la corrupción es galopante en este “Año de
Hidalgo”. Algunos peritos venden los resultados de los croquis de accidente
desde 4 mil pesos, además, hay que darle su “mochada” al juez municipal que es,
mínimo, de 2,500 pesos. Si quieren datos y pruebas, los tenemos.
En
mayor escala funciona el Departamento de Limpieza, cuyo titular, Erik Ruvalcaba
ha robado a lo grande al municipio. No reporta los ingresos obtenidos en los
baños de la plaza principal, tiene a su servicio a un profesor que al mismo
tiempo, en el mismo horario, labora en una escuela secundaria, se apropia de
muchos materiales de limpieza que luego venden en una ferretería.
Recomendado
e impuesto como cuota de poder de un semanario local, Erik Ruvalcaba dejará
huella como uno de los funcionarios más corruptos que se conocen en muchos
años. Ya nos ocuparemos en posteriores colaboraciones de mayores detalles de
nuestra investigación. Erick Ruvalcaba es, quizá, el que menos roba en esta
administración municipal encabezada por Eduardo Olmos Castro. Le digo, con
estos funcionarios, estaka brown.
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