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14 de noviembre de 2012

Política y Mesianismo

Gerardo HERNÁNDEZ
GONZÁLEZ

En su columna CAPITOLIO que publican varios medios impresos de COAHUILA, el periodista GERARDO HERNÁNDEZ GONZÁLEZ aborda la pugna mediática en la que se han visto involucrados el ex gobernador HUMBERTO MOREIRA VALDÉS y el político y empresario ARMANDO GUADIANA TIJERINA.

Decir que Humberto Moreira está de vuelta es inexacto. Este profesor, que a los 39 años fue gobernador de Coahuila y como líder del PRI, a los 45, “colaboró en lo que pudo” para que Enrique Peña sea hoy presidente, nunca se apartará de la política, su actividad vital. Para bien o para mal, en el éxito o en el fracaso, siempre tendrá reflectores. Es un histrión, como otras figuras del medio lo han sido y otros lo serán. Necesita fuertes dosis de adrenalina, la hormona que dispone para el escape o para la lucha.
Humberto
MOREIRA VALDÉS
Entre el asesinato de su hijo José Eduardo, el 3 de octubre, y la entrevista con Ricardo Mendoza (“Vanguardia”, 25.10.12), que en cuestión de horas lo puso en Televisa, “Milenio”, Radio Fórmula, “Reforma” y “Reporte Índigo” para hablar del caso… y de otros temas, transcurrió una semana, según se desprende de la nota. Las fotografías muestran a un Moreira taciturno, ojeroso (seis días sin conciliar el sueño) y con la vista vidriosa. Sus declaraciones son contradictorias, una mezcla de dolor, cólera, impotencia, castigo, perdón, deseo de rehabilitación.
Denuncia a delincuentes anónimos de cuello blanco [“se la dan de santones aquí, en el pueblo (Saltillo) y en el estado (…) se codean con la sociedad, se han hecho millonarios a partir de su trato con los narcotraficantes. (…) los quiero ver en prisión”]. En otra parte, los insulta y amenaza [“cerdos, pónganse a temblar (…) no les tengo miedo”]. También corrige y alecciona al gobierno del estado sobre cómo terminar con la violencia en las calles, sin recurrir al exterminio: abrir fuentes de trabajo (“hay 70 mil coahuilenses que le deben su empleo al gobierno que yo encabecé”). ¿Al gobierno o a los empresarios?
Armando
GUADIANA TIJERINA
Esa segunda vía —que Enrique Peña ya conoce, según Moreira— incluye combatir la pobreza y fomentar la educación: “fui (el gobernador) que más aulas construyó”. Sin embargo, la Evaluación Nacional de Logro Académico en Centros Escolares (ENLACE) reprobó este año de nuevo a Coahuila en Matemáticas y Español. A lo largo de la entrevista, el ex gobernador se coloca por encima de todo y de todos. Él no se equivocó. Si hubo errores, fueron de otros, colaboradores en los que confió “ciegamente” y lo traicionaron “por estar (yo) siempre con la gente, por estar transformando”.
Las denuncias de que en su gobierno dejó crecer al crimen organizado las desdeña y atribuye a “‘opinólogos’ que sin saber siempre hablan (…), como hombre creyente, que Dios los perdone”. No obstante, desde hace varios años, el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública sitúa a Coahuila entre los estados con mayores índices de homicidios dolosos. En el informe de 2012 excede en más de 50% la media nacional.
Cuando el reportero le pregunta si recibió ofrecimientos de la delincuencia, el ex líder del PRI, se molesta: “No sé si a ti, pero a mí no”. Igual rechaza que en su quinquenio se haya enriquecido “Son mis opositores los que han estado haciendo críticas, no solamente no es cierto eso, sino que en su momento mostraré las pruebas claras, muy claras, de que no ha sido así”.
Ofrece decir pronto su verdad sobre la deuda por más 35 mil millones de pesos que heredó a Coahuila y al gobierno de su hermano Rubén, cuyos costos económicos y sociales para el estado son enormes. El tema lo llevaba su hijo “como una mortificación diaria”, aunque —dice— todo se trató de “una bola de calumnias”.

Política y mesianismo (II)

El clima en la casa del ex gobernador Humberto Moreira que el reportero Ricardo Mendoza describe el día de la entrevista es de zozobra y confusión. Le avisan que el profesor está enfermo. Raymundo Verduzco, su secretario de Salud, recién le administró una inyección por un padecimiento de garganta. Un helicóptero sobrevuela el sector, “fuertes sonidos, característicos de ráfagas de grueso calibre”, interrumpen la conversación. “Aquí cerca está el cuartel. Llegó información (…) son datos que sobresaltan (…) ahí se oye alguno (detonación)”, explica Moreira.
El ex gobernador está persuadido de que afrontó a la delincuencia de la mejor manera: dejar en manos de generales retirados la seguridad del estado y los municipios, con una sola petición: “respetar los derechos humanos”. La decisión la tomó —dice— después de una reunión con el secretario de la Defensa, Guillermo Galván.
El 17 de febrero de este año, MVS Noticias anunció la detención de un “ex mando policiaco de (Humberto) Moreira por vínculos con ‘Los Zetas’”. El coronel en retiro Manuel Cícero Salazar, ex jefe de la Policía Operativa de la Fiscalía General del Estado, fue aprehendido en Cancún. Se le acusa de pertenecer a una red de funcionarios estatales y federales que brindaba protección a “Los Zetas” en Coahuila, lo mismo que Sergio Tobías Salas, ex coordinador estatal de la Unidad Especializada en Investigación y Seguridad Inmediata de la Fiscalía, también detenido.
“Noticaribe” informó que “decenas de funcionarios de todos los niveles de la Procuraduría General de la República y las policías Federal y Estatal y municipales, entre ellos Manuel de Jesús Cícero, quien llega a Quintana Roo como ‘mano derecha’ del general Carlos Bibiano Villa, forman parte de una narconómina que ‘Los Zetas’ integraron en Coahuila, de acuerdo con una extensa nota del diario ‘Reforma’, luego de que en este estado fue detenida la subdelegada de la PGR por dar protección al narco”.
La aprehensión de la subdelegada Claudia González López se logró por declaraciones de presuntos narcotraficantes capturados en Saltillo, a quienes se les detectó la nómina de sobornos, dentro de la “Operación Limpieza”. La procuradora Marisela Morales informó que González colaboraba con “Los Zetas” y que también fueron separados 20 comandantes regionales de la Agencia Federal de Investigación, por no aprobar los exámenes de confianza. Algunos podrían tener vínculos con la delincuencia organizada.
Como parte de la misma red apareció el nombre de Humberto Torres Charles, funcionario de la Secretaría de Salud en el gobierno de Humberto Moreira, y hermano del fiscal general a quien el ex presidente del PRI pondera en sus declaraciones a Ricardo Mendoza. “(Jesús Torres Charles) fue un hombre que se coordinó con los militares, un hombre en el que yo confié y confío, que hizo su trabajo; un hombre que dio resultados, había detenciones importantes”. Hoy su hermano, cómplice del cártel, sigue prófugo.
Carlos Bibiano Villa Castillo fue director de Seguridad Pública de Torreón, donde dejó una estela de sangre, hasta marzo de 2011. Organizaciones defensoras de los derechos humanos lo acusan de asesinatos extrajudiciales. A Cícero Domínguez, su mano derecha amputada en la Secretaría de Seguridad Pública de Quintana Roo, se le dictó auto de formal prisión, en marzo de este año, por cargos de delincuencia organizada. Según las investigaciones, recibía hasta 300 mil pesos mensuales por sus servicios.

En la columna “El hubiera del Modelo Coahuila”, Isabel Arvide, periodista, asesora en seguridad y coautora del plan, revela “La línea del gobernador Humberto Moreira fue ‘hasta donde tope’… Esta autonomía fue la causa de los principales problemas que tuvimos, sobre todo al enfrentar a poderes locales como el del primero procurador y luego fiscal, Jesús Torres Charles, cuyo hermano fue el principal protector de “Los Zetas” en la entidad”. (“Defensa México” 8.10.12.)

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