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13 de marzo de 2013

El beso, representación casi universal del amor

Verónica Maza
Bustamante
Instructiva como siempre la sección El Sexódromo, a cargo de Verónica Maza Bustamante, la que a principios del presente año se refirió  a El Beso, una caricia que a pesar de su cotidiana práctica natural y social a lo largo de la historia, para algunas culturas orientales es un acto indecente.

México • El beso, esta forma de demostrar afecto, cariño, ternura y amor, es una práctica natural y social que, desde sus orígenes, ha dado lugar a múltiples representaciones en la literatura, en el teatro, en la pintura, la escultura, en la música y en el cine.
Sin embargo, no en todo el mundo se practica, ya que para algunas culturas orientales besarse en la boca resulta un acto indecente.
Esta expresión humana, que en Occidente es concebida como un icono del amor, es retomada por artistas, para quienes el beso, más que simple hecho científico —le ayuda a la pareja a reducir el estrés, aunque también contribuye a elevar los niveles de oxitocina y acelera el ritmo cardiaco—, es algo sublime que se debe eternizar.
El beso de amor (y el de pasión) es, a decir de Verónica Maza Bustamante, autora de la columna El Sexódromo, de MILENIO, un acto mágico-musical-poético. De ahí que en expresiones como el teatro se recurra al beso para hablar de un sentimiento tan sublime como el amor. La prueba más clara de ese romanticismo es el beso en el balcón de Romeo y Julieta, de William Shakespeare, eternizado en una pintura de 1884 de Frank Dicksee.
Otro claro ejemplo es La bella durmiente, donde el beso es utilizado como una fórmula mágica, como un instrumento insustituible para romper el hechizo de sueño eterno.
Una de las esculturas más bellas que han logrado plasmar esta expresión es El beso, de Auguste Rodin, quien lo representó a través de una sensual pareja abrazada. Esta obra la concibió para decorar, entre un grupo de relieves, la puerta de bronce de la mansión Cozzi, conocida como las puertas del infierno.
De igual forma, Gustav Klimt, uno de los más notables representantes del movimiento modernista, creó la pintura El beso, probablemente su obra más conocida, que ha contribuido al desarrollo de la historia del arte, donde, de acuerdo con la iconografía, retrata el momento en que Apolo besa a la ninfa Dafne, según el relato que hace Ovidio de su metamorfosis. Es tal la carga de esta pieza, que inspiró a la cantante española de música pop Virjinia Glück, a componer la canción El beso de Klimt.
Qué decir del célebre pasodoble El beso, de los Churumbeles de España, que ha enamorado a más de una pareja: “En España, bendita tierra/ donde puso su trono el amor/ solo en ella el beso encierra/ armonía, sentido y valor./ La española cuando besa (¡¡ole!!)/ es que besa de verdad/ y a ninguna le interesa (¡¡ole!!)/ besar por frivolidad./ El beso (El beso)/ El beso (El beso)/ El beso en España/ lo lleva la hembra/ muy dentro del alma (…)”.
Otra de las canciones románticas las ha aportado México al mundo, la composición de Consuelito Velázquez, traducida a todos los idiomas e interpretada a lo largo y ancho de todos los continentes: “Bésame,/ bésame, mucho,/ como si fuera esta noche la última vez,/ bésame, bésame mucho,/ que tengo miedo quererte y perderte después”.
Sin tomar en cuenta el proceso químico que se registra entre una pareja, cuando se dan un beso, Consuelito Velázquez le suplica a su enamorado que la colme de besos, convirtiendo su creación en todo un clásico entre los enamorados.
Hasta ha sido motivo de inspiración de una leyenda, la del Callejón del Beso, que narran de manera muy particular algunos niños en la ciudad de Guanajuato a cambio de algunas monedas. Cuenta la trágica historia de que, por la intransigencia de su padre, doña Carmen no pudo concretar su amor con don Luis, quien se las ingenió para poder verla. En el callejón donde vivía la dulce doncella, compró la casa de enfrente que daba justo a unos cuantos centímetros del balcón de la casa de su amada, cuando él le besaba la mano, el padre los sorprendió y clavó una daga en el pecho de su hija.
En el cine se dice que el primer beso filmado en la historia fue el protagonizado por May Irwin y John Rice, en 1896, un cortometraje apasionado de apenas 47 segundos, dirigido por el realizador estadunidense William Heise.
Aunque el beso pasional es una parte importante del cortejo, lo cierto es que las teorías van y vienen alrededor de la atracción y el enamoramiento. Lo último que se tiene en investigaciones es que, si bien la vista es fundamental para atraer a una persona, el olfato resulta esencial para producir el enamoramiento.
El doctor Alonso Fernández Guasti, adscrito al Departamento de Farmacobiología del Cinvestav, revela que, “como si se tratara de huellas digitales, cada persona posee un aroma distinto que la caracteriza, y con ese recurso es capaz de atraer, de manera natural, a otra persona”.

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