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1 de julio de 2013

El debate de la Ibero

Gerardo Hernández
González
En su columna Capitolio que se publica entre otros medios en Milenio Diario Laguna y en Zócalo de Saltillo, el periodista Gerardo Hernández González tocó el tema del encuentro entre candidatos, que no debate, a la Presidencia Municipal de Torreón. Según el autor todos los aspirantes sabían a lo que iban pero la mayoría desaprovecharon la oportunidad de una confrontación de ideas y propuestas y se dedicaron a las mutuas descalificaciones, principalmente los postulados por el PAN y el PRI, Jesús de León Tello y Miguel Ángel Riquelme Solís quienes tienen la mayor disponibilidad de recursos económicos, aunque no por ello sean los que cuenten con la preferencia del electorado en cuanto a intención del voto.

A la gran familia Zócalo,
por sus cinco años en Saltillo

Hay debates que cumplen su cometido y otros más soporíferos que un juego de la selección de fútbol. Estos son la antítesis de un ejercicio democrático capaz de conmover a grandes audiencias y modificar tendencias. Uno de los factores clave de los primeros es la sorpresa, el golpe inesperado. La ironía, el retruécano y la capacidad de asimilación y de respuesta, incluso el estado emocional, pueden determinar también el resultado de una confrontación entre personas que aspiran al mismo cargo.
No siempre el más espabilado y el mejor tribuno vence en las urnas. Así le sucedió a Diego Fernández de Cevallos después de superar a Ernesto Zedillo y a Cuauhtémoc Cárdenas el 12 de mayo de 1994, pero el debate introduce en la competencia otro elemento consustancial a la democracia: la incertidumbre, la duda de quién ganará la elección. A Fox le bastó el “hoy, hoy, hoy” para colocarse por encima de Francisco Labastida y de Cárdenas en la preferencia ciudadana. La democracia no endereza jorobados ni adecenta a los corruptos. Lo que permite es elegir, a veces incluso al más torpe.
El debate del miércoles pasado entre los candidatos a la alcaldía de Torreón, en la Universidad Iberoamericana Laguna, dejó entre la mayoría un buen sabor de boca. Jesús de León (PAN), Miguel Ángel Riquelme (PRI), Isabel Vesuña (PRD), Penélope Rivera (PT), Raúl Sifuentes (Movimiento Ciudadano-PSD) y Felipe Esquivel (Partido Progresista de Coahuila), sabían a lo que iban y qué les esperaba. En mayor o menor medida, todos cumplieron.
Sin embargo, como era previsible, De León y Riquelme polarizaron el auditorio por ser los punteros en las encuestas —cada uno de la suya—. Sifuentes entró sin mayores expectativas entre los universitarios y salió convertido en la tercera opción. Isabel Vesuña no se preparó debidamente. ¿Qué le espera sin el respaldo de López Obrador? Penélope Rivera lanzó un dardo: “miren, los políticos lo único que hacen es pelear”. Ganó puntos. Felipe Esquivel demostró que los partidos emergentes tienen propuestas.
Los nombres del alcalde Eduardo Olmos, del ex gobernador Humberto Moreira (PRI) y de Guillermo Anaya (PAN), presidente de la Comisión de Seguridad Pública de la Cámara de Diputados, se usaron para denostar al contrario. Ya por el estado de la ciudad, ya por la deuda de los treinta y seis mil millones de pesos, ya por presuntos vínculos con la delincuencia organizada.
Olmos representa para Riquelme la roca que Sísifo empujaba a la cima de una ladera empinada y que a punto de alcanzar rodaba para empezar de nuevo el castigo ingrato. El candidato y el alcalde no son la misma persona. De León y Anaya, tampoco. El problema es lo que representan. Igual que el PRI se cebó en José Ángel Pérez hace cuatro años, el PAN lo hace ahora en Olmos. ¿Cómo defenderlos?
Los universitarios dividieron sus preferencias: unos estaban con Riquelme, otros con De León; los hubo también con Sifuentes e incluso con ninguno. El ejercicio merecía mayor difusión, más allá del recinto y de las redes sociales, pero la radio y la televisión, algunas de las cuales prefieren reciclar basura, no lo transmitieron. La UIA le enseñó al Instituto Electoral y de Participación Ciudadana que es posible confrontar a los candidatos sin que el mundo colapse. Inhibir los debates cancela a la ciudadanía la posibilidad de elegir mejor. Por eso hay que exigirlos. El de la Ibero lo ganó la democracia.

@espacio4mx

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