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26 de febrero de 2013

Poderes Paralelos

Roberta Garza

Me gusta mucho el estilo de Roberta Garza como periodista pues escribe las cosas como debe ser “sin pelos en la lengua” es caústica y directa,  sin eufemismos, como en el presente caso en que se ocupa de “quienes, navegando en la marea de la incompetencia oficial, lubricada por la baba de los apologistas de la violencia disfrazada de lucha civil, parecen haber llegado, menos burdos, menos obvios, pero igual de hijos de puta, ahora sí, para quedarse”. La columna la tomé del portal electrónico de Milenio Diario Laguna en la sección Acentos, publicada el día de hoy.

Primero fue Cherán. Imposible no simpatizar con esos comuneros abandonados por un Estado que no por bravucón fue menos impotente; a pesar de los llamados de auxilio, nada se hizo para impedir las violaciones, los secuestros, las extorsiones y la destrucción del bosque de niebla azul de los altos de Michoacán, devastado en 70% a manos de talamontes protegidos por gobiernos tan corruptos como medrosos y regenteados por las verdaderas autoridades: los capos del narcotráfico. Así, cuando en la primavera de 2011 las mujeres del pueblo lanzaron rocas y palos contra los camiones que transportaban cerro arriba a hombres con sierras y AK 47, y luego los apresaron, expulsaron a la policía quedándose con sus armas de cargo y sellaron el pueblo con barricadas, algunos mexicanos los miramos con envidia.
¿Peor el remedio que la enfermedad?
Hoy, a pesar del optimismo de Friedman y de otros despistados, las brigadas de autodefensa, policías comunitarias, vigilantes civiles o grupos paramilitares, asegún, se multiplican en otros sitios calientes como Guerrero, Oaxaca, Morelos, y Veracruz, pero quizá con intenciones menos inocentes. Como en Cherán, dicen surgir de la necesidad de defenderse de los criminales que el Estado no puede o quiere combatir, pero el problema no es solo el desaseo en derechos humanos de los usufructuarios de ese eufemismo para el háganle como puedan que son los usos y costumbres, sino la tesitura de algunos de estos grupos, sospechosamente parecida a la que ostentaron, primero en Monterrey y luego en Guadalajara y DF, esos rostros embozados que, en sus inicios, decían querer defenderse de los abusos del Ejército pero que en realidad eran porros pagados por el narco.
¿Alguien se acuerda de los matazetas, vigilantes gestados desde los rescoldos del cártel de los Beltrán Leyva? “Que la sociedad confíe en que nosotros no extorsionamos, no secuestramos ni afectamos el patrimonio”, y “respetamos las fuerzas armadas y a los poderes del Estado”, decían. Ajá, chucha. Entre sus primeros actos nobles estuvo, por cierto, el reguero de 35 cadáveres una bonita mañana por las principales avenidas de Veracruz.
Ojalá que la urgente necesidad de seguridad y de protección que padecemos los mexicanos no se convierta en la coartada perfecta de quienes, navegando en la marea de la incompetencia oficial, lubricada por la baba de los apologistas de la violencia disfrazada de lucha civil, parecen haber llegado, menos burdos, menos obvios, pero igual de hijos de puta, ahora sí, para quedarse.
Twitter: @robertayque

Ni más, ni Menos

Arcelia
Ayup Silveti


 Arcelia Ayup Silveti es la autora de la columna De Raíces y Horizontes que dominicalmente se publica en Milenio Diario Laguna y en donde se ocupa de temas de mucho interés como en la presente entrega en la que se ocupa de Amelia Varcárcel una figura relevante del feminismo y la lucha por la igualdad en el mundo.


Tuve la oportunidad de escuchar a la filósofa española Amelia Varcárcel en el Seminario Ni más, ni menos: ¿Iguales? Ella es una de las figuras más relevantes del feminismo y la lucha por la igualdad. Además de ser vicepresidenta del patronato del museo Del Prado de Madrid, España, es autora de 10 libros sobre filosofía y feminismo. La presencia de esta mujer transmite seguridad y fortaleza.
Es difícil abordar en este espacio parte de la sabiduría que compartió la feminista, así que me limitaré a lo que mayor impacto me causó. Se refirió a verdaderos actos de barbarie suscitados a mediados del siglo XIX, los cuales ultrajaron la libertad, la justicia, la paz y la dignidad humana. Con un dejo de rabia hizo mención al dicho: Todas estas flores son muy hermosas, pero a la sombra de la espada florecen mejor.
La también catedrática afirmó que gracias a la Declaración Universal de los Derechos Humanos (DUDH), cuyos principios básicos como la universalidad, interdependencia, indivisibilidad, igualdad y no discriminación han dado protección en especial al género femenino.
Amelia Varcárcel
La DUDH se decretó por la Asamblea General de la ONU el 10 de diciembre de 1948, en París. A partir de esa fecha las mujeres podían acceder a la educación universitaria sin ser atormentadas. Recordó con indignación como las mujeres universitarias de su país antes de la DUDH, sus compañeros varones las apedreaban o las tupían de escupitajos.
Valcárcel afirmó que a los gobiernos les interesa tener un país con iletrados para que no cuestionen. Comentó que buscan igualar un modelo femenino con publicidad engañosa a través de los medios masivos y revistas femeninas.
Les crean necesidades, les imponen modas y les venden la idea que es más importante el tener que el ser. Son fábricas de mujeres plásticas que creen que la vida termina en su jardín. Invitó a los asistentes a reflexionar y actuar por ser ni más, ni menos. Gran aportación de Valcárcel gracias al auspicio de la Facultad de Filosofía y Letras de la UANL y del Instituto Estatal de las Mujeres de Nuevo León.

Campañas, ¡qué miedo!

Fernando Royo
Díaz Rivera

Fernando Royo Díaz Rivera se alterna con Federico Ramos Salas en la autoría de la columna Ganar, Ganar que se publica en Milenio Diario Laguna que en la presente entrega se ocupa de las promesas mentirosas que los políticos realizarán para tratar de ganar la presidencia municipal de Torreón, ciudad que en el pasado se caracterizó por pujante y progresista y que hoy sufre el abandono de los gobiernos federal y estatal ante la apatía e indolencia de los ciudadanos que nos creímos el lema “¡Vencimos al Desierto!” aunque estemos dormidos en nuestros laureles.



El vandalismo en los
monumentos y el equipamiento
urbano es una parte del
abandono en que se encuentra
Torreón. 
Las campañas electorales están por empezar, los candidatos están “preparando” sus estrategias, es la temporada de promesas, mentiras, regalos, compra de votos, desayunos, tarjetas, etc, en fin nada nuevo. Sin embargo esta elección en Torreón es muy especial, nuestra ciudad ya no aguanta más. El abandono en que se encuentra es absoluto. Las cuentas no cuadran, mientras las autoridades dan sus números, el Auditor Superior del Estado da otros. Mientras nos dicen que no hay deuda, los proveedores se acumulan, los jubilados se quejan, la empresa recolectora de basura amenaza con suspender el servicio por falta de pago así como la empresa de clase mundial, la CFE, también protesta.
De igual manera las autoridades del Estado dicen que la emergencia financiera ya pasó, que la deuda está en un segundo plano, ¡si cómo no! La deuda sigue ahí más pesada que nunca, haciendo estragos en el Estado, sobretodo en esta región, que no recibió nada durante la orgia de los dineros. El Estado sigue hipotecado, siendo el ejemplo nacional de cómo no hacer las cosas; claro ahora nos dicen que no somos el único que hay otros Estados emproblemados, ¿y eso a nosotros en que nos beneficia?
Para protegerse, los habitantes de
sectores residenciales tratan de
encerrarse pero las autoridades
maquillan las cifras de la
delincuencia para no
permitirlo. 
La ciudad ya no figura entre las principales del país, sus índices están en picada, la inversión pública y privada es nula, se ha perdido la competitividad como región, la ciudad sufre el deterioro del nulo mantenimiento que ya es imposible ocultar.
Por todo lo anterior estas campañas electorales resultan muy importantes para la supervivencia, sin embargo la oferta política todavía no está a la altura de las necesidades, es por ello que al cuestionar a los candidatos tendremos que ser mucho más objetivos, no solo es escuchar las promesas bonitas, que si más empleo, que mas inversión, que ellos son lo más cercano a Superman, recordemos que nos van a bajar el cielo la luna y las estrellas.
Todo lo anterior es debido a que en el pasado hemos sido complacientes con una clase política que hasta hoy, salvo algunas muy pocas excepciones, ha demostrado que no sirve para nada. Por eso necesitamos los cómos, requerimos de respuestas objetivas, y sobre todo las fuentes de financiamiento de sus promesas.