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18 de agosto de 2013

El cajón de no-me-importa

Fernanda de la Torre.
Neteando con Fernanda es el espacio de Fernanda de la Torre que todos los domingos se publica en los medios impresos de Grupo Milenio y que en mi caso personal sigo en Milenio Diario Laguna, ya que ahí obtengo interesantes tips acerca de lo que debería hacer o de las actitudes que debería tener para mi higiene emocional.

Enlace: http://blogs.milenio.com/node/4973

El cajón de no-me-importa.
La semana pasada hablé de la importancia de revisar tu clóset, en relación a lo que nos aferramos y no queremos soltar. Hoy quiero hablar de un cajón virtual que existe en nuestro cerebro y cuya revisión puede resultar dolorosa, y a la vez, darnos mucha información sobre quién eres en contraposición de quién crees o dices ser.
El cajón del no-me-importa puede resultar muy útil para guardar todo aquello negativo e intrascendente y lo que por cualquier razón ya no tiene espacio en nuestra vida, como esa relación que en algún momento nos hacía felices, terminó y un buen día nos es indiferente. Ya ni siquiera echamos una mirada a Facebook para saber cómo está. Si lo recuerdas o no, es algo que no mueve ni una fibra de tu cuerpo. Deseas que le vaya bien y punto. Simple y sencillamente sin darte cuenta, la guardaste en el cajón de no-me-importa.
En cuestiones laborales o escolares, como en todas las demás, hay que revisar bien qué ponemos en ese cajón y estar bien seguros que no guardamos, sin querer, el amor o dedicación a lo que hacemos. Cuando no le das importancia a la escuela o a tu trabajo, es muy difícil que tu jefe te dé un aumento de sueldo o un maestro te ponga una buena calificación.
El cajón del no-me-importa es muy útil para guardar las afrentas y desavenencias familiares. En vez de seguir atorado con el resentimiento, perdonas. Es difícil, pero posible guardar en ese cajón todo aquello que nos lastimó, nos hizo sentir menos y nos desvió de nuestros objetivos. Ya una vez que guardaste algo doloroso en el cajón del no-me-importa no es necesario echar llave ni candado. Con que esté ahí es suficiente. Como diría Borges: “Soy, tácitos amigos, el que sabe que no hay otra venganza que el olvido ni otro perdón. Un dios ha concedido al odio humano esta curiosa llave”.
Hay quienes guardan en el cajón de no-me-importa la honestidad, y sin miramientos tranzan a quien puedan en la medida que les sea posible, mientras, claro, critican a otros de corruptos y deshonestos. Ven paja la en ojo ajeno y no ven la viga en el propio. Piensan que esos hurtos hormiga en su empresa, o la descarada evasión de impuestos, engaños a clientes y proveedores, son cosa-de-nada, algo sin importancia. También hay algunos políticos que guardaron ahí las ganas del servicio a México y solo ven para sus intereses personales. Los hay de todos los colores. Dicen una cosa, pero hacen otra. Supongo que en ese cajón Gonzalo N. Santos guardó a la moral antes de declarar: “La moral es un árbol que da moras, o vale para una chingada”. Para quienes viven en un permanente doble rasero, la revisión de este cajón será sin duda molesta, ya que sin duda les reflejará su doble moral.
Existen hombres y mujeres que guardan sin mayor problema en el cajón del no-me-importa las promesas de fidelidad que hicieron cuando se casaron y le ponen alegremente los cuernos a su pareja (en vez de hablar con ella y acordar una relación abierta o poner fin a la que tienen). Se cobijan bajo el lema: “Me enamoraré muchas veces, pero jamás me divorciaré”. Cuidadosos en sus deslices, para ellos, el que los demás piensen que tienen un buen matrimonio es más importante lo que en realidad sucede. Las apariencias son los ladrillos con los que construyen su vida, y algunos acaban por creer sus propias mentiras.
Tristemente, algunos guardaron en ese cajón del no-me-importa sus sueños e ideales. Depositan, casi sin darse cuenta, esas causas en las que estaban comprometidos y los sueños de su juventud para cambiar un poco el mundo para mejor. Se vuelven críticos de todo, nada les parece, pero tampoco proponen nada. Son expertos en señalar con su dedo acusador todo lo que está mal, pero resultan incapaces de mover ese dedo para ver lo que está mal en sus vidas y cambiarlo.
Irremediablemente terminaremos nosotros en el cajón de no-me-importa de alguien más. Sea de una amistad a la que lastimamos y quizá nos perdonó pero no quiere saber más de nosotros; o un amor al que maltratamos y quizá no nos desea ningún mal pero tampoco le interesa lo que hagamos de nuestra vida. Muchos conocidos nos habrán puesto en ese cajón, situación que no tiene la menor importancia, porque esas cosas suelen ser recíprocas y nosotros seguramente también los hemos acomodado en el nuestro.
Una buena revisada al cajón del no-me-importa es indispensable. Si guardas lo que te detiene, agobia, baja tu autoestima, gente que no debe estar ya en tu existencia, seguramente estarás mejor y más feliz. Pero si depositas ahí tus sueños, la ética, la honestidad, tus ganas de salir adelante, ¡cuidado! Todo lo que hacemos tiene consecuencias y lo que depositamos en el cajón de no-me-importa no es la excepción. El karma es molesto, pero inevitable. 
fernanda@milenio.com 
http://www.milenio.com/blog/fernanda

Y los veneros de petróleo...

Roberta Garza.
El tema de la Reforma Energética es ineludible y a el se refieren la totalidad de quienes opinan en medios de comunicación, es el caso de Roberta Garza quien en la sección Acentos de Milenio Diario Laguna recuerda a Ramón López Madero, a los veneros de petróleo y a la llamada Ciudad de la Esperanza, a donde el zacatecano llegó en 1911 con la expectativa de que Francisco I. Madero le confiriera un cargo en el nuevo gobierno.

El poeta zacatecano llegó a la Ciudad de Vanguardia —antes de la Esperanza y, antes, de los Palacios, ambos motes demolidos por la abulia y la corrupción endémica de sus funcionarios— en 1911. Esperaba que el presidente Madero le diera un nombramiento en su nuevo gobierno, cosa que jamás sucedió; poco después, el hombre que cortejaría sin suerte durante el resto de su vida el amor de María de Nevares dio por vencidas sus ambiciones públicas cuando Victoriano Huerta tomó el poder y, harto de la incertidumbre, de la violencia y de las vicisitudes políticas, tomó sus bártulos y se estableció en San Luis Potosí.
Y los veneros de petróleo el Diablo.
El asunto es que entonces, como ahora, a pesar de la retórica nacionalista y triunfal, la vida pública mexicana parece menos un festín democrático que una cena de negros, con perdón de los negros. No hay otra manera de entender las estridencias, amenazas y anatemas alrededor de una reforma energética que, en cualquier sociedad civilizada, debiera abordarse como una oportunidad de multiplicar para el país el rendimiento de una de sus reservas naturales, y no mucho más. A menos, claro, que la intención sea otra; por ejemplo, que se hunda Pemex hasta que lo rescate un nuevo presidente que no sea espurio. Entre las preguntas de una ciudadana azorada por tanto oportunismo, mezquindad y estulticia, van las siguientes:
¿Por qué la política energética de un país en 2013 debiera ser normada exclusivamente por las disposiciones dictadas por un presidente en las muy distintas condiciones geopolíticas existentes en 1938?
Ramón López Velarde.
¿Por qué Rayito y sus gólems llaman a “defender nuestro petróleo” de los intentos privatizadores de Peña Nieto si el Presidente ha dicho una y otra vez en sus profusas apariciones en los medios que no hay la menor intención de que los hidrocarburos dejen de ser propiedad exclusiva de la nación?
¿Por qué los mismos anteriores llaman traición a la patria el contemplar cualquier esquema de inversión privada en Pemex, que no es en modo alguno lo mismo que privatizar la empresa, aludiendo a la calidad inmutable y sagrada de las leyes posteriores a la expropiación petrolera ejecutada por el presidente Lázaro Cárdenas, cuando éstas la permiten y contemplan abiertamente? El 7 de la reglamentaria del artículo 27 constitucional publicado en 1940 dice: “podrán celebrarse contratos con particulares, a fin de que estos lleven a cabo, por cuenta del gobierno federal, los trabajos de exploración y explotación, ya sea mediante compensaciones en efectivo o equivalentes a un porcentaje de los productos que se obtengan”.
¿Por qué importa la opinión de Marcelo Ebrard, ex jefe de Gobierno de la Ciudad de México, cuando pide muy orondo un plebiscito que no solo parte de los falsos anteriores, sino que nunca pidió cuando, por ejemplo, decidió el trazo de la ruta del Metrobús a contrapelo para no afectar a los manifestantes que un día sí y otro también cerraban Bucareli sin ser molestados por su gobierno progresista, o la pertinencia de la construcción de la supervía?
¿Cómo abordar una reforma energética de gran calado sin tocar al elefante en la habitación: el oneroso, opaco y corrupto sindicato de Pemex?
Y, finalmente, ¿por qué estamos perdiendo el tiempo en demagogias cuando los días de vida útil del petróleo como fuente primaria de energía del planeta están contados?
Twitter: @robertayque

El cine de ayer y hoy

Roberto Orozco Melo.
El periodista, abogado, historiador y escritor ROBERTO OROZCO MELO originario de Parras de la Fuente, autor de la columna Hora Cero que entre otros medios coahuilenses se publica en El Siglo de Torreón,  El Diario de Coahuila y Zócalo de Piedras Negras escribe acerca de tiempos idos, cuando no existía la televisión y se iniciaba la explotación comercial del cinematógrafo. Los primeros tiempos produjeron muy buenos filmes, incluso en nuestro país hubo una época de oro, que quedó enterrada en el pasado, pues la mayoría de los productos del cine mexicano en la actualidad son lamentables por su falta de calidad.

Enlace: http://www.elsiglodetorreon.com.mx/noticia/903525.el-cine-de-ayer-y-hoy.html

Hermanos Lumiere, inventores del cinematógrafo.
En 1939 cumplí ocho años de edad, no leía bien, tampoco escribía ni contaba a la perfección y no me gustaban las piñatas, por lo que celebré mi cumpleaños yendo a una función de cine hablado en el Teatro Juárez, de mi querida tierra natal: Parras de la Fuente, Coahuila.
Mentiría si escribiera que en esa fecha era un niño prodigio, pero podía deletrear a tropezones los subtítulos que aparecían en la parte inferior de la pantalla. La cinta que vi fue una del "gordo y el flaco", aquella pareja dispareja que se agredía con cachetadas equívocas, pasteles en pleno rostro y burdas chistosadas que constituían la gracia de las comedias cinematográficas, animadas por una pianola, que tocada a dos manos, hacía que los ejecutantes se sintieran más como concertistas que como músicos regulares.
La cinematografía llegó, para los niños de las generaciones del año 31 y subsiguientes, como una fuente de diversión, así como ahora lo es la televisión. El cine tenía una gran ventaja, la diversión subsistía sin los anuncios comerciales que ahora los televidentes sufrimos; las buenas películas eran las de antes y hoy en día se transmiten en la televisión. En este 2013, el cine es más atractivo por la calidad tecnológica de su exhibición, pero no por la parte argumental.
Recordemos aquel día de los inocentes de 1895 en que 24 espectadores pagaron su boleto de acceso a la primera función de cine en el sótano del café París; la presentación consistió en una serie de imágenes documentales, de las cuales se recuerda aquella en la que aparecen los trabajadores de una fábrica y la de un tren que parecía abalanzarse sobre los espectadores, ante lo cual éstos reaccionaron con un instintivo pavor: de los cinéfilos que compraron boleto en París, sólo una docena de espectadores aplaudió esa primera función, cuya proyección se hizo sobre una sábana blanca.
Los franceses hermanos Lumiere tenían mucho tiempo de trabajar en la invención del truco cinematográfico, mientras que en Estados Unidos Tomás Alba Edison se entretenía en investigar un aparatejo que repetía las fotos fijas de una persona, de un grupo, o de un vehículo que se desplazaba con cierta rapidez, dando la impresión de moverse, siendo que lo hacía a través de uno de los aparatos accesorios.
Primera Película: Tren entrando a París.
Gracias a los hermanos Lumiere se pudo conservar las imágenes de los grandes acontecimientos, algo que apenas ayer poseía una menor importancia que las ferias y kermeses. Gracias a este artilugio del siglo veinte se hizo posible que algunas grandes obras literarias e históricas se convirtieran en testimonios visuales, lo que ahora adquiere trascendencia, pues pueden encontrarse en los archivos y las hemerotecas.

Sea lo que sea, el cinematógrafo fue perfeccionado en las manos de los seres humanos del siglo XX. Hay ahora buen cine, ya trascendente o de diversión, cultural y educativo. También hay cine inmoral, degradante y apologista de las peores costumbres de la humanidad. Hubo igualmente, no hace mucho tiempo, un buen cine mexicano, pero la crítica asegura que el actual resulta pésimo, degradante, vulgar, pornográfico y decadente. El negocio resulta mucho mejor de lo que los hermanos Lumiere esperaban. Quizá ganamos mucho y perdimos poco, pero si hacemos un recuerdo positivo de los hermanos Lumiere, quizá saldremos ganando.

Elecciones nulas

Jorge Alonso Guerra Macías.
Aunque la instancia estatal rechazó la impugnación del proceso electoral de Torreón, cabe la posibilidad de que el Tribunal Federal Electoral anule esa elección ante la gran cantidad de anomalías que se produjeron en su desarrollo, principalmente por el Partido Revolucionario Institucional. La columna Todoterreno de Jorge Alonso Guerra Macías se publicó hace un par de semanas en Milenio Diario Laguna. Dice el columnista que de ser anulada la elección, hay tiempo suficiente para realizar un nuevo proceso electoral.

Como era de esperarse, las autoridades electorales en el Estado de Coahuila le dieron palo a la impugnación de los comicios celebrados en Torreón, presentada por el PAN. Ahora el litigio se resolverá en la sala regional con sede en la ciudad de Monterrey. Bernardo González Morales secretario general del PAN en Coahuila comentó “en Torreón hubo muchas irregularidades, fue un elección de estado”.
De proceder la impugnación para anular la elección municipal en Torreón, que el PAN está por presentar, en la sala regional en Monterrey, las elecciones se volverían a realizar, es decir, se partiría de cero, de una nueva contienda interna para designar el futuro candidato. Y de ser así, en el PAN, lo más probable es que el ungido sea Jorge Zermeño, siempre y cuando acepte contender para participar en la interna de su partido.
Como es posible, que después de tantas irregularidades exhibidas en las elecciones pasadas para designar alcalde en Torreón, las cuales estuvieron más que palpables y visibles, el Tribunal Electoral del Estado, si como su nombre lo dice “del Estado” y como lo comenta Bernardo González secretario general del PAN “fue una elección de estado” dicho tribunal, haya desechado los dos juicios presentados por Acción Nacional por unanimidad. Estaba más que claro, que el veredicto aquí en Coahuila sería en ese sentido.
 Pero la técnica jurídica así lo establece, se debe agotar el principio de definitividad, es decir, no se puede llegar a la última instancia sin haber agotado previamente las anteriores. Es por esto que primero “resolvió” el juicio el Tribunal Electoral de Coahuila. Ahora viene lo bueno, donde debe resolver a estricto derecho el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, Sala Regional Monterrey N.L. misma que tiene Circunscripción Plurinominal en los estados de Aguascalientes, Coahuila, Guanajuato, Nuevo León, Querétaro, San Luis Potosí, Tamaulipas y Zacatecas. Sin presiones directas o indirectas, como pudiera ser del Ejecutivo Estatal, y demás interesados.
 Esta es una verdadera prueba de fuego, para dicho tribunal federal, donde debe actuar totalmente apagado a derecho, siendo congruente con su fallo judicial, y respetando el pacto por México, el cual establece teóricamente un verdadero cambio de nuestra nación, y no continuar con los mismos vicios de antaño.
 Si dicha elección se anula, las votaciones serían para finales de septiembre a mediados de octubre, conforme a los tiempos que la Sala Regional Electoral establezca al dictar su veredicto. Tiempo suficiente para la campaña, que sería de 30 días, pues la toma de protesta es hasta el 1º de enero del 2014.

Equilibrios frágiles

Gerardo Hernández
González.
La jornada electoral del pasado mes de julio reprodujo los resultados que se vivieron en Coahuila en 1900, dice en su columna Capitolio que publican varios medios de la entidad Gerardo Hernández González, el texto tomado del espacio electrónico del periódico Zócalo de Saltillo para compartirlo con nuestros seguidores analiza como el Partido Revolucionario Institucional fue superado en las ciudades más importantes, excepto Torreón, y las razones que inclinaron a los ciudadanos hacia esa decisión.

El 7 de julio reprodujo el resultado de las elecciones de 1990 en las ciudades clave del estado. Hace veintitrés años, el PAN ganó Saltillo con Rosendo Villarreal, y el PRI conservó Torreón con Carlos Román Cepeda. El PRI no pudo superar los tropiezos de la administración de Eleazar Galindo. Su reemplazo por Mario Eulalio Gutiérrez, quien ya había ocupado antes el cargo, fue insuficiente para frenar la caída.
 Después de Eliseo Mendoza, el siguiente gobernador derrotado en Saltillo fue Rogelio Montemayor (1996). Al fracaso se sumaron los de Torreón, Monclova, Ramos Arizpe y otros municipios. El PRI perdió también la mayoría en el Congreso local, por primera y única vez hasta hoy día. Esa ha sido la peor elección del PRI en su historia. Retener Torreón, para el periodo 2014-2017, le permitirá mantenerse como primera fuerza política. A partir del 1 de enero próximo, sus alcaldes gobernarán el cincuenta y dos por ciento de la población del estado contra más del noventa de ahora.
Eduardo Olmos Castro.
 Torreón le brindará a Rubén Moreira la plataforma de operación política más amplia —aunque frágil por lo estrecho de los comicios— en lo que resta de su administración. Las condiciones actuales distan mucho de las que prevalecían en 1996. Miguel Riquelme estuvo a punto de perder. La ciudad dividió su voto en dos: uno por el PRI y sus cuatro aliados, y otro por el PAN y la UDC. La diferencia para que el PRI se hiciera con el poder fue menor a los cinco mil votos.
 Las circunstancias obligan a Riquelme a abrir su gobierno a la sociedad y a las fuerzas políticas que votaron por Jesús de León y otros candidatos; o se abstuvieron de hacerlo por el PRI. Entre la votación proyectada por el comité municipal priista (ciento cincuenta mil) y la real existe una diferencia de cuarenta y cinco mil sufragios. Casi treinta mil menos de los que Eduardo Olmos obtuvo hace cuatro años. El resultado impone una revisión profunda, pues a ese paso los riesgos para el PRI aumentarán en los próximos procesos.
Humberto Moreira Valdés.
 Para detener esa tendencia negativa y eventualmente revertirla, la composición del equipo de Riquelme necesita ser impecable. Si su sesgo es partidista o responde a criterios de amistad, al pago de favores o a presiones mediáticas, retrocederá desde el principio en vez de avanzar, como le sucedió a Olmos. Sobre todo, porque la planilla del alcalde electo no la componen lumbreras, sino adictos a la empleomanía. Miguel Mery Ayup, burócrata gris, desleal y engolado, es uno de ellos.
 La apretada victoria de Riquelme no dejó espacios para el triunfalismo. Enrique Peña tampoco se lo permitió después de ganar la Presidencia. El Pacto por México y la incorporación, a su gabinete, de figuras de otros partidos y de la administración de Felipe Calderón, obedecen a necesidades poltíticas, no a convicciones democráticas. Rubén Moreira obtuvo una votación récord, pero aun así formó gobierno con perfiles variados e incluso ciudadanos (Javier Guerrero, José María Fraustro, Jorge Verástegui y Eglantina Canales). Las condiciones lo imponían.
 Riquelme fue electo para gobernar una ciudad virtualmente en crisis, no para agradar a grupos de poder. Lo que él y su partido se juegan es demasiado. Torreón no soporta más retrocesos. Muchos ojos, desde muy distintos frentes, vigilarán su actuación. Además de la presión local, tendrá la competencia del alcalde panista de Saltillo, Isidro López.

¿Más mejor o más peor?

Eduardo Holguín.
No obstante que la mayoría de los ofrecimientos que realizó durante su campaña de proselitismo Rubén Moreira Valdez se firmaron ante notario para “garantizar” su eventual cumplimiento, éstos nunca se concretaron en la realidad de tal manera que se quedaron en el papel como tantas promesas de político de tal suerte que el lema “Más Mejor” no se materializó en la realidad de Coahuila donde tenemos 799, 300 personas en pobreza, de los que 92, 700 están en situación de pobreza extrema, señala Eduardo Holguín en su columna Bizhunter que se publica Milenio Diario Laguna.  

Rubén Moreira. 
Los números que nunca mienten y que siempre incomodan demuestran que el lema de campaña de Rubén Moreira “Más mejor” no se ha materializado en la realidad de Coahuila. El “más peor” sí se confirma en los indicadores de pobreza, del PIB y de desempleo abierto. Según Coneval, entre 2010 y 2012, el número de personas en situación de pobreza en Coahuila (donde está el norte) pasó de 775 mil 900 a 799 mil 300, y el de habitantes en pobreza extrema pasó de 81 mil 900 a 92 mil 700.
El rostro de la miseria.
 Al día siguiente de publicada dicha información RM, ni tardo ni perezoso (de lo que no podemos acusarlo), afirmó que “el aumento de pobreza en Coahuila está dentro del margen” y pidió mayor profundidad en el análisis de los datos. No se qué quiso decir con: “el aumento de la pobreza está dentro del margen”, pero lo que sí podemos hacer, fácilmente, es profundizar en el análisis. Fácilmente, porque sólo tenemos que correlacionar lo que invariablemente se correlaciona: cuando el crecimiento de una economía se reduce el desempleo abierto se incrementa y los índices de pobreza se van a la alza.
Lema de campaña.
A pesar del desarrollo de la industria automotriz en el Sureste del estado, entre enero y marzo de 2013 la actividad económica de Coahuila bajó medio punto porcentual respecto al mismo periodo de 2012. El saldo negativo fue influenciado por la caída de 3.9 puntos en las actividades secundarias, donde radican la industria de manufacturas, construcción, minería y electricidad.
No se necesita ser genio o pertenecer a un partido opositor al PRI para deducir que la dinámica productiva de Coahuila ha mermado en mucho debido a una mega deuda pública que “desvieló” uno de sus principales motores de la economía de una región: el gasto y la inversión pública, sobre todo en infraestructura.
RM tendrá que ingeniárselas para adornar su informe tratando de cubrir el hecho de que a dos años de gobierno hay poco que informar, sobre todo en La Laguna.
¿Se acuerdan de la justificación oficialista que argumentaba: con la mega deuda el gobierno de “El Profe” aceleró el desarrollo de Coahuila? Habría que preguntarle su opinión a los nuevos desempleados. De acuerdo a INEGI la tasa de desocupación abierta de la entidad pasó de 5.47 (2012) a 5.94 (2013) situándose por arriba de la media nacional.
 ¿Más mejor? ¿Más peor?

“Me da miedo…”

José María Mena Rentería.
La situación de violencia que se vive en los municipios de la Laguna nos mantiene en un estado constante de alarma, dice José María Mena Rentería quien al igual que todos los habitantes de Torreón añora los tiempos en que los vecinos podíamos transitar con tranquilidad y en muchas ocasiones permanecer platicando en las banquetas. El texto se publicó en días pasados en El Siglo de Torreón en el espacio destinado por ese medio a las opiniones de los lectores.

“Me da miedo…” es expresión, recurrente, entre la inmensa mayoría de los habitantes de esta ciudad. Temen, no sin razón, –cualquiera que sea la hora- deambular por las calles debido a la inseguridad imperante, que implica daño a la integridad física de las personas y riesgos de todo calibre.
De haber sido Torreón una ciudad donde otrora parte del solaz de la ciudadanía fue deambular, a cualquier hora, por sus calles y avenidas, actualmente semeja una urbe casi abandonada cuyos moradores dejan sus domicilios únicamente el tiempo estrictamente necesario.
De casa al trabajo y del trabajo a casa, puede decirse sin exagerar, ya que el hampa acecha por cualquier rumbo. Para “picar” a transeúntes y robarles, o bien -por citar dos “especialidades”- para desvalijar a damas confiadas que tras hacer el “super” han sido asaltadas tras haber abierto la cajuela de sus autos.
Por citar un rumbo, en “coto de caza” han convertido el primer cuadro citadino desvalijadores que no lo piensan dos veces cuando de arrancar una cadena del cuello de una persona se trata, o igual, un par de aretes, un bolso, o un anillo, o lo que llame su atención.
Todo puede suceder en la vía pública, solitaria, recinto sus calles, de negocios, en el primer cuadro, semiparalizados o locales comerciales vacíos porque apuesta perdida de antemano es ocuparlos en plan de actividad redituable.
Mundo, cabe enfatizar, diametralmente opuesto al habitado por “autoridades” incapaces de contener el añoso embate delincuencial. Un mundo saturado -de nivel medio para arriba- de “burócratas”, inútiles, inservibles como funcionarios públicos aferrados del todo a no renunciar a cargos como los que ocupan pese a su letal incompetencia.
Tal es la metástasis que degrada el entorno social de Torreón y su periferia. Tal es, a la fecha, el saldo a dejar por los que al satanizar anteriores ejercicios de gobierno se ostentaron como la opción cuya altura, después de todo, no rebasa la del betún de los zapatos.
“Me da miedo…” es expresión recurrente de centenares de torreonenses, añorantes de otros tiempos, transcurridos en una ciudad cuya vida, de la tranquilidad pasó a la angustia.