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25 de noviembre de 2014

El día en que mataron a Kennedy

Un suceso que marcó a quienes vivimos la generación de los 60 lo fue sin duda el asesinato del presidente norteamericano John Fitzgerald Kennedy, un católico que llegó a la primera magistratura de su país y que durante los años de su gobierno trató de innovar y piso muchos callos de grupos de poder. El presente texto me lo envió para que lo publique en el blog Lilia Margarita Rivera Mantilla que en aquel entonces era una pequeña de escasos diez años.

Ya pasa de la una y media del mediodía, ahora sí tengo hambre; lo bueno es que no tengo tarea pendiente para hoy en la tarde. Mi mamá sale esta noche para México y necesitamos velices extras en la casa. Mi tío Everardo siempre dice que ella viaja como si fuera María Félix, con un montón de maletas repletas de cosas. Es cierto, pero también es necesario.  Mi mamá aprovechará esta próxima semana en México para ir al médico y para comprar la ropa de invierno para toda la familia, siempre encuentra todo más barato, de muy buena calidad y mucho más variado que aquí. La semana entrante, el sábado, nos reuniremos con ella en Saltillo. Ella vendrá ya de regreso rumbo a Torreón, y mi papá junto con nosotros cuatro estaremos llegando a la capital de nuestro estado  el viernes por la noche.  En esa misma semana, el domingo primero de diciembre, habrá toma de posesión de la nueva gubernatura del estado; mi papá tiene que estar presente, es parte de su trabajo como periodista del diario más famoso y prestigiado de Coahuila. Por eso tuve que venir a casa de la comadre Esther, para que nos prestara otro veliz  que se llevará mi mamá, así quedará equipaje disponible para nosotros cinco.
Desciendo del camión urbano cargando la maleta a cuadros rojos y negros, me siento importante, la muy enigmática; la gente me mira con extrañeza, a esta hora en que las calles quedan casi solas, las pocas personas que andan por aquí son señores; pensarán que qué andará haciendo una niña de mi edad a la hora de la comida, sola por la calle, cargando una maleta tan grande.
Paso junto a un automóvil estacionado, dentro hay dos hombres escuchando el radio con mucha atención, hay sorpresa en sus rostros. Alcanzo a escuchar la voz del locutor que dice “el presidente ha perdido mucha sangre, hay pocas esperanzas de que sobreviva”. Me da un vuelco el corazón, me asusto. Apresuro el paso rumbo a la casa. Pienso: ¿qué le habrá sucedido al Presidente López Mateos? En aquellos años, 1963, los niños de México queríamos y sentíamos mucho respeto por el presidente de nuestro país.
Entro presurosa a la casa, recorro el largo pasillo que conduce al comedor, al fondo del espacioso lugar; mi papá, de pie, mira fijamente la radio, como si estuviera observando “en vivo” todo lo que está informando el conductor. Le pregunto: Papá, ¿qué le pasó al presidente López Mateos? No fue a él, hija, me responde. Fue al presidente Kennedy, de los Estados Unidos; le dispararon en la cabeza, están informando que ya falleció. El y mi mamá hacen comentarios de adultos, muy alarmados, y a mí se me clava un extraño presentimiento, me punza el corazón, me siento triste. ¿Por qué? No lo sé.  Pero nunca he podido olvidar aquel viernes 22 de noviembre de 1963.
Al llegar al salón de clases, ese viernes por la tarde, los compañeros del quinto año de primaria comentábamos el suceso. Todos opinábamos, como si estuviéramos al tanto de la política del mundo. La culpa la tenían los rusos y los cubanos. Seguramente eso era lo que se comentaba en la casa de todos, ¿de dónde tan enterados?
Ese fin de semana y los primeros días de la que sería la última de noviembre, fue ver y escuchar los funerales de Kennedy, y enterarse de otro asesinato más: la muerte por disparos a quemarropa contra Lee Harvey Oswald, el supuesto asesino del presidente norteamericano. Todo era tan extraño para mí. Era como si esos acontecimientos me estuvieran jalando hacia el mundo de los adultos, era como si mi “pepe grillo” interior me advirtiera: “Lilia, prepárate. Empieza a decirle adios a la supuesta inocencia e ignorancia infantil. Te llegó la hora. Santoclos no existe, los Reyes Magos, tampoco. Te quedan pocos años, tal vez ni dos, para que te sigan considerando niña. ¿Ya te diste cuenta de qué manera tan brusca y cruel pueden terminar los bellos cuentos de hadas? Mira a esa elegante señora, de la misma edad que tu mamá, ahora está muy sola. Tuvo que cambiarse su bonito traje color rosa mexicano porque estaba lleno de la sangre y la masa encefálica de su esposo asesinado. Ahora viste de negro y toma de la mano a cada uno de sus pequeños hijos.”
Solo pienso en el viaje de fin de semana a Saltillo, quiero que regrese mi mamá; quiero ver qué cosas bonitas nos trae de México; quiero pensar en que se acerca la navidad, quiero seguir siendo niña.
Frío, emotivo y alegre fin de semana en Saltillo. Por fin todos juntos. El aire helado lastima un poco la cara, no importa, todos estamos contentos. Papá está en sus actividades, los demás aprovechamos la tarde del sábado para recorrer un poco la ciudad; mañana, después del desayuno, regresaremos a Torreón; papá se quedará a la toma de posesión del nuevo gobernador.
Qué bueno que me tocó el asiento de la ventanilla. Voy a cerrar los ojos como si estuviera dormida, pero voy a pensar en lo que pudiera pasar en lo que  termina este año. Falta poco para la navidad. Ya quiero estrenar el traje sastre a cuadros que me trajo mi mamá, es muy estilo Jackie, así nos dijo a mis hermanas y a mí. Presiento que ésta será la última navidad en que recibiremos regalos de niños; la verdad es que ya no sé a qué jugar con las muñecas.
Me está dando sueño, en un par de horas estaremos en casa. Mañana de nuevo al colegio, mañana y tarde. ¡Cuándo terminará la primaria!.
-Duerme, Lilia. Aprovecha estos momentos. Tienes razón, pronto terminará tu infancia. Vienen tantas experiencias por vivir. Hoy es domingo 1º. de diciembre de 1963, pero en 16 años más, será un sábado tan soleado como este día. Si supieras que a unos pocos cientos de kilómetros de aquí, se encuentra un jovencito de apenas trece años, un poco mayor que tú, que esa hermosa tarde de sábado se convertirá en tu esposo; quién sabe qué tan felices vayan a ser, pero vivirán juntos muchos, muchos años.
Siento un brinco en el corazón, despierto asustada. Veo por las ventanillas a mi izquierda la hermosa cadena de montañas de la Sierra Madre Oriental. Eso me tranquiliza, seguimos en el camión, me quedé dormida y estaba soñando. Sí, todo eso que escuchaba tuvo que ser un sueño y nada más.
Lilia Margarita Rivera Mantilla
México, Distrito Federal, noviembre de 2013 

Jaque Mate a Peña Nieto

Por Fernando Ramírez López

Para Nicolás Maquiavelo, que es hoy tan actual como siempre
“El presidente está enfrentando un momento complejo. La desaparición de los 43 de Ayotzinapa ha impulsado un movimiento que busca forzarlo a renunciar. Las movilizaciones se han vuelto cada vez más intensas y violentas… el gobierno se ha visto obligado a cancelar el desfile conmemorativo de la Revolución Mexicana para evitar conflictos con los grupos inconformes que han convocado a movilizaciones”.
Sergio Sarmiento. Video explicación

La caída y renuncia al poder del actual Presidente de la República, de llevarse a cabo no es más que un paliativo para que los grupos de poder nacionales e internacionales, sigan operando los recursos financieros, naturales y la política del país.
Esto lo expreso sustentado en el hecho de que el entramado nacional tiene un sinfín de aristas, que a ojos vista Peña Nieto no ha contemplado y no ha tenido la capacidad suficiente para interpretarlas. La estructura sistémica de la política y la economía son retos permanentes que no actúan siempre a complacencia del titular del ejecutivo federal; es decir se mueven en torno a la órbita de intereses colectivos que son representados por banqueros, inversionistas, empresarios, partidos políticos, el hampa y la sociedad en pleno entre otros múltiples actores.
El aparato de estado hace longevos días que está dañado por sus excesos, la impunidad, el crimen y la corrupción que en todo momento han tomado lo más apetecible del mismo. Es decir, los acuerdos cupulares no son permanentes, la idea política callista nunca dijo que mayo fuese eterno, más la comodidad e incapacidad de los gobiernos subsecuentes y sus abusos cobran siempre y muy caro.
A Obregón le llegaron  cincuenta tiros a su cuerpo y dieron cuenta de la obsolecencia de su proyecto, lo expreso así porque el aparente culpable León Toral, declaró que él solamente utilizó cinco  de las nueve balas de su pistola, este crimen fue ideado entre otras cosas por las diferencias gobierno – iglesia. Así el propio Calles pagó el Maximato con su exilio al extranjero por órdenes de general Lázaro Cárdenas del Río.
Colosio y su neurosis iracunda, más sus torpes ambiciones personales le costaron la vida al igual que a José Francisco Ruiz Massieu.
Todos estos hechos relatados, hicieron posible en su momento la llegada al poder de Ernesto Zedillo, el cual siempre ha estado al servicio del Departamento del Tesoro estadounidense, el Fondo  Monetario Internacional y el Banco Mundial, por eso sin rubor alguno anunció la llegada a la Presidencia de la República de Vicente Fox y posteriormente de Felipe Calderón; quienes contaron con la anuencia de Carlos Salinas de Gortari, poder real el día de hoy tras el trono presidencial en México.
La crisis luego entonces no es reciente, es por lo cual el sistema elige al hombre que garantice a la oligarquía sus prebendas y crecimiento de las mismas. El ojo del huracán se instala hoy en el momento en que la delincuencia, en todas sus acepciones (narcotráfico, cesión de contratos, negocios bancarios, venta de gubernaturas, presidencias municipales, diputaciones federales y senadurías, etcétera) pierde su control por inexperiencia y ambiciones desmedidas.
Con esto podemos entender que el Presidente de la República no manda, solamente dirige y conduce, es la estructura y la superestructura del poder las que definen el rumbo del país, de ahí la inteligencia para interpretar y ejecutar lo que debe hacerse.
Peña Nieto con la aprobación de las reformas estructurales obedeció  las instrucciones del poder, pero dejó al margen a los grupos nacionalistas que nunca aceptaron la entrega de los energéticos, ahí está uno de los puntos centrales del conflicto.
Tuvo que corromper a senadores, diputados federales y dirigentes de partidos políticos para lograr lo que perseguía, pero eso no se llama política, su nombre es convencer a cambio de canonjías. Al decir de Franz Fanon los condenados de la tierra también existen, más allá de que para las burguesías financiera y política se consideren una masa sin forma, que obedece mansamente lo que se le indica. Este es el momento en que las piezas del ajedrez presidencial cambiaron, uniéndolo en jaque mate en el tablero del ajedrez nacional.
Las razones son múltiples, solo baste mencionar la soberbia del gobierno de Coahuila que públicamente ha expresado que no puede esclarecer el total de la deuda, 18,000 millones de pesos porque no encuentra la papelería y seguidamente el Congreso Estatal le ha dado luz verde al ejecutivo local, para que contrate créditos y reestructure la deuda e incrementarla hasta por 38, 850 millones de pesos, extender el plazo de pago de veinte a treinta años y afectar las participaciones federales presentes y futuras.
De esta forma se ha llegado al caos financiero del país, porque lo mismo se hace en el resto de las entidades, adicionalmente podemos enunciar  los 300 asesinatos en Allende, Coahuila y la muerte de más de treinta mineros en Pasta de Conchos y por si fuera poco la próxima explotación de gas lutita en el norte del Estado, por esto se ha levantado una voz colectiva que ha dicho ¡basta!.
Es decir lo anteriormente descrito más la CNTE, el IPN, Tlataya, Ciudad Universitaria, la quema de la Puerta Mariana, Aguas Blancas y la marcha de Javier Sicilia de pronto notamos que el agua del vaso se empieza a derramar y la gota fue Ayotzinapa con 43 normalistas muertos, que representan a una comunidad insatisfecha que en el caso de Guerrero tiene antecedentes como las guerrillas de Lucio Cabañas y Genaro Vásquez, ahora las madres de los normalistas desaparecidos son 43 leonas heridas.
En este momento en México se ha involucrado en el estado que guardan las cosas El Vaticano, la Comunidad Europea y los inversionistas internacionales. Saben que se ha descarrillado el tren y a nadie le conviene esta crisis colectiva, por todo esto es necesaria la salida del gobierno de Peña Nieto, el cual ya no es garante de los grandes intereses nacionales e internacionales.
La casa de Angélica Rivera y un gabinete incapaz son simplemente la cereza del coctel que ha desquiciado al país, enfureciéndolo. Hay que calmarlo, los factores reales de poder lo saben y por eso en cualquier momento operarán el cambio de estafeta, cambiándolo todo para que todo siga igual al decir del gatopardo.
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