Enrique Martínez Morales. |
Enlace: http://www.zocalo.com.mx/seccion/opinion-articulo/el-desestancamiento-de-la-competitividad-1377586318
El
primer paso para resolver un problema es aceptar que existe. Maquillar cifras,
esconder indicadores o minimizar situaciones adversas no hace más que empeorar
las cosas y postergar la solución.
México
padece de muchos problemas, algunos arrastrados desde la Colonia. La falta de
competitividad es uno de los principales y ha sido referido ante la opinión
pública, con toda puntualidad y sin tapujos, por el secretario del ramo
correspondiente.
En
las últimas décadas, ha expuesto el Secretario de Hacienda, la productividad en
nuestro país se ha reducido en 0.7%. Esto quiere decir que ahora requerimos más
insumos que antes para producir el mismo bien. Ese es uno de los principales
lastres que nos impiden crecer, pero ¿cómo tirarlos por la borda?
De
eso se tratan las reformas estructurales, de hacernos más competitivos. Con la
Reforma Energética podrá nuestra industria gozar de menores precios en gas y
energía eléctrica, haciéndose más competitiva, ya que nuestros principales
competidores pagan tarifas mucho menores en ambos rubros.
Según
un estudio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico
(OCDE), los mexicanos somos, en función del número de horas laboradas pagadas y
no pagadas, los más trabajadores del mundo. Las ganas ya existen, sólo falta
que seamos más productivos y para eso hay que despertar al talento mediante una
mejor educación; de eso se trata la Reforma Educativa.
Los
países europeos son muy paternalistas en cuanto a la protección y seguridad
social de sus trabajadores, lo que se ha reflejado en menores niveles de
pobreza comparados con Estados Unidos. Sin embargo, los trabajadores europeos
resultan muy caros, lo que ha generado menor competitividad de sus empresas y mayor
desempleo. Aprender de ambas experiencias y encontrar ese punto medio que nos
haga competitivos sin vulnerar las conquistas laborales de los trabajadores es
uno de los objetivos de la Reforma Laboral.
Fomentar
la competencia y acabar con los dañinos monopolios son temas planteados en la
Reforma de Telecomunicaciones, con lo que los precios y tarifas bajarán
irremediablemente, abonando a la competitividad empresarial.
Los
negocios que operan en la informalidad, además de que ejercen una competencia desleal
para los formales, tienen escasas posibilidades de subsistir y crecer. El
combate a la informalidad, una simplificación administrativa real y la
ampliación de la base gravable son requisitos indispensables para crecer
nuestra competitividad y serán planteados en la Reforma Hacendaria.
Con
la Reforma Financiera se espera generar mejores condiciones de crédito para las
empresas y que ganen en competitividad mediante la reducción del costo del
financiamiento de su inversión y capital de trabajo.
Trabajar
en reformas tan profundas requiere una visión de estadista, capacidad de
conciliación y mucho valor, ya que éstas traen consigo costos políticos y los
beneficios no se disfrutarán en el corto plazo.
Sin
embargo, es una inversión que bien vale la pena y que pagará con una economía
más competitiva y con los niveles de crecimiento a los que aspiramos.
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