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18 de abril de 2013

La pobreza rebasó al estado de derecho

Eduardo Holguín
Dice Eduardo Holguín en su columna Dragones o Bizhunter que se publica en Milenio Diario Laguna y en Vanguardia de Saltillo que el presidente Enrique Peña Nieto no enfrentará a lo largo de su gobierno otro conflicto con un potencial mayor para desequilibrar la gobernabilidad del país que la resistencia de los maestros de Guerrero y Oaxaca para aceptar la Reforma Educativa. Un problema adicional es el de la miseria extrema, que por más buena voluntad que haya en el régimen actual, no se puede resolver por decreto ni con políticas asistenciales, pues “en vez de darle al hambriento un pescado, hay que enseñarlo a pescar”.

Enrique Peña Nieto
No tengo una bola de cristal, pero creo que difícilmente Peña Nieto enfrentará otro reto con un potencial mayor para desequilibrar la gobernabilidad del país que la resistencia de los maestros de Guerrero y Oaxaca a aceptar la Reforma Educativa tal como fue aprobada por el Congreso de la Unión y/o a ajustar su actuar al Estado de Derecho. Varias razones avalan lo afirmado:
Primero. Las organizaciones sindicales en referencia difícilmente aceptarán perder el poder y el protagonismo que ejercen en sus comunidades y que les renta en espacios políticos, puestos en los organigramas públicos, recursos monetarios, etc. Poder y protagonismo que se sustenta en las supuestas conquistas sindicales que obtienen para sus agremiados, y que se verían automáticamente mermadas al borrarse, de un plumazo, “logros” como el que los maestros no tengan que someterse a evaluaciones periódicas. En palabras “de la raza”: está cabrón que se dejen arrebatar los enormes intereses creados.
Mejor que darle un pescado al
hambriento hay que enseñarlo
a pescar.
Segundo. Los altísimos niveles de inequidad y de pobreza que persisten en el Sur de México nutren la inconformidad social y apuntalan la existencia de liderazgos locales como el magisterial y, lo que es peor, la unión de dichos liderazgos en organizaciones como la APPO de Oaxaca, y la recién formada Coordinadora de Autoridades Regionales (CRAC) de Guerrero.
La APPO y la CRAC son cocteles explosivos que pueden generar conflictos como los que, en el 2006, pusieron en jaque al Gobierno de Estado de Oaxaca y al Gobierno de la República. Tercero. Pretender poner en orden y someter a la ley a esas organizaciones, con la enorme convocatoria que tienen, no es “enchílame la otra”; por más que sus movilizaciones, marchas, paros, bloqueos contravengan el Estado de Derecho, lastimen a terceros y mermen la calidad educativa.
No “es enchílame la otra” porque cualquier error en el uso de la fuerza pública puede desencadenar problemas que hagan palidecer a Acteal (1997) o a Atenco (2006). Tampoco es fácil usar la fuerza pública cuando el consiente colectivo tiene frescos esos eventos y otros como Tlatelolco y el Jueves de Corpus.
Difícil, muy difícil será armar el rompecabezas del Sur de México donde, hace mucho, la pobreza rebaso al Estado de Derecho.
columnabizhunter@yahoo.com




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