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19 de agosto de 2013

Caro Quintero: otro billete atorado

Víctor González Avelar.
El abogado y político Víctor González Avelar que desde hace tiempo es autor de la columna Mirando a fondo que se publica en El Siglo de Torreón asegura sin ambages en su más reciente entrega que algo está podrido en nuestros tribunales y que no se puede pensar de otra manera ante los últimos acontecimientos judiciales que dejan al país en estado de irritación y que evidencian que por ahí hay un billete atorado, se refiere en especial a los casos de la francesa detenida por secuestro, al hermano incómodo Raúl Salinas de Gortari y al narcotraficante Rafael Caro Quintero.

Enlace: http://www.elsiglodetorreon.com.mx/noticia/904076.caro-quintero-otro-billete-atorado.html

Florence Cassez.
ALGO ESTÁ PODRIDO en nuestros tribunales. No podemos pensar otra cosa cuando vemos los últimos acontecimientos judiciales que dejan al país entero en pleno estado de irritación. Primero fue el caso de la francesa secuestradora detenida en flagrancia a quien todas las evidencias señalaban como cómplice del criminal amante.
SIGUIÓ EL CASO de Raúl Salinas de Gortari que fue lindamente exonerado de los delitos de enriquecimiento inexplicable o indebido. Después de 20 años de procesos nuestra justicia federal resolvió que aquellos cientos de millones de dólares que le fueron decomisados en un banco suizo, eran producto único y exclusivo de su trabajo personal y alta capacidad de ahorro. Una lección para los derrochadores mexicanos que tiran y dilapidan lo poco que ganan en fiestas de quince años, bautizos y francachelas. Deberían aprender de don Raúl tan ahorrativo y honrado. 
COMO TERCER CASO está Rafael Caro Quintero un sentenciado por narcotráfico y homicidio del agente infiltrado de la DEA Enrique Camarena y del piloto Alfredo Zavala Avelar quien con resolución firme e inapelable en su contra de 40 años de prisión, la semana pasada pudo salir completamente libre. 
EL TRIBUNAL FEDERAL responsable de este desaguisado jurídico fue el Segundo Tribunal Unitario del Tercer Circuito con residencia en Guadalajara, que ordenó el 7 de agosto la inmediata libertad del narcotraficante y homicida. Por la poca información que se ha filtrado en los medios, se habla de un tecnicismo legal consistente en que los homicidios cometidos por Rafael Caro Quintero no eran del orden federal, sino del fuero común y en razón de ello, todo el procedimiento estaba viciado de nulidad. 
Raúl Salinas de Gortari.
LO QUE NO podemos entender sería cómo fue posible que hasta pasados treinta años, el magistrado unitario haya caído en la cuenta de que todo el procedimiento tramitado en su presencia, había sido ilegal por razones de competencia. 
LO MÁS INCREÍBLE de este asunto (ahí debió estar el billete atorado) fue la sigilosa conducta con que operó el C. Agente del Ministerio Público Federal adscrito a ese Tribunal Unitario, que nunca quiso darse cuenta del manejo que del expediente estaban haciendo los abogados de Caro Quintero. Tampoco conoció las resoluciones que se estaban tramando y dictando en el expediente por el Magistrado Unitario y su secretario de acuerdos. 
AUNQUE EN EL FONDO de este sospechoso asunto judicial, no fue tan responsable el Tribunal Unitario como lo fue el Tribunal Colegiado del Primer Circuito en Materia Penal con residencia en Guadalajara. Este tribunal y para que la sociedad nunca los olvide, está integrado por: Rosalía Isabel Moreno Ruiz de Rivas, Lucio Lira Martínez y José Félix Dávalos Dávalos, quienes otorgaron el amparo liberatorio a Caro Quintero, ejecutoria que finalmente cumplió el Tribunal Unitario. 
PERO SE REPITE en este caso la sospechosa conducta y sigilo o secrecía con que el C. Agente del Ministerio Público Federal adscrito a ese Colegido, quien no quiso darse cuenta ni enterarse del estado del proceso menos del amparo promovido por los abogados del traficante. Tampoco se explica el que no haya informado en tiempo a sus superiores en la Ciudad de México del amparo promovido. 
FINALMENTE LA BOMBA le explotó en la cara al procurador Murillo Karam, quien se enteró de la noticia liberatoria por la prensa y la televisión, ya cuando Caro Quintero se encontraba en quién sabe qué parte del mundo, festejando a risa loca con abogados y amigotes el éxito de la maniobra. 
Rafael Caro Quintero.
LO MÁS PELIGROSO de todo esto, es que hay decenas de criminales presos relacionados con el narcotráfico, que se encuentran en la misma situación jurídica que Caro Quintero, y encontrado que ha sido el camino, los moverá a salir por la misma puerta. 
EL MENSAJE que se manda a la sociedad es devastador, pues queda claro que estamos condenados a ser un país de impunidades en donde hasta los presos condenados por sentencia firme e inapelable, pueden en cualquier momento salir de las cárceles argumentando un tecnicismo legal, pero además, con la complicidad de aquellos que por ley están obligados a perseguirlos. 
¿CÓMO FUE POSIBLE que los tres Magistrados del Colegiado y el Unitario con la papa caliente que traían entre manos no lo hayan hecho saber a sus superiores de la Judicatura Federal o a la misma Suprema Corte de Justicia ya calculando el broncón que se avecinaba? Como que ¿los dos agentes ministeriales federales adscritos no hayan avisado a sus superiores lo que se estaba cocinando?
El día de hoy, 118 millones de mexicanos están completamente ciertos que se trató de un billete atorado, pero que finalmente se desatoró.
AHORA PREGONAN que Caro Quintero es un prófugo de la justicia a quien ya se giró orden de aprehensión. Todo esto suena a risa y burla. Si hubieran querido realmente detenerlo: ¿Por qué no lo esperaron a la puerta del reclusorio cuando salía? COMO se ve, estamos negados para la justicia.
Comentarios: gaasoc@hotmail.com}

Así me hizo Dios…

Armando Fuentes Aguirre.
Ameno como historiador, escritor, columnista y conferencista Armando Fuentes Aguirre une a sus numerosos méritos el de ser Cronista de Saltillo y como parte de su quehacer en ese desempeño recientemente empezó a publicar su Plaza de Almas en su columna De Política y Cosas Peores que se publica junto con otros textos de su autoría en numerosos medios impresos del país y el extranjero. El presente texto fue tomado del espacio digital de El Siglo de Torreón, uno de los muchos periódicos en los que cotidianamente participa.

Enlace: http://www.elsiglodetorreon.com.mx/noticia/903996.de-politica-y-cosas-peores.html


Robertito Guajardo era el joto del pueblo. En aquellos años -los cincuenta del pasado siglo- Saltillo, mi ciudad, era eso: un pueblo apenas un poco más grande que su catedral. A los homosexuales no se les llamaba así, y menos aún "gays". Se les llamaba jotos. Y Robertito era el joto del pueblo. Tenía una afición: El teatro. Su sueño, confesaba, había sido siempre "subir al palco escénico". De cuando en cuando llegaba a Saltillo el Teatro Tayita, de Blanquita Morones y el Chato Padilla. Robertito alojaba a toda la compañía en la vasta casona donde vivía solo. Así evitaba que los artistas gastaran en hotel durante el tiempo que permanecían en la ciudad. Una de aquellas veces esas buenas personas, que conocían el sueño de Robertito, quisieron corresponder a su hospitalidad, y lo invitaron a actuar con ellos en una función fuera de temporada. Él no podía creer la honrosa invitación: ¡al fin iba a poder hacer lo que siempre había soñado! Le ofrecieron el principal rol masculino en un "potente drama". Robertito se aprendió de memoria el papel tras estudiarlo día y noche, y luego ensayó concienzudamente la obra con la compañía. Su personaje era el de un hombre noble, de carácter íntegro, cuya esposa había caído en brazos de un malvado seductor. El marido, para lavar su honra, iba a matarla con un tiro de revólver. 
Ella, de rodillas, le pedía perdón, pero él se mantenía firme en su propósito homicida. Ya iba a disparar cuando en eso entraba la pequeña hija del matrimonio y les preguntaba a sus padres con sonrisa de ángel: "¿A qué están jugando?". El ofendido esposo, emocionado, abrazaba a la niña y luego la entregaba a su madre al tiempo que le decía volviéndole la espalda: "¡Anda! ¡Vete con tu hija!". Salía la mujer, avergonzada, y él quedaba en escena, solo, sacudido por los sollozos con el rostro entre las manos. Telón lento. Aquello era de mucho efecto. Llegó el día de la función. La carpa se abarrotó con un público lleno de curiosidad por ver a Robertito Guajardo metido a actor de teatro. Vino la escena culminante. Blanquita Morones, en el papel de la esposa infiel, cayó a los pies de Robertito y le pidió clemencia. "¿Por qué me matas?" -le preguntó, desesperada. Robertito irguió toda su estatura y respondió con dramático acento: "¡Porque soy hombre!". Una estentórea carcajada recibió esa frase. Se oyeron silbidos de burla, risotadas, gritos. "¡Dijo que es hombre!". La representación se interrumpió. Blanquita, desconcertada, no sabía qué hacer. Crecían las risas, las voces de escarnio. Y entonces sucedió algo. Robertito avanzó hacia el proscenio y se puso frente ante el público. No hizo ningún ademán; no dijo una palabra. Poco a poco la gente dejó de reír y de gritar; sintió seguramente que Robertito iba a decir algo. Y en efecto, Robertito habló. "Con sus carcajadas y sus silbidos -dijo- me han arrebatado ustedes el momento más bello de mi vida. Pensé, tonto de mí, que la función iba a acabar de otra manera. Ustedes saben bien que siempre he procurado no ofenderlos con mi modo de ser. A nadie nunca le he faltado al respeto. Aun así he sufrido continuamente sus burlas y desprecios. No se los tomo a mal: sé lo que soy. Pero también sé que no tengo la culpa. Así me hizo Dios. Que él los perdone. Yo trataré de perdonarlos también, a pesar de lo que esto me ha dolido, y no les guardaré rencor. Muchas gracias, y buenas noches". Se hizo un profundo silencio. Y de pronto estalló una ovación unánime. El público se puso en pie, lleno al mismo tiempo de emoción y de vergüenza, y le tributó a Robertito un aplauso en el que, sin palabras, todos le pedían perdón. Él, sorprendido, se llenó de confusión. Volvió la vista hacia Blanquita, como para preguntarle qué debía hacer. La actriz le indicó que regresara al frente del escenario a agradecer los aplausos. Una señora se acercó a él, le dio una flor y le dijo sinceramente apenada: "Dispénsenos, Robertito". Un señor de la buena sociedad gritó sin poderse contener: "¡Bravo, Roberto!". La función, como había esperado él, terminó de otra manera. Ahora, muchos años después, yo también le pido perdón a Robertito en nombre de todos los que a lo largo de su vida lo zaherimos y hostigamos, lo rechazamos y lo hicimos objeto de incomprensión, desprecio y burlas. Hay quienes, Robertito, somos crueles, ignorantes y soberbios. Y ni siquiera podemos decir, como tú, que así nos hizo Dios... Y es todo. Perdonen mis cuatro lectores que este día me haya apartado de mi usual modo de escribir. Mañana volveré a contar chistes... FIN.

Apoyar la cultura paga dividendos

Federico Ramos Salas.
El emprendedor y artista plástico Federico Ramos Salas hace un llamado a los políticos y empresarios para que promuevan la cultura pues se dice convencido de que invertir en ese rubro paga dividendos “no solo en réditos electorales que son votos de reconocimiento a ese político o empresario, sino en algo más significativo: dejar huella en el corazón de la comunidad donde viven y trascender su nombre o el de su familia a las generaciones futuras, que de una forma u otra reconocerán ese esfuerzo por una causa noble, como lo es apoyar el desarrollo de todos, poniendo al alcance de la sociedad los bienes tangibles e intangibles que ofrece la educación con sensibilidad.” La columna es Ganar ganar que se publica todos los lunes en Milenio Diario Laguna.

Enlace: http://laguna.milenio.com/cdb/doc/impreso/9189236

Hace unas semanas escribí en este espacio sobre el reciente libro de Gabriel Zaid, “Dinero para la Cultura” con la convicción compartida con dicho autor de que los políticos y los empresarios aún no descubren del todo que promover la cultura paga jugosos dividendos, no solo en réditos electorales que son votos de reconocimiento a ese político o empresario, sino en algo más significativo: dejar huella en el corazón de la comunidad donde viven y trascender su nombre o el de su familia a las generaciones futuras, que de una forma u otra reconocerán ese esfuerzo por una causa noble, como lo es apoyar el desarrollo de todos, poniendo al alcance de la sociedad los bienes tangibles e intangibles que ofrece la educación con sensibilidad.
Gabriel Zaid.
Cómo no habríamos de reconocer a los empresarios Eneco Belausteguigoitia y José Pinto Mazal, quienes junto con otros concibieron la creación del Museo Arocena, cuya fama trasciende no solo nuestras fronteras regionales, sino aún las internacionales, a base de trabajo eficaz, con sentido y visión de largo plazo; o qué decir del Teatro Martínez cuya labor a lo largo de varias décadas ha sido crucial para dotar a nuestra sociedad del sentido musical y artístico que cualquier pueblo debe tener.
En ambas gestiones es menester decir que los gobiernos municipales y estatales durante varios periodos han apoyado a veces mucho, a veces poco, pero su participación ha sido positiva, aunque tanto para ellos los gobernantes, como para los empresarios de la ciudad, su participación podría haber sido mayor, de más calado, de mayor trascendencia, solo si tuvieran muy claro que sus aportaciones les dejarían dividendos mayormente visibles para su reputación de hombres públicos o de empresa.
Mi propuesta a las autoridades y a los empresarios es que hay que invertir más en el desarrollo de la cultura: espacios de convivencia, teatros, plazas públicas, galerías, espectáculos de corte cultural pero que jalen a la gente y a sus familias, que entretengan y de pasadita dejen un barniz positivo en sus mentes y en sus corazones.
Estoy seguro que así lo debe de ir entendiendo la nueva generación de políticos y empresarios que seguramente serán las tablas de reemplazo de los actuales, que no del todo han comprendido el valor del tema que hoy trato con ustedes…
Federico Ramos Salas es empresario de la comunidad.

Despuntar de nuevo

Gerardo Hernández
González.
Gerardo Hernández González, autor de la columna Capitolio, señala en su más reciente entrega que: “Los laguneros necesitan sacudirse el victimismo y recordar que La Comarca se construyó en el surco, no en la hamaca; bajo el sol abrasador, no a control remoto desde la comodidad de un resort. El maná que debía llover ya cayó. Hoy las condiciones son otras y deben adaptarse a ellas si en realidad desean despuntar de nuevo.” En otras palabras para recuperar nuestra vocación de progreso, lo que se requiere es acción, no lágrimas o quejas. El texto se publicó hoy lunes en Zócalo de Saltillo.

Enlace: http://www.zocalo.com.mx/seccion/opinion-articulo/despuntar-de-nuevo-1376895415

La Laguna suele mirar poco hacia otras zonas del estado. Menos se ha preocupado por ellas en tiempos de crisis. Y hoy que la otrora comarca más pujante y orgullosa sufre agobios, las demás tampoco se detienen ni arriman el hombro. En parte se debe a lo dilatado de Coahuila y a su división en seis regiones claramente definidas e inconexas, algunas separadas de su fundación por varios siglos: Norte, Centro, Carbonífera, Sureste, Laguna y Desierto.
Javier Villarreal Lozano.
Sobre la columna “Torreón: círculo vicioso”, del miércoles pasado, David Fernández reconoce:
“Los laguneros no hemos realizado la tarea desde hace muchos, pero muchos años. Pero seguramente nunca nos trataron igual los gobernadores, de Flores Tapia hasta el actual. Flores Tapia nunca nos trató igual. Si su trato fue igualitario. ¿Cuál fue la razón por la que no puso aquí la planta de GM y en Saltillo Chrysler?
“Otro dato importante: le recuerdo que Monclova tuvo el primer alcalde panista, pero si (Flores Tapia) hubiera respetado la elección en Torreón, hubiera sido Edmundo Gurza. Me preguntó ¿por qué los gobernadores más deficientes le dan a Torreón edificios nuevos para los alcaldes? Si queremos solucionar el lastre principal, debemos estar con el Estado de la Laguna, y luego ya ser dueños de nuestro destino y no depender de funcionarios deficientes”.
David, el problema es que el destino de las grandes inversiones —automotrices o de otra índole— no se decide en Saltillo, sino en sedes corporativas localizadas en Estados Unidos, Europa y Asia, según las condiciones y ventajas de cada región. Flores Tapia cometió errores, pero uno de sus méritos consistió en lograr que General Motors y Chrysler se establecieran en Coahuila. Las otras opciones eran Nuevo León y Guanajuato. El clúster automotriz Saltillo-Ramos Arizpe se debe a los empresarios, no al Gobierno.
Óscar Flores Tapia.
Esta es la visión del escritor y periodista saltillense Javier Villarreal Lozano, sobre el mismo tema:
“Me parece un análisis ponderado (…) y apegado a la triste realidad que vive tu ciudad natal. El contraste del ánimo de La Laguna con el de Monclova es muy ilustrativo. La Ciudad del Acero, como la llamaba el ingeniero Pape, ha enfrentado muchísimas y graves dificultades, y sin aspavientos ha sabido superarlas.
“En cambio —es triste decirlo— platicar con algunos laguneros ya resulta deprimente; sólo escucha uno quejas a propósito de Saltillo o bien lamentos por el deterioro de la ciudad. Estoy convencido que La Laguna podría volver a ser pronto una laguna (aunque salada) si alguien se ocupara de acumular los ríos de lágrimas que vierten constantemente algunos de sus habitantes”.
Los laguneros necesitan sacudirse el victimismo y recordar que La Comarca se construyó en el surco, no en la hamaca; bajo el sol abrasador, no a control remoto desde la comodidad de un resort. El maná que debía llover ya cayó. Hoy las condiciones son otras y deben adaptarse a ellas si en realidad desean despuntar de nuevo.
Para lograrlo, tienen el ejemplo de liberalidad, trabajo, tesón y mesura de sus mayores. Retomar su espíritu sería un buen principio. Por olvidar esos valores y preferir los atajos, la ostentación y la riqueza fácil, que solo trajo consigo muerte y destrucción, La Laguna es hoy un remedo de lo que fue.
Pero mientras no se mire en ese espejo, seguirá donde está.

¿Qué hacer con las drogas?

En Nuestro Concepto que todos los lunes publica en su Sección Editorial el periódico comarcano El Siglo de Torreón el editorialista señala que como consecuencia de la violencia que vive el país, derivada de la lucha de los cárteles del narcotráfico por el control del territorio, ha dado impulso al debate sobre la legalización de la droga y se pregunta cuál de los dos criterios predominará: el de los defensores de la prohibición; ó el de los partidarios de la legalización.

Enlace: http://www.elsiglodetorreon.com.mx/noticia/903950.que-hacer-con-las-drogas.html

La violencia que vive el país, derivada de la lucha de los cárteles del narcotráfico por el control del territorio, ha dado impulso al debate sobre la legalización de las drogas. Dentro de él se han fijado dos posturas extremas que parten de supuestos distintos. Por una parte, están los defensores de la prohibición y, por la otra, los partidarios de la legalización.
Los prohibicionistas aseguran que, lejos de resolver el problema de la violencia causada por los grupos criminales, legalizar las drogas lo agravaría, ya que la mayor accesibilidad a las sustancias hoy prohibidas ocasionaría un aumento en el consumo, sobre todo entre los más jóvenes. Este incremento en el consumo propiciaría una mayor descomposición social que, a la larga, se traduciría en más delincuencia.
En contraparte, los liberales opinan que con la legalización de las drogas se eliminaría el principal atractivo del negocio para las mafias, las cuales, tenderían a desaparecer por la fuerza del factor económico. Quienes se encargarían de vender los enervantes ahora serían empresas debidamente establecidas, no los criminales.
Cada argumentación tiene su soporte, pero también sus debilidades. Pero más allá de éstas, hasta ahora no se han fijado las bases para establecer un serio debate sobre el tema. Hay puntos que ninguno de los dos argumentos ha contemplado. Por ejemplo, la vulnerabilidad de las instituciones mexicanas, las cuales poco han podido hacer para frenar el crimen, la informalidad y abatir la pobreza, tres problemas ligados a la inseguridad. ¿Podría el Estado mexicano establecer reglas claras de producción, distribución y venta, y vigilar que se cumplan?
Ahora bien, si para los criminales dejara de ser atractivo el negocio de la droga eso no significa que dejarán de delinquir de la noche a la mañana, lo más probable es que se dedicarían a otras actividades ilícitas. ¿Cómo se les combatiría?
Para que en realidad tuviera algún efecto la legalización de las drogas tendría que darse en ambos lados de la frontera. No podemos olvidar que Estados Unidos es el principal mercado del mundo para el narcotráfico, por lo que de no darse la apertura allá, las estructuras de las mafias seguirían funcionando como hasta ahora.
Pero hay otro aspecto que juega un papel muy importante en esta discusión y es lo que tiene que ver con la libertad individual. ¿Hasta qué punto un Estado le puede dictar a sus ciudadanos reglas de consumo personal? ¿No es el ser humano en plenitud de facultades una persona libre para decidir qué es bueno y qué es malo para él de acuerdo a la información con la que pueda contar y sin afectar a terceros?
Un verdadero debate sobre la legalización de las drogas deberá incluir todos estos aspectos, si en realidad lo que se busca es generar una política pública de gran alcance y beneficio para la sociedad en su conjunto.
Su opinión nos interesa.

El Político Elefante

Eduardo Holguín.
Con la irreverencia y franqueza que lo caracteriza el economista Eduardo Holguín se refiere en su columna Dragones en las características de los que llama Políticos Elefante, el texto que les comparto por considerarlo de interés general se publicó en Milenio Diario Laguna. Señala el economista y periodista que una de las ventajas del Político Elefante es que tiene una cola tan corta, que nadie se la pisa.

Enlace: http://laguna.milenio.com/cdb/doc/impreso/9189199

Pregunté al político lagunero Luis Gurza: ¿Por qué no me has reclamado, nadita de nada, la ruda crítica que te hice hace unos días? Me contestó: “los políticos deben ser como los elefantes.” Pertinente respuesta: los políticos chingones poseen virtudes semejantes a las características de un elefante:
Es un animal pesado, que camina con parsimonia y cautela. Sabe que es necesario correr más con la cabeza que con los pies.
Es reconocido por su memoria y por el aprendizaje que obtiene de sus errores. Sus grandes orejas le permiten escuchar con fineza y prontitud. Contrariamente a muchos políticos de La Laguna que no escuchan lo que acontece a su alrededor y toman decisiones sin una previa comunicación con los ciudadanos que los ubique en la realidad. Una de las acuciosas y generalizadas imputaciones que se le hacen al alcalde Eduardo Olmos es la falta de comunicación con su comunidad. Como dice Diódoro Carrasco: “Un buen político escucha el ruido que la hierba hace al moverse.”
El elefante ha sido dotado de una gran nariz –trompa– que le facilita olfatear el ambiente, evitando imprudencias y ampliando el conocimiento del terreno en el que opera. Algunos tata mandones coahuilenses padecen de anosmia, enfermedad que produce disminución o pérdida total del olfato, algo que los políticos del pasado tenían bien desarrollado.
El elefante “con más colmillo” suele ser líder de la manada. En Coahuila la improvisación, la inexperiencia y “la falta de colmillo” definen al gabinetazo. Ahí tienen el caso de “los Gutierritos”. Las excepciones confirman la regla.
Al elefante lo dotó la naturaleza de piel gruesa y fuerte, que repele ataques y evita heridas profundas. ¿Usted es un político de piel fina, de piel delgada, que le molestan los periodistas que cumplen con el deber que les impone la sociedad? El deber de someter a los gobernantes y representantes al escrutinio público. ¿Usted es un político cuya piel podrida, debilitada, por la corrupción, la ineficiencia y la ineficacia, es fácilmente penetrada por las flechas de los pinches columnistas?
Olvidaba una formidable característica del elefante: tiene una cola tan corta que nunca se la pisan. Una cola muchísimo más corta que la de varios funcionarios de las administraciones laguneras.
Y coahuilenses, y Duranguenses.