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25 de febrero de 2013

Jabalíes

Fernando
Ramírez López


 Para Fernando Ramírez López no resulta extraña la renuncia de Joseph Ratzinger a una institución de poder vitalicio, no lo hizo por motivos de salud, sino por su impotencia para oponerse a quiénes han convertido la Iglesia de Cristo en la representación misma de la corrupción y de la certidumbre de que los hombres contemporáneos no hemos sabido estar a la altura “de nuestro momento histórico y de una sociedad que reclama lo mejor de sus hombres y mujeres, para los niños y niñas que son el sustento del futuro.”


PARA: LOS CATÓLICOS DE BUENA FE,
PARA QUE SE ENTEREN QUE EL CIELO
 Y EL INFIERNO ESTAN EN ESTA VIDA.
 “El cielo que nos tienen prometido el progreso,
no acaba nunca de llegar.  Una gran parte de la población
vive en el limbo o en el purgatorio o el infierno:
Al margen de una vida mejor o descontenta de sus
efectos contraproducentes”.
El progreso improductivo
Gabriel Zaid.

Las instituciones  dentro
de la Iglesia Católica se
han convertido en parte
de un cuerpo social
putrefacto del que
emanan miasmas
nauseabundas.
El catolicismo desde que el Emperador Constantino lo institucionalizó como religión hace dos mil años ha pasado por diferentes estadíos, porque al convertirse de una fe de carácter profundamente espiritual y pasar a transformarse en un órgano de poder, empezó la lucha de los intereses mundanos.
De hecho la herencia cristiana dista mucho de la forma y manera de conducta de sus actuales representantes, en manera tal que el Imperio Romano se transforma en la actual versión de la Iglesia Católica; es decir permanece vigente en el decurso de la mayor parte de la historia de la humanidad.
Desde sus lejanos orígenes se produjeron grandes cismas, muchos provocados por la familia Borgia, la que en el exceso de poder, se excedió en el mal gasto de los recursos económicos, las desviaciones sexuales y la criminalidad.
De esto se ha contado demasiado, de tal forma que cuando Lutero y Calvino rompen con el Vaticano, no era más que como lo expresara Gabriel García Márquez, crónica de una muerte anunciada.
No dejemos de lado la Divina Comedia que llevada a niveles de literatura universal, conceptualiza Dante de Alighieri, su viaje hacia los infiernos.
Sin sesgar la lucha de los cruzados contra los anatemas, creyentes de Alá y su profeta Mahoma, que diferían y disputaban la gloria terrenal; de tal forma que hoy pudiese en ese lugar del hemisferio darse previo al Armagedón, la tercera guerra mundial que no es otra cosa más que los momentos previos al final, que bíblicamente se describe por Juan en el Apocalipsis.
Este artículo indudablemente no se refiere a ningún análisis teológico, sino es sencillamente una breve reflexión sobre la historia del poder clerical en la historia del mundo.
Marcial Maciel
Así en su momento el gran poeta Zamorano León Felipe Camino, fallecido en México y ofendido en el año de 1949 en el Salón Azul del Casino de la Laguna, lastima con sus palabras y su poesía a los señores del poder en esta tierra revolucionaria cuando al referirse a Francisco Franco y sus múltiples crímenes en la lucha de la República declama “Eh ahí el sapo Iscariote y Ladrón repartiendo castigos y premios en nombre de Cristo y con efigie de Cristo”; parecía no haberle bastado el cobarde asesinato de Federico García Lorca.
Banqueros, Obispo, Agricultores, Ganaderos, Industriales y Políticos de la Laguna no pudieron soportar el peso de la palabra, del poeta de barro que era llevado por el viento hacia el norte; testigos fieles son los hombres y mujeres de aquella época, que ayer como hoy no viven en una iglesia de la esperanza y de un Dios vivo, sino aquel que coincide con sus propósitos e intereses terrenales.
Homosexuales, lesbianas y
desviados continúan
depredando en torno de
comunidades como la de
los Legionarios de Cristo.
Así la historia, de tal forma que ya no es extraño conocer desde hace muchos años la existencia de pederastas, homosexuales, lesbianas y desviados sexuales que en torno de comunidades como la de legionarios de Cristo y el Padre Maciel, educan, envilecen y construyen grandes fortunas, como si fueran necesarias para mostrarlas como pasaporte al Dios que en vida han traicionado.
Es por esto que no resulte raro o extraordinario que haya renunciado Benedicto XVI, Papa en turno a puesto vitalicio; aduciendo que lo ha hecho “Que no se va por motivos de salud, sino por cansancio e impotencia ante una institución devastada por JABALÍES, antropoides que han llevado a su molino riqueza material, dejando al margen el Cristo del madero, no al que camino sobre la Mar al decir de Joan Manuel Serrat”.  Es profunda la crisis, pero la Iglesia es una parte de ese cuerpo social nauseabundo que huele a putrefacto, debido a que el ser humano en la época actual está en las garras del consumismo, fenómeno generado por un capitalismo que no acaba de morir; pero sí de proseguir en su labor destructora de los principios y cimientos fundamentales de la sociedad.
El Cristo del madero y el
que caminó sobre la Mar, y
su doctrina de amor al
prójimo se quedó al margen
de la Iglesia Católica.
Por eso no resulta nada extraño, ver como se imponen Reyes y Presidentes bajo la custodia del poder económico, la crisis Europea, los ataques a Siria, el crecimiento del Narcotráfico, la insuficiencia Alimentaria, la Salud decadente, la ausencia de Vestido, de Trabajos dignos y bien remunerados; porque el hombre en su trafagar se ha encargado de interponer a los propósitos más sublimes como lo es el amor al prójimo, los intereses egoístas y de grupo, dejando de lado la Fe, la esperanza y la caridad.
No es extraña la renuncia del PAPA, estamos en el fin final, tal vez nuestros ojos no lo contemplen pero no hemos sabido estar a la estatura de nuestro momento histórico y de una sociedad que reclama lo mejor de sus hombres y mujeres, para los niños y niñas que son el sustento del futuro.
 (*) Analista Social.        Email: licfernandora@hotmail.com

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