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28 de noviembre de 2013

Reprobado

Somos mayoría los que amamos a nuestra ciudad, que en el pasado nos brindó numerosos motivos para sentir orgullo de nuestra patria chica, pero en los últimos años han sido más las razones para el pesimismo, particularmente en los últimos cuatro en que llegó a la Presidencia Municipal Eduardo Olmos Castro y aunque al cuatrienio le quedan escasos 45 días no hay muchas esperanzas de que el próximo alcalde sea mejor que el que se va, criterio en que parece coincidir Enrique Irazoqui, autor de la columna No hagas cosas buenas… que publicó El Siglo de Torreón el pasado viernes 22 de noviembre.

El querer no quita conocimiento, reza el adagio. Esto viene a cuento por los resultados que presenta en cuarta edición Barómetro de Opinión Pública de México Avanza. Dentro de los principales datos que presenta este trabajo, señala que ocho de cada 10 torreonenses, sencillamente no recomendaría Torreón para vivir.
Las razones que se desprenden en la encuesta para encontrar el sentido de la respuesta a que si el ciudadano común recomendaría a la otrora conocida como La Perla de La Laguna para vivir, se deriva a la percepción generalizada con respecto al desempeño de las autoridades, los servicios públicos y la sensación de inseguridad que prevalece entre el grueso de la población. Además de ello, un pesimismo colectivo acerca del futuro inmediato. Estos elementos sostienen la enorme mayoría que no recomendaría esta ciudad para vivir.
Eduardo Olmos Castro.
No hay esperanzas en que pronto se produzcan cambios, ya que de los encuestados para elaborar este estudio, al ser cuestionados sobre qué esperan con respecto a los servicios públicos, ahora que está a punto de iniciar la nueva administración, sólo el 11 por ciento piensan que éstos pueden mejorar. Esto es decir que casi nueve de cada 10 no tienen esperanza de que la nueva administración que entrará en funciones en menos de 40 días a gobernar el Municipio tenga la capacidad y/o voluntad para hacer las cosas de mejor manera. En ese 89% restante no es homogéneo, predomina un 68% del total de 100 que piensa que las cosas seguirán igual, en tanto hay pesimistas (o realistas, según con el cristal con el que se mire) alcanza el 21%.
Si uno continúa leyendo el reporte de Barómetro, poco menos de una tercera parte que estuviera en el supuesto de comprar una casa lo haría en Torreón, en tanto casi el total del resto prefería no comprar nada, aun cuando estuviese en probabilidad de hacerlo, y si de abrir un negocio se tratara, las cifras se descomponen un poco más, ya que del 59% que no compraría casa, se incrementa a un 68% que dice que no abriría un negocio aquí.
El dato quizá más sobresaliente es aquel que señala que los delitos del fuero común son ahora los que más preocupan a la ciudadanía. Esta es la primera ocasión que se obtiene un resultado así, ya que el 35% de las respuestas así lo indican, contra un 31% que declaran que son los delitos que tienen que ver con narcotráfico o delincuencia organizada los que están en primer lugar de categorización; un 26%, en contraparte, señaló que la desocupación (falta de empleo) es su principal preocupación.
Rubén Moreira Valdez.
Apenas en marzo pasado, cuando se realizó un levantamiento de este tipo, el 71% respondió que su principal miedo eran los delitos del orden federal, pero ahora es la delincuencia común lo que ha desplazado a la otrora gran preocupación. ¿Cómo estarán las cosas?
Por consecuencias obvias, la calificación del alcalde Eduardo Olmos es reprobatoria, al obtener un 3.39 de nota. Esta evaluación no varió mucho de su próxima anterior, que había tenido un 3.43, pero lo notable es que la percepción ciudadana sobre la eficiencia de su gobierno cayó al nivel más bajo en el año. En marzo había obtenido un 4.62; en mayo un 5.8; septiembre se obtuvo un 4.1 y ahora en noviembre el resultante es un 3.52.
En tanto, las perspectivas sobre el advenimiento de Miguel Riquelme como próximo alcalde, la percepción general es de pesimismo, pero ciertamente la respuesta de que el 56% dice no conocerlo, deja un espacio para la duda. Aunque muy pocos esperan que las cosas mejoren.
Ominoso se percibe el futuro de Torreón. Eduardo Olmos ha declarado y puesto en duda la metodología de Barómetro, ¿qué le quedaba entonces? La simple realidad es que al presidente Olmos le tocó gobernar bajo las reglas tradicionales del PRI, por consecuencia, él fue una especie de delegado de los Moreira en la ciudad que formalmente preside. El primero, el profesor, se dedicó a relegar la ciudad que le escatimó su voto; en tanto el actual, Rubén, ha asumido el poder en medio de una infinidad de complicaciones que poco le han permitido enmendar la plana a una administración que pasará a la historia como una de las peores reciente de Torreón y que por lo tanto, no puede ser sorpresa la calificación que le da el estudio de Barómetro.

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