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12 de abril de 2013

El Sexódromo: 'Pídeme lo que Quieras'

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Melodrama en el aeropuerto

Eduardo Holguín

Es clásico en el sistema fiscal mexicano que las empresas grandes pretendan omitir el cumplimiento de sus obligaciones lo que logran en la mayorìa de los casos con impunidad y es por eso que cuando alguna autoridad les para los pies, gritan como marrana atorada que se les está haciendo objeto de terrorismo fiscal. Eso es lo que ocurre en Torreón con el caso de los comercios que operan en el Aeropuerto. La columna Dragones de Eduardo Holguín que se publica en Milenio Diario Laguna, se ocupa hoy de ese tema.

Los culebrones de Televisa se quedan cortos ante las narrativas en los medios de lo que pasa en el Aeropuerto de Torreón como consecuencia de la clausura, por parte de las autoridades municipales, de los locales de la terminal debido a que el concesionario OMA no ha cumplido, desde hace 10 años, con el pago del impuesto predial. Narrativas como: “Tengo sed”, dice un supuesto tipo que llega de tierras lejanas, “pero no hay donde comprar nada, ni un refresco, todo está clausurado, es escalofriante.”
Pero mas “pancheras” y escalofriantes resultan las declaraciones de Eduardo Castañeda, Presidente del CLIP: “Llega un inversionista, se baja del avión y ve el espectáculo de que todo está clausurado, pues va a decir: ¿a qué autoridades me vengo a enfrentar para hacer una inversión? Yo me daría media vuelta y me devolvería en el mismo Avión”.
Pues, perdóneme señor Presidente del CLIP, (representante de empresarios que legítimamente, desde siempre, le han exigido a las autoridades la irrestricta aplicación del Estado de Derecho y la ampliación de la base gravable) si yo fuera inversionista y me explicaran lo que sucede en el aeropuerto lagunero diría que el municipio hace lo correcto y cumple con el mandato de la sociedad al requerir el pago de las obligaciones fiscales que tienen “todos” los que residen y/o emprenden en la ciudad, incluyendo los que prestan servicios en el recinto federal en referencia; llámese OMA o llámese locatario. Recordemos que los dineros de la tesorería municipal son propiedad de los habitantes de Torreón, y que las autoridades locales están obligadas a cobrarlos, resguardarlos e invertirlos racionalmente.
Debemos criticar a los gobiernos por el mal uso de los dineros públicos, por corrupción, por prepotencia, por nepotismo (en muchas ocasiones lo hemos hecho en la columna), pero no por ejercer la ley, por hacer respetar el Estado de Derecho y menos cuando se trata de cobrar 64 millones de pesos por concepto de impuesto predial. Dineros que pueden ser canalizados a múltiples obras sociales.
Y si a alguien hay que culpar de la escalofriante sed de un viajero en tránsito y de la mala impresión que se llevan los inversionistas, es a la concesionaria OMA y no a quien, repetimos, está obligado a recaudar los dineros de la comunidad.