Buscar este blog

29 de abril de 2013

Afectan ya a menores enfermedades adultas

Un número creciente de niños en la Laguna, padecen enfermedades antes exclusivas de adultos.

La reportera Cristal Barrientos de El siglo de Torreón informa que cada día un mayor número de menores padece enfermedades que antes eran exclusivas de los adultos, tales como la presión arterial alta y la diabetes tipo 2 y en lo que mucho tienen que ver los malos hábitos alimenticios y el estilo de vida sedentario, pegados a la televisión y a las computadoras y consolas de juegos.

La media nacional revela que el 24 por ciento de los alumnos de primaria tienen sobrepeso y obesidad, y en Coahuila es del 24.3, pero en La Laguna alcanza hasta el 45.5 por ciento.
Tan sólo en el hospital 71 del IMSS, entre el 20 y 30 por ciento de los niños diabéticos tienen tipo 2, es decir, un padecimiento propio de los adultos que es causado por una mala alimentación y el sedentarismo.
Celsa López Campos, presidenta de la asociación Salud Integral Multidisciplinaria (SIM), dijo que entre el 25 y 28 por ciento de los alumnos de primaria y secundaria tienen presión arterial alta, según un estudio hecho entre mil 200 alumnos de diferentes planteles de la Comarca Lagunera de Coahuila.
Celsa López
Aunque ya no son niños, otra muestra realizada por la asociación en 300 alumnos de secundaria y preparatoria reveló que tienen los triglicéridos y el colesterol altos, debido a una mala alimentación
Con estas estadísticas, la doctora considera que las generaciones a partir de 2000 serán las primeras que vivan menos años que sus padres si la tendencia continúa.
"Estos padecimientos se están presentando en los niños y surgen de factores que se pueden prevenir con una buena alimentación y ejercicio".
El problema es que los niños comen lo que se les antoja, y no hay control en la venta de comida chatarra en las escuelas".
Los resultados de las encuestas nutricionales revelaron que los niños comen hasta tres y cinco huevos diarios, pues sus madres creen que es un alimento saludable.
"Se debe promover la educación en salud y alimentación, vienen proyectos para mejorar estos aspectos desde el preescolar, esperemos que den los resultados indicados".


Los padres en el día del niño

Adela Celorio

Los niños ya no son lo que solíamos ser quienes estamos hoy en la edad adulta, nos dice Adela Celorio en su semanal colaboración para El Siglo de Torreón, la escritora participa además en publicaciones como El Universal y los medios de Grupo Reforma.
     
Por irrevocable renuncia de mi menordomo, la cena familiar de esta semana tuvo que hacerse en la casa de mi hija, donde sus niños celebraban con gran entusiasmo la llegada de un patito bebé. "Lo rescatamos porque estaba casi moribundo", me explicaron los chiquitos. Me pareció oportuno platicarles una vieja historia (que alguna vez ya conté aquí). Hace algunos cientos de años yo también tuve un patito. Una borla de plumas amarillas que papá me puso en las manos, y que yo, pequeña madrecita, lo nombré Cricrí, lo alimenté con moronas de pan y compartí con él mi limonada. Muy abrazadito, por la noche lo dormí conmigo. A la mañana siguiente amaneció muy tieso y no quiso abrir los ojos. Corrí a pedir ayuda a papá quien solo de verlo dio el parte. "Cricrí está muerto", dijo. "Sí, pero yo quiero que ya despierte, lloriqueé". "Está muerto", repitió papá. "¿Qué es eso de estar muerto?", pregunté. "Pues es esto, no abrir los ojos y no despertar nunca más". Para entonces yo ya era un charquito de lágrimas y mocos y para consolarme, tomándome de la mano me llevó al jardín: "ven, dijo, vamos a enterrarlo y le haremos un funeral". ¿Qué es funeral?, pregunté mientras él se aplicaba a escarbar un agujero en la tierra blanda del arriate de un rosal. Depositó ahí a mi criatura que ni pestañeó. "Jesús de Veracruz/ que Cricri se vaya al cielo de los patos. Amén", rezó papá dando por terminado el asunto, aunque yo todavía lloré algunas horas más. En la mesa, los niños ya impacientes agradecieron el fin de mi relato para atender los mensajes de sus celulares, y la cena siguió su curso. Aún no llegábamos al postre cuando apareció la Pepa -que es una perra muy arpía- con el patito de los niños en el hocico. La conmoción duró sólo unos minutos porque el padre de los chiquitos tomó el cadáver que como un trofeo le ofrecía la Pepa, y sin ningún miramiento lo arrojó a la basura sin funeral y sin nada. No hubo compasión ni lágrimas porque para los niños de hoy, la muerte es cosa de del diario.
Desde que Dios amanece reciben por sus artilugios toda clase de información, videos incluidos, de balaceras y muertes en el momento mismo en que están sucediendo. Terroristas, delincuencia organizada y desorganizada. Psicópatas armados que sin razón balean a sus compañeros de escuela y Zombis que se alimentan de vísceras y cerebros humanos. Después de todo eso ¿a qué niño puede escandalizarle la muerte de un patito? Después de cenar, el Querubín y yo volvimos a casa, y aunque soy incansable, siempre llega el momento entre las once y las doce de la noche, en que me digo a mí misma: mí misma, hoy por hoy, te has ganado el derecho a descansar. Bajo entonces la escalera para revisar que las puertas queden bien cerradas y aprovecho para echar la ropa a la lavadora. Recojo los periódicos que mi Querubín deja regados por los suelos y programo la cafetera. Después de ponerme la piyama y aplicarme cualquier crema que me quede a mano: rejuvenecedora, rellenadora de arrugas, quitamanchas, la de ojos, la del cuello, la de codos, la de manos, la de pies… y ahora sí, a descansar.
Con la tranquilidad de conciencia que nos da el deber cumplido, enciendo la tele frente a mi caminadora, porque sin tele que me distraiga es aburridísimo hacer una rutina de tres kilómetros sin moverme del mismo lugar. Comienzo la caminata haciendo un concienzudo zapping en busca de alguna película presentable aunque la programación suele ser decepcionante: "Marcados por la Muerte", "Asesinos de Élite", "Suicidas en las Vías", "Terminator", "Soldado Universal", "Historia de Ladrones", "Persecución mortal", "Bailando con la Muerte", "Ámame o muérete", "Un día para sobrevivir", "Rápidos y Furiosos sin Control", "Sin Límite"… Total que puros balazos. Heridos, encapuchados, jóvenes que se drogan en la pantalla, autos que explotan en llamas. La diaria dosis de muerte es altísima, aunque siempre sazonada con candentes escenas de sexo.
Menos mal que los cuarenta y cinco minutos que dura mi caminata, son suficientes para recorrer de ida y vuelta toda la programación, y encontrar eventualmente alguna película disfrutable. Finalmente me arrastro hasta la cama donde desde hace ya algunas horas mi Querubín sueña con los angelitos. Yo en cuanto cierro los ojos sueño con incendios, encapuchados y secuestros. Es la tele y es la realidad. Son los males del mundo que acosan mis sueños y cuando despierto siguen ahí. Somos los padres preocupados por inculcar valores a nuestros hijos mientras la tele es escuela de violencia, alcoholismo, drogadicción y sexo indiscriminado. Somos nosotros quienes por comodidad o impotencia, soslayamos el hecho de que nuestros hijos no aprenden de lo que decimos, pero absorben como esponjas los valores que les impone la pantalla.

La piedra de los sacrificios

René Delgado Ballesteros

La cruzada contra el hambre que el gobierno de Enrique Peña Nieto le entregó para su ejecución a Rosario Robles Berlanga puso en riesgo el Pacto por México al que se comprometieron las principales fuerzas políticas del país, del tema se ocupa en su columna Sobreaviso el experimentado periodista René Delgado Ballesteros, quién semanalmente colabora en El Universal, los diarios de Grupo Reforma y en El Siglo de Torreón.

Cuando la oposición firmó el Pacto por México, sin duda tenía absoluta claridad de con quiénes se sentaba a estampar su rúbrica así como también de la fragilidad de la mesa -la plataforma- donde apoyaba el documento, la tensa atmósfera político-social en que lo hacía y lo delicado que resultaría no abrir a consulta sus decisiones. Lo mismo sabían el gobierno y su partido.
Hoy, el Pacto se ve amenazado por las resistencias con tintes insurreccionales que se manifiestan en Guerrero, Michoacán y Oaxaca así como por la compra y la coacción del voto en Veracruz, uso y costumbre que por turno en el poder practican los partidos.
Por eso no cabe ahora sorprenderse por lo que está ocurriendo. La oposición no puede rasgarse las vestiduras como si fuera Caperucita frente al lobo, ni el gobierno y su partido disfrazarse de abuelita, hacerse de la vista gorda o pretender que, cuanto ocurre, son simples resbalones en pavimento pulido.
Más allá de los buenos propósitos, partidos y gobierno tienen que asumir que al Pacto le falta una piedra: la piedra de los sacrificios.
Sin ser producto de la casualidad, el Pacto resultó de una circunstancia bien entendida por la oposición, el gobierno y su partido. Un momento de debilidad que, curiosamente, podían convertir en uno de fortaleza.
La dirección de Acción Nacional requería consolidarse frente a la tentación calderonista de prevalecer al menos en el partido y, por lo mismo, la interlocución con el gobierno, acompañada con acciones fuertes, la fortalecía. La dirección del Partido de la Revolución Democrática se veía tan liberada como debilitada por la decisión de Andrés Manuel López Obrador de salir de las filas de ese partido y, entonces, cobijarse en el Pacto nada mal le venía.
Rosario Robles Berlanga
A su vez, el gobierno y el partido tricolor requerían legitimarse en el poder así como mandar una señal: el retorno al poder no significaba el retorno al pasado, sino al presente y al futuro. Hicieron, entonces, válido el principio de que lo que resiste apoya y sumaron a la oposición, sobre la base de incorporar sus demandas, al acuerdo supuesto en el Pacto. Supieron verlo.
Aunado a ello, partidos y gobierno se veían frente a un problema de sobrevivencia: el asedio de los poderes fácticos, gremiales o patronales, los tenía contra la pared o como rehenes. Los grandes intereses les disputaban el poder y, bajo la seducción del abrazo, los asfixiaban.
Gobierno y partido de la debilidad hicieron fortaleza, pero ignorando algo fundamental: una détente o distensión política entre sí que, por un lado, diera viabilidad al Pacto, impidiera conductas y acciones por parte de los involucrados que atentaran contra el Pacto y contra ellos mismos y, algo no menos importante, asumir en conjunto y a plenitud las acciones a emprender contra los sectores o intereses, allegados a ellos o no, que resistieran sus decisiones. Eludieron acordar los sacrificios.
Entre los acuerdos implícitos en el Pacto, hay cuatro importantes en extremo y en los cuales tienen que reparar los partidos y el gobierno: dos de índole conceptual y dos de índole práctica.
Uno. Acordar reformas es eso, es innovar o mejorar algo preexistente. La oposición debe tener claro que resolvió ajustar algo, no cambiarlo a fondo. La reforma no supone un cambio de modelo y conviene decirlo para que después no vengan los reclamos de insuficiencia o limitación de lo hecho. Y reformar, por lo mismo, supone también renunciar a la ruptura. Emprender reformas con éxito en un régimen presidencialista, por fuerza beneficia a quien encabeza ese régimen. Asombrarse de los beneficios que recaen en el Presidente es una inocentada. El problema es que el régimen presidencialista no da más de sí.
Dos. Acordar a nivel de cúpulas sin someter a consulta las decisiones, supone una buena dosis de autoritarismo. Autoritarismo hacia las propias estructuras que sostienen a los dirigentes gubernamentales o partidistas y autoritarismo hacia los intereses o sectores afectados. Se acordó eso y eso implica ejercer autoridad, que no es sinónimo de reprimir.
Tres. Acordar reformas sin consultar a los intereses afectados exige hacer abstracción de la cercanía o simpatía justamente con esos intereses y asumir que, según el caso, las fuerzas involucradas resultarán beneficiadas o perjudicadas por la acción a emprender para implementar lo acordado.
Cuatro. Pactar obliga a alinear y disciplinar en todos los niveles a quienes forman parte de las fuerzas o instancias políticas involucradas en el acuerdo. Alinear y disciplinar supone, a veces, prescindir, castigar o incluso sacrificar a quienes atentan contra lo pactado. Es escuchar, sin sentimentalismo, las palabras: adiós, hermano cruel.
Un Pacto como el suscrito implica eso.
La piedra de sacrificio de quienes vulneran o atentan contra el Pacto no puede ser otra que la de las instituciones, la ley y la política.
Si la incapacidad o la perversidad de gobernadores como Ángel Aguirre o Javier Duarte atentan de un modo u otro contra el Pacto, no va a ser con espaldarazos o reconvenciones como se les pueda alinear. Si funcionarios públicos, federales o estatales, desvían recursos oficiales a propósitos electorales, no va a ser con palmaditas o coscorroncitos como se repare el daño al bien superior. No es cosa de ver quién aguanta más, sino de apegarse con rigor al derecho.
No se puede ejercer la fuerza contra quienes bloquean las carreteras y dejar impunes a quienes bloquean la democracia o atentan contra el Pacto, desde oficinas y posiciones oficiales. No puede denunciarse el uso de recursos oficiales en beneficio electoral si, al final, la queja es nada más un problema de turno. Se destierran por completo esas prácticas sin importar la bandería de quienes las aplican, o se asume que la simulación es la filosofía de la conducta política.
Institucionalidad, legalidad y política son la piedra de los sacrificios donde el gobierno y los partidos deben colocar a los propios y a los ajenos que atentan contra el Pacto. Jugar a que en Palacio reina el civismo y la concordia, y fuera de ahí, el cinismo y la discordia es ponerle mecha a un problema, en vez de solucionarlo.
El Pacto supone sacrificios, desconocerlo es tanto como haber suscrito una carta suicida. Así como de la debilidad se puede derivar fortaleza, también de ésta se puede derivar debilidad. Debilitarse, ahora, sería lo peor que le podría pasar al gobierno y los partidos... y al país.

El Sexódromo: Aprendemos y jugamos

Verónica Maza
Bustamante

Como todas las semanas Verónica Maza Bustamante nos lleva en un recorrido por el mundo de la sexualidad y el erotismo y como de costumbre, con mucho conocimiento y amenidad. Es la columna El Sexódromo que se publica en la sección El Ángel Exterminador de los medios impresos del Grupo Milenio y aquí lo compartimos por considerarlo de interés para nuestros lectores. Incluimos el enlace por si desea verlo en su publicación original.



http://www.milenio.com/cdb/doc/noticias2011/724ba44bca41e25c37f7e6a2374429d4

Foto: Sandoval
México • Durante años fui seguidora de libros y páginas de internet en donde te explican cómo llevar a cabo múltiples posturas durante el ejercicio erótico, te dan los nombres de cada una, su nivel de dificultad, la mejor hora para realizarlas, cuáles queman más calorías, cuáles gastan menos energía, las que son más románticas, las que se determinan por el tamaño del pene, las que hacen que ella se vea más esbelta y demás detalles dignos de fichas técnicas que podrían aparecer en cualquier libro de investigación que se precie de haber seguido el método científico.
Incluso el Kamasutra, ese maravilloso e imprescindible texto hindú sobre el comportamiento sexual humano escrito por Vatsiaiana, entre el 240 y el 550 después de Cristo, puede verse únicamente como una catálogo de posiciones, basadas en las ocho maneras básicas de hacer el amor y las ocho posturas principales que maneja el autor, lo cual da un total de 64 artes o maneras de acomodarse para disfrutar del placer en pareja.
Hace años, después de tratar de llevar a cabo “la embestida del jabalí sueco”, “el chupón tailandés”, “la anaconda succionadora” y “el vuelo del cóndor”, teniendo en una mano la revista donde te daban las indicaciones y tratando de sostenerme con la otra, mientras mi galán intentaba entender cómo debía acomodarse, decidí irme por la libre. Con base en lo leído, experimentado y analizado, simplemente innovar.
Quizás alguno de ustedes me diga: “Eso se llama ‘dejarse llevar’, ¿sabes?”, pero debo aclarar que eso lo he hecho siempre, porque creo que aunque el estudio y comprensión es la base de la vida, también sé que a veces simplemente hay que detenerse para sentir la gota de sudor que escurre entre los senos o mirar los ojos del ser amado durante largos minutos; es decir, sentir, sentir, sentir.
A lo que me refiero es a crear. A generar posturas y darnos nuestras mañas, a inventar y reír mientras lo hacemos. ¿Cómo será “la zurcida del zapatero” que mencionan en una página de internet? Quién sabe, pero se me acaba de antojar comprar unas agujetas largas y suaves, de un color que me guste, para pasarlas a diferentes ritmos, ayudada por un lubricante con sabor, a lo largo del pene de mi compañero. Hacerles un nudito por aquí, otro por allá, después repetir el ejercicio para ver si genera en él nuevas sensaciones. Al final, tomar un pañuelo de seda para darle una “boleadita” de cariño. Y así…
Hace poco descubrí que cuando no puedes usar una extremidad, buscas maneras alternativas de alcanzar el orgasmo, ideando nuevas formas de acomodarte. Como me caí y me lastimé la rodilla, debía ser cuidadosa para que el tendón no se lastimara más, así que el médico me recomendó tener la pierna estirada la mayor parte del tiempo, ponerme compresas calientes y después frías, caminar poco.
Todo lo hice al pie de la letra, ¿pero y en la cama? Cuando te piden cuidarte un mes, no aplica decir “la ventanilla está cerrada hasta nuevo aviso”. Como el dolor persistía, sabía que debía tener mi piernita chula estirada, así que idee algunas posturas y recordé otras que no ejecutaba desde hace tiempo para poder gozar. Esto le dio un toque interesante al asunto; lo más excitante era la prohibición de ciertas acciones (doblar la pierna, arrodillarme) unida a la libertad de poder jugar con mi cuerpo y el ajeno para encontrar nuevas formas de estimulación física.
Pienso que más importante que saber los nombres y la manera en que se realiza cada postura (de cualquier manera, algunas ni podríamos realizarlas por nuestra estructura ósea, estatura, complexión), es entender cuáles son nuestros puntos erógenos, qué nos da más placer, cómo se puede mover la pelvis, con qué puntos de apoyo contamos, qué áreas de la cama —de la casa, del hotel— podemos explotar y, con todo ese conocimiento, echar relajo, dejarse llevar, inventar.
Tal vez después se den cuenta de que realizaron “la cascada seca” o “la mirada del cocodrilo”. Eso les generará una sonrisita de satisfacción porque comprenderán que, sin hacerse bolas tratando de entender una compleja explicación, su cuerpo los llevo a acomodarse de tal manera que sintieran delicioso y se dieron tiempo de aprender jugando.
El encuentro erótico no debería ser una obligación, una cárcel, un deber ni una razón de angustia, sino un agasajo, un acto que genere sonrisas, risas, abrazos, miradas traviesas. No importa si un acomodo no sale bien o si en otro no sentimos nada; es parte del proceso. Para entrar al mundo de Eros es necesario quitarse el traje, la corbata, las zapatillas (o usarlos como artilugios para excitar); recordar ese impulso primitivo, esa manera en que corríamos contra el viento cuando éramos niños y nos sentíamos libres, alegres, únicos.
Si quieren, a pesar de lo dicho, la próxima semana trato de explicarles cómo se realizan las posturas con nombres extravagantes que aquí menciono. ¿Ven? Nada es definitivo en el mundo del placer. “No hay solo cajitas blancas y cajitas negras para colocar nuestras posibilidades”, como dice el escritor Alejandro Reyes. Es como, recién me explicó el músico Jorge Drexler, ve la existencia el sociólogo y filósofo Zygmunt Bauman: “Estamos y vivimos en un mundo líquido sin certezas, en el que todo cambia a una velocidad tan grande que ya no puede cristalizarse en un estado sólido”. Esto es, todo es movimiento, incluso en la sexualidad y el erotismo.
Buen viaje a las profundidades de ese mar inacabable que es el deseo y su ejercicio. Besitos húmedos para todos.

***

EL BUZÓN DE VERÓTIKA


Tengo varios juguetes sexuales que se han descompuesto a las primeras de cambio, entre ellos dos balines vibradores y un anillo para el pene. La verdad es que he tenido que ahorrar para comprarlos, así que no quise tirarlos. El problema es que no sé si hay algún lugar donde se puedan arreglar o ya no queda más que echarlos a la basura.
Martín Ocampo

Es común, Martincillo de mis amores, que esos juguetes en particular se descompongan rápido, porque se usan de tal manera que siempre estarán expuestos a un jalón o al ambiente. En el caso de los balines conectados a un control a través de un alambre, suele suceder que los delgadísimos cables que lo activan se rompan o se separen, y eso elimine la vibración, misma que conforma la única gracia del juguetito. En el caso del anillo, si no se guarda correctamente, puede ser que el polvo interfiera con su buen funcionamiento.
Hasta donde sé, no hay “hospitales para sex toys”, pero si tienes un amigo de confianza que sepa reparar electrodomésticos, puede ser que te ayude a arreglarlos. También podrías preguntar en la sex shop donde los compraste si saben dónde hacerlo.
Te recomiendo que cuando los vayas a guardar les pongas una capa de talco para que el polvo no penetre fácilmente. Si lleva pilas, que se las quites. Que los guardes en un lugar fresco y seco, por separado para que los cables no se enreden afectando su funcionamiento.
Es cierto que lo barato cuesta caro, así que muchas veces es mejor ahorrar un poco más para poder comprar un juguete de mejor calidad, elaborado con materiales más duraderos, que aquellos que son económicos pero sólo aguantan un par de encuentros. Por ejemplo, habría que pagar más por los balines vibradores (un inalámbrico representa una gran inversión), los anillos y los dildos o vibradores, y menos por las bolas chinas (aunque hay que revisar que tengan cordón), dedos masajeadores y lencería (si no eres fetichista de estas prendas, saldrán volando de inmediato).

Por que si al Estado de la Laguna

Fernando Royo
Díaz Rivera

Los laguneros bien nacidos hemos sentido resurgir el sentimiento a favor de la creación del Estado de la Laguna, más que nada por el abandono en que nos tienen el gobierno federal y los estatales de Coahuila y Durango, al igual que otros opinadores de los medios, se ocupa del asunto Fernando Royo Díaz Rivera, quién se alterna la autoría de la columna Ganar Ganar con Federico Ramos Salas y que todos los lunes se publica en Milenio Diario Laguna.

Últimamente ha surgido de manera muy importante y creciente, el sentimiento hacia la formación del Estado de La Laguna. Ya en el pasado ha sucedido, sin embargo en esta ocasión ya existen varios grupos ciudadanos trabajando en ese sentido. Claro que hay voces que se oponen, principalmente los que se benefician de las ubres del Estado, llámese beneficiados del poder, dueños de contratos, acarreados, tinacos, bultos de cemento, etc.
¿Pero por qué surge este sentimiento? El total abandono por parte de las autoridades estatales hacia los municipios que conforman esta Región, es patético, aquí demagogia pura, allá desarrollo. La rivalidad entre las capitales de ambos estados, Coahuila y Durango, se profundiza, mientras que en las capitales se invierten cantidades importantes en infraestructura, aquí puras banalidades que no pueden terminar, mucho menos pagar; todavía no pueden ni con lo prometido el sexenio pasado, llámese edificio de la Presidencia, Blvd. Laguna y qué decir del Blvd. Senderos tan necesario.
Proyecto del Estado de la Laguna
Del lado de Gómez Palacio y Lerdo, mejor ni hablamos, la comparación es patética. Allá cambian fachadas, pintan, iluminan, organizan eventos de cualquier tipo con tal de sobresalir y promover su capital, aquí nos dejan los muertos. Allá los puentes, vialidades y parques industriales de clase mundial así como lugares de esparcimiento, surgen por todos lados y a todo momento. Allá promoción económica y atracción de inversiones, aquí desempleo y miseria.
Antes éramos protagonistas de nuestro desarrollo, éramos un punto de referencia en cuanto a progreso, hoy los laguneros somos espectadores de la ineptitud, corrupción pero sobre todo de la arrogancia, de “nuestros gobernantes” para los que solo somos una molestia.
Si seguimos pasivos solo veremos cómo se acaba de hundir esta bendita región, que data desde 1594. Tenemos que poner un ya basta, somos nosotros los que tenemos que decidir nuestro futuro. Hace unos pocos años teníamos expectativas, hoy solo desencanto y miseria.
Sin duda es un camino muy difícil, pero se trata de nuestra supervivencia, de nuestro futuro, pero sobretodo de nuestro honor, por eso tenemos que apoyar este movimiento.
feroyo@hotmail.com

Apariencias

Arcelia Ayup Silveti

Arcelia Ayup Silveti ha destacado en fechas recientes como autora de temas relacionados con sabores, cocina, horizontes y raíces. En el presente texto se refiere a las apariencias y a por que no hay que dejarse llevar por las mismas. El texto lo tomamos de la página digital de El Periódico de Saltillo que dirige José Guadalupe Robledo.

Hace días escuché a un ejecutivo de banca patrimonial contar una singular anécdota. Dice que estaba en su oficina cuando entró una persona para preguntar sobre los sistemas de inversión y de la bolsa de valores. A la señorita del mostrador no le dio confianza la apariencia de dicho hombre, iba vestido de manera muy modesta y con un gabán poco aseado. De una manera elegante ella trató de invitarlo a salir. Los otros ejecutivos escucharon y salieron para apoyar a su compañera. La persona que me comentó esta situación dice que lo hizo pasar a su oficina.
Una vez en su despacho, el señor le confesó al ejecutivo que tiene un rancho y que acababa de vender algunas tierras, que necesitaba invertir el dinero para su pequeña propiedad. Cerraron la inversión de varios millones de pesos que llevaba “bajo su gabán”. Con la misma actitud de servicio, el ejecutivo lo acompañó a la puerta. Percibió las miradas burlonas de sus compañeros. Regresó con ellos con el documento de la operación bancaria en la mano. Se helaron sus risas.
En otro escenario, en una reunión informal de amigos, un señor está muy concentrado cenando. Se acerca otra persona y este último empieza a contarle que es un hombre muy preparado, y que le gustan los idiomas. El primero no le da importancia, y continúa disfrutando sus alimentos. Llega un tercero para presentarlos, el que comía tranquilamente resultó ser un estudioso de la historia, hablaba cinco idiomas, además de tojolabal y maya.
Sé de otro caso de una cita de negocios. Un joven mexicano, empresario, incursionaba en los viñedos. Se encontraría con la llamada “dama del pisco” la señora Juana Martínez de González, especialista en mosto que le ha dado varios premios internacionales. Él llegó a la bodega de la señora. Lo recibió una mujer adulta, robusta, de baja estatura y atuendo sencillo. El mexicano le dijo que si podía anunciarlo con la dama, ella le dijo que ya no era necesario, que ya estaba ante ella.
Muchas veces nos dejamos llevar por las apariencias, nos formamos una idea de ciertas personas, como si fuesen moldes preestablecidos. Ahora sí como señalan los dichos “las apariencias engañan” y “siempre es mejor aparentar ser menos”.