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14 de diciembre de 2015

De la Idiotez Moral al Cinismo Político


      En su columna Metáfora Ciudadana que publica El Siglo de Torreón todos los domingo, el académico del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey Campus Laguna Luís Alberto Vázquez Álvarez describe las características de los idiotas morales y de los cínicos políticos, el texto corresponde a la edición del pasado 8 de diciembre.
 
Esto dice el Señor:
Serán aniquilados los que traman iniquidades, los que con sus palabras echan la culpa a los demás,
Isaías 29, 17-24
 
Nerón gobernó Roma con poder absoluto del año 54 al 68 de nuestra era; su reinado se caracterizó por infinidad de asesinatos y el incendio de una gran parte de Roma; todo ello en medio de pasiones teatrales y musicales del emperador, quien privó al senado de sus facultades, a fin de poseer él, todo el poder político.
Rubén Moreira Valdez
Se le acusó de haber envenenado a su hermanastro Británico, heredero del trono; de asesinar a su madre, Agripina; ejecutar a Octavia, su primera esposa para poder casarse con una de sus amantes. Instauró férreas normas contra la deslealtad al emperador que se castigaba con la pena de muerte; con ellas llevó al cadalso a cualquier sospechoso de traición o de peligro al imperio; nadie podía expresar comentarios contra Nerón; por esta causa obligó a su propio mentor, el filósofo Séneca y a otros artistas a suicidarse. Tras incendiar Roma para obtener terrenos libres, destinó gran parte del tesoro real, que se había incrementado por nuevos impuestos producidos por una reforma fiscal, en la construcción de su mansión: "Domus Aurea" (casa de oro) que abarcaba la colina del Palatino. De este incendio culpó a los cristianos, de los cuales, miles fueron asesinados. Diversos levantamientos militares obligaron a Nerón huir de Roma y suicidarse.
Norbert Bilbeny, profesor de Ética en Barcelona, acuñó el término "idiota moral". Asegura que los idiotas morales no tienen juicio práctico, admiten que el fin justifica los medios y lo peor: no logran usar la capacidad de pensar. Aunque sí saben lo que están haciendo, son incapaces de sentir emociones y actúan por libre impulso sin que medie un tiempo de reflexión entre lo dicho y lo hecho. Si bien no carecen de inteligencia, esta no es capaz de llevarlos, por sí misma, al bien. Los idiotas morales tienen los "ojos abiertos pero los sentidos cerrados" Desconocen los sentimientos de culpa o arrepentimiento; ni siquiera sienten odio por la vida o amor por la muerte, simplemente son indiferentes ante lo uno y lo otro. Carecen de la herramienta fundamental para enjuiciar sus propios actos; no se cuestionan a sí mismos.
Miguel Ángel Riquelme Solís
¿Entonces que es el Idiota Moral?: un ser humano poseído de la imposibilidad de diferenciar entre el bien y el mal; tiene dificultad de internalizar las normas y comportamientos que conllevan a la interacción social, a la armonía en las relaciones y a la consecución del orden. Este individuo actúa por conveniencia dentro de un grupo para lograr sus propósitos que, por lo general, son obtener atención y reconocimiento; pero para lograrlo utiliza el engaño y la trampa, y en casos extremos, el crimen. Cuando al idiota moral se le atrapa y se le confronta con la evidencia de sus intrigas y falsedades, es incapaz de reconocer que actuó mal, al contrario, sigue mintiendo y señalando a otros como culpables. No siente remordimiento por sus acciones; sólo sabe dar escusas, negando realidades. Defiende lo indefendible y justifica sus errores achacando la culpa a los contrarios.
La mentira cínica es su principal bandera; vive creyendo que puede engañar a la inmensa mayoría y que la oposición es mínima y no cuenta. Ello lo hace un peligro para la sociedad, sobre todo luego de que sustituye las normas morales por intereses propios o de grupo.
Varios dictadores latinoamericanos y africanos podrían ser perfectos ejemplos del prototipo que hoy tratamos en esta columna, pero en nuestro tiempo y en nuestro entorno inmediato, subsisten y viven, muy bien y fuertemente protegidos, tendenciosos de este arquetipo con los que Jung se hubiese deleitado clasificar.
A los vicios que la ética mundial ha asignado al Idiota Moral, en México se suma el cinismo, vicio de los políticos de todos los partidos. Un caso típico es Arturo Escobar; Él no se siente culpable de los múltiples delitos electorales y de los fraudes a mexicanos que cometió con su verdoso partido; engatusó a muchas personas para que votaran por ellos y les entregó, entre otras patrañas, vales que no valen.
Las mentiras esgrimidas para tratar de convencer a las personas de que tales o cuales acciones gubernativas son magníficas caracterizan a estos políticos: que las reformas estructurales están generando riquezas, aun cuando el número de pobres aumenta exponencialmente años con año. Que la seguridad pública ha superado la crisis, aun cuando un cuartel de policía sea tomado por delincuentes que además se roban las armas o que aparezcan continuamente cadáveres de ajusticiados y decenas de casas sean asaltadas y saqueadas. Que una ciudad está perfectamente iluminada, cuando subsisten calles como "bocas de lobo" o se hable de pureza del agua "potable" y varios organismos científicos aseguren que ésta contiene arsénico por encima de la norma, investigación que turbios ignorantes descalifican.
El cinismo llega a su Everest cuando El violador responsabiliza al padre de la violada por no haberle puesto el hiyab a su hermosa y tentadora hija y así evitarle a él sueños eróticos; y el político culpa al pueblo por sus corruptelas ya que este lo eligió, o a sus oponentes gubernativos porque no impidieron los abusos en que incurrió; pero hemos dicho que el Idiota Moral es inteligente, y en ocasiones terriblemente inteligente, entonces utiliza argucias como la más oscura oclusión de la información para evitar que se conozca la realidad y luego compra títulos de transparencia para intentar limpiar su imagen.
Insisto, en México este prototipo de político se da en todos los partidos, sin embargo, ellos son capaces de criticarse, incluso, agredirse verbalmente entre sí con rudeza y saña para tratar de engañar al pueblo y luego, curarse las heridas lamiéndoselas unos a otros, para enseguida continuar con sus tranzas comunes repartiéndose muchísimos millones de pesos para campañas electorales que en realidad debe leerse como reparto del botín hacendario nacional y local.