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10 de febrero de 2011

Préstaselos viejo!

Se ha comprobado que el humor además de ser un remedio infalible contra la neurosis ayuda a la conservación de la salud, con el beneficio adicional de que es gratuito, dos muestras de humor recopiladas por Martha Lucía Díaz Mares son las que le ofrecemos a continuación, que las disfrute.


Era un matrimonio que tenia problemas de dinero y la crisis obligó al marido a prostituir a su mujer. (??) La esposa muy confundida le dice: "¡Pero yo no sé nada de eso!". Y él le dice: "Cuando tengas una duda solo me preguntas vieja, yo estaré atrás del poste!". Así quedaron. Llegó la primera noche y la mujer se vistió bien apretadita y escotadita, ella parada en la esquina y el marido detrás del poste. Llegó el primer cliente en un carrazo del año, se para en donde esta la mujer y ella se le acerca. "¿Cuanto?", le dice el cliente. "No, pos no sé, espéreme aquí". Y que corre atrás del poste. "Viejo, ¿que cuanto?". El marido le dice: "A ver, pues, dile que... a ver, trae buen carro dile que $500 pesos". La señora regresa y le responde: "¡Que 500 pesos!". Y él le dice: "Nada mas traigo $100". Otra vez le dice la mujer: "Espéreme"... y corre con el marido detrás del poste. "Viejo, que solo trae $100". Y le dice el marido: "No, pues dile que entonces solo sexo oral" La mujer corre otra vez con el cliente y le dice "Oiga, que solo sexo oral". Responde él: "Esta bien, súbase!". Y empieza a bajarse el zipper del pantalón... y se saca aquella cosota larga y la mujer se queda sorprendida y le dice wowww: "Espéreme aquí, ahorita vengo". Se baja del carro y corre con el marido y le dice: "No seas gacho Viejo.... ¡¡PRESTALE LOS OTROS $400 PESOS !!".

Un hombre de compras descubre una nueva marca de condones:
 "Condones Olímpicos". Impresionado, compra una caja. Al llegar a casa,  le anuncia a su mujer la nueva adquisición.
-¿Condones Olímpicos? -dice ella. -¿Y qué tienen de especial?"
-Vienen en tres colores... Oro, Plata y Bronce, como las medallas.
-¿Y qué color te vas a poner esta noche? -pregunta ella.
Oro, por supuesto, -dice el marido orgullosamente.
-¿De verdad? -Fue la respuesta.
 -¿Y por qué no usas de plata?
 ¡Sería bueno que alguna vez no acabaras primero!