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2 de enero de 2011

Año Nuevo ¿gobernador nuevo?

ISMAEL RAMOS, JORGE TORRES ó DAVID AGUILLÓN ROSALES ¿quién sabe?, lo cierto es que el gobernador HUMBERTO MOREIRA VALDÉS dejará el máximo cargo en COAHUILA para empezar a cumplir su propósito de ser el nuevo presidente nacional del PRI por lo que a la fecha se desconoce la identidad del sustituto, a lo que se refiere PEDRO BELMONTE RIVAS en su columna de www.lalaguna.mx CURRENTE CALAMO.

El martes próximo, día 4 de enero de 2011, los diputados locales aprobarán la asunción del gobernador interino de Coahuila. Todo mundo asegura que será Jorge Torres, hasta la fecha Secretario de Desarrollo Social.
La solicitud de licencia de Humberto Moreira está fijada para el lunes próximo, y ese mismo día serán convocados los legisladores para hacer toda la faramalla que se acostumbra en esos casos. Y perdón por el uso de esa palabra pero no puedo darle otro nombre a lo que van a hacer. Por cierto, y dicho por el pastor del rebaño Fernando de las Fuentes Hernández, la ceremonia del día siguiente, en la cual se verán las opciones para el interinato(…) y se decidirán por el que habrá de “castigarse” por el resto del 2011, tendrá una duración de tan sólo 15 minutos y… todos a aplaudir.
Se cumple pues el proyecto del clan Moreira que, hay que decirlo, con mucha anticipación lo hizo saber, primero filtrado a través de los medios de comunicación y luego anunciado en forma oficial. Digo, cuando menos el anuncio de la licencia del gobernador la hizo oficial el mismo Humberto Moreira y luego se vino la licencia de Rubén a la diputación y a la dirigencia estatal priísta para ir en pos del hueso que deja su hermano. Nada nuevo bajo el sol, puesto que es, parafraseando a García Márquez, la crónica de un relevo sexenal anunciado. Relevo fraternal si usted quiere, pero relevo al fin…
Ahora que, de lo que propios y extraños están convencidos, y cuando digo propios y extraños me refiero a priístas y no priístas, es que el mando en el gobierno coahuilense seguirá bajo la mano de Humberto Moreira quien a distancia -ni tanta- seguirá controlando los destinos de la entidad, para eso con toda oportunidad colocó a sus alfiles en los puestos claves, movimientos más claros que el agua porque no me diga usted que el nuevo secretario de gobierno que dejó el mandatario saliente es el idóneo para ese cargo, ¡por favor! O los que quedaron en los otros puestos claves del gobierno y del PRI estatal… Por supuesto que no. Son los cuates del que se va y que, se insiste, va a seguir mandando.
Y arrancando el año también, Rubén Moreira se lanza en pos de la silla que deja su hermano y, sólo que ocurriera una hecatombe o algo parecido, la elección constitucional la va a ganar, a pesar del pataleo que con mucha anticipación viene haciendo el senador panista Guillermo Anaya Llamas quien con todo y que cuenta con el respaldo de su compadre el presidente Felipe Calderón, se va a quedar chiflando en la loma, (cualquier cosa que eso signifique) o lo que es lo mismo, que la gubernatura no va a ser para él. Ni hablar, si Memo Anaya creía en el viejo, sabio y reconocido refrán que dice: “los que bailaron en la otra en esta se sientan”, ya se habrá dado cuenta que ese adagio no se cumplió. Los Moreira dijeron que no…
A pesar de los pesares… A nuestros fieles lectores y amigos, les deseamos lo mejor para el año que empieza. Que la vida les sea leve y nos leemos en la próxima, S.D.Q.
Sugerencias y comentarios a  pbelmonte@lalaguna.mx

Apretar o aflojar

A mi juicio RENÉ DELGADO es uno de los columnistas mejor informados del país por lo que varios medios muy importantes le abren semanalmente sus páginas, es el caso de EL UNIVERSAL y EL SIGLO DE TORREÓN, en su entrega del pasado 02 de enero del 2011 comenta de la encrucijada en que se encuentra el presidente FELIPE CALDERÓN HINOJOSA acerca de apretar o aflojar el combate al crimen.

Apretar o aflojar el combate al crimen, pero no seguir dándole vueltas sin sentido al asunto. Ésa es la decisión presidencial en ciernes, y su implementación, aplicación y conclusión tiene por plazo nueve escasos meses ya que, aun cuando desde ahora está desatado, en octubre arranca oficialmente el juego sucesorio. Lo que es menester dejar de hacer es andar de puntas entre los cadáveres, creyendo que ese camino conduce al paraíso del Estado de Derecho.
La decisión es grave. Apretar el ritmo en el combate al crimen obliga a constreñir aún más las libertades y plantear la suspensión de garantías en más de una región, requiere intensificar la ofensiva con el consecuente recrudecimiento de la violencia; y exige probablemente asumir el costo de un mayor derramamiento de sangre.
Aflojar ese ritmo no es, aunque lo parezca, más sencillo. Implica diseñar un repliegue a partir de negociaciones con éste o aquel otro cártel criminal para cerrar algunos de los frentes y, así, asegurar en lo posible la próxima elección presidencial.
Apretar o aflojar supone varias condiciones. Pulcritud y honestidad en la conducta presidencial, tanto ante el proceso electoral como frente al combate al crimen; definición clara de las acciones a emprender, haciendo a un lado mitos insostenibles; entereza para ir sin miramientos ni sesgamientos sobre las figuras públicas y privadas, criminales o no, que vulneran el Estado de Derecho; espíritu de sacrificio para digerir la ingratitud y la crítica que una u otra decisión va acarrear al Ejecutivo; además, humildad para asumir las consecuencias.
Si no se aprieta o afloja ese combate ni se garantiza la elección presidencial, el efecto de la indecisión podría ser devastador.
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En estos primeros días del año, el jefe del Ejecutivo debe ponderar la información necesaria, real y cierta, para determinar con prontitud qué hacer con la campaña militar-policial emprendida contra el crimen.
Esa ofensiva partió de un mal diagnóstico, animada por la urgencia de legitimarse en el poder y el consejo infundado de que se contaba con la fuerza, la inteligencia, el profesionalismo y la capacidad de fuego necesarios para someter a la delincuencia. El resultado está a la vista. En términos de propaganda, se enfocó mal la comunicación; en términos de respaldo social, el apoyo se fue diluyendo en razón de la expansión y diversificación de la violencia; en términos de inteligencia y capacidad de la fuerza armada, se advierte un agotamiento.
Mal hecho el diagnóstico, la estrategia resultó igual y ahora urge reconsiderar con toda objetividad y seriedad el estado de esa guerra para tomar una decisión, a partir del hecho ineludible: la temperatura política ascenderá de más en más, conforme se acerque la elección presidencial, y la contaminación de ese concurso, por parte del crimen, resultaría fatal.
Creer que el concurso electoral y la actividad criminal corren por carriles distintos sin comunicación posible es una ilusión. Dejarlo a la suerte no sería un riesgo, sería un peligro.
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Si la decisión presidencial es apretar la intensificación del combate, esa campaña no puede ir más allá de agosto.
El primero de octubre arranca formalmente la elección federal y, entonces, el Informe de Gobierno, el primero de septiembre, está señalado para que el mandatario rinda cuentas del resultado y la conclusión de esa campaña. Ese informe tendría que reportar el fin de la ofensiva y la satisfacción de los requisitos para que partidos, candidatos y ciudadanos ejerzan en libertad y seguridad su derecho a ser votados y a votar.
Se dice fácil, pero apretar el combate es una decisión difícil. Exige garantizarle al Ejército y la Armada las condiciones necesarias para actuar con mucha mayor determinación. Dicho sin ambages, probablemente significará suspender garantías individuales en distintas regiones del país y desarrollar una intensa, clara y sólida política de comunicación para explicar por qué la necesidad de restringir derechos y libertades de la ciudadanía.
Esa cruzada dejaría altísimos costos políticos y sociales en el plano inmediato, y sólo tendría sentido si, a partir del análisis de la información y de la condición de la fuerza armada, se tuviera la certeza del resultado, que no podría ser otro sino el de asegurar el proceso electoral.
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Si la decisión es aflojar, es preciso hacer a un lado el mito de que el Estado no pacta con criminales.
La realidad histórica y reciente demuestra lo contrario: el Estado sí pacta con criminales, esa práctica data de hace siglos y parte del establecimiento de reglas de juego, escritas y no escritas, entre autoridad y crimen. No se trata desde luego de armar una mesa de diálogo expreso y suscrito con los malhechores en el Auditorio Nacional, pero tampoco de chuparse el dedo ante una realidad ineludible.
Pacto con los criminales fue el repliegue del gobierno ante los secuestradores de Diego Fernández de Cevallos, para dar margen a la negociación del rescate. Pacto con los criminales fue el que la autoridad federal recibiera de manos de un cártel a los presuntos autores del granadazo en Morelia. Pacto con los criminales es la aprehensión de un capo o lugarteniente, a partir de la información proporcionada -desde luego, interesadamente- por un cártel adversario.
Se consignan esos ejemplos no para denunciar una contradicción o algo indebido, sino para salir del mito político que, a la postre, derrumba la real-politik. ¿No acaso, en Colombia, Pablo Escobar pactó con César Gaviria la no-extradición, así como su entrega y reclusión en Envigado? Se negoció, sin sentarse a la mesa.
Conviene, pues, llamar las cosas por su nombre y, de decidirse aflojar el combate, determinar con qué cártel se puede y con cuál no pactar el atemperamiento de la violencia y el repliegue de la fuerza oficial, para abrir espacio con seguridad al proceso electoral sin tener todos los frentes abiertos.
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La cuestión es apretar o aflojar el combate al crimen, pero no darle más vueltas sin sentido al asunto.
Ésa es la decisión presidencial que urge tomar con información, certeza y determinación, antes de que el combate al crimen contamine la próxima elección presidencial y a la vulneración del Estado de Derecho siga el debilitamiento de la democracia.
Dejar a la inercia el curso de la guerra teniendo enfrente la elección presidencial sería peor que una u otra decisión. En cualquier caso, habrá que cargar a los muertos.
sobreaviso@latinmail.com

Herejías piadosas

Internet es la plataforma desde la que en muchas ocasiones los ciudadanos mexicanos muestran su desencanto y desilusión por la incapacidad de los políticos y los gobernantes, el pasado domingo 02 de enero en su colaboración de EL SIGLO DE TORREÓN el columnista LUIS RUBIO comenta la metodología para acabar con el narcotráfico y salvar a los pingüinos.

Circula una propuesta en Internet para resolver el problema del narcotráfico y construir una nueva plataforma de desarrollo. Algunos quizá la tilden de inviable, y ciertamente no es más que una expresión de profunda frustración, pero un agudo y experimentado observador de nuestra idiosincrasia político-gubernamental afirma que "es el programa más serio y mejor conceptualizado que he visto. Sobre todo porque es perfectamente realizable por nuestra excelente clase política". El asunto merece una seria consideración.
La propuesta es elegante por su sencillez: propone acabar con el narcotráfico en tres años por medio de una "metodología infalible", el proyecto NOMAMEX.
El proyecto contiene ocho pasos: "I.- Legalizar el comercio de drogas; II.- Declararlo área estratégica para el desarrollo nacional; III.- Nacionalizar la industria productora de estupefacientes; IV.- Crear un organismo desconcentrado en el que resida el monopolio del Estado para la producción y comercialización de las drogas: Nacional Operadora de Mota y Alcaloides Mexicanos (NOMAMEX); V.- En asamblea nacional encabezada por diputados y senadores, Carlos Romero Deschamps, Napoleón Gómez Urrutia, Joaquín Hernández Galicia, Elba Esther Gordillo y Martín Esparza Flores, entre otros, constituir el Sindicato Mexicano de Trabajadores de la Industria de los Narcóticos; VI.- Esperar un par de años; VII.- Crear una comisión legislativa encargada de auditar a NOMAMEX; y VIII. Problema resuelto, en el tercer año podremos observar, entre los Narcomerciantes Nacionales, huelgas, luchas de poder internas y ausentismo. La industria del narcótico se encontrará colapsada y requerirá de una reforma jurídica de fondo. Con toda seguridad los productos escasearán y costarán 40 o 50 veces lo que deberían, inhibiendo por completo la demanda y acarreando hacia la pobreza con todos los miembros de la floreciente industria".
El autor, presumiblemente una persona llamada Francisco Vidal Bolado, agrega un corolario aclaratorio: "Esta metodología ha demostrado experimentalmente sus resultados, destacando entre sus logros la industria petrolera; la industria azucarera; el agro; la industria eléctrica y la industria minera; la industria pesquera, entre muchas otras".
Uno puede reírse o llorar al leer esta propuesta, pero no puede dejar de reconocer el ánimo que la produce. Nuestros políticos creen que nadie se da cuenta de lo que pasa en nuestro entorno. Las leyes que se aprueban no están pensadas para ciudadanos normales, esos que quieren vivir y aprovechar las oportunidades que genera la vida, sino que son proyectos diseñados por y para burócratas que no hacen otra cosa sino depredar. El texto también revela un profundo resentimiento hacia nuestros gobernantes no sólo por el hecho de desperdiciar los recursos nacionales, sino por la ausencia de soluciones prácticas y funcionales.
La propuesta me recordó otro proyecto de similar profundidad y desilusión. Hace unos quince o dieciocho años Josué Sáenz, quien se presentó como un "ex-alto funcionario de la baja burocracia", planteaba la urgencia de crear un "fideicomiso para la protección del pingüino". Por su geografía, decía Sáenz, México podía reclamar ser parte del Tratado de la Antártida y, como tal, crear un marco legal destinado a proteger a los pingüinos. Para administrar el fideicomiso proponía enviar a nuestra clase dirigente a encargarse del asunto. El FIDEPIN, decía Josué, emplearía a nuestros políticos pero, concluía, "seguramente acabarán con el pingüino".
El tema cambia, pero el tenor es similar. Los mexicanos no requieren otra cosa que un ambiente de certidumbre dentro del cual poder funcionar. Las eras de oro del crecimiento económico tuvieron lugar precisamente cuando se logró esa certidumbre. En los cincuenta y sesenta, al igual que por un breve período en los noventa, la población gozó de un marco legal que era creíble, la gente tenía confianza en la palabra de las autoridades y la economía funcionaba: se ahorraba y se invertía. Al gobierno emanado de la Revolución le tomó décadas ganarse la confianza de la población y poco a poco cimentó el desarrollo de un incipiente sector empresarial. Años de construcción se vinieron abajo cuando, al inicio de los setenta, el gobierno modificó las reglas del juego e incorporó toda clase de regulaciones y restricciones que no hicieron sino hinchar la burocracia y coartar el crecimiento de la economía.
En los ochenta se intentó restaurar el entorno de certidumbre, pero el único mecanismo susceptible de generar confianza resultó ser un acuerdo bilateral con Estados Unidos, el TLC. Este instrumento eliminó la discrecionalidad burocrática en diversos sectores de la economía, lo que favoreció el crecimiento de la inversión y, por un breve período, tasas relativamente altas de crecimiento del producto. Lamentablemente, la guerra política que se inició con el Fobaproa, la inconclusa transición política y la falta de rumbo e instituciones con que nació la era democrática acabaron por minar la confianza. No es casualidad que la única parte de la economía que funciona de manera casi automática es la que se encuentra normada (y, por tanto, protegida) por el TLC. Todo el resto se rezagó en la historia o vive acosado por regulaciones y burocratismos que le impiden al país florecer.
Las propuestas de acabar con el narcotráfico o salvar al pingüino no son más que elucubraciones mentales de mexicanos desesperados que conocen la forma de funcionar de nuestro país a la perfección. Su propuesta no es más que una sátira de la vida cotidiana, esa que es obvia para todos excepto para quienes tienen en sus manos la posibilidad de cambiar la realidad. Peor, la experiencia muestra que los obstáculos a cualquier cambio son tan formidables -los intereses tan intrincados- que incluso cuando llega al gobierno un presidente empresario o cuando funcionarios probos que comprenden bien la problemática son nombrados responsables, acaban atrincherados, imposibilitados de llevar a cabo un cambio y explicando por qué no se puede. Con frecuencia, los liderazgos de las cámaras no hacen sino solapar al sistema para preservar sus propios privilegios.
El cambio político que se dio en 2000 no transformó las estructuras de poder en el país: modificó los flujos de poder y los pesos relativos entre quienes lo detentan, pero no alteró el hecho del control político, burocrático, sindical y empresarial. Es la impunidad y los privilegios los que hacen posible al narcotráfico e impiden el desarrollo del país. Sólo cuando éstos se terminen será posible lidiar con el narcotráfico y, con suerte, salvar a los pingüinos...

Tragedia ocasionada por jueces corruptos

MARISELA ESCOBEDO, una madre que se dedicó al activismo luego del asesinato de su hija por su esposo, murió ejecutada frente al Palacio de Gobierno de CHIHUAHUA, PEDRO BELMONTE RIVAS en su columna CURRENTE CALAMO asegura que se trata de una tragedia provocada por jueces corruptos.

El gobernador de Chihuahua, César Duarte actuó de inmediato y ordenó el retiro de los tres jueces que en mayo pasado, absolvieron al asesino confeso de una joven. Fuera del cargo, que se les quite el fuero y se les instruya el proceso  judicial respectivo, ordenó el mandatario estatal..
Usted dirá que la acción de Duarte es, como dice el adagio: después del niño ahogado a tapar el pozo y es que hay similitud con lo que sucedió en el estado de Chihuahua y la conseja popular.
Usted ha de saber que la joven Rubí Marisol Frayre Escobedo fue asesinada hace dos años por su  novio, Sergio Rafael Barraza Bocanegra, quien al paso del tiempo fue capturado en Fresnillo, Zacatecas. Se le instruyó el juicio respectivo a través del cual confesó haber dado muerte a Rubí y llevó a los investigadores hasta el lugar en donde sepultó los restos de ella..
Hasta ahí todo bien, sin embargo, tres jueces corruptos de Chihuahua, en posterior juicio oral que se le siguió al asesino confeso, decidieron absolverlo de todo cargo aduciendo una serie e atenuantes que, de acuerdo a conocedores de derecho, sólo fueron artimañas legaloides para darle la libertad a ese sujeto.
Obvio, la madre de la joven asesinada, en acciones similares a las desarrolladas por la ahora famosa señora Wallace, empezó sus manifestaciones de protesta contra las autoridades encargadas de impartir justicia, exigiendo eso, precisamente, justicia, por considerar que habían dado la libertad al asesino confeso de su hija, en un acto irracional por parte de quienes tienen a su cargo esa tarea, la de impartir justicia, valga la redundancia.
Su insistente protesta obligó a que instancias judiciales  superiores ordenaran un nuevo juicio y entonces sí, se actuó dentro de la legalidad y se determinó que el asesino debía ser recapturado y se le sentenció a 50 años de cárcel.
Desde ese día. Sergio Rafael Barraza Bocanegra desapareció de la escena y el resto usted lo conoce. Doña Marisela Escobedo fue asesinada  de un balazo en la cabeza en la banqueta misma del palacio de gobierno de Chihuahua y según acusó públicamente el gobernador César Duarte, el autor material o relacionado directamente con este crimen, es el sujeto que los irresponsables cuanto corruptos jueces dejaron en libertad.
La acción de César Duarte, como señalo al inicio de esta entrega es plausible, aunque un tanto fuera de tiempo, digo, porque la selección de impartidores de justicia en Chihuahua, como en todo el país, adolece de fallas graves como son el permitir que personas no calificadas en lo profesional, ético, moral y social, ocupen esos cargos de alta responsabilidad.
Y esto sucede en todos los ámbitos, desde los juzgados civiles, penales. Juntas de Conciliación, Tribunales superiores, etcétera donde, con las debidas excepciones, los impartidores de justicia son  los verdaderos enemigos de quienes tienen la mala suerte de caer en sus garras y en el peor y mayoría de los casos, son gente corrupta hasta la médula que vende la justicia al mejor postor.
Las acciones de la señora Isabel Miranda de Wallace que puso en entredicho a la justicia mexicana al resolver ella sola prácticamente el caso del asesinato de su hijo después de cinco años de insistencia, así como el asesinato de la señora Marisela Escobedo, que fue vilmente asesinada tan sólo por exigir justicia, ojalá, repito, sirvan para en un futuro no muy lejano, la selección de jueces sea un acto verdadero de exigencia de moral, ética, probidad, profesionalismo, dignidad y todo lo que usted le quiera agregar como condiciones a quienes sean designados para ocupar estos responsables cargos. Soñar no cuesta nada, por supuesto que no…
Que la vida le sea leve, Nos leemos en la próxima, S.D.Q…
Sugerencias y comentarios a  pbelmonte@lalaguna.mx

Test para pesimistas informados


Colaborador de EL SIGLO DE TORREÓN y de muchos otros medios en el país JORGE ZEPEDA PATTERSON tiene una práctica como editorialista que data de muchos años atrás y su estilo gusta a numerosos lectores, en su colaboración del 2 de enero de 2011 nos presenta un test para pesimistas que nos resulta interesante y que ofrecemos a los seguidores del blog.

No está claro quién es el autor de la frase "un pesimista es un optimista bien informado", pero eso no la hace menos justa o sabia. En tiempo como éstos las noticias y los diagnósticos, si son realistas, nos vacunan contra todo tipo de optimismo (salvo que usted sea priista y resida en Toluca).
El optimismo y el pesimismo que abonan al ánimo de la población de un país no son asunto menor. Una sobreabundancia de optimismo conduce a excesos de confianza que hacen de los pueblos presa fácil de sus políticos y especuladores económicos. Una exuberancia de pesimismo, por otro lado, propician apatía e indiferencia generalizadas, con resultados muy similares a los anteriores. Seguramente algún punto intermedio del barómetro "opti-pesimismo" sería lo más conveniente para la Nación.
¿Dónde se encuentra usted? A continuación un breve test para ubicar en que fase entre la ingenuidad desarmada y el cinismo enfermizo califica usted.
1.- Cada año ha aumentado el número de caídos en la guerra contra el crimen organizado y la importancia de los capos detenidos o liquidados; esos significa que:
A) Pronto comenzará la curva de descenso del poder del Narco gracias a la disminución de sus filas y la desaparición de sus mandos.
B) La estrategia es correcta (perseguir a los capos de los cárteles), pero tomará más tiempo antes de que veamos resultados significativos.
C) Golpear a las cabezas de los Cárteles resulta contraproducente porque conduce a guerras fratricidas entre ellos. La estrategia es equivocada, el Narco está más fuerte que nunca.
2.- El triunfo de la oposición en alianza en el caso de los cuestionados gobiernos de Mario Marín en Puebla y de Ulises Ruiz en Oaxaca provocará:
A) La investigación y eventual enjuiciamiento de los gobernadores Marín y Ruiz y otros funcionarios presuntamente responsables de diversos delitos.
B) La investigación y enjuiciamiento de algunos funcionarios del gobierno anterior, pero sin llegar a afectar a los ex mandatarios, pese a que los nuevos gobiernos lo intenten.
C) Nada, las acusaciones no pasarán de declaraciones demagógicas de las nuevas autoridades.
3-. El golpe al SME y la liquidación de Luz y Fuerza del Centro es:
A)        Una maniobra acertada y justa para reducir el sindicalismo pernicioso y las empresas ineficientes.
B)        Un golpe político en la dirección correcta, pero que debe ser acompañado por otros similares para ser efectivo
C)        Atacar al SME y al mismo tiempo concederle todo al SNTE revela que sólo fue una represalia para un grupo político (como el 'Quinazo' de Salinas), y no una estrategia para hacer más eficiente y justo al sindicalismo.
4.- México cuenta con el hombre más rico del mundo (o casi), lo cual representa:
A) Un motivo de orgullo, pues significa que los mexicanos pueden ser un punto de referencia y de liderazgo internacional.
B) Refleja el poder de los monopolios, pero al menos son nacionales: la fuerza del grupo Carso es contrapeso al avance de las grandes corporaciones extranjeras. Mejor Telmex que AT&T como empresa dominante de telecomunicaciones.
C) Una vergüenza porque esconde "la transferencia" que todos los mexicanos hacemos para que los grandes monopolios tengan ganancias extraordinarias.
5.- La liberación de Diego Fernández de Cevallos luego de más de seis meses de cautiverio:
A).- Un secuestro con final feliz.
B).- Un secuestro al que El Jefe Diego trató de sacarle "raja" política haciendo una puesta en escena: se presenta semanas después de haber sido liberado, ya plenamente recuperado, y lo utiliza para relanzarse a la política.
C).- Una farsa de principio a fin. El presunto secuestro simplemente buscó distraer la atención de los fracasos de los panistas.
Otórguese cero puntos por cada respuesta de inciso "A", dos puntos por cada "B" y cuatro por cada "C".
Si su puntuación fluctúa entre 18 y 20 puntos califíquese como un caso de pesimismo crónico; se sugiere marcar de inmediato al 1-800-Paredesufrir.
Entre 12 y 16 es usted un pesimista informado; mira los asuntos públicos con desconfianza, pero en su fuero interno usted considera que votar tiene sentido.
Calificaciones entre 6 y 10 lo definen como un optimista medianamente informado: usted cree que hay políticos buenos y malos, que el vaso está medio lleno y que el "Chicharito" Hernández será un crack en Europa. No es reprochable, en una de ésas le atina, pero prepárese para más de un descalabro.
Y si su puntuación fue de 0 a 4, usted es un caso perdido: víctima propicia para todo vendedor de rascahueles, voto cautivo de cualquier campaña electoral y carne de cañón para todas las cruzadas.
La conclusión de esta tabla es que el optimista desinformado, el ingenuo incondicional, seguramente es más feliz que el amargado pesimista crónico o desinformado, pero es igualmente dañino en materia de asuntos públicos. Un poco o un mucho de información es imprescindible: antes de enunciar si el vaso está medio lleno o medio vacío, al menos habría que enterarse cómo estaba hace un rato y si el nivel viene bajando o subiendo. En otras palabras, documente su pesimismo o su optimismo.
www.jorgezepeda.net
twitter @jorgezepedap