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20 de septiembre de 2013

Caen los grandes tratantes de mujeres que se creían intocables

Rosi Orozco.
La ex senadora Rosi Orozco mantiene una lucha personal contra los tratantes de personas y es presidenta de la Comisión Unidos contra la Trata A. C., el presente texto se publicó el pasado martes 17 de septiembre en la sección Política de Milenio Diario Laguna, de donde lo tomamos para compartirlo, por considerar que el tema es de gran interés para nuestros lectores.

Silvio Berlusconi: siete años de
prisión e inhabilitación perpetua
para ejercer un cargo público.
Durante años la trata de personas fue un delito invisible para autoridades de todo el mundo, estaba ahí y nadie lo veía; de tanto en tanto aparecía en algún medio de comunicación la historia de una víctima que se atrevía a denunciar, pero no pasaba de ser una anécdota aislada a la que nadie prestaba atención. Hoy en día, organizaciones civiles, nacionales e internacionales, han logrado que la sociedad ponga sus ojos en este grave problema que afecta a millones de seres humanos, y ha empujado a los gobiernos a reconocer que existe y a tomar cartas en el asunto.
Casos como el de Silvio Berlusconi, ex primer ministro de Italia, quien recientemente fue condenado a siete años de prisión e inhabilitación perpetua para ejercer un cargo público por los delitos de abuso de poder e inducción a la prostitución de menores, hacen evidente que la sociedad ya no está dispuesta a tolerar a quienes consumen, fomentan o ejercen la trata de personas.
En México esta lucha se inició hace pocos años pero, gracias al compromiso de los diputados de todas las fracciones parlamentarias de la pasada Legislatura, en junio de 2012 se aprobó la Ley General para Prevenir, Sancionar y Erradicar los Delitos en Materia de Trata de Personas y para la Protección y Asistencia a las Víctimas de estos Delitos que, a pesar de no contar aún con el reglamento correspondiente, ha permitido comenzar la lucha contra este delito.
Gracias a la ley, a las autoridades comprometidas, a las víctimas valientes que se atreven a denunciar y a los medios de comunicación que apoyan esta lucha, como es el caso de MILENIO, en México han empezado a caer los grandes tratantes que se creían intocables.
Bares como Cadillac y Tahití, propiedad de Alejandro Iglesias Rebollo, en los que se explotaba sexual y laboralmente a muchas mujeres, hoy están clausurados, y Rodrigo Ampudia, socio del Cadillac, ya se encuentra en la cárcel. Durante años ejercieron este delito con total impunidad, pero hoy tienen que rendir cuentas. A raíz de estos hechos, muchos giros negros son investigados por la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF) y varios han sido clausurados.
También comienzan a ser detenidos padrotes que presumían de estar por encima de la ley, como Noé Quetzal Méndez Guzmán, uno de los más reconocidos en Tenancingo, Tlaxcala, quien ya está en la cárcel acusado por cuatro de sus víctimas, y Reynaldo Reyes Ezquivel, alias Bombacho, que operaba en Sullivan y torturaba a sus víctimas hasta hacerles comer heces fecales. Es cuestión de tiempo para que muchos más sean denunciados y consignados.
Estos procesos son muy importantes porque sientan precedente de que la lucha contra la trata de personas en el país va en serio, y que las autoridades federales y estatales están demostrando su compromiso con las víctimas. Un caso a destacar es el del Gobierno del Distrito Federal, que ha sido pionero en la batalla contra la trata, al ser el primero en procesar y consignar a este tipo de delincuentes.
En días pasados, la PGJDF dio un golpe frontal a este delito al realizar un operativo en el Solid Gold, gracias a la denuncia de una joven colombiana. Pamela llegó a México en agosto pasado para trabajar como bailarina en este local. Fue contactada en una discoteca en su país por un joven que le dijo que bailaba muy bien y la invitaba a México para participar en el aniversario de un prestigiado centro nocturno de la capital. Después de dos meses de insistirle, ella aceptó y recibió el dinero para tramitar su pasaporte y un boleto de avión. Le dijo cómo iba a vestirse para viajar y le aseguró que alguien la recibiría en el aeropuerto Benito Juárez.
“En migración una persona me reconoció por la ropa que traía puesta y me ayudó a pasar. Después me llevaron al lugar donde iba a vivir y ahí fue cuando vi que las cosas no estaban bien, porque me habían mostrado fotos del departamento en que viviría; no era ese ni había el permiso de trabajo prometido”, explica Pamela.
Llegó al edificio de Estocolmo 14, “donde los dueños del Solid Gold tenían albergadas a muchas jóvenes de varias partes del mundo”, comenta.
“Al llegar —continúa— me llevaron a conocer el club y constaté que no se hacía baile artístico como me habían dicho, sino que era streaptease y prostitución; los bailes los usaban para mostrar a las chicas y luego los clientes pedían shows en los privados, en los que se incluía sexo. Ese día no tenía que trabajar así que no dije nada y al día siguiente, antes de subir a la pista, metí el pie en un hueco del elevador para rompérmelo y así obligarlos a llevarme al hospital. Llegué a Urgencias y cuando entré a rayos X le conté al doctor lo que me pasaba y le pedí que llamara a la policía. Llegaron rápidamente y me trasladaron a la Procuraduría, donde declaré lo que había vivido. Me pusieron a salvo y al tipo que me estaba esperando en Urgencias se lo llevaron detenido”.
Gracias a la denuncia de Pamela, la PGJDF realizó un operativo en el edificio de Estocolmo 14, donde rescataron a varias jóvenes. Una de ellas fue la colombiana Victoria, que había llegado a México tres meses antes con las mismas promesas y que recibió instrucciones similares para pasar Migración: “Me dijeron que tenía que venir fea, desarreglada y con algo rojo. Me mandaron el boleto y me aseguraron que no tenía que pagarlo si cumplía tres meses de contrato. La chica que me contactó en mi país me informó que trabajaría por las propinas, pero realmente nunca las vi porque todos los días, antes de salir del Solid Gold, nos desnudaban para quitárnoslas; nuestra única ganancia eran los boletos que nos daban los clientes por nuestros servicios. Al llegar me di cuenta que no solo tenía que bailar, pues los clientes piden sexo y si uno no quiere, el personal te obliga o no te pagan tus boletos”.
Otra de las mujeres rescatadas, una venezolana que llegó en 2010, asegura que son las chicas de Europa Oriental las que más se drogan y se exponen para obtener mayores ganancias.
“Teníamos sexo oral y vaginal, pero las rusas y ucranianas tenían sexo sin condón por el equivalente a 100 dólares”, comenta la venezolana.
Entre las chicas que vivían en Estocolmo 14 destaca el caso de una rusa llamada Jazmina que, según comentarios de otras habitantes del inmueble, estaba tan traumatizada que se drogaba a diario y se bañaba cada cinco minutos. Desgraciadamente fue sustraída del edificio por la manager del Solid Gold, Alejandra de Pabia, poco antes de que llegaran las autoridades, cuando ella fue a instruir a las chicas que debían decir que eran turistas.
La mayoría de las acciones anteriormente descritas constituyen delitos claramente tipificados en los artículos 13 y 40 de la Ley General contra la trata de personas aprobada en 2012 —como se puede corroborar en la liga http://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/pdf/LGPSEDMTP.pdf—, por lo que todos los presuntos responsables deberán rendir cuentas de sus actos ante las autoridades competentes.
Otro punto importante que las autoridades deben esclarecer es cómo llegaron estas extranjeras sin ser detectadas por el Instituto Nacional de Migración. Es difícil entender cómo la anterior administración daba visas de bailarinas a chicas vulnerables de las regiones más pobres del mundo, sin investigar dónde y en qué iban a trabajar.
Las piezas del rompecabezas han dejado de ser trasparentes y sin duda llevará tiempo armarlo, pero es un hecho que la batalla contra este delito sigue su curso y, tarde o temprano, todos los grandes tratantes de personas irán cayendo en manos de la justicia.

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