Buscar este blog

11 de junio de 2013

De caricaturas y políticos

FIDENCIO Treviño
Maldonado.
Cuando el gato se pasea los ratones tienen fiesta, señala un conocido refrán y de acuerdo con el texto de Fidencio Treviño Maldonado, mientras el gato (la Justicia) está dormido, las ratas se ceban, haciendo víctima de sus tropelías al pueblo. Fidencio colabora en varios medios regionales, entre otros Siglo Nuevo, Sincensura y desde hace algunos años publicamos sus trabajos en Hoy Acontecer de la Laguna.

El caricaturista norteamericano Walt Disney creo a un personaje que al paso de los años se hizo muy popular y al que nombró Mickey Mouse, es decir el ratón Miguelito, un ratón o rata que aunque es un roedor nadie lo nota porque nos hace reír. Cualquier parecido con la realidad de lo que pasa en México es mera coincidencia.
Para desgracia nuestra no hay en la República ningún gato de nombre Félix, o el gato Tom que en estos comics persigue a Jerry o el gato Morris que anuncia un producto para esos felinos, o el mismo gato malicioso, que según el lugar se llama Silvestre o Serapio y que tiene como víctima a Piolín, un inofensivo canario.
En nuestra vida nacional hay infinidad de ratas o ratones (pillos) que no nos hacen reír, pero si nos roban sin que haya gato que los moleste.
Empezó la fiesta, el circo de tres o más pistas, los ratoncitos que roban queso y el gato dormilón, que se pasa de zonzo tratando de obtener su almuerzo, comida o cena. Cualquier semejanza con el pueblo tratando de hacer justicia y castigar a tanta rata, es mera casualidad en este ratonero país.
MICKEY Mouse.
Manuel Seyde, un cronista de deportes de Excelsior, fue quien en la década de los sesenta motejó como “Ratones Verdes” a los integrantes de la Selección Nacional de Futbol, a quienes se les conoce en gran parte del mundo con esa denominación: siempre metidos en su uniforme verde (o negro), por su mediocridad, por su juego ratonero.
Pero divago, más allá del deporte está la realidad que vivimos en nuestro país, donde paradójicamente los que mandan son quienes debieran obedecer y que forman parte de una casta parasitaria: los políticos.
Pero retomando el tema del circo que se avecina, la mayoría de las ratoneras ya tendieron sus carpas, pues los ratones y ratas de cola larga se prestan a vestir de colores, a gambetear las trampas y a comer el queso.
Hay de ratas a ratones y aunque el gato no tenga cascabel nadie le teme, saben que este gato (la Justicia), duerme el sueño de los justos.
Son los ratones animalitos débiles o al menos así parecen, sin embargo según la historia han sobrevivido desde  antes de los dinosaurios y al igual que las moscas cucarachas y algunas otras alimañas, han perpetuado y mejorado su especie.
Al igual que los roedores, también ha sobrevivido nuestra clase política, para ellos no hay crisis ni trampas y si las hay las sortean, y sobreviven campantes y sin remordimientos.
Se parecen las ratas a los miembros de nuestra clase política parasitaria, pues al igual que las primeras cuando sienten que la embarcación se hunde, escapan por alguna escotilla para subir a otro barco.
¿Conoce usted por casualidad a algún político que cuándo advierte que su partido se hunde, brinque a otro?.
De risa son algunas campañas proselitistas que se realizan en el país, con actos de simulación donde los aspirantes a los cargos públicos firman sus compromisos ante Notario.
Se trata de promesas incumplidas ya que la firma ante el fedatario a nadie obliga y esos eventos no son más que actos de mercadotecnia electoral dirigidos a engañar e impresionar a los posibles electores.
La semejanza de las campañas con el circo de tres pistas ocurre cuando los aspirantes a los cargos de elección bailan, cantan, ríen, gritan.
LAS FIRMAS ante Notario de los supuestos compromisos
de campaña, a nadie obligan. No son otra cosa que merca-
dotecnia electoral, con lo que se pretende engañara a los-
ciudadanos para que voten por un candidato determinado
Levantan en brazos a niños, saludan y abrazan a ancianos, campesinos, obreros y viejitas chimuelas ya muy marcadas por el paso de los años.
Posan con niños de caritas sucias, mocosos, a los que acarician con tal de que se produzcan las fotos enternecedoras, actos circenses, de vodevil, que replican un circo con tantas pistas, como usted amigo lector quiera ponerles.
La situación cambia cuando el aspirante obtiene el cargo, las orejas de burro que lucía el candidato mientras se hacía el simpático, desaparecen, ocurre la transformación y aparece una trompa larga con filosos dientes, grandes garras y orejas ratoneras, desde luego, siempre ocultando la larga cola por aquello de que se la puedan pisar (en éste caso otra rata o ratón, de la madriguera contraria).
En México el gato (la justicia) está dormido, se hace tarugo y aparentemente está a gusto con la comida que se le da a sus horas por lo que permite que las ratas y alimañas hagan lo que quieran y fastidien al dueño de la casa (el pueblo).
Es así como el gato permite a las ratas y ratones llevar queso y pan a la madriguera, esto es, que se apropien del erario público, que engrosen sus cuentas bancarias, que hagan sus tranzas.
Hay jerarquías entre las ratas y ratones, hay jefes, que son los que dicen: -éste comerá la siguiente temporada, mientras que éste se queda fuera de la ratonera. A muchas ratas las mandan a enfrentarse a los otros grupos de ratas y ratones, de tal manera que llega el caso de que se unan varias camadas para enfrentar a otras.
También llega el momento de ejemplares que fueron muy depredadores, de buen diente, pero que en la actualidad dan pena, pues como en todo, llega la declinación.
Las ratas decadentes son bien acogidas por las que se encuentran en el liderazgo para aprovechar su experiencia y utilizarlas como asesores, para ellas son los cargos de consolación y se les acomoda en algún espacio de la madriguera.
Para estos aliados se destinan algunas canonjías y prebendas, disfrutan del pan lo mismo que de las migajas del pastel que las ratas más fuertes y grandes devoran. A estos ratoncitos se les utiliza como carne de cañón y en ocasiones como premio a sus servicios, se les permite que ocupen alguna posición plurinominal.
En el país de Nunca Jamás Mickey Mouse y los ratones siguen haciendo de las suyas. Nos hacen reír y llorar, aunque lo mejor es tomar con buen humor la situación, aunque veamos en ella mucho de tragedia. 
Les recomiendo que lean “La Granja de los Animales, de George Orwell.
Sugerencias y comentarios: kinotre@hotmail.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.