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25 de febrero de 2013

Los Sánchez y su herencia de pobreza

Fudencio
Treviñ
Sin ser un estudio antropológico de la pobreza Fidencio Treviño Maldonado rememora en el presente breve texto, un libro del norteamericano Óscar Lewis que en su momento causó ámpula en nuestro país y que para difundirse en México hubo que esperar a que concluyera la administración de Adolfo Ruíz Cortines. Se trata de Los Hijos de Sánchez, una década antes Los olvidados, la película de Luis Buñuel, afectó la más reprimida de todas las versiones de una sociedad que había convertido a la pobreza en un territorio imaginario de la abnegación moral y el recato civil



Óscar Lewis
El hambre y la miseria van de la mano y nunca se separan, son paralelas inacabables e infinitas. La pobreza del México nuevo, del país moderno es peor que la que estuvo presente en los tiempos del porfiriato, su antropología es complicada con una naturaleza intrínseca, es el espejo del esquilmo del hombre. En los años cincuentas del siglo pasado, un americano llamado Óscar Lewis, se lanza al país del nunca jamás. Trae consigo una vieja grabadora eléctrica, que en cada entrevista tiene que conectar, viaja a lugares inhóspitos y desde luego los cinturones de la ciudad y los peones del campo. Los hijos de Sánchez fue un libro que tuvo que esperar a salir hasta que Adolfo Ruiz Cortines termina su gestión como presidente  de México, (aproximadamente 1958) ya que mostrar la miseria del país era parar el desarrollo que este llevaba e iba contra todas las reglas que el sistema dictaba.
Posterior al libro, se
realizó una película
con grandes estrellas de
la época, entre otros
Antony Quinn, Dolores
del Río y Katy Jurado.
La pobreza no es bella en ninguna parte, es además una ignominia en la que México ha pasado por una independencia y la sangrienta revolución y la pobreza, no sólo persiste, sino va en aumento y lo peor es más notorio ahora. Se ha progresado, es verdad , sin embargo esa misma prosperidad ha dado margen a que los miserables y excluidos del sistema sean más y son esos mismos desarraigados, a los que la “Casta Divina”  los ha divorciado de su propia riqueza, de sus propios recursos y para dar constancia a esto citaré un ejemplo en la región en donde los voceros del sistema y recuas que les acompañan no se cansan de repetir que los hombres vencieron el desierto; La laguna, y son a la fecha cientos de ejidos, campesinos y sus tierras, norias y hasta sus conocimientos los que han pasado a gente que no sólo explota la tierra y el agua sino la sobreexplota y sólo produce lo que genera dinero, no lo que el pueblo necesita, lo mismo podemos decir de la tierra de Zapata, en Morelos o en Guerrero con el café, en Chihuahua con la madera y seguir este carnaval de calamidades y rosario de penas para la gente que en su pobreza y miseria ve pasar por la ventana la sarta de mentiras que cada sexenio le toca escuchar.
La pobreza y la miseria, caminan de la mano con el hambre, la desnutrición, la insatisfacción , es decir toda una telaraña económica, incluyendo en algunos casos el trauma cultural, problemas abrumadores, por la falta de servicios de toda índole, salud, educación, básicos y vías de comunicación entre otros y a falta de estos, muchas veces  lleva a cabo la desintegración familiar, todo un tejido con remiendos y sobras que los pudientes arrojan; productos en descomposición.
La estrategia de terminar con el hambre que esta vez ha emprendido el nuevo gabinete es otro más de los fracasos del sistema, programas de ante mano mal paridos. El hambre de los millones de miserables que ambulan en los oscuros callejones de nuestro país,  terminará cuando la clase divina  deje de robar el dinero del pueblo y ese dinero sea utilizado en escuelas y se imparta educación de calidad, centros de salud, estado de derecho igualitario para todos los status sociales, incluyendo duros castigos para muchos de la clase política y para los mismos cuerpos o gavillas impartidores de justicia corruptos (desde el policía de crucero o patrulla , hasta los señores jueces) y sobre todo generar empleos  así  como  lograr que el campo sea lo suficiente eficaz de producir alimentos básicos para el pueblo, igualar  sueldos y defender la democracia, esto entre otras mil  aspectos, rasgos u cosas.
Luís Buñuel
Leer a Óscar Lewis (1914 - 1970) y “Los hijos de Sánchez ” es ver un futuro pasado del México estático, congelado, diferido y  que sus  hijos siguen siendo los mismos, no importa el apellido o la región en donde vivan, lo que une a estas familias son la pobreza y el hambre ancestral que acarrean consigo y sus generaciones. O tal vez como nos retrata Rulfo en su “Pedro Paramo” estamos muertos y no nos damos cuenta y seguimos siendo hijos de Pedro Paramo, ¿o qué tal  parientes de Juan Pérez Jolote?, ser pobre, vivir en la miseria y sin embargo  sonreír, eso fue lo que el antropólogo y escritor Óscar Lewis no pudo entender del mexicano y que por largos años estudio ; al ver miles de miserables con una sonrisa en los labios y el estomago vacio.

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