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16 de marzo de 2013

Ataúdes de la cultura lagunera

Eduardo Holguín

Lo mismo que en otros ámbitos, en la cultura de la Laguna tenemos numerosos ataúdes que impiden nuestro desarrollo y lo que se realiza es consecuencia del trabajo personal y aislado de unos cuantos gestores. Al respecto en su columna del pasado viernes 15 comenta Eduardo Holguín en la columna Dragones que se publica en Milenio Diario Laguna. Además el economista y analista no quita el dedo del renglón en cuanto a seguir promoviendo la creación del Estado Libre y Soberano de La Laguna como único medio para sustraernos a iniquidades presupuestales y rezagos inversores, los que seguirán persistiendo mientras lo que nos compete se siga decidiendo en Saltillo y Durango, sin tomar en cuenta lo que necesitamos quiénes habitamos estas tierras.

La cultura de La Laguna cuenta con ataúdes que la entierran en el panteón de la mediocridad: los gobernantes que imponen su criterio, la burocracia, los consejos ciudadanos que las señoronas y los señorones utilizan para darse brochazos de glamour y filantropía, los intelectuales que se venden al mejor postor.
La nuestra, nuestra cultura que coquetea y regatea barato con el poder, que aparenta servir a la sociedad, solo logra eso: aparentar. La falta de políticas públicas pertinentes y la incongruencia entre lo que las autoridades prometen y lo que las autoridades asignan de billetes para supuestamente cumplir con tales promesas, son otros ataúdes.
Pero esfuerzos culturales serios, profesionales, alejados del glamour y de las tarimas mediáticas se hacen, y se hacen atrás de bambalinas, por gestores como Gerardo Moscoso, Isabel Saldaña, Rodolfo Esparza, Jesús Sotomayor, a quienes me dio gusto saludar en la presentación, por parte de Manuel Plana, del libro “Venustiano Carranza (1911-1914). El ascenso del dirigente político y el proceso revolucionario en Coahuila”.
Manuel Plana, miembro del Instituto de Historia en la Universidad de Florencia, Italia, se pregunta en el libro editado por el Colegio de México: “¿Qué orilló a Madero y Carranza, pertenecientes a las elites político-sociales del estado de Coahuila, a lanzarse a la lucha armada, primero contra la dictadura de Díaz y luego en contra de Victoriano Huerta?”.
Yo me pregunto: ¿Cuántos años más de inequidades presupuestales y rezagos inversores vamos a soportar los laguneros, por parte de Saltillo y Durango, para unirnos “todos” a favor de la creación del Estado de La Laguna (ELLA).
Regresando al tema cultural, asistí a la presentación del libro “Prosas leprosas y una que otra letanía profana”, escrito por Juan Enrique Ramos. Cito al autor:
“…fuchi el poder. Que se queden los poderosos con sus afanes y desmesuras, que sucumban con el peso de sus pólizas y sus haberes, sus ejércitos de personal, sus suburbans, sus recursos humanos, que el orgullo por todos sus bienes que su mirada no abarca, su carcumen no alcanza para contar, algún día les pueda ayudar a sanar la aridez, las ausencias, la sequía del alma de sus familiares, que se enfermen con sus traiciones, que se vayan a otro planeta, que se exilien del aire”.

El síndrome de la escalera

Adela Celorio 

Bendecir algo tan fortuito como el sexo al que se pertenece, es algo innecesario señala Adela Celorio, colaboradora entre otros medios nacuionales y regionales de El Siglo de Torreón y el suplemento catorcenal Siglo Nuevo. El presente texto corresponde a la entrega del pasado sábado 16 de marzo y la publicamos por considerar el artículo de interés para nuestros seguidores y, porqué como ella, estamos convenciodos de que hombre o mujer, todos tenemos razones para sentirnos bien con el género al que pertenecemos.

Gioconda Belli 
“Las mil y una cosas/ que me hacen sentir mujer todos los días/ por las que me levanto orgullosa/ todas las mañanas/ y bendigo mi sexo". Así escribió Gioconda Belli quien es por cierto una extraordinaria poeta; pero andar bendiciendo algo tan fortuito como la sexualidad me parece innecesario. "Amo ser mujer", dijo una actricita de Televisa. "Soy una mujer plena" dijo otra. "A los cuarenta se puede ser mejor", "Vivir para ser feliz". "Ya no hay pretexto para no rejuvenecer".

Es curioso, nunca he oído a un hombre que sienta la necesidad de afirmarse diciendo esas tonterías. De todo hubo el "Día Internacional de la Mujer", hasta el paquete que ofreció un exclusivo SPA con el precio promocional de siete mil pesos , y que incluía manicure, pedicure, peinado básico, masaje de pies y maquillaje ¡para niñas! El traje de princesa tenía un costo adicional de mil doscientos pesos. "Porque es una forma más de fomentar que las niñas valoren su aspecto físico"; dijo la directora del SPA infantil. A mí que de niña sólo pude jugar a la comidita, los lujos de esas mocosas me provocan las ganas de darles un bofetón.
En un estudio realizado por el Tec de Monterrey y que se basa en entrevistas directas a 25 niñas, algunas de éstas respondieron que "las princesas viven en Monterrey en casas grandes". ¡Faltaba más! Para que luego no se pregunten por qué tantas mujeres siguen esperando al príncipe azul que pague la casa grande.
Sor Juana
Inés de la Cruz 
Como todo en esta vida, la sexualidad se puede disfrutar o sufrir; ahora que si somos medianamente normales, a lo largo de la vida tendremos un poco de ambas cosas; pero nada creo yo como para sentirse orgullosos. Ser hembra es un azar de la naturaleza. La mujer es un fruto maduro de la civilización. Creo que el orgullo y la plenitud que tanto hombres como mujeres podemos experimentar en la vida, es sólo el que nos llega por lo que hemos hecho bien, especialmente por el poco o mucho bien que podemos hacer a los demás. Sor Juana o la madre Teresa, cada una en sus circunstancias, son un ejemplo del bien hacer; y que yo sepa, ellas nunca sintieron orgullo por su sexo.
Yo soy femenina y me siento bien en mi cuerpo. Soy hija, esposa, madre, abuela, y en todos mis roles he tenido lágrimas y también momentos de epifanía. Como cualquier ser humano sin distinción de sexo, he conocido el amor y el desamor, la lealtad y la traición. Aunque la línea fronteriza que separa a los sexos es cada día más laxa y hoy ya ni siquiera la coquetería es privativa de las mujeres; no, no creo en la igualdad. Por el contrario, me encanta la diferencia. Me gustan los hombres, me gusta su fuerza y su olor. Yo no quiero vivir en un mundo de seres iguales sino un mundo equitativo y justo donde cada persona sin importar su sexo, pueda desarrollar su potencial y ocupe el lugar que sea capaz de ganarse. Ellas y ellos consecuentes con la idea de que el cuidado de la familia no es responsabilidad exclusiva de las mujeres.
Desespero por el momento en que no tengamos que gritar al mundo que pare de golpearnos, que pare de maltratarnos. A los golpeadores, a los violadores y a los misóginos los considero un subgénero. Algo que no alcanzó a definirse como ser humano. Digamos que un moñoncito amenazado por el encanto, la intuición y la energía inagotable de las mujeres. A esos muñoncitos sólo puedo desearles que acaben de desarrollarse y haber si algún día logran ser cualquier cosa.
Y bueno, todas estas reflexiones tardías con respecto al Día Internacional de la Mujer que celebramos el pasado ocho de marzo; las escribo hasta hoy porque mis reacciones son lentas y mis respuestas tardías. Porque padezco el "síndrome de la escalera" que consiste en rumiar tardíamente la respuesta que no supe dar en el momento oportuno, y sólo cuando voy de salida se me ocurre: ¡pero por qué no le dije a ese (o esa) imbécil que…! Así estoy yo ahora, rumiando algunas respuestas que se me quedaron atoradas ante el montón de impertinencias y lugares comunes que suscitó el Día Internacional de la Mujer.
El camino de las conquistas femeninas (la universidad, el trabajo remunerado, la participación de la mujer en todos los campos del quehacer humano) ha sido largo, difícil, y aún falta mucho por recorrer. La injusticia y el abuso siguen vigentes y para muestra ahí están las muertas de Juárez, la marginación de las indígenas, los sueldos inferiores… Menos mal que para quien quiera escucharlas, ahí están las voces aleccionadoras de Virginia Woolf, de Simone de Beauvoir, de Hannah Arendt. De Lidia Cacho a quien ni los coscorrones del muñoncito Marín consiguieron callar, y hasta la de Salma Hayek quien se manifestó nada menos que en la ONU, contra la violencia doméstica. Para limitar la libertad sexual de las personas, hoy sólo queda la moralina y la hipocresía. 

Energía... y reformas

René Delgado Ballesteros

René Delgado Ballesteros, analista político que publica en los medios de Grupo Reforma, en El Universal y en El Siglo de Torreón, asegura que en el presente momento es inoportuna la efeméride de la Expropiación Petrolera “…porque si algo urge es, precisamente, no perder energía en las otras reformas emprendidas -principal, pero no solamente la educativa y la de telecomunicaciones-, al menos hasta afinar y detallar su marco jurídico y asegurar su viabilidad. En la estufa de la cocina política hay varias hornillas encendidas, activar ahora una tan polémica como la petrolera puede inflamar la polarización y la confrontación entre las fuerzas políticas y asfixiar las posibilidades del Pacto por México. El tema de la reforma petrolera quema la lengua de tan sólo mencionarlo, pero es ineludible. ¿Qué hacer, entonces?”.

Menudo lío. Abordar o eludir la reforma energética en el 75 aniversario de la expropiación petrolera es un problema. En mal momento la efeméride porque si algo urge es, precisamente, no perder energía en las otras reformas emprendidas -principal, pero no solamente la educativa y la de telecomunicaciones-, al menos hasta afinar y detallar su marco jurídico y asegurar su viabilidad.
En la estufa de la cocina política hay varias hornillas encendidas, activar ahora una tan polémica como la petrolera puede inflamar la polarización y la confrontación entre las fuerzas políticas y asfixiar las posibilidades del Pacto por México.
El tema de la reforma petrolera quema la lengua de tan sólo mencionarlo, pero es ineludible. ¿Qué hacer, entonces?
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Andrés Manuel
López Obrador
De paradojas a veces está hecha la política. La decisión de convertir el Movimiento de Regeneración Nacional en partido y, por lo mismo, dejar las filas del perredismo facilitó, en cierta medida, la negociación y la suscripción del Pacto por México. Con ello, la Presidencia de la República y el movimiento lopezobradorista giraron sobre el pivote del posicionamiento que guardaron durante el sexenio pasado.
El giro fue doble. De un lado, el presidente Enrique Peña Nieto hizo suya la iniciativa política y el dirigente Andrés Manuel López Obrador el ejercicio opositor, compartiendo una limitante: cualquier exceso, desbocamiento o desmesura puede vulnerar su situación. Del otro lado, el giro invirtió los roles. Ya no es el dirigente opositor quien fija la agenda a la Presidencia de la República, ahora la establece la Presidencia de la República y, al haber incorporado temas del interés nacional y del propio lopezobradorismo en el Pacto, colocó al opositor en una situación incómoda y comprometida: no puede resistir aquello que él mismo postula, pero tampoco apoyar las iniciativas de su adversario. No está en su naturaleza.
Eso explica, quizá, por qué López Obrador no respalda manifiestamente las reformas de la educación y las de telecomunicaciones pero tampoco las resiste. Denuncia el gatopardismo, pero no actúa en su contra. Quizá eso también explica por qué, aun sin conocer los términos de la reforma petrolera, el lopezobradorismo convoca a movilizarse mañana en defensa del recurso. El resumen de esa posible explicación es: el lopezobradorismo requiere de una causa y un espacio para ejercer la oposición sin sabotear las otras reformas. La defensa del petróleo -como en 2008- le viene a modo, dando por sentada la supuesta privatización de la industria.
Por lo demás, ambos políticos saben del filo de la navaja por donde caminan y otra cosa: conservar la iniciativa política exige un constante proponer asuntos, conservar el ejercicio opositor exige materia qué resistir sin patinar.
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Enrique
Peña Nieto
El azar también juega en la política. Esa variable resolvió el dilema de plantear o no en la efeméride la reforma de esa industria que, en su eje, no descarta la participación del capital privado. El viaje imprevisto que mañana emprenderá a Roma el jefe del Ejecutivo lo pone a salvo y le da un respiro. La imposibilidad de encabezar esa ceremonia baja el perfil de la conmemoración de la expropiación, posterga la disyuntiva y reduce la tensión.
Del lado del lopezobradorismo, arrancar un movimiento de resistencia a una reforma que no acaba de precisar su contenido es plantar cara a un fantasma o, bien, protagonizar el rol de Pedrito en el cuento del lobo. Sin embargo, no hacerlo es perder presencia y reconocer que, así como el Pacto por México le deja el monopolio opositor, también lo neutraliza si no es que lo margina.
¿Qué hacer entonces, si no se puede abordar, pero tampoco eludir el tema?
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Hasta ahora, la reforma petrolera se debate entre los polos de abrir o cerrar la posibilidad de la participación del capital privado en su presunta modernización. Qué hacer si, por un lado, no se puede eludir el tema y, por otro, no se puede abordar sin correr el peligro de colapsar las otras reformas en juego. La respuesta es simple: graduar esa reforma y espaciar su ritmo. De otro modo, los mitos de una y otra postura normarán el debate.
En las condiciones actuales, la participación o no del capital privado no sacará de su atolladero a Petróleos Mexicanos. Las prerrogativas y privilegios de su sindicato, su ordeña fiscal y criminal, sus contratos, su corrupción y, sin duda, el saqueo de sus recursos por la vía del robo disfrazado o desnudo ponen en duda si la sola inyección de dinero público o privado la ayudaría. En cierto modo, la lógica del debate sobre su modernización coloca al revés las cosas. La situación de la industria exige una intervención radical en su administración, su organización y saneamiento, una fuerte sacudida interna que, a partir de su resultado, determine qué otros pasos dar.
Aferrarse a abrir o aferrarse a cerrar a Petróleos Mexicanos ha terminado, una y otra vez, por mantener a esa empresa como está o, peor aun, a profundizar su deterioro porque el apoyo o la resistencia a su ajuste han neutralizado cualquier posible movimiento. Cuántas veces no se ha caído en el mismo pozo.
Si el presidente Enrique Peña Nieto requiere acreditar que cuenta con una iniciativa para modernizar esa industria sin privatizarla y el dirigente Andrés Manuel López Obrador necesita acreditar que resiste con causa, plantear su reforma interna los podría hacer girar de nuevo su propio eje. No hay apoyo sin resistencia ni resistencia sin apoyo.
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Encender ahora y a lo que da la hornilla de la reforma petrolera puede angostar todavía más el reducido margen de maniobra de los dirigentes del panismo y del perredismo en el marco del Pacto por México y ante sus propias organizaciones. Y puede, además, complicar la ruta y alejar el destino deseable de la reforma educativa y la de las telecomunicaciones.
Hay motivos para entusiasmarse con los proyectos de reforma en los dos campos donde se ha incidido, pero es prematuro darlas por concluidas. No hay todavía qué celebrar ni qué aplaudir. Por lo mismo, lanzar ahora la reforma petrolera es abrir a todo lo que da un flanco que, por su dimensión, puede dejar al descubierto las otras reformas y precipitar la disolución del Pacto cuando todavía tiene cosas que dar.
Seleccionar y priorizar con esmero y ritmo los temas de la agenda del Pacto es fundamental. Un error en el manejo de la iniciativa política, un error en el ejercicio opositor puede terminar por fastidiar la estufa y echar a perder los guisos que ahí se cocinan... pero que todavía no están listos.


De senos, semen y sensualidad

Verónica Maza
 Bustamante

Verónica Maza Bustamante realiza por medio de su página El Sexódromo, que los sábados se publica en las publicaciones impresas de Grupo Milenio, una importante tarea de divulgación acercaq de temas sobre sexualidad, que resulta de grn utilidad para las personas inmersas en una relación de pareja, pero también para los jóvenes que apenas se inician en el sexo, normalmente sin gran información, pues en las familias tradicionales mexicanas esos temas de importancia fundamental, son las últimas en que nos preparan los padres.

Al estar enojados el otro se aleja de ti. Deja de ser “mi vieja” o “mi gordo” y se transforma en alguien que no reconoces. Entonces, lo deseas.
México • Las últimas semanas me han llegado varias preguntas tanto al correo electrónico de esta columna (elsexodromo@hotmail.com) como a mi Twitter (@draverotika). No me gusta retrasar la contestación a sus misivas, lectores del alma mía, así que esta semana decidí responder tres de ellas, quitando la cerca entre El buzón de Verótika y El Sexódromo. Aquí están:

Estoy amamantando a mi hijo de nueve meses de edad y estoy preocupada porque mis senos están disparejos. Durante el embarazo ambos estaban muy redondos, pero ahora el derecho es más grande que el izquierdo, hasta se ve un poco colgado. ¿Así me van a quedar para siempre?
Eloísa Gómez

Querida Elo, te entiendo perfectamente porque a mí me pasó algo semejante cuando mi hijo tenía seis meses de edad: una teta se me veía más chica que la otra y recuerdo que no me gustaba nadita. Pero es normal y no quedarán así cuando dejes de amamantar.
Lo que sucede es que durante el embarazo, tus pechos se preparan para producir leche aumentando su tamaño; se ven turgentes, redondos. Los pezones y las areolas se oscurecen, llegando a crecer en algunos casos. Días después de dar a luz, los senos se van poniendo más llenos y pesados conforme “baja” la leche. Llegan incluso a doler, sobre todo cuando la lactancia ya está dominada y se acerca la hora de alimentar al bebé.
Aproximadamente dos semanas después del parto, los pechos regresan al tamaño aproximado de cuando se estaba embarazada y así se quedarán hasta que se deje de amamantar. Los pezones y areolas suelen volver a su color habitual unos meses después, aunque no siempre sucede así.
Es común que —por razones que siempre serán un misterio— los y las bebés se aficionen a succionar una sola teta, o una más que la otra. Le puedes ofrecer la derecha, pero él/ella la rechazará y se instalará en la izquierda. Si se queda con hambre, quizá le entre a la otra, pero puede conformarse con sólo una, sobre todo cuando ya sea más grande y comience a comer alimentos sólidos.
Mi hijo fue de esos y la bubby que no le gustaba fue produciendo cada vez menos leche, mientras que la otra estaba que rebosaba. Se ve raro; no quieres que nadie te mire desnuda y sientes que en la calle todos notan que estás “dispareja”. No puedes usar brassieres de varilla porque llevas los de amamantar, así que no hay opciones.
Cuando termina la lactancia, los pechos vuelven a su tamaño anterior. No serán los mismos, te lo advierto. Ya no estarán tan erguidos ni tan firmes como antes, pero esa es una ley de vida. De todos modos pasará: si no amamantas sucederá lo mismo por el envejecimiento. Entonces, siéntete dichosa de poder alimentar a tu hijo. Verás que eso lo convertirá en un niño sano, apapachado, que generará un vínculo materno hermoso.
Te recomiendo que te ejercites. Eso me ha ayudado a mí. Trato de hacer, en el gimnasio, secuencias con peso para fortalecer esa zona, además de que me compré un ejercitador casero para los senos (de esos que tienen forma de corazón) y lo uso a ratitos siempre que puedo. Mi relación con mis teclas es de nuevo saludable, amorosa. Me parece que siguen siendo lindas y ahora me río de lo mal que me sentía cuando las veía disparejas, porque incluso a las mujeres que, como yo, sabemos de estos temas, nos preocupan los asuntos relacionados con la feminidad. Así que ¡ánimo! Sé feliz con tu niño pegado a la teta. Es un gran regalo. Llegado el momento de la separación, aplícate cuidando tu cuerpo, para que poco a poco lo vuelvas a habitar con seguridad, alegría, sensualidad.

Cuándo un hombre eyacula sin protección dentro de una mujer, ¿el semen tiene siempre que quedarse adentro para que una quede embarazada? Si se sale, ya sea estando en la cama o al ir al baño, ¿entonces no se dará la fecundación? Me han dicho que quizá tenga problemas de esterilidad. ¿Tiene que ver con eso?
Dulce

Amiga mía: si bien es cierto que durante los tratamientos de fertilidad a veces los doctores le piden a la paciente que espere un poco antes de ir al baño después del encuentro erótico o incluso que eleve las piernas, el semen tiene que salir de todos modos porque la vagina no es un recipiente ni un depósito. Imagínate que se trata de un puño cerrado que, al momento de “sujetar” el pene, se relaja, se dilata, pulsa, se mueve, pero cuando el miembro masculino es retirado se vuelve a cerrar y todo lo que está dentro sale, menos una gota que queda recogida en un repliegue que tiene al fondo, para que el útero lo succione y lo lleve hasta la trompa de Falopio. En esa gota hay más de cinco millones de espermatozoides, por lo que con esa mínima cantidad es más que suficiente para generar un embarazo.
Orinar después del acto sexual es importante; al hacerlo previenes posibles infecciones vaginales y de las vías urinarias. Si quieres embarazarte debes saber cuándo ir al baño casi de inmediato y cuándo no. Los días fértiles se presentan, por lo regular, a la mitad del ciclo menstrual. En ese momento (dejando un margen de unos siete días) sería bueno que tras el coito recargaras tus piernas en una pared o sobre almohadas durante unos diez minutos. Si estás al inicio o al final de tu ciclo no tiene caso que te coloques en esta postura, siendo lo ideal que vayas al sanitario lo más pronto que puedas (sin cortar ese delicioso momento post penetración en el que aún la piel está que arde, al igual que la pareja).
Si tienes dudas sobre tu fertilidad, te recomiendo que visites a un ginecólogo especializado en esta área para que te comente qué estudios te puedes realizar para confirmar o descartar esta cuestión.

Cuando mi esposa y yo tenemos fuertes peleas, terminamos haciendo el amor de manera apasionada. Siento que ella se vuelve más sensual, más atrevida. ¿Cómo puedo lograr que explore esa sensualidad siempre y no solo cuando busca una reconciliación?
Ambriz

Lo que me cuentas, estimado Ambriz, le sucede a muchas parejas y es posible llevar esa cachondería a la vida cotidiana. Es cuestión de entender por qué sucede eso tras las discusiones: cuando se pelean, se distancian emocionalmente uno del otro y se rompe esa cercanía, esa tranquilidad que tan bien alimenta al amor pero que paraliza, aletarga al deseo. Al estar separados, enmuinados, puedes ver al otro, a la otra, como alguien lejano a ti. Deja de ser “mi vieja” o “mi gordo” y se transforma en alguien que te hizo enojar, que no reconoces. Entonces, lo deseas. Con esa intensidad de los primeros encuentros eróticos.
Cada pelea es una posibilidad de rompimiento. Eso te hace sentir, aunque no lo racionalices, que tu pareja no te pertenece, que puede irse, que puede darle a alguien más el placer que a ti te da. Eso también enciende la llama del deseo de manera inmediata.
¿Cómo lograr esa sensación sin tener que pelearse? Hay que salir de la zona de confort. Dejar de creer que el/la compañer@ es de nuestra propiedad. Ser capaces de convertirnos en otros utilizando la imaginación, la creatividad, las fantasías, los deseos. Hacer un cambio en la rutina: enviar un mensaje picante, hacer una mínima transformación en el look, organizar una noche de copas o locura o novedad; hacer posturas eróticas nuevas; mirar al otro como ese ser único e irrepetible que no nos pertenece, que se puede ir, que vale mucho, que complementa nuestra vida. Esa sensación les llenará el cuerpo de ardor sin necesidad de gritarse y molestarse. Ya verás que sí.