Una
situación particularmente difícil en el Distrito Federal es la generada por la Coordinadora Nacional de Trabajadores de
la Educación.
En sus protestas anuales los maestros disidentes causan numerosos perjuicios a
los habitantes de la capital, señala en Nuestro Concepto el editorial de El Siglo de Torreón.
Enlace: http://www.elsiglodetorreon.com.mx/noticia/906324.actitud-desafiante.html
Primero
los maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE)
llegan y toman las calles, después desalojan a los legisladores de San Lázaro
obligándolos a sesionar en una sede alterna. Además consiguen sacar de la
agenda la discusión sobre la Ley del Servicio Profesional Docente, la cual
tiene como objetivo garantizar la calidad de los servicios educativos prestados
por el Estado y los particulares con reconocimiento de validez oficial de
estudios.
No
conforme con eso endurecen sus acciones. Por 11 horas bloquean el Circuito
Interior que comunica con el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México
afectando a miles de pasajeros, tanto nacionales como extranjeros. Datos de la
terminal área revelan que 4 mil 160 pasajeros perdieron su vuelo.
La
sociedad civil es la gran afectada por las protestas contra la Reforma
Educativa por parte de la CNTE. Un dato evidencia la dimensión del problema:
más de 2 millones de alumnos de Oaxaca, Michoacán y Tabasco se quedaron sin
clases durantes la semana por las protestas de los maestros. Muchos de estos
alumnos hace mucho tiempo que no saben lo que es recibir clase. Las
manifestaciones datan de mucho tiempo atrás.
A
pesar de la actitud desafiante ninguna autoridad local o federal ha puesto un
alto a las manifestaciones de la CNTE, las cuales distan mucho de ser una
protesta pacífica. El fantasma del 68 ronda por las calles, ni el gobierno
Federal ni el de la Ciudad de México quieren aparecer como un gobierno represor
a pesar de que es válido el uso de la fuerza pública en casos extremos.
La
desgastada imagen en Guerrero y Oaxaca de los profesores de la CNTE se debe a
que sus actos afectan al resto de la sociedad. Pues ya no sólo es dejar de
realizar sus labores, esto es dar clases a los miles de alumnos en esas
entidades, sino ahora también, como desde hace muchos años, apuestan por cerrar
las calles y carreteras afectando el libre tránsito de los demás.
Una
semana de protestas, una semana de crónicas que bien pueden titularse: “gana la
CNTE, pierden los ciudadanos”. México no merece ser rehén de intereses
particulares, que bajo el amparo de la impunidad, impida una verdadera reforma
educativa.
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