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23 de octubre de 2015

El poder y los medios


En las cuatro últimas entregas de su columna CAPITOLIO el analista GERARDO HERNÁNDEZ GONZÁLEZ se ha dedicado a desmenuzar el desacuerdo entre la revista PROCESO y la empresa TELEVISA, el pasado 01 de enero se publicó lo que parece ser la conclusión de ésta serie.

Desde su nacimiento, el 6 de noviembre de 1976, “Proceso” ha sido un crítico pertinaz de Televisa. Figuras emblemáticas del cuasi monopolio, Emilio Azcárraga Milmo, Jacobo Zabludovsky, Miguel Alemán Velasco y Emilio Azcárraga Jean, han sido objeto de portada. La del número 1779 es denigrante pues muestra a Joaquín López Dóriga, una especie de Atila o azote de políticos de todo signo o estatura, humillado ante el presidente Calderón; y, como fondo, el escudo nacional. Con un cuadro así, el titular resulta redundante: “A sus órdenes, señor”. El sumario, de cuatro letras, denuncia: “La agresión a ‘Proceso’”.
La revista devolvió el golpe a Televisa y López Dóriga, en su espacio más visible, por la cobertura que brindaron a declaraciones de Sergio Villarreal “el Grande”, el 1 de diciembre, en el noticiario estelar. El narcotraficante reveló, en calidad de testigo protegido de la PGR, que el reportero de “Proceso” Ricardo Ravelo le pidió cincuenta mil dólares a cambio de no citarlo más en sus reportajes.
En un editorial del 5 de diciembre, difundido también por la agencia noticiosa Apro, el director de “Proceso”, Rafael Rodríguez Castañeda, comunica a sus lectores:
“En estos días, como desde hace 34 años, ‘Proceso’ ejerce su vocación y compromiso: el periodismo político. No es lo nuestro ni la criminología ni la criminalística. Menos aún, la aplicación de la justicia. Por convicción, por desmesura o por desatino, desde el primer día de su gobierno Felipe Calderón hizo pasar al narcotráfico del terreno penal al político. En pos de legitimidad, le declaró la guerra a los cárteles y, sin consenso, la convirtió en política de Estado. En automático, el narcotráfico y la guerra de Calderón se volvieron tema natural y recurrente de ‘Proceso’.
“En ese afán”, señala el texto, “este semanario ha cubierto la guerra de Calderón sin reticencias (…) incluso con riesgo de la integridad física de sus reporteros, enviados, corresponsales y fotógrafos (…) las investigaciones de ‘Proceso’ han dado cuenta de las fallas, errores, abusos y fracasos de la estrategia contra el narcotráfico, contrariando el discurso presidencial. Aún más: los reportajes de la revista han tocado el presunto tabú de la relación entre capos del narcotráfico y la política y han llegado hasta el máximo nivel, la casa presidencial”.
Rodríguez advierte que “Televisa es un medio disponible para el actual gobierno. No es el único; sí el más poderoso y servicial”. En ese papel, denuncia que el presidente Calderón “emprendió un embate desproporcionado contra nuestro semanario (…) a través de su medio disponible preferido y de su conductor estrella, Joaquín López Dóriga”. El editorial concluye: “Hoy es Calderón. Mañana, quizás, Enrique Peña Nieto. Los medios disponibles al poder público, Televisa por delante, siempre estarán puestos a decir: a sus órdenes, señor”.
La disputa entre Televisa y “Proceso” entró en un “impasse”, pero tendrá consecuencias más allá de lo meramente informativo e incidirá, de modo especial, en las campañas presidenciales de 2012, entre cuyos ejes figurarán dos, insoslayables: narcotráfico y relación entre el poder y los medios.
gerardo.espacio4@gmail.com