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3 de noviembre de 2013

¡Bebé a bordo!

Enrique Martínez Morales.
El economista Enrique Martínez Morales escribe en la sección Voces de la Región del periódico Zócalo de Saltillo habla acerca de como se ha vuelto obsesiva la seguridad en los automóviles y de los medios que se utilizan para incrementarla, el artículo se publicó en el mencionado diario el 14 de octubre del 2013.

Los bebés, cuando llegan, “traen torta bajo el brazo”.
Desde los albores de la popularización del uso del automóvil como medio de transporte, la seguridad en éstos se ha vuelto obsesiva. Primero, con la incorporación del cinturón se logró reducir 80% las lesiones y decesos por accidentes automovilísticos.
Desde entonces, las compañías del ramo han seguido invirtiendo en sistemas de seguridad. De hecho, según Boston Consulting Group, 14 de estas firmas se encuentran entre las 50 Compañías Más Innovadoras del 2013, de las cuales 9 están dentro de las primeras 20 posiciones.
Las bolsas de aire y los sistemas de frenos antibloqueo, de advertencia de colisión frontal y de “punto ciego”, por mencionar algunas innovaciones en esta materia, debieran reducir el número de accidentes mortales.
Sin embargo, de seguir la tendencia actual, los accidentes fatales avanzarán en los próximos años hasta colocarse entre las primeras cinco causas de muerte de la humanidad, según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En México, de acuerdo con la Secretaría de Salud, se registran cerca de 4 millones de accidentes viales al año, generando un saldo de miles de defunciones y 40 mil personas discapacitadas.
Luego, ¿qué es lo que pasa? Muy sencillo: las personas responden a estímulos. Con tantas innovaciones de seguridad, aunado a la contratación de un seguro con cobertura amplia, los conductores se vuelven menos precavidos y más temerarios al conducir.
Manejar a altas velocidades y distraerse, como cambiar constantemente la selección musical, llamar por celular o responder mensajes de texto, vuelven la experiencia de conducir más agradable, pero también más peligrosa.
Un estudio realizado por la Universidad de Nottingham demuestra que con el advenimiento de la “píldora del día siguiente”, lejos de reducirse el número de embarazos no deseados, aumentó el índice de enfermedades venéreas entre los jóvenes debido a un mayor número de encuentros sexuales sin protección, alentados por la existencia de dicha pastilla.
De la misma forma, vehículos más seguros causan menos muertes pero disparan el número de accidentes, algunos fatales. ¿Cuál efecto es mayor? Según Sam Peltzman, profesor de Economía de la Universidad de Chicago y especialista en el tema, ambos efectos son, en promedio, iguales y se cancelan; aunque observa que en los países de ingresos altos cada vez hay menos muertes por esta causa y en los de ingresos medios y bajos, cada vez más.
¿Qué hacer, entonces, para reducir los accidentes viales? Peltzman también observa cómo el comportamiento del conductor es muy sensible a los cambios en su ambiente. La imagen de una patrulla (aunque sea de cartón) en la carretera, un señalamiento de escuela o un letrero de “Bebé a bordo” en el vehículo de enfrente, vuelven al conductor más precavido.
Los países más ricos ya hicieron conciencia. Hagámosla también nosotros.
Pero, por lo pronto, traigamos todos un bebé a bordo.

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