Fernanda de la Torre. |
La
historia de los triunfadores no está exenta de caídas y fracasos, por el
contrario, los mayores logros en la vida los obtienen aquellos que aprenden de
sus contratiempos, que tienen la capacidad de levantarse, rehacerse y seguir
avanzando, nos dice la comunicadora Fernanda de la Torre, quien colabora desde hace tiempo
para las publicaciones impresas de Grupo Milenio. El presente texto lo obtuvimos del
blog Neteando con Fernanda y
se publicó el pasado domingo 27 de octubre.
Algunas
veces, el camino al éxito está plagado de contratiempos, baches y caídas;
paradójicamente, es lo mejor que nos puede suceder; sin embargo, nos cuesta ver
el fracaso como oportunidad para crecer. Cuando las cosas no salen como
queremos, nos desalentamos, a veces a tal grado de dejar de intentarlo, y
abandonamos el camino que habíamos trazado. Miopes a una realidad mayor a la
que tenemos en nuestras narices, nos concentramos en un pequeño eslabón, sin
poder ver que forma parte de una cadena. Y que quizá es justo ese eslabón el
que nos conectará con los demás que nos llevarán al éxito. No podemos ver que
es solo una etapa del camino, no el destino final.
Llevaba
yo varios días con estas reflexiones, cuando por azares de la causalidad
escuché decir a Irvine Welsh —el autor de Trainspotting— en el Hay Festival de
Xalapa, que el fracaso le parecía más interesante que el éxito, por las grandes
lecciones que encierra. Tuve la suerte de hablar con él unos minutos y profundizar
en el tema.
De
acuerdo con Welsh, si tienes éxito, solo piensas en tus cualidades y en las
personas que te ayudaron a llegar hasta ahí; sin embargo, no aprendes mucho
más. “El fracaso es más interesante, ya que tienes que ver por qué has fallado y
todo eso. Y tienes que mirarlo porque no quieres fallar de la misma manera
¿sabes? Si no revisas los fracasos, te conviertes en un ser humano que está
atorado, estancado”.
La
definición de fracaso, para el autor de Skagboys, es la falta de aprendizaje de
tus errores. “Para mí, ser un fracaso en la vida sería algo así como ser un
adicto a las drogas o una especie de adúltero serial. Ya sabes, alguien que
está haciendo lo mismo una y otra vez y no ha aprendido nada de todo lo que ha
pasado. Ser un fracaso en términos de trabajo sería escribir el mismo tipo de
libro que no funciona —por la razón que sea— y no aprender de esto”.
Ahí
está la clave: el aprendizaje. Sin embargo, el hecho de que las cosas no salgan
como queremos no garantiza que aprendamos; eso depende de cada uno. Bien lo
dijo Albert Einstein, con palabras similares, que la definición de locura es
hacer lo mismo y pensar que obtendremos diferentes resultados. A pesar de ello,
me parece difícil aprender de los errores y no permitir que la desilusión que
nos causa el no obtener lo que deseamos nos deje estancados.
Tenemos
que aprender a ver al éxito y al fracaso en términos de lo que queremos lograr.
Quizá hay cosas que gustan a muchos y pueden parecer exitosas; sin embargo, en
términos personales, no funcionan, ya que no nos acercan a nuestros objetivos y
metas. Por exitoso que parezca en el exterior, (conseguir un trabajo en
finanzas cuando lo que deseas es dedicarte al arte) es en realidad un fracaso
en términos de vida. A este respecto Irvine Welsh comenta: “He hecho muchas
cosas que han sido muy, muy bien recibidas, pero si sus elementos no funcionan
para mí, pueden ser fracasos en mi vida. También he hecho otras cosas que
prácticamente no han sido vistas, no han gustado, han sido ignoradas o criticadas,
pero después de todo, hay elementos de éxito dentro de ellas. Así que tienes
que confiar en tu propia antena también”.
Platicando
del tema con un amigo, me comenta que para él lo más difícil es recuperar la
confianza en su capacidad o en lo conveniente del proyecto. Es difícil saber
cuándo es el momento de abandonar un proyecto, ya sea temporal o definitivo y
dedicarnos a otra cosa. Dicho en otras palabras: saber cuándo tienes que dejar
de hacer lo mismo porque no vas a obtener diferentes resultados o cuándo debes
seguir tocando puertas para concretar tus sueños.
Para
Welsh, hay que aprender las cosas con tus propios ojos, sin importar lo que
opinen los demás. “Tienes que tener un entendimiento intrínseco de qué es lo
que quieres lograr en términos de tus propias metas, lo que quieres, tus
objetivos. Si has cumplido con esto, entonces es exitoso de la manera más
satisfactoria, pero si no has cumplido con tus metas, entonces tienes que
revisar por qué fracasaste”.
Supongo
que también hay muchas lecciones en el éxito que podemos aprender cuando
conseguimos nuestras metas. Eso sí, no hay que perder de vista que lo que es
común es que en todas las historias de éxito es la paciencia, los desvelos,
rechazos, portazos en la cara, perseverancia, y el logro de levantarse después
de una caída.
“¿Sabes?”,
dice Welsh, “la vida es un fracaso. Todos envejecemos y morimos. Pero creo que
puedes fracasar grandiosamente en algo pequeño hasta que te vuelvas un experto
en aquello que intentaste. Así entras a la escalera del éxito y la vas subiendo
peldaño a peldaño”. Me deja pensando, puede ser que tenga razón y el fracaso
sea el cimiento de los escalones del éxito.
fernanda@milenio.com
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