Buscar este blog

3 de agosto de 2016

El patrimonio cultural de Torreón se encuentra en franco deterioro

La decadencia del centro de Torreón y la incuria de los ciudadanos pone en riesgo nuestro patrimonio inmobiliario, señala el compañero Jesús M. Moreno Mejía en un reciente artículo que se publica en varios medios escritos y electrónicos de la región entre otros www.hoyacontecerdelalaguna.blogspot.com , que comparto con mis seguidores de facebook y de mi revista online, sé que la disfrutarán.

“La historia de un pueblo es una sucesión de miserias, de crímenes y locuras”.
Anatole France

El Centro Histórico de Torreón se encuentra actualmente en franco deterioro, pues varios de sus edificios emblemáticos corren el peligro de venderse y desaparecer, tal como ha ocurrido con otros viejos inmuebles de ese sector.
Mientras tanto, algunos de ellos se han transformado en verdaderos esperpentos, al colocar anuncios que cubren su fachada en base a una absurda modernidad que nadie entiende, como ha ocurrido con el edificio que otrora fuera el elegante Hotel Salvador, inaugurado en 1904.
Este majestuoso edificio, ubicado en la esquina de avenida Hidalgo y calle Zaragoza, es considerado un monumento nacional por ser parte de la historia de Torreón. Hoy en día, el interior de sus pisos superiores se encuentra en completo abandono, en tanto que algunos establecimientos comerciales ocupan la planta baja, cuya fachada ha sido cubierta con sendos anuncios que no debieron ser autorizados por las  autoridades municipales.
Esta denuncia pública no es nueva, pues de ello se han ocupado también la prensa local y el cronista oficial de la ciudad, sin encontrar una respuesta efectiva de la autoridad, que prefiere enfocar sus baterías en sus propios proyectos, tales como la instalación de un inútil teleférico, dizque en aras de que Torreón se convierta en un atractivo turístico.
Recordemos brevemente que el edificio del Hotel Salvador fue construido a inicios del siglo XX por instrucciones del coronel Carlos González Montes de Oca, quien fuera el segundo Presidente Municipal de Torreón en 1894, cuando nuestra ciudad todavía era considerada una villa.
El estilo arquitectónico del Hotel Salvador corresponde al conocido como Chateau de la llamada “Bella Época” francesa, previa a la Primera Guerra Mundial. El edificio en sí y los servicios que prestaba hace 100 años eran de primer nivel, e incluso hay testimonios de visitantes extranjeros que consideraban ese establecimiento de la misma categoría de los principales hoteles europeos y estadounidenses.
Se tiene conocimiento pleno de que en ese hotel se hospedaron personajes de la vida nacional, entre ellos el primer Presidente Constitucionalista, Venustiano Carranza; el Gral. Álvaro Obregón, y hasta el legendario Doroteo Arango, mejor conocido como Pancho Villa, así como personajes internacionales de alta alcurnia, entre ellos el magnate del algodón, Rafael Arocena, quien ordenó la construcción de otro edificio emblemático en Torreón, al que se le conoce hoy como el Edificio Arocena (mismo que data de 1920).
El Dr. Sergio Corona Páez, cronista oficial de Torreón, refiere que durante muchos años funcionó en su planta baja la tienda departamental “El Puerto de Liverpool”, en la que se vendía ropa y novedades de primera calidad, y en 1925 funcionó en ese lugar el primer café cantante que hubo en esta ciudad.
Sin embargo, en la actualidad en los bajos del edificio se encuentran algunos comercios que rompen los criterios de unidad que el inmueble debería tener, por ser patrimonio cultural de Torreón, afeando su fachada con enormes anuncios comerciales, al igual que otros viejos inmuebles del Centro Histórico.
Se sabe que dicho edificio fue adquirido por el comerciante de bienes inmuebles y de otros giros, Hassan Manssur, quien incluso pretendió reactivarlo de nueva cuenta como hotel, pero sin éxito pues no disponía de servicio de cochera para quienes ahí se alojaran.
Se tiene el temor de que el edificio fuera a ser derrumbado para venderse a quién se interesara en instalarse en ese céntrico lugar, no obstante estar registrado como sitio histórico inalterable.
En otras ciudades de la República las autoridades se encargan de mantener y de cuidar su patrimonio histórico, y en primer término están los edificios antiguos, que por sus características llegan a ser vistas como auténticas joyas arquitectónicas, sobre todo si tienen 100 años o más.
En Torreón no hay una normatividad vigente que establezca qué edificios deben ser objeto de cuidado y mantenimiento, e incluso hace un par de años el director de Obras Públicas del municipio, Gerardo Berlanga, declaró a un diario de esta ciudad que no se cuenta siquiera con un catálogo autorizado de edificios históricos.
Añadió que el único documento de control de esos inmuebles data de más de 20 años, estimando que alrededor de un 20 % ya han sido derrumbados, por lo que se hace necesario levantar un nuevo catálogo, actualizado, coordinadamente con representantes del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INHA), que son los únicos autorizados para determinar cuáles deben ser considerados edificios históricos.
Entre los que han desaparecido a la fecha están algunos que fueron verdaderas joyas arquitectónicas de nuestra ciudad, y que todavía era posible admirar en la segunda mitad del siglo pasado, como la casa de estilo morisco que se encontraba localizada en calzada Colón y avenida Abasolo, conocida como “La Alhambra”, propiedad de Fernando Rodríguez Rincón.
El arquitecto José Quiñones, director del Centro Histórico de Torreón, aseguró se han perdido veinticuatro inmuebles con valor histórico, confirmando que existe una ley federal que obliga a los propietarios de ese tipo de edificios a mantenerlos conservados.
Total, la situación no está resuelta del todo y por consecuencia hay necesidad de que se pongan a trabajar los integrantes del Consejo del Centro Histórico, pero para ello se requiere que los apoyen de manera efectiva autoridades municipales y estatales, y no como sólo acostumbran hacerlo, o sea con declaraciones optimistas que simplemente quedan en nada.

¡Hasta la próxima!

¿Y los demás perdones…?

En su columna editorial Metáfora Ciudadana el académico Luís Alberto Vázquez Álvarez, que cada domingo publica El Siglo de Torreón, realiza un análisis del perdón pedido a los mexicanos por el presidente Enrique Peña Nieto “… por los perjuicios causados a la investidura presidencial por el asunto de la casa blanca” y que puso al descubierto la periodista Carmen Aristegui. Peña dejó de solicitar el perdón de sus mandantes por asuntos quizá más importantes que la adquisición por Angélica Rivera del referido bien raíz considerándose exento de culpa, por lo que llegamos a la misma conclusión que el autor: “Pensar en que el ejecutivo reconozca sin reservas su responsabilidad en multitud de casos es pedirle que renuncie a su poder omnipotente, omnipresente y omnisciente, criterios con los que maneja la política y la vida del país.”  El texto se público el domingo 31 de julio del 2016.

El 25 de mayo de 1911; ante la Cámara de Diputados, Porfirio Díaz, quien ya completaba más de 30 años en el Poder Ejecutivo Federal, presentó su renuncia al cargo; dicha reflexión, contenía un perdón al pueblo de México, aunque el viejo dictador se consideraba, en buena medida inocente y establecía que siempre había respetado, lo mismo la ley que la voluntad popular; he aquí un fragmento:
"El pueblo mexicano, ese pueblo que tan generosamente me ha colmado de honores, que me proclamó su caudillo durante la guerra internacional, que me secundó patrióticamente en todas las obras emprendidas para robustecer la industria y el comercio de la república, fundar su crédito, rodearle de respeto internacional y darle puesto decoroso ante las naciones amigas; ese pueblo, señores diputados, se ha insurreccionado en bandas milenarias armadas, manifestando que mi presencia en el Supremo Poder Ejecutivo es la causa de la insurrección.
No conozco hecho alguno imputable a mí que motivara ese fenómeno social; pero admitiendo sin conceder que puedo ser culpable inconsciente, esa posibilidad hace de mi la persona menos a propósito para raciocinar y decidir sobre mi propia culpabilidad.
En tal concepto, respetando como siempre he respetado la voluntad del pueblo, y de conformidad con el artículo 82 de la constitución federal, vengo ante la Suprema Representación de la Nación a dimitir el cargo de Presidente Constitucional con que me honró el voto nacional; y lo hago con tanta más razón, cuanto que para retenerle sería necesario seguir derramando sangre mexicana; abatiendo el crédito de la nación ; derrochando su riqueza, cegando sus fuentes y exponiendo su política a conflictos internacionales".
Porfirio Díaz solamente veía un árbol y no el bosque, aunque en su soberbia encontraba injusticia para él, no podía o no quería analizar toda la situación del país y descubrir que su forma de gobernar era negativa; y, ante todo presumía aquellas reformas y acciones que él creía relevantes para el progreso de México.
Hace unos días, el actual presidente de México pidió perdón por un acto, también solamente vio una estrella y se olvidó de su infinidad en el firmamento; también hablo de respeto a la ley; pero fue remiso de muchos otros "agravios e indignaciones que ha causado"; analicemos algunos más que debieran ser causa de disculpas y hasta de castigos; aunque habrá omisiones que también agravian.
Perdón por haber recibido, para su campaña presidencial, dinero mal habido que dejó endeudado a Coahuila hasta nuestros nietos, permaneciendo sordo y ciego cuando hoy se ventilan en otro país, otras acciones delictivas que involucran a su benefactor; larga cuenta de otros delitos que agravian al país; aquí no bastaría el pedir perdón, lo único válido sería persecución y castigo a los responsables.
Perdón a los millones de mexicanos pobres, reconocidos y recientemente invisibles, por los dispendios en gastos de viaje en un avión costosísimo con la familia entera a otras regiones, luciendo lujosos ropajes que humillan a un pueblo hambriento y dejan una impresión de presunción y mal gusto ante los estadistas de las naciones visitadas.
Por los crímenes de estado en matanzas a estudiantes en Ayotzinapa; a maestros y pueblo en Nochixtlán; jóvenes en Tlatlaya y decenas de miles de ejecutados y desaparecidos.
A los periodistas honestos por amenazarlos si se atreven a decir la verdad como en el caso de Carmen Aristegui y la protección a Javier Duarte por la infinidad de asesinatos en Veracruz de comunicadores sociales
Por los múltiples enriquecimiento ilícitos de funcionarios y familiares de ellos a través de contratos de obras del gobierno federal como el de los hijos de Murillo Karan a quienes se les adjudicaron cinco mil millones de pesos en construcciones con dinero de los impuestos que pagamos, esto solo como un ejemplo de la corrupción borrada ya con un perdón que ninguna persona honesta aplaude.
Perdón póstumo a Carlos Fuentes, emblemático escritor reconocido mundialmente, por robarle su obra "La silla del águila" y después desaparecer el certamen que llevaba su nombre; actos con los que agravia a muchos escritores y por poner el ejemplo de no leer.
A la nación entera por las mentiras contenidas en las presuntas reformas estructurales, totalmente inviables, que sólo han servido para pauperizar al mexicano de clase media y hundir más al pobre y, dentro de estas, por sus ausencias del país, sospechosamente coincidentes con situaciones conflictivas; recuérdense múltiples casos en que él estuvo en el extranjero, como ahora con el aumento mensual a la gasolina y él, en Sudamérica.
Por la propaganda negra que al estilo nazi, promueve en todos los medios de comunicación social, creando profecías falsas para engañar al pueblo; buscando hacerlo creer en predicciones de gran progreso y crecimiento cuando en realidad nuestra economía va en caída libre y estamos a punto de devaluaciones estilo de los años de 1980.
Perdón a su partido, el PRI, por el daño que le ha hecho en las elecciones de este año en 7 gubernaturas y generando una profunda división interior; ellos ya ven perdidas las elecciones de 2018 y hasta están pensando en aliarse al PAN para asegurar algo, ya que su perrito faldero verde, no representa nada.
Por haber designado a Nuño como secretario de educación sin que esté tuviera la más mínima idea de lo que es educación; sugiere ahora reformar la Reforma Reformada y genera un "Nuevo Modelo Educativo"; esto tampoco avanzará; porque es imposible cambiar si se sigue haciendo siempre lo mismo y, terminando por aceptar lo que la CNTE estaba pidiendo desde un principio, habiendo puesto al país en grave riesgo por las protestas que han paralizado gran parte de México. Ahora bien, habría otras oportunidades de pedir perdón, pero sin la trascendencia de los anteriores, aunque sí con cierta validez; a los creadores del federalismo mexicano, por haber desaparecido los estados de Veracruz, Nuevo León, Guerrero, Jalisco, Guanajuato y otros por cambiarles la capital o por convertir en estado alguna de sus ciudades. A los historiadores al corregirles que la batalla de Puebla contra los franceses fue en 1995; a Vicente Fox de quien ya olvidamos sus barbaridades lingüísticas, siendo ahora superado con creces en cuanto a expresiones sinsentido.
Pensar en que el ejecutivo reconozca sin reservas su responsabilidad en multitud de casos es pedirle que renuncie a su poder omnipotente, omnipresente y omnisciente, criterios con los que maneja la política y la vida del país.