Buscar este blog

31 de agosto de 2013

Amores impresos

Roberto Orozco Melo

Quién lee vive mil historias, el que no lo hace vive solo una señalaba una amiga hace días, recordé esa idea al leer la columna Hora Cero que escribe el abogado y periodista Roberto Orozco Melo originario de Parras, Coahuila pero residente en Saltillo desde hace mucho tiempo. El texto apareció publicado en El Siglo de Torreón el pasado 29 de agosto, de cuyo portal electrónico lo tomé para compartirlo.

Hace un par de días hablaba de los sabios amigos que tengo en casa: mis queridos libros. Y al ser la amistad antesala ocasional del amor, les confieso que uno de mis primeros amores infantiles fue, sin duda, Rosas de la infancia, escrito por María Enriqueta Camarillo, la inseparable esposa del historiador Carlos Pereyra. Era el texto de lectura con que la maestra Elenita Cortés nos enseñaba los rudimentos del saber en el tercer año de la escuela primaria. El libro incluía un sinfín de pequeñas historias, como Mi padre, La última mentira, Dos pesadillas y Almendrita, además de poemas, versos y fábulas como El girasol y la encina, de José Rosas, y El avaro, de Esopo. Puedo asegurarles que estimular así la imaginación de un niño era mucho mejor que a través de los pizarrones 'inteligentes' que ahora están de moda en las escuelas... ¿Por qué?... Porque nada podrá igualar las imágenes proyectadas al interior de la mente a través de la luz de unos ojos infantiles, encendidos por las páginas de un buen libro... Yo tengo acopio de ellos y a mi vida han llegado por propia cuenta o por obsequios estimados de quienes bien me aprecian.
Y qué bueno es que los tengo. Ellos dotan a mi vida de una ventana -amplio y espléndido mirador- por la cual puedo asomarme a los hechos de la historia que tanto me apasionan; a los increíbles paisajes de la geografía mexicana y universal y, en éstos, a la flora y a la fauna que los habita, incluidos los animales racionales llamados "Seres humanos".
Nada hay como los libros para mantenernos vivos en el mundo actual, el de ayer y el de mañana. ¿Qué podría divertirnos más que los sublimes arrebatos de la novelística romántica, los enredos de la picaresca o los misterios de la novela policiaca? Libros hay para todos los gustos y todas las economías. Los hay impresos -baratos y onerosos-; hay libros encuadernados en rústica y los hay en keratol o en fina piel. Pero si lo que busca es economizar espacio sin dejar de expandir su propio universo cognitivo, ahí tiene usted al libro digital: un artilugio que no es más grande ni más pesado que un libro ordinario, y en el que puede 'cargar' miles de títulos
: más de los que Dorian Gray, el tristemente célebre personaje novelesco de Oscar Wilde, podría haber leído en cien generaciones, si el autor no lo hubiera orillado a poner fin a la trama, apuñalando su momificado retrato.
Mas lo importante no radica en el continente, sino en el contenido. ¡He aquí otra virtud de los libros!: Si no le gustó el tema o el estilo del autor, la tipografía, el papel, el tamaño, el peso o el volumen; que ya le aburrió..., que no le entendió..., usted puede regalarlo a alguien más. La lectura es un noble arte, accesible a todos los gustos e intereses, que siempre encontrará un lector agradecido.
¿Leer es un camino sin fin? Es verdad. ¿Leer todo lo publicado hasta hoy es imposible? Sin duda... Pero leer es vivir y revivir; ...y mientras años me dé Dios, no desaprovecharé este Don sin dejar de hallar vida en los libros.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.