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10 de octubre de 2014

El veneno de los escorpiones… mata

Por Fernando Ramírez López
Para John Lennon, por su legado musical
“Hay 37,000 hectáreas que están aseguradas en la región que comprenden los estados de Coahuila, Durango y Zacatecas, mientras que hay cerca de un millón de hectáreas que no tienen ninguna cobertura contra fenómenos climáticos u otras perdidas de la cosecha”.
Alberto José Canseco.  Director General de AGROSEMEX
La acumulación de violencia gradualmente ha venido derramando el veneno de la descomposición social, económica y política del país, cual escorpión ha dado cuenta de múltiples muertes en este territorio que se encuentra sitiado como si fuera casa de espejos, que reproduce el horror de las imágenes sin poder encontrar salida.
El origen de este fenómeno es precolonial y así evoluciona a un México que no desea ver su rostro enrojecido de sangre, a lo largo y ancho de su sitial.
Por innecesario no realizamos un recorrido histórico como civilización de nuestro culto a la muerte y a la integración antropológica de una sociedad a la que ya nada le es extraño, huele a fosas mortales, a gritos, a reclamos ancestrales, a marginados, a pobreza y a hambre de todo, principalmente de justicia y de alimento.
La configuración piramidal del poder político hace que los pocos decidan por los muchos, nos hemos acostumbrado a la mentira, a partidos políticos que tienen como negocio muy rentable la práctica verbal de promesas jamás cumplidas.
¿Cómo se llama esta descomposición?. Tiene muchos nombres y caras rasgadas por heridas profundas producidas en múltiples batallas; para algunos se denomina presidencialismo, para otros burocracia, para los más marginalidad, 1968, los halcones de 1971, devaluaciones, EZLN, Aguas Blancas, guerrilla, Liga Comunista 23 de septiembre y ya en épocas más recientes se le denomina gobernadores enriquecidos, endeudados, absolutos como si fueran monarcas, otros les llaman autodefensas, la Tuta, los capos, el tráfico de armas, narcotráfico, impunidad, corrupción, Tlataya, San Fernando, inmigrantes, expulsados económicos, hidroarsenicismo, criminalidad negra, gasto público no comprobado, diputados y senadores además de magistrados y presidentes municipales corruptos y asesinos, CNTE, porros del IPN, marchas estudiantiles, fracking, gas lutita, minas contaminadas, cupos negociados por grandes cantidades de dinero para empresas billonarias, fondos perdidos, ignorancia, PRI, PAN, PRD, autos chuecos, falsificadores de placas, cargas fiscales injustas, musulmanes fundamentalistas agitando Chiapas, San Juanico, explotaciones y fugas de gas, recomendados y abuso del poder entre otras denominaciones.
¿Cómo podemos denominarles a estos escorpiones que matan y asesinan a cada instante?, los mencionados son algunos de sus tantas facetas criminales. ¿Qué podemos hacer? si para el dictador Porfirio Díaz solo fue suficiente perder una batalla en ciudad Juárez para renunciar y dejar el poder que había ocupado durante treinta años, para abordar el Ipiranga y autoexiliarse en Francia.
Las acciones son letales, porque se han ubicado en el fondo de los hechos y es que toda la sociedad mexicana se encuentra en el centro del remolino, somos víctimas y victimarios, más los comentarios de café, el negocito oficial por debajo del escritorio y los medios de comunicación que entre más alarman más venden y las redes sociales actuando día y noche, todos estamos insertos en esta crítica situación colectiva.
Cerros de oro y dólares se acumulan por unos cuantos versus el hambre y las necesidades de más de sesenta millones de mexicanos parias y desnutridos. Tengamos cuidado, hay un clima de tensión colectiva que se confunde por el juego de cifras intersexenales, compitiendo por la cantidad de muertos y delitos cometidos anunciados por las dependencias responsables de lo mencionado.
Ellos compiten entre sí son menos o más los crímenes cometidos en los sexenios panistas que en el actual encabezado por el PRI, todos los días encuentran nuevas excusas para los asesinatos del ejército y de las fuerzas policíacas; lo que deben hacer es tranquilizarse porque la crisis es colectiva y no es reciente.
Todo lo anterior sucede en México, en el país de Superman, en la sufrida Latinoamérica en Europa, África y Asia; vivimos un mundo captado por la neurosis colectiva; así la iglesia católica ya no es referente moral de la comunidad, los pederastas se encargaron de quitarle esa calidad. Adicionalmente vivimos un mundo donde se han  legalizado los matrimonios de homosexuales y lesbianas, se admite la comercialización de la marihuana y el aborto ya no es visto como un crimen, sino como una forma civilizada sobre la autodeterminación del cuerpo humano.
El punto central de la desigualdad lo ha expresado Thomas Piketty en su libro “Capital” donde expresa que el dinero se reproduce con celeridad y quienes lo tienen lo multiplican geométricamente.
El reto es la generación de riqueza colectiva con la participación armónica de empresarios y trabajadores, lo cual en las actuales circunstancias es altamente improbable, pero tenemos que probarlo y no debemos claudicar ante las diferentes alternativas que la innovación y el cambio nos presentan. Tenemos que hacer posible el sueño de que convivan lobos y corderos, si esto no sucediera entonces debemos pensar que Roma está a punto de incendiarse; y si esto no sucede ya no habremos más que recordar lo que fue la Capilla Sixtina, el David de Miguel Ángel y La República de Platón, que fue ideada como una forma de coexistencia pacífica en la sociedad de su tiempo de la cual somos herederos, si no cambiamos el Averno descrito por Dante de Alighieri en la Divina Comedia será un pálido retrato de lo que nos puede suceder más temprano que tarde.
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